julio - LiahonaSud
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no para que se produjera un milagro,<br />
sino para que pudiera aguantar hasta<br />
el fin. Ella podía ver desde una perspectiva<br />
eterna; no desde la perspectiva<br />
de la carga impuesta por las<br />
responsabilidades diarias.<br />
En otra parte hay una madre que<br />
cuida de su hijo lisiado de por vida. A<br />
diario ella agradece a nuestro Padre<br />
Celestial por el privilegio de ser<br />
madre de un niño para quien el valle<br />
de dolor de esta vida mortal será<br />
misericordiosamente breve. Su<br />
enfoque es de naturaleza eterna. Con<br />
este tipo de enfoque, las pruebas<br />
imposibles de alterar se hacen<br />
posibles de soportar.<br />
LA FORTALEZA Y EL VALOR<br />
. El tercer requisito al que se<br />
refieren las Escrituras es difícil de<br />
resumir en una sola palabra, así que<br />
emplearé dos para describirlo:<br />
fortaleza y valor. Repetidamente las<br />
Escrituras unen estos dos atributos de<br />
carácter, particularmente cuando se<br />
debe hacer frente a pruebas difíciles.<br />
(Véase Deuteronomio 31:6, 7, 23;<br />
Josué 1:6, 7, 9, 18; 10:25; 1 Crónicas<br />
22:13; 28:20; 2 Crónicas 32:7; Salmos<br />
27:14; 31:24; Alma 43:43; 53:20.)<br />
Tal vez sea más fácil ilustrar este<br />
requisito que definirlo. Encontramos<br />
en los pioneros un buen ejemplo.<br />
Ellos cantaban: "Ceñid los lomos con<br />
valor" ("¡Oh, Está Todo Bien!",<br />
Himnos de Sión 214). No temían<br />
morir antes de llegar. Entre ellos se<br />
encontraban Johan Andreas Jensen y<br />
su esposa, Petra, quienes habían<br />
partido de su Noruega natal en 1863.<br />
Llevaban con ellos a sus pequeñas<br />
gemelas de seis semanas de edad. En<br />
el penoso viaje, realizado tirando de<br />
carros de mano, una de las pequeñitas<br />
murió. La otra, que sobrevivió, es mi<br />
abuela Nelson.<br />
En la actualidad, en la Iglesia<br />
sabemos de pioneros tan fuertes y<br />
valientes como aquéllos.<br />
Recientemente entrevisté a un<br />
matrimonio tres días después de haber<br />
sido ellos relevados como misioneros<br />
regulares en una ciudad grande.<br />
"Somos conversos", me dijeron. "Nos<br />
unimos a la Iglesia hace diez años. A<br />
pesar de que acabamos de cumplir<br />
con una misión, queremos ir<br />
nuevamente. Pero esta vez<br />
quisiéramos ofrecernos para un<br />
trabajo más difícil. Deseamos enseñar<br />
y servir a los hijos de Dios que viven<br />
en áreas remotas del mundo."<br />
Mientras pensaba en las pocas<br />
posibilidades de que se les concediera<br />
lo que deseaban, ellos continuaron:<br />
"Nuestros tres hijos y sus respectivas<br />
familias nos ayudarán<br />
económicamente. Dos de ellos ya se<br />
han unido a la Iglesia y el tercero<br />
también nos apoya. Envíennos a<br />
trabajar con gente humilde que ame al<br />
Señor y desee saber que Su Iglesia ha<br />
sido restaurada en la tierra." Demás<br />
está decir que su pedido fue<br />
gratamente recibido y ahora están<br />
sirviendo en una segunda misión.<br />
La fortaleza y el valor<br />
caracterizan también a otra pareja que<br />
conozco. Como fieles miembros de la<br />
Iglesia siempre han cumplido con sus<br />
doctrinas, especialmente el<br />
duodécimo Artículo de Fe. Cuando su<br />
país entró en guerra, al esposo lo<br />
llamaron a integrarse a las fuerzas<br />
armadas, teniendo que alejarse así de<br />
su esposa antes, de que se enteraran de<br />
que iban a ser padres. El fue<br />
capturado por el enemigo y se le llevó<br />
a un campo de prisioneros de guerra.<br />
Pasaron meses; nació el bebé y ella ni<br />
siquiera sabía si su esposo estaba aún<br />
vivo. Un año después de su<br />
desaparición, se le permitió escribirle<br />
a su esposa.<br />
Mientras tanto, a pesar de la<br />
larga separación, ambos<br />
permanecieron fieles a los convenios<br />
hechos al bautizarse. A pesar de su<br />
condición de preso y de no poder<br />
hablar muy bien el idioma de sus<br />
captores, él llegó a ser<br />
superintendente de la Escuela<br />
Dominical de la rama local y bautizó<br />
a cuatro de sus compañeros durante su<br />
reclusión. Tres años después del fin<br />
de la guerra, él regresó al lado de su<br />
esposa y del hijo que nunca había<br />
visto. Más adelante sirvió durante<br />
diez años como el primer presidente<br />
de estaca de su país, y actualmente es<br />
miembro de la presidencia de uno de<br />
nuestros templos. Su esposa<br />
permanece fiel a su lado en esa<br />
sagrada misión.<br />
Vosotros que estéis<br />
momentáneamente descorazonados,<br />
recordad que la vida no tiene como<br />
fin ser fácil. Constantemente nos<br />
enfrentamos con duras pruebas. Al<br />
tener presente que "nada hay<br />
imposible para Dios" (Lucas 1:37),<br />
sabed también que El es nuestro<br />
Padre. Somos hijos creados a Su<br />
imagen, y si somos dignos tenemos el<br />
derecho a revelaciones que nos<br />
ayuden en nuestros justos esfuerzos.<br />
Podemos tomar sobre nosotros el<br />
nombre del Señor y podemos hablar<br />
en el nombre de Dios (véase D. y C.<br />
1:20). No importa cuan enormes sean<br />
las tribulaciones con las que nos<br />
enfrentamos. La intervención divina<br />
como respuesta a nuestras oraciones<br />
es tan real como lo fue para David al<br />
enfrentarse con Goliat (véase 1<br />
Samuel 17).<br />
Haced crecer la fe, enfocad las<br />
cosas con la única mira de glorificar a<br />
Dios. Sed fuertes y valientes (véase 2<br />
Crónicas 32:7), y recibiréis protección<br />
y poder de los cielos.<br />
"Porque iré delante de vuestra<br />
faz [declaró el Señor]. Estaré a<br />
vuestra diestra y a vuestra siniestra, y<br />
mi Espíritu estará en vuestro corazón,<br />
y mis ángeles alrededor de vosotros,<br />
para sosteneros" (D. y C. 84:88).<br />
La gran obra de los últimos días,<br />
de la que somos parte, se cumplirá.<br />
Las profecías de todas las épocas se<br />
cumplirán, "porque todas las cosas<br />
son posibles para Dios" (Marcos<br />
10:27); de ello testifico en el nombre<br />
de Jesucristo. Amén. •<br />
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