Octubre - LiahonaSud
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Amarás al Señor<br />
por Henry D. Taylor<br />
de los Ayudantes del Consejo de los Doce<br />
DESDE su principio, esta Iglesia constantemente<br />
ha recalcado la importancia del hogar. El hogar<br />
puede ser el cielo aquí en la tierra; si el amor<br />
está presente en el hogar, éste puede ser y será feliz.<br />
Cuando el Salvador vino a cumplir su misión terrenal,<br />
hizo hincapié en el principio del amor. En<br />
una ocasión un hombre instruido, un intérprete de<br />
la ley, se allegó a El y preguntó:<br />
"Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la<br />
ley?<br />
"Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con<br />
todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu<br />
mente.<br />
"Este es el primero y grande mandamiento.<br />
"Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo<br />
como a ti mismo."<br />
Entonces, para dar mayor fuerza a sus palabras,<br />
agregó: "De estos dos mandamientos depende toda<br />
la ley y los profetas." (Mateo 22:36-40)<br />
En otra ocasión el Señor enseñó que además de<br />
amar a Dios nuestro Padre Celestial y a nuestro prójimo,<br />
debemos amar aun a nuestros enemigos. Con<br />
nuestras debilidades y prejuicios humanos, éste es<br />
un verdadero desafío. He aquí el consejo del Señor:<br />
"Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os<br />
maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad<br />
por los que os ultrajan y os persiguen." (Mateo 5:44)<br />
Un estadista norteamericano dijo una vez: "Destruid<br />
a vuestros enemigos convirtiéndolos en amigos."<br />
Otra persona ha dicho: "Debes tratar con bondad<br />
a tus enemigos, porque tú eres el que los hiciste."<br />
El Señor ha dado este fuerte consejo a los esposos:<br />
"Amarás a tu esposa con todo tu corazón y te<br />
* Discurso pronunciado en la Conferencia General de<br />
abril de 1969.<br />
allegarás a ella, y a ninguna otra." (Doc. y Con.<br />
42:22)<br />
Consideremos ahora otro aspecto de esta gran<br />
virtud, el amor y su relación con la caridad.<br />
Caridad y amor parecen ser sinónimos en algúnos<br />
aspectos. Esto lo aclara el antiguo profeta Moroni<br />
al citar las palabras de su padre, Mormón: "Si no<br />
tenéis caridad, no sois nada . . . pero la caridad es<br />
el amor puro de Cristo y permanece para siempre; y<br />
a quien la posea en el postrer día le irá bien."<br />
(Moroni 7:46-47)<br />
Caridad puede y debe significar no sólo el amor<br />
puro de Cristo, sino también amor puro por El y su<br />
amor por nosotros.<br />
El Salvador ha demostrado que sus palabras concernientes<br />
al amor no son vanas, porque ha demostrado<br />
su amor por nosotros en su disposición de sacrificar<br />
su vida, a fin de que podamos recibir la salvación<br />
mediante su sacrificio expiatorio y lograr la<br />
exaltación y la vida eterna por medio de nuestra obediencia<br />
a sus mandamientos. Su expiación dio substancia<br />
a sus enseñanzas de que "nadie tiene mayor<br />
amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos."<br />
(Juan 15:13) Ningún hombre estaría dispuesto<br />
a poner su vida por un amigo si no lo amara sinceramente.<br />
Ese acto abnegado del Señor también dio significado<br />
a estas palabras: "Un mandamiento nuevo os<br />
doy: que os améis unos a otros; como yo os he amado,<br />
que os améis unos a otros." (Juan 13:14)<br />
Un joven estudiante persa se hallaba en Munich,<br />
Alemania, solo y luchando por encontrarle significado<br />
o propósito a la vida. Se encontraba muy perturbado<br />
por el materialismo y egoísmo que parecía<br />
llenar el mundo, especialmente en Europa después de<br />
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