La señora de los gatos. Biblioteca de Medianoche - Anaya Infantil y ...

La señora de los gatos—Como quieras. Yo sé lo que vi —dijo, y lanzó aChloe una mirada desafiante—. A ver, ¿cuándo piensashacerlo?Chloe la miró, retadora a su vez.—Mañana, después de clase.Heather sonrió con gesto de suficiencia.—Te estaremos esperando.—Allí estaré —dijo Chloe.Impulsó con fuerza el pedal y se lanzó cuesta abajocon su bici por el largo paseo que conducía a sucasa. Era consciente de que Heather seguramente estaríahablándoles a las otras mal de ella y diciéndolesque no aparecería.Bien, pues esta vez Heather se equivocaba.De todas formas, Chloe se sentía ligeramente temblorosamientras pedaleaba. Era sobre todo por la iraque le producían Heather y su puñado de majaderas,pero también porque en un rinconcito de su ánimono sentía el menor deseo de poner en práctica lo quese había comprometido a hacer al día siguiente.Era una tarde de llovizna, nubosa y gris, cuando Chloerodeó la pequeña rotonda montada en su bici y salióde la urbanización dirigiéndose al casco antiguo de la21