10.07.2015 Views

Libro El Jardin Secreto

Libro El Jardin Secreto

Libro El Jardin Secreto

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Martha rió nuevamente.–¡No, por supuesto que no! Y ahora salga a jugar con su cuerda.Mary se sintió molesta. Las personas de Yorkshire actuaban en forma extraña y ellano entendía bien a Martha, a pesar de que ahora le gustaba, lo que no sucedía cuandorecién la conoció.La cuerda de saltar era maravillosa. <strong>El</strong>la contó y saltó, saltó y contó hasta que susmejillas se colorearon. Nunca había estado tan contenta. <strong>El</strong> sol resplandecía y una levebrisa soplaba trayendo oleadas de tierra recién removida. Siguió saltando por el jardínhasta llegar a la huerta donde Ben cavaba, al mismo tiempo que hablaba al petirrojoque brincaba a su alrededor. <strong>El</strong>la continuó saltando confiada en que él la vería y, enefecto, Ben la miró con curiosidad.–¡Bueno, quién lo diría! –exclamó–. Después de todo, tiene sangre joven en las venasen vez de leche agria. <strong>El</strong> saltar con la cuerda ha coloreado sus mejillas. ¡Jamás lohubiera creído!–Nunca había saltado con una cuerda –dijo Mary–. Estoy empezando y sólo puedocontar hasta veinte.–Entonces continúe –dijo Ben–. La cuerda es estupenda para la gente joven. Mirecómo la observa el petirrojo. Ayer la acechó y hoy continúa haciéndolo. Quiere saber enqué consiste saltar la cuerda, puesto que no lo había visto antes. La curiosidad loperderá si no anda con cuidado.Mary continuó saltando alrededor del jardín. Finalmente llegó al sendero que tantola atraía y quiso probar si podía llegar al final sin parar. Pero, antes de la mitad, teníatanto calor que casi sin resuello se vio obligada a detenerse; sin embargo, habíacontado hasta treinta y esto la tenía muy contenta. <strong>El</strong> petirrojo, que la seguía, la saludócon un gorjeo. Al verlo, la niña le dijo riendo:–Ayer encontraste la llave y hoy debes mostrarme la puerta, aunque no creo quesepas dónde está.Mary Lennox había escuchado a su aya contar muchas historias sobre magia, por esopensó que lo que sucedió a continuación no tenía otra explicación.Una fuerte ráfaga de viento sopló a través del sendero, agitó las ramas de losárboles y removió las hiedras trepadoras que habían llamado la atención de la niñaporque no estaban podadas como las demás. Mary, que se había acercado al petirrojo,vio que repentinamente algunas hiedras se balanceaban hacia un lado. Con gran rapidez,ella saltó hacia adelante y cogió la rama. Bajo la hiedra vio un pomo redondo que,hasta entonces, había estado cubierto por las hojas. Era el pomo de una puerta.Mary empujó las hojas hacia un lado. La hiedra caía suelta como una cortina, aunquealgunas hojas se habían introducido entre la madera y el fierro. <strong>El</strong> corazón de Mary latíafuertemente mientras sus manos temblaban por la emoción y la alegría. Entretanto, elpetirrojo, tan entusiasmado como ella, gorjeaba y brincaba de lado a lado con sucabecita inclinada. ¿Qué era esto que tocaban sus manos?¡Era la cerradura de la puerta que había sido cerrada diez años atrás! Sacó la llavede su bolsillo y la encajó. Dio vuelta a la llave y, aun cuando tuvo que hacerlo conambas manos, la puerta se abrió. Miró hacia atrás para ver si venía alguien, peroparecía que jamás iba nadie hacia ese lado del jardín.Respiró profundamente, echó hacia atrás la cortina de hiedra, empujó la puerta, quese abrió con lentitud, y la atravesó, cerrando tras de sí. Con la espalda apoyada contra34

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!