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Plaguicidas en Bolivia - Prenatal

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Además de este vacío, el S<strong>en</strong>asag arrastra la debilidad de no evaluar integralm<strong>en</strong>te losriesgos de salud, medio ambi<strong>en</strong>te y agricultura con las instancias públicas del ramo.“Se está trabajando <strong>en</strong> varios fr<strong>en</strong>tes —reconoce Durán—, pero no es sufici<strong>en</strong>te porqu<strong>en</strong>os faltan recursos humanos y económicos”. El C<strong>en</strong>tro de Información Toxicológica delHospital Japonés de Santa Cruz es la única <strong>en</strong>tidad que ofrece información, ori<strong>en</strong>tacióny asesorami<strong>en</strong>to sobre los ag<strong>en</strong>tes tóxicos <strong>en</strong> el territorio, pero no realiza estudiossobre los residuos dañinos de agrotóxicos <strong>en</strong> los productos agrícolas.Esas investigaciones deberían llevarse a cabo <strong>en</strong> el Ministerio de Salud, pero éste nocu<strong>en</strong>ta aún con políticas y programas al respecto, tal como lo reconoce la <strong>en</strong>cargada deesta cartera, Nila Heredia. En este punto influye la falta de formación de recursoshumanos <strong>en</strong> cuanto a detección, manejo y prev<strong>en</strong>ción de daños a la salud porplaguicidas. Aunque esta autoridad confía <strong>en</strong> que Plagbol y el INSO propongan salidasal tema. Sin embargo, este último sólo se <strong>en</strong>carga del control de los v<strong>en</strong><strong>en</strong>os de usodoméstico: raticidas e insecticidas, lo que se realiza a petición del importador y sinanálisis de laboratorio de por medio —tal como dic<strong>en</strong> el director Justo Delgado y lalaboratorista Lili Sabala—.En el caso de los v<strong>en</strong><strong>en</strong>os empleados <strong>en</strong> el agro, el estudio debería ser realizado por elS<strong>en</strong>asag, pero éste tampoco cu<strong>en</strong>ta con laboratorios propios, sino que trabaja con losdel Instituto <strong>Bolivia</strong>no de Tecnología (IBTEN). El ex jefe nacional de esta institución delMinisterio de Agricultura, José López, recomi<strong>en</strong>da que la clave no está <strong>en</strong> que cadainstancia t<strong>en</strong>ga su c<strong>en</strong>tro de análisis, por el costo que implica, sino que “se deberíafortalecer la capacidad de otros laboratorios e instruir a los profesionales <strong>en</strong> elexterior”.Mi<strong>en</strong>tras tanto, la cad<strong>en</strong>a de los plaguicidas continúa su ciclo letal. Las dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>ciaspúblicas <strong>en</strong>cargadas de la lucha contra este problema nadan contracorri<strong>en</strong>te,bloqueadas por sus limitaciones. <strong>Bolivia</strong>, así vista —concluy<strong>en</strong> los especialistasconsultados—, forma parte de los países rojos donde es urg<strong>en</strong>te aplicar un plan estatalintegral para prev<strong>en</strong>ir los daños sil<strong>en</strong>ciosos que los agrotóxicos ocasionan a los que serelacionan con éstos. Por el mom<strong>en</strong>to, <strong>Bolivia</strong> todavía no ti<strong>en</strong>e un norte al respecto.¿Hasta cuándo durará esto?Un negocio que reporta millones de dólares <strong>en</strong> suelo bolivianoEl negocio de los plaguicidas <strong>en</strong> el mundo mueve miles de millones de dólares anuales.Para que este nivel de ingresos no decaiga, incluso se camufla —acusan los activistas—, la id<strong>en</strong>tidad real de los integrantes de la “doc<strong>en</strong>a sucia” <strong>en</strong> los nombres de los nuevosproductos, para que las transnacionales sigan con sus ganancias.En <strong>Bolivia</strong>, los réditos de las empresas relacionadas con los tóxicos no son nadadespreciables. Tan sólo revisando los datos del mercado legal, se puede notar laprefer<strong>en</strong>cia de los agricultores por estos productos dañinos, lo que también ti<strong>en</strong>e suexplicación, puesto que sin el empleo de agrotóxicos —según estudios realizados <strong>en</strong> lascosechas—, ellos rebajarían <strong>en</strong> 45 por ci<strong>en</strong>to su productividad.El país no fabrica estos v<strong>en</strong><strong>en</strong>os, sino que los importa a través de 129 compañíasafiliadas a la Asociación de Productores de Insumos Agropecuarios (APIA), registradas<strong>en</strong> el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alim<strong>en</strong>taria. Más de 100de éstas ti<strong>en</strong><strong>en</strong> sus oficinas c<strong>en</strong>trales <strong>en</strong> la ciudad de Santa Cruz. El coordinador dePlagbol-<strong>Bolivia</strong>, Guido Condarco, calcula que, <strong>en</strong> casi dos décadas, la importación <strong>en</strong> elrubro subió de 15 millones de dólares a 115 millones. En cambio, según estimacionesdel S<strong>en</strong>asag, las importadoras muev<strong>en</strong> cada año más de 2 millones de dólares.La Aduana también registró un increm<strong>en</strong>to <strong>en</strong> este punto: de 18,1 millones de kilos deplaguicidas (567,4 millones de bolivianos) que ingresaron a <strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> 2005, el añopasado se internaron 19,5 millones de kilos. Además, el número de consignatarios

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