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Revista Este de madrid (1991-2009) - Archivo de Arganda del Rey

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46<br />

Firmas<br />

Sueño <strong>de</strong>l 8 <strong>de</strong> abril<br />

(Propiedad: Capítulo siete)<br />

“Se necesita toda una vida para estudiar la Astrología<br />

y otra vida entera para apren<strong>de</strong>r a practicarla“<br />

Antiguo proverbio hindú.<br />

Sueño mi sueño <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la piel <strong>de</strong> un hombre pero no estoy muy seguro<br />

<strong>de</strong> quién soy –ni siquiera <strong>de</strong> lo que soy–, encerrado en un ser<br />

que vive en un <strong>de</strong>rribo constante... En Hohar.... aquí al lado –mis<br />

encuentros con los seres humanos<br />

me ofrecen poca fiabilidad–<br />

Había una vez un predicador muy<br />

afanoso, que repetía constantemente<br />

eso <strong>de</strong> poner la otra mejilla<br />

pero no podía contenerse: la ira y la<br />

venganza lo dominaron siempre.<br />

Lo oí el otro día, hace escasamente<br />

un mes y pico. Y él somos<br />

todos nosotros... Tenía posesiones<br />

hasta i<strong>de</strong>ológicas... arrendaba<br />

una propiedad asquerosa...<br />

(Pierdo la conexión... en el<br />

sueño...) Ahora sueño que soy un<br />

astrólogo cal<strong>de</strong>o <strong>de</strong> Uruk, llegado<br />

hasta Babilonia en lo que vosotros<br />

ubicáis como siglo VIII antes <strong>de</strong><br />

Cristo –nos llamaban los “mensajeros”–. Adoro a Belus –el sol– y he<br />

venido hasta este mes <strong>de</strong> <strong>2009</strong> a consultar el oráculo. Parece increíble<br />

que ni siquiera se <strong>de</strong>n cuenta <strong>de</strong> que tienen los días contados: lo veo<br />

claro, está marcado en el cielo: los gran<strong>de</strong>s nombres <strong>de</strong> vuestro(mi) país:<br />

Zapatero no acabará el mandato –<strong>de</strong>bería consultar el cielo– y tampoco<br />

llegará a nada Rajoy; el rey dará paso a su hijo –muy en breve– ¿es que<br />

no consultan el camino <strong>de</strong> estrellas? ¿cómo es que no lo ven sus augures?<br />

¿qué clase <strong>de</strong> magos son? Ni siquiera –a nivel local– se ve mucho mejor:<br />

Masa está acabado, no le quedan muchos meses –y ni se entera–, como<br />

pasó a Ginés ¿no lo pue<strong>de</strong>n ver sus astrólogos? ¿y se creían propietarios<br />

<strong>de</strong> algo? No somos nada.<br />

Nosotros nos sentimos fuertes por lo que tenemos. Nada más<br />

erróneo. Somos propietarios <strong>de</strong> nada. (Sentiros fuertes por lo que<br />

no sois, pensar que si carecéis <strong>de</strong> muchas cosas, tenéis <strong>de</strong> todo.) Y<br />

es que no tenemos dignidad, seguimos la estela <strong>de</strong> una falacia gigantesca.<br />

Y es que el concepto <strong>de</strong> propiedad está muy arraigado en<br />

nuestro subconsciente: propietarios <strong>de</strong>l coche –uno se mete en<br />

“su” vehículo y se transforma–; propietarios <strong>de</strong> unos “colores” –el<br />

fútbol saca lo peor <strong>de</strong> cada cual–; propietarios <strong>de</strong> un piso –a cerrar<br />

a cal y canto, con llave–; propietario <strong>de</strong> “mi” finca –colocar vallas y<br />

perros–; propietarios <strong>de</strong> países –levantar alambradas y torres <strong>de</strong><br />

vigilancia– (recuerdo hace un tiempo, comentando mis i<strong>de</strong>as en<br />

contra <strong>de</strong> la “propiedad privada” con un conocido me dice: “sí<br />

hombre, y qué más, entonces “me” <strong>de</strong>jas a “tu” mujer”... Es triste,<br />

pero el sentimiento que nuestra<br />

sociedad transmite a los ciudadanos<br />

es exactamente ése…<br />

Mientras sigamos pensando así,<br />

habrá problemas (tantos problemas)<br />

con temas tan graves<br />

como la violencia machista (“<strong>de</strong><br />

género”, que se dice ahora), entre<br />

otros no menos serios. Entre<br />

otros muchos. Y qué <strong>de</strong>cir<br />

<strong>de</strong> los discursos <strong>de</strong> los políticos<br />

al mentar constantemente el<br />

país –“nuestro país”– (se ha llegado<br />

hace unos meses al extremo<br />

<strong>de</strong>l tablero con las <strong>de</strong>claraciones<br />

hiper-xenófobas <strong>de</strong> un<br />

ministro italiano: y sigue suelto<br />

por las calles, sin correa ni bozal) ¿Cómo se pue<strong>de</strong> insultar tanto a los<br />

<strong>de</strong>más?... Somos unos miserables, europeos patéticos (¿estoy soñando<br />

<strong>de</strong> nuevo o nunca <strong>de</strong>sperté?) .../... .../... .../... Me tiráis la casa, perros...,<br />

pero no me preocupa: para mí luce Belus: yo me levantaré... y<br />

vosotros(yo, mi otro yo, vuestro yo) no podréis escon<strong>de</strong>ros en lado alguno.<br />

¿Por qué tengo que pediros perdón?<br />

Aquel que pensé que era y que, evi<strong>de</strong>ntemente, no soy, regresó<br />

a Babilonia. Damos pena pensando cómo acumular más propieda<strong>de</strong>s.<br />

Ilusos que nos creemos algo porque tenemos propieda<strong>de</strong>s.<br />

HADES GAUDÓ

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