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LA TRIBUNA DE LUIS ARNÁIZUn notable resultadosin duda algunaEl Mundial femenino de Canadá 2015 acabó para Españaantes de lo que esperábamos, y de lo que merecimos,situación aprovechada, por cierto, malamente.El disgusto ha salpicado, además, al acorazado de bolsilloque es el fútbol femenino y que aún está lejos de ser el portavionesque todos desearíamos y que algunos han descubiertosorprendentemente en un “pis, pas”, y al hombre sobreel que ha girado en este país y desde hace dos décadasy media, Ignacio Quereda, co autor indiscutible junto a unGUSTE O NO, IGNACIO QUEREDASE HALLA EN EL EJE ROTOR DELCRECIMIENTO DEL FÚTBOL FEMENINOEN ESPAÑA.puñado más del crecimiento de una especialidad hasta hacenada ignorada masiva y voluntariamente en los medios queno veían rédito alguno en su difusión y que, por tanto, apenasle prestaban atención. Así durante medio siglo.El desarrollo al que ha llegado el fútbol femenino españolen los últimos diez años tiene nombres y apellidos,no demasiados, por cierto, y entre ellos se encuentra, sinduda alguna y aunque no le guste a alguna (y a alguno) elseleccionador nacional, responsable de él durante 27 años,un corto grupo de dirigentes y, claro está, las mujeres quelo han jugado y hecho crecer. Heredero directo y decididode Teodoro Nieto, Ignacio Quereda ha sido capaz de construirun equipo que pasó por la fase de clasificación comoun torbellino (nueve victorias y un empate) sin que se ganara,¡faltaría más!, un reproche a su magnífica trayectoria.Clasificada por primera vez para un Campeonato delMundo, la selección ha respondido a cuántas expectativasde fútbol habíamos depositado en ella, y aún más, aunquesus resultados finales se hayan quedado cortos. Ha estadopor encima de lo que ha dicho el marcador y, a pesar de ladecepción causada por haber cedido tan pronto, nadie negaraque pudo llegar a más si hubieran demostrado mayortino sus rematadoras, evitado algún descuido y, también,con un punto más de fortuna, que cuenta no poco. Pudoganar a Costa Rica, se las puso muy cuesta arriba a Brasily luchó con empeño, tras 30 primeros minutos magníficos,ante la República de Corea. Dirán que esto no vale paranada nada, aunque suene tan bonito, pero yo creo que estoes lo que más vale. El fútbol es lo que perdura; los resultadosson una cuestión de temporalidad y acaban llegandosiempre si hay talento.La desoladora imagen de las jugadoras vencidas por laRepública de Corea, después de estrellar en la madera su últimadesgracia en la jugada postrera del último partido antelas coreanas, es la mejor prueba de lo cerca que estuvo Españade seguir sumando en esta carrera hacia la apreciacióndefinitiva del fútbol femenino ennuestro país. A pesar de que elpartido se retransmitió por televisióna una hora algo más queincómoda (01.00) casi un millónde aficionados, entre los que mecuento, lo seguimos sin perderdetalle. Admirados con el fútbolalegre, veloz, combinado, técnico y fresco de las futbolistas;preocupados cuando se constató que el crecimientode la República de Corea era parejo al decaimiento físicode algunas de las nuestras; tristes al final, al constatar quetanto talento y esfuerzo no había servido para alcanzar elobjetivo previsto. Tristes, pero, repito, satisfechos porquede Canadá salían vencidas las chicas y sus responsables,pero todos con la cabeza alta.Frente a quienes ahora, ventajistas como siempre, echanmano tan solo de lo que dio el 1-1 ante Costa Rica, el 1-0frente a Brasil y el 2-1 ante la República de Corea, manifiestomi considerable respeto deportivo por la calidaddel grupo de 23 jugadoras que Ignacio Quereda se llevó alMundial, mi admiración hacia las que no viajaron y colaboraronen la fase de clasificación, por el fútbol femeninoespañol y por quienes desde hace tiempo creen que esNO TODO EN DEPORTE SONLOS TRIUNFOS, SIEMPREPUNTUALES. LO QUE PERDURAES LA CALIDAD, QUE ES LO DEMÁS VALOR.mucho más de lo que les parece aalgunos. Igualmente, mi despreciohacia quienes, hoy al rebufooportunista de una situación degran esperanza luego frustradahan mancillado la ardua y sacrificadalabor iniciada sin demasiadasesperanzas hace más de 50años. Decía en el pasado número de la Revista RFEF quelos resultados del Mundial no debían cambiar la percepciónque tenemos del creciente fútbol femenino español y mereafirmo en ello. De Canadá hemos vuelto antes de lo queesperábamos, con la mirada al cielo, sin embargo, y conhonor, menos satisfechos de lo que podíamos pretender atenor del juego, es cierto, y con un disgusto monumental.Son cosas que suceden y que hasta pueden provocar reaccionesextraordinariamente injustas, pero que no debenmenguar la satisfacción por la tarea bien hecha, la constataciónde lo que se ha conseguido y su comprobación: llevarante el televisor a cientos de miles de tele espectadores que,de otra manera, habrían pasado esas madrugadas pensandoen otras cosas. Es lástima, pero no siempre coincide lo quesucede en un terreno de juego y el fruto que se saca de él.Pero es que estamos hablando de fútbol.EL “boom” se inició en 1997Algo que parecía impensable hace apenas unosaños ha acabado por hacerse realidad. El fútbolfemenino español vive un “boom” difícil de explicardesde el número de sus licencias (irrelevantes si secompara con las de los países de vanguardia) y a pesar deque éstas se hayan multiplicado durante los últimos años.Su crecimiento y dimensión solo pueden entenderse desdeuna tarea extraordinariamente intensa y entregada de quieneshace tres décadas entendieron que el fútbol femeninose merecía un sitio en el español. La RFEF estaba ahí.Después de una búsqueda tan intensa como infructuosade resultados que premiaran la tarea realizada, Españalogró su primer éxito notable con el tercer puesto de laselección absoluta en el Europeo de 1997. Ignacio Queredaera el seleccionador del equipo. El éxito no provocóuna explosión de adhesiones a la causa, que mantuvieronunos pocos y que obviaron todos los medios dedifusión, muchos de los cuales seguían considerando elfútbol femenino como un apéndice sin interés digno deocupar sus páginas. Los que creían en el fútbol femeninosiguieron su travesía.El año 2004 se produjo la primera gran victoria y unaselección, la “sub 19”, alcanzó el primer título: Españaderrotó a la hasta entonces inalcanzable selección deAlemania (que nos había goleado en un partido previodel Torneo) en el Europeo. Fue un triunfo resonante yde efecto, esta vez, sí, porque hasta pudo verse por tv.El equipo español también estaba dirigido por IgnacioQuereda, máximo responsable de las selecciones nacionalesdesde 1988.Había empezado una racha que ha seguido hasta elactual Europeo “sub 17” de Islandia, que España estabadisputando brillantemente al cierre de esta Revista (yahabía derrotado a la formidable Alemania por 0-4 entreotras cosas). La misma “sub 19” campeona de Europaen 2004 , y que, por cierto, había sido subcampeona en2000, volvió a lograr el segundo puesto en 2012 y 2014.La absoluta llegó hasta cuartos de final del Europeo 2013,añadiendo en 2015 su debut en el primer Mundial, y la“sub 17” se disparó con unos registros impresionantes:medalla de plata en el Mundial 2014; medalla de bronceen el Mundial 2010; campeonas de Europa en el 2010 yen 2011, subcampeonas en 2009 y 2014, y tercer puestoen el Europeo 2013. Ya habían desembarcado como técnicosJorge Vilda y Pedro López. Al mando de todo continuabaIgnacio Quereda. López había sellado al cierre deesta Revista Fútbol el pase a semifinales del Campeonatode Europa “sub 17”. Un nuevo triunfo más.8 9

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