Edgar Alonso Vanegas CarvajalSingularPedro es hombreIncomunicableContingenteTemporalConcretoSensibleMudableMateriaPerceptibleUniversalComún a muchosNecesarioEternoAbstractoInteligibleInmutableEsenciaAbstracción conceptualPara que un concepto tenga valor objetivose requiere que el contenido <strong>de</strong>l concepto estéverificado en cada cosa como nombre singulara la que se aplica y que este contenido seapropio <strong>de</strong> cada una <strong>de</strong> estas cosas singulares,pero no exclusivas. Por ejemplo, si tenemosel concepto Hombre, este concepto tiene uncontenido animal racional. Este contenidose verifica en la realidad en todos y cada uno<strong>de</strong> los hombres. Ahora bien, este contenidoque representa el concepto <strong>de</strong> hombre espropio <strong>de</strong> todos los hombres, pero no esexclusivo <strong>de</strong> ninguno, porque se les pue<strong>de</strong>aplicar a todos.No hay, entonces, naturalezas comunes alos seres en las que se reúnan o comparten;solo existen semejanzas y así se explican losconceptos genéricos.El nominalismo como principalaporte filosófico <strong>de</strong> <strong>Ockham</strong>El pensador inglés, llamado tambiénPríncipe <strong>de</strong> los Nominalistas, dio vida a unsistema filosófico conocido en la historia <strong>de</strong>la filosofía con el nombre <strong>de</strong> nominalismo. Enefecto, es en el nominalismo don<strong>de</strong> se hacemanifiesta la ruptura <strong>de</strong> nuestro autor con elpasado, pues se abandonan las i<strong>de</strong>as fundamentalesy tradicionales y se toma un nuevocamino en las ciencias. Las principales se<strong>de</strong>s<strong>de</strong> los nominalistas fueron París, Alemania,Viena, Erfut, Praga y Her<strong>de</strong>lberg.Pues bien, se consi<strong>de</strong>ran nominalistas loscírculos que al lado <strong>de</strong> <strong>Guillermo</strong> <strong>de</strong> <strong>Ockham</strong>tenían prevalencia por el realismo y repulsapor las i<strong>de</strong>as universales. Muchos orientan a<strong>Ockham</strong> más hacia la ciencia <strong>de</strong> la naturalezaque al criticismo epistemológico; pero es <strong>de</strong>saber que fue él quien, dándoles prevalencia alos nombres, presenta una respuesta diferentey satisfactoria a los conceptos universales.Es así como el Doctor Singular establecelas bases <strong>de</strong> lo que se llamó el nominalismo ypone en cuestión las i<strong>de</strong>as generales que sonlos mismos conceptos generales. Estas sonlas principales razones por las cuales entróen disputa y contradicción con algunos <strong>de</strong>sus antecesores, sobre todo con su hermano<strong>de</strong> comunidad Juan Duns Scoto.La filosofía <strong>de</strong>l lenguaje en <strong>Ockham</strong>No po<strong>de</strong>mos terminar este aparte sin hacerreferencia –aunque sea muy rápidamente– ala revolución semántica, presente en la obra<strong>de</strong>l Venerabilis Inceptor. Para tal efecto, valela pena traer a colación el artículo <strong>de</strong> IgnasiMiralbell titulado La revolución semántica<strong>de</strong> <strong>Guillermo</strong> <strong>de</strong> <strong>Ockham</strong>, que dice:Para tener una i<strong>de</strong>a más clara <strong>de</strong> los universalescomo el género, la especie y la diferencia,es necesario retomar los conceptos <strong>de</strong> la lógica<strong>de</strong> Aristóteles, para luego mostrar el giroorientado por <strong>Ockham</strong> y así <strong>de</strong>sarrollar uno<strong>de</strong> los postulados que integran el nacimiento<strong>de</strong>l nominalismo y posteriormente el asentimiento<strong>de</strong> las bases <strong>de</strong> la corriente analítica<strong>de</strong> nuestro tiempo con el problema <strong>de</strong>l lenguajecomo elemento esencial para proponerverda<strong>de</strong>ros problemas con una resolucióncientífica (Granada, 1991, p. 83).Esto nos lleva a concluir que la únicacorriente que baña y fecunda los escritos filosófico-teológicos-políticosy que sirve comohilo conductor <strong>de</strong> toda la obra ockamniana eslo que los filósofos contemporáneos <strong>de</strong>nominanFilosofía <strong>de</strong>l Lenguaje. En consecuencia,podríamos <strong>de</strong>cir que la fuente secreta <strong>de</strong>todas las noveda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l franciscano ingléses una tesis epistemológica que condicionatodo su discurso, y tratar <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r que<strong>Ockham</strong> era plenamente consciente <strong>de</strong> quepensar es <strong>de</strong>cir. Seguramente al revés <strong>de</strong> loque pensaba Aristóteles.En el capítulo primero <strong>de</strong> la Lógica Maior,nuestro filósofo establece sus principiosepistemológicos dando fuerza al problema<strong>de</strong>l conocer frente al <strong>de</strong> ser. Afirma que el174 × <strong>Universidad</strong> <strong>de</strong> <strong>San</strong> <strong>Buenaventura</strong>, <strong>Cali</strong> - Colombia
<strong>Guillermo</strong> <strong>de</strong> <strong>Ockham</strong> (1285-1347/49)... pp. 165-179hombre tiene tres clases <strong>de</strong> lenguaje: el oral,el escrito y el mental. El primero tiene lamaterialidad <strong>de</strong> un sonido, el segundo tienela materialidad <strong>de</strong> un grafismo y el tercero lacualidad real <strong>de</strong> un acto <strong>de</strong>l espíritu. Por eso,reiteramos, que en esto consiste la genialidad<strong>de</strong> <strong>Ockham</strong>: en notar la importancia y lasimplicaciones <strong>de</strong> algo bastante común ensu siglo pero no reflexionado epistemológicamente.Pues bien, mientras el términopronunciado y escrito es resultado <strong>de</strong> unalibre convección, el terminus conceptus o signonatural –como lo llama <strong>Ockham</strong>– apuntaa significar, <strong>de</strong>notar o señalar algo. Esto losabe muy bien Humberto Eco y por eso noduda en señalar:(…) A<strong>de</strong>más, sólo en los occamistas encontramosuna teoría <strong>de</strong>sarrollada <strong>de</strong> los signos;mejor dicho, ya existía antes, pero entoncesla interpretación <strong>de</strong> los signos era <strong>de</strong> tiposimbólico o bien tendía a leer en ellos lapresencia <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as y los universales. Sóloen Bacon y en Occam los signos se usan paraabordar el conocimiento <strong>de</strong> los individuos.Por tanto, <strong>de</strong>bía situar la historia en elsiglo XIV, aunque me incordiase, porqueme costaba moverme en esa época. De allínuevas lecturas, y el <strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong> queun franciscano <strong>de</strong>l siglo XIV, aunque fuerainglés, no podía ignorar la querella sobre lapobreza, sobre todo si era amigo o seguidor oconocido <strong>de</strong> Occam (1986, p. 13).Así, vemos que la filosofía <strong>de</strong>l lenguaje esla base <strong>de</strong> la crítica al problema <strong>de</strong> los universalesy el punto germinal <strong>de</strong> su sistema nominalista,según el cual la naturalidad <strong>de</strong>l signose fundamenta en la estructura psicosomática<strong>de</strong>l hombre. <strong>Ockham</strong> no conceptualiza elsigno como Ferdinand <strong>de</strong> Saussure o Charles<strong>San</strong><strong>de</strong>rs Peirce; no obstante, Eco nos dice quela búsqueda <strong>de</strong> <strong>Ockham</strong> <strong>de</strong>l auxilio racionalpara penetrar los misterios <strong>de</strong>l Signo en aquellosaspectos don<strong>de</strong> Saussure aún es oscuro (1986,p. 9), le valió el protagonismo –<strong>Guillermo</strong><strong>de</strong> Baskerville– a lo que quería en la novelaEl nombre <strong>de</strong> la rosa.Como teólogo<strong>Ockham</strong> es un teólogo y, como tal, estápreocupado por explicar el contenido <strong>de</strong>la fe cristiana y todo aquello que un buencristiano <strong>de</strong>be creer. Esto no pue<strong>de</strong> entrar endudad en nuestro autor. Pero se plantea unproblema previo a la teología: el problema<strong>de</strong> la situación <strong>de</strong> la teología como discursocientífico, ya que una ciencia, en el sentidoriguroso <strong>de</strong> la palabra, se funda no solo en laconcatenación coherente <strong>de</strong> los términos osignos <strong>de</strong> varias proposiciones, sino tambiénen el acceso directo a sus referencias en unaexperiencia intuitiva que pue<strong>de</strong> verificartales referencias. En el caso <strong>de</strong> la teología,tal acceso a la experiencia no es posible alhomo viator. Por lo tanto, la teología no esposible como ciencia. Esto no significa quese niegue la fuerza informativa <strong>de</strong> las proposicionesteológicas y/o <strong>de</strong> los razonamientoslógicos. Ello significa que los razonamientosteológicos se conocen a través <strong>de</strong> la fe, y noson <strong>de</strong>mostraciones científicas.De aquí parte <strong>Ockham</strong> para proponerabiertamente la separación radical entre fey ciencia, pues se trata <strong>de</strong> contenidos y <strong>de</strong>exigencias epistemológicas completamentedistintos. La fe no se opone a la ciencia nise opone a las especulaciones y a los razonamientosfilosóficos, sino que no quedaatrapada en ellos y está más allá <strong>de</strong> todorazonamiento; trascien<strong>de</strong> a otros niveles <strong>de</strong>comprensión, no aprehensibles por medio <strong>de</strong>la sola razón. Siendo ciencias complementarias,requieren metodologías diferentes. 18 Deesta manera queda solucionada la antiguadiscusión <strong>de</strong> Filosofíae ancilla teologiae. Perovale la pena aclarar que <strong>Ockham</strong> proponeuna teología práctica, y <strong>de</strong>sconfía <strong>de</strong> unateología netamente especulativa.El punto <strong>de</strong> partida ockhamniano, tantopara su filosofía como para su teología, fueronlas tesis <strong>de</strong> la Escuela Franciscana sobre laprimacía <strong>de</strong> la voluntad y la incondicional libertad<strong>de</strong> la omnipotencia divina. El teólogofranciscano <strong>de</strong>scribe su principio como sigue:“Dios pue<strong>de</strong> crear todo lo que, al ser hecho, noincluye contradicción” (1985, pp. 29-30).Como buen teólogo franciscano, <strong>Ockham</strong>mantiene como punto <strong>de</strong> partida el primerartículo <strong>de</strong>l credo, o Símbolo <strong>de</strong> los apóstoles yniceno-constantinopolitano: “Credo in uumDeum Patrem omnipotente” (Creo en DiosPadre Todopo<strong>de</strong>roso). Se trata <strong>de</strong> un actoRevista Científica <strong>Guillermo</strong> <strong>de</strong> <strong>Ockham</strong>. Vol. 7, No. 1. Enero -Junio <strong>de</strong> 2009 - ISSN: 1794-192X ‣ 175