revista internacional 145 web.pdf - Corriente Comunista Internacional
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R evista I nternacional N o <strong>145</strong> 21<br />
Decadencia del capitalismo<br />
La <strong>Internacional</strong> <strong>Comunista</strong> (Komintern)<br />
y el virus del “luxemburguismo” en 1924<br />
En el artículo anterior de esta serie vimos la rapidez con la que las esperanzas<br />
de una victoria revolucionaria inmediata suscitadas por los levantamientos<br />
de 1917-1919 dieron paso, en apenas dos años, a partir de 1921, entre los<br />
revolucionarios, a una reflexión más realista sobre el curso de la crisis histórica<br />
del capitalismo. Uno de los asuntos centrales que se planteó en el Tercer<br />
Congreso de la <strong>Internacional</strong> <strong>Comunista</strong>, fue el siguiente: es cierto que el<br />
sistema capitalista ha entrado en su fase de declive, pero ¿qué ocurrirá si el<br />
proletariado no responde a la nueva época echando abajo el sistema? ¿Y cuál<br />
es la tarea de las organizaciones comunistas en una fase en la que la lucha de<br />
clases y la comprensión subjetiva de la situación por el proletariado están en<br />
reflujo, aún cuando las condiciones históricas objetivas de la revolución siguen<br />
existiendo?<br />
Esta aceleración de la historia<br />
que originó respuestas diferentes,<br />
a menudo conflictivas, por<br />
parte de las organizaciones revolucionarias,<br />
prosiguió durante los años<br />
siguientes, tras la degeneración de la<br />
revolución en Rusia causada por su<br />
aislamiento creciente, que abrió las<br />
puertas al triunfo de una forma sin<br />
precedentes de contrarrevolución. El<br />
año 1921 fue un giro funesto: ante<br />
un descontento muy extendido en<br />
el proletariado de Petrogrado y de<br />
Kronstadt y una oleada de revueltas<br />
campesinas, los bolcheviques tomaron<br />
la decisión catastrófica de reprimir<br />
masivamente a la clase obrera<br />
y, simultáneamente, prohibir las<br />
fracciones en el partido. La Nueva<br />
Política Económica (NEP), implantada<br />
justo después de la revuelta de<br />
Kronstadt, hizo algunas concesiones<br />
en lo económico, pero ninguna<br />
en lo político: el aparato del partido-Estado<br />
no permitió el menor<br />
aflojamiento de su dominio sobre<br />
los soviets. Y, sin embargo, un año<br />
después, Lenin se indignaba de que<br />
el Estado se escapara del control<br />
del partido proletario, arrastrándolo<br />
hacia un camino imprevisible. Ese<br />
mismo año, en Rapallo, el Estado<br />
“soviético” concluía un acuerdo<br />
secreto con el imperialismo alemán<br />
en un momento en que la sociedad<br />
alemana seguía en efervescencia:<br />
fue un síntoma evidente de que el<br />
Estado ruso empezaba a poner sus<br />
intereses nacionales por encima de<br />
los de la lucha de clases <strong>internacional</strong>.<br />
En 1923, en Rusia, hubo nuevas<br />
huelgas obreras y se formaron<br />
ilegalmente grupos comunistas de<br />
izquierda, como el Grupo Obrero de<br />
Miasnikov, al mismo tiempo que se<br />
creaba una oposición de izquierda<br />
“legal”, agrupadora no sólo de antiguos<br />
disidentes como Osinski sino<br />
del propio Trotski.<br />
Lenin murió en enero de 1924 y,<br />
en diciembre, Stalin lanzó la consigna<br />
del “socialismo en un solo<br />
país”. En 1925-1926, acabó siendo<br />
la política oficial del partido ruso.<br />
Esa nueva orientación fue el símbolo<br />
de la ruptura decisiva con el<br />
<strong>internacional</strong>ismo.<br />
Bolchevización<br />
contra “luxemburguismo”<br />
Todos los comunistas que se<br />
habían agrupado en 1919 para formar<br />
la nueva International compartían<br />
la idea de que el capitalismo<br />
se había vuelto históricamente un<br />
sistema en declive, aunque no estuvieran<br />
de acuerdo con lo que implicaba<br />
políticamente el nuevo período<br />
ni qué medios necesitaba la lucha<br />
revolucionaria para desarrollarse –<br />
por ejemplo, sobre la posibilidad de<br />
utilizar los parlamentos como “tribuna”<br />
para la propaganda revolucionaria,<br />
o la necesidad de boicotearlos<br />
en beneficio de las acciones en la<br />
calle o en los lugares de trabajo. En<br />
cuanto a las bases teóricas para la<br />
nueva época, no habían dispuesto de<br />
mucho tiempo para discutirlas con<br />
sólida continuidad. El único análisis<br />
verdaderamente coherente sobre<br />
“la economía de la decadencia” lo<br />
hizo Rosa Luxemburg justo antes<br />
de que se iniciara la Primera Guerra<br />
mundial. Como ya vimos anteriormente<br />
(1) , la teoría de R. Luxemburg<br />
1) Revista <strong>Internacional</strong> n o 142.<br />
sobre el desmoronamiento del capitalismo<br />
provocó cantidad de críticas<br />
por parte de los reformistas así<br />
como de los revolucionarios, pero<br />
esas críticas eran en su mayoría<br />
negativas, pues casi no hubo elaboración<br />
de un marco alternativo<br />
para comprender las contradicciones<br />
fundamentales que llevaban al<br />
capitalismo a su fase de declive. Sea<br />
como fuere, los desacuerdos sobre<br />
esa cuestión no se consideraban,<br />
con toda la razón, fundamentales.<br />
Lo esencial era aceptar la idea de<br />
que el sistema había entrado en una<br />
fase en la que la revolución se había<br />
vuelto posible y necesaria a la vez.<br />
Pero volvería a reavivarse en<br />
1924, en la International comunista,<br />
la controversia en torno al análisis<br />
económico de Rosa Luxemburg. Las<br />
ideas de Rosa siempre habían tenido<br />
una gran influencia en el movimiento<br />
comunista alemán, tanto en<br />
el Partido <strong>Comunista</strong> oficial (KPD)<br />
como en el Partido <strong>Comunista</strong><br />
de izquierda (Partido <strong>Comunista</strong><br />
Obrero, KAPD). Pero ahora, debido<br />
a la presión creciente para que los<br />
partidos comunistas fuera de Rusia<br />
se unieran con mayor firmeza a<br />
las necesidades del Estado ruso, se<br />
emprendió todo un proceso de “bolchevización”<br />
en toda la IC, con el<br />
objetivo de expulsar todas las divergencias<br />
indeseables tanto en teoría<br />
como en táctica. Y durante esa<br />
campaña de “bolchevización” llegó<br />
un momento en que la persistencia<br />
del “luxemburguismo” en el partido<br />
alemán se acabó considerando como<br />
fuente de muchas “desviaciones”, en<br />
especial sus “errores” sobre la cuestión<br />
nacional y colonial y una visión<br />
espontaneísta respecto al papel del<br />
partido. En un plano más “teórico”<br />
y abstracto, esa orientación contra<br />
el “luxemburguismo” se plasmó en<br />
el libro de Bujarin El imperialismo<br />
y la acumulación del Capital, en<br />
1924 (2) .<br />
La última vez que aquí mencionamos<br />
a Bujarin, era portavoz de la<br />
2) Las citas de este libro para este artículo están<br />
sacadas de su versión inglesa Imperialism<br />
and the Accumulation of Capital, traducidas<br />
por nosotros.