abril - LiahonaSud
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por A/uin R. Dyer<br />
Ayudante del Consejo de los Doce Apóstoles<br />
•Cuando en la Primavera de 1820, José Smith, el joven profeta bendecido con el don<br />
de la fe, fue a un bosquecillo cerca de su casa en Palmyra, Nueva York, para preguntar a<br />
Dios a cual de las iglesias Cristianas debería unirse, no imaginaba siquiera la magnitud de lo<br />
que iba a comenzar. En efecto, allí iba a ocurrir uno de los más grandes acontecimientos de<br />
la historia de la humanidad.<br />
ANTO en el hecho de haberse puesto a Adán y Eva<br />
en el Jardín de Edén, como en el llamamiento del<br />
utópico profeta Enoc, en la labor del maravilloso profeta<br />
Noé—quien presenció, sin poder hacer nada, la<br />
destrucción de la raza humana—, en la misión de Melquisedec,<br />
el Sumo Sacerdote, en los tiempos de Abrahám,<br />
Isaac, y Jacob, o de Moisés el gran líder y legislador,<br />
o de los profetas que le sucedieron, como en el<br />
prodigioso nacimiento, ministerio y expiación de nuestro<br />
Señor Jesucristo, el verdadero Hijo de Dios, también en<br />
la experiencia de José Smith encontramos la ayuda y<br />
guía divinas.<br />
Cada uno de estos eventos, llegado el momento<br />
preciso, sucedió tan simple y naturalmente como abrir<br />
y cerrar una puerta.<br />
La magnitud de cada uno de estos acontecimientos<br />
ha tenido gran repercusión en la vida de los seres<br />
humanos, especialmente en la dispensación de Adán<br />
y en la de Jesucristo. Y aún en nuestra época es de<br />
mucho valor. Cuando Dios hizo planes para Sus hijos,<br />
fue necesario que cada acontecimiento tuviera una intención<br />
y un propósito.<br />
Por eso es que la experiencia que José Smith tuvo<br />
en el bosque, en la continuación de las comunicaciones<br />
de Dios con Sus hijos, de acuerdo con el plan de vida<br />
eterna y salvación, el tiempo había llegado en que otro<br />
acontecimiento maravilloso habría de surgir. Una vez<br />
más Dios aparecía en persona, junto con Su amado<br />
Hijo Jesucristo, para que el mundo supiera a ciencia<br />
cierta acerca de Su apariencia. Podemos ver en esto,<br />
como sucedió en los tiempos antiguos, la necesidad de<br />
que Dios se apareciera al hombre en la carne, pues<br />
éste se había desviado en cuanto al concepto de Su<br />
existencia y personalidad. Ya que hay muchos hombres<br />
que a pesar de tener mucha sabiduría dudan al respecto<br />
Dios debió entonces, aparecer en persona a un profeta<br />
para que éste testificara de ello ante sus semejantes.<br />
La Ultima Dispensación.<br />
Ahora, en la última dispensación del tiempo mortal,<br />
se ha descubierto la verdad acerca de la personalidad<br />
de Dios, Su Hijo Jesucristo y Su maravilloso plan para<br />
la redención del rnundo. Como sucediera en los tiempos<br />
de los antiguos profetas, la revelación de la verdad<br />
eterna para salvación y exaltación del hombre esperó<br />
al fóven José en la Arboleda Sagrada. Este acontecimiento,<br />
sin embargo, no se originó solamente en la fe<br />
y oración de José Smith, y la respuesta no fue algo<br />
privado para él, sino que implica la preparación final<br />
del hombre en esta vida mortal.<br />
José Smith fue elegido y ordenado para ser un<br />
profeta y un instrumento en las manos de Dios, quien<br />
por medio de él establecería nuevamente Su reino sobre<br />
la tierra. Pero esta era había de caracterizarse por<br />
la verdad completa, ya que iba a ser la Dispensación<br />
del Cumplimiento de los Tiempos. Por lo tanto, éste<br />
es un período en que todas las verdades, leyes, alianzas<br />
y promesas hechas en varias oportunidades por Dios,<br />
nuestro Padre Celesetial, a Sus hijos, acerca de la redención<br />
y la gloria, serán reveladas y puestas a disposición<br />
del hombre. Y esto fue revelado a José Smith.<br />
LIAHONA