revista internacional 145 web.pdf - Corriente Comunista Internacional
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¿Qu é está pasando en el M agreb y O r i e n t e M e d i o?. 5<br />
en suscitar la cuestión palestina por<br />
parte de la clase dirigente, dado que<br />
durante mucho tiempo ha usado los<br />
sufrimientos de los palestinos como<br />
un medio para desviar la atención<br />
de los sufrimientos que imponía a<br />
su propia población; también hay<br />
que decir que seguramente había un<br />
elemento de <strong>internacional</strong>ismo en<br />
la exhibición de banderas de otros<br />
países, como expresión de la solidaridad<br />
con las revueltas de dichos<br />
países. La extensión misma de las<br />
revueltas por el “mundo árabe” y<br />
más allá es una demostración de la<br />
realidad material del <strong>internacional</strong>ismo,<br />
pero la ideología patriotera<br />
es muy adaptable, y ya podemos ver<br />
en estos acontecimientos cómo se va<br />
mudando a formas más populistas y<br />
democráticas;<br />
• Las ilusiones en la religión, con<br />
la puesta en escena de plegarias<br />
públicas y el uso de las mezquitas<br />
como centros de organización de la<br />
rebelión. En Libia hay pruebas de<br />
que son grupos más específicamente<br />
islamistas (más bien locales que<br />
vinculados a Al Qaeda como lo pretende<br />
Gadafi) los que han tenido un<br />
papel importante en la revuelta desde<br />
el principio. Esto, junto al peso<br />
de las lealtades tribales, es un reflejo<br />
de la debilidad relativa de la clase<br />
obrera libia y del atraso del país y<br />
de sus estructuras estatales. Sin embargo,<br />
dada la amplitud con la que<br />
el islamismo radical del tipo Bin Laden<br />
se ha presentado como la respuesta<br />
a la miseria de las masas en<br />
“tierras musulmanas”, las revueltas<br />
en Túnez y Egipto, e incluso en Libia<br />
y en los Estados del Golfo como<br />
Yemen o Bahrein, han mostrado que<br />
los grupos yihadistas, con su práctica<br />
de pequeñas células terroristas<br />
y sus nocivas ideologías sectarias,<br />
han quedado casi completamente<br />
al margen, dado el carácter masivo<br />
de los movimientos y sus genuinos<br />
esfuerzos por superar las divisiones<br />
sectarias.<br />
7<br />
La situación actual en el Norte<br />
de África y en Oriente Medio<br />
sigue estando en ebullición. En el<br />
momento en que escribimos, hay<br />
expectativas de protestas en Riad,<br />
a pesar de que el régimen saudí ya<br />
ha decretado que todas las manifestaciones<br />
van contra la Sharia. En<br />
Egipto y Túnez, donde la revolución<br />
supuestamente ha triunfado ya,<br />
hay continuos enfrentamientos entre<br />
los manifestantes y el Estado, ahora<br />
“democrático”, que está administrado<br />
más o menos por las mismas<br />
fuerzas que actuaban antes de que<br />
los “dictadores” se fueran. La oleada<br />
de huelgas en Egipto, que obtuvo<br />
rápidamente muchas de sus reivindicaciones,<br />
parece haber ido extinguiéndose;<br />
pero ni la lucha obrera<br />
ni el amplio movimiento social han<br />
sufrido un retroceso en esos países,<br />
y hay signos de que se desarrolla<br />
una amplia discusión y reflexión,<br />
al menos, sin duda, en Egipto. Sin<br />
embargo, los hechos en Libia han<br />
tomado un giro muy diferente. Lo<br />
que parece haber empezado como<br />
una genuina revuelta de la población,<br />
con civiles desarmados asaltando<br />
con coraje cuarteles militares<br />
y quemando la sede de los llamados<br />
“Comités del Pueblo”, especialmente<br />
en el Este del país, se ha trasformado<br />
rápidamente en una “guerra<br />
civil” en toda su dimensión y muy<br />
sangrienta, entre fracciones de la<br />
burguesía, con las potencias imperialistas<br />
como buitres olfateando la<br />
carroña. En términos marxistas, de<br />
hecho es un ejemplo de la transformación<br />
de una incipiente guerra civil<br />
–en su verdadero significado de<br />
una confrontación directa y violenta<br />
entre las clases– en una guerra imperialista.<br />
El ejemplo histórico de<br />
España en 1936 –a pesar de las diferencias<br />
considerables en el balance<br />
global de las relaciones de fuerzas<br />
entre las clases y del hecho de que<br />
la revuelta inicial contra el golpe de<br />
Franco era inequívocamente de naturaleza<br />
proletaria– muestra cómo<br />
la burguesía nacional e <strong>internacional</strong><br />
puede intervenir en ese tipo de situaciones<br />
para defender sus intereses<br />
de facción, nacionales e imperialistas,<br />
y aplastar cualquier posibilidad<br />
de revuelta social.<br />
8<br />
El trasfondo de ese giro de los<br />
acontecimientos en Libia es el<br />
atraso extremo del capitalismo libio,<br />
que ha sido gobernado durante<br />
40 años por la banda de Gadafi sobre<br />
todo gracias al aparato de terror<br />
directamente bajo su mando. Esta<br />
estructura ha atenuado el desarrollo<br />
del ejército como una fuerza capaz<br />
de poner el interés nacional por encima<br />
del interés de una facción particular<br />
o un líder, como vimos en<br />
Túnez y Egipto. Al mismo tiempo,<br />
el país está desgarrado por divisiones<br />
regionales y tribales, que han<br />
desempeñado un papel clave a la<br />
hora de decidir el apoyo o la oposición<br />
a Gadafi. Una forma “nacional”<br />
de islamismo también parece haber<br />
tenido un papel en la revuelta desde<br />
el principio, aunque originalmente<br />
la revuelta fue general y social más<br />
que meramente tribal o islámica.<br />
La industria principal en Libia es<br />
el petróleo, y la agitación en el país<br />
ha tenido un severo efecto sobre<br />
los precios mundiales del petróleo.<br />
Pero una gran parte de la fuerza de<br />
trabajo empleada en la industria del<br />
petróleo son inmigrantes europeos y<br />
el resto, de Oriente Medio, Asia y<br />
África; y aunque hubo al principio<br />
informes de huelgas en este sector,<br />
el éxodo masivo de obreros “extranjeros”<br />
es un signo claro de que tenían<br />
poco con lo que identificarse en<br />
una “revolución” que izaba la bandera<br />
nacional. De hecho ha habido<br />
informes de acosos a obreros negros<br />
por las fuerzas “rebeldes”, puesto<br />
que se extendieron rumores de que<br />
algunos de los mercenarios pagados<br />
por el régimen para aplastar las protestas<br />
fueron reclutados en los Estados<br />
africanos de población negra, levantando<br />
así sospechas sobre todos<br />
los negros emigrantes. La debilidad<br />
de la clase obrera en Libia es pues<br />
un elemento crucial en el desarrollo<br />
negativo de la situación allí.<br />
9<br />
La apresurada deserción del<br />
régimen de Gadafi de numerosos<br />
altos cargos, incluyendo embajadores<br />
extranjeros, oficiales del<br />
ejército y la policía, es una clara<br />
evidencia de que la “revuelta” se<br />
ha transformado en una guerra entre<br />
burgueses. Los mandos militares<br />
en particular, han pasado a primer<br />
plano en la “regularización” de las<br />
fuerzas armadas anti-Gadafi. Pero<br />
quizás el signo más impactante de<br />
esta transformación es la decisión<br />
de una parte de la “comunidad <strong>internacional</strong>”<br />
de ponerse del lado de<br />
los “rebeldes”. El Consejo Nacional<br />
de Transición, ubicado en Benghazi,<br />
ya ha sido reconocido por Francia<br />
como la voz de la nueva Libia<br />
y ya ha habido desde muy pronto<br />
una intervención militar a pequeña<br />
escala con el envío de “asesores”<br />
para apoyar las fuerzas anti-Gadafi.<br />
Habiendo intervenido diplomáticamente<br />
ya antes, para acelerar la salida<br />
de Ben Ali y Mubarak, Estados<br />
Unidos, Gran Bretaña y otras potencias,<br />
se envalentonaron al principio<br />
al ver tambalearse al régimen de<br />
Gadafi: William Hague, por ejemplo,<br />
anunció prematuramente que<br />
Gadafi estaba camino de Venezuela.<br />
A medida que las fuerzas de Gadafi<br />
empezaron a recuperar la iniciativa,<br />
crecieron los llamamientos a imponer<br />
una zona de exclusión aérea, o<br />
a usar otras formas de intervención<br />
militar. Cuando escribimos esto, sin<br />
embargo, parece que existen profundas<br />
divisiones en el seno de la<br />
UE y la OTAN, con Francia y Gran<br />
Bretaña más fuertemente a favor de<br />
una acción militar y EEUU y Ale-