No hay palabras u oraciones que por sí mismas sean discriminatorias. Por ejemplo, negro es<strong>un</strong> adjetivo que no tiene <strong>un</strong> sentido negativo o positivo. El significado que adquiera dependerá delcontexto en el que se utilice, si se usa <strong>para</strong> decir “el automóvil negro” o “el negro vino a pedir trabajo”.Hay varios términos <strong>para</strong> referirnos aparentemente a <strong>un</strong>a misma cosa, pero con cada palabra sepone el acento en <strong>un</strong>a característica particular. Por ejemplo, en los términos homicidio y ejecución, laprimera tiene el sentido de <strong>un</strong> crimen y la seg<strong>un</strong>da de <strong>un</strong>a venganza o “ajuste de cuentas”; niño y menor,la primera se refiere a <strong>un</strong>a etapa de la vida y la seg<strong>un</strong>da a <strong>un</strong>a condición “inferior”; o qué tal trabajadoradoméstica y trabajadora del hogar, el primer término no reconoce la individualidad de las trabajadoras,según sus propias consideraciones, porque las remite a ser “domesticadas” o “electrodomésticos”.iLENGUAjEdiSCrimiNATOriOLa forma más obvia del lenguaje con que discrimina son los calificativos ofensivosempleados <strong>para</strong> descalificar, tratar como inferiores o insultar a individuos o gruposparticulares (indio, vieja, naco, gringo, puto, manco, jodidos), pero hay varias formasde discriminar con el lenguaje. islas Azaïs distingue tres:40Discriminación léxica. Se da con la elección de los términos, por ejemplo “las viejasson tan capaces como los hombres <strong>para</strong> ocupar cargos públicos importantes”.Discriminación <strong>sin</strong>táctica. Se basa en la forma en que construimos ciertas oracio -nes, como “todos los mexicanos tienen derechos, incluidos los indígenas”.Discriminación retórica. Se refiere al empleo de diversas estrategias <strong>para</strong> persuadirde manera indirecta sobre la inferioridad de ciertos grupos.la elección de términos discriminatorios subraya aspectos reprobables o vergonzosos, que justifican la marginación del individuo con esas características. Pero no se trata sólo de cómo clasificamosa las personas y las cosas, también importa cómo desean ser llamadas las personas o los grupos de personas, en particular quienes han sido blanco de alg<strong>un</strong>a forma de discriminación históricamente.Ejemplo de lo anterior es la com<strong>un</strong>idad lgbttti (lésbico, Gay, Bisexual, transgénero, travesti, transexual e Intersexual), que ha peleado la batalla política por el reconocimiento de sus derechos y se ha batido en el terreno del lenguaje en pro del uso de palabras <strong>sin</strong> prejuicios ni estigmas. Poco a poco han ido ganando terreno <strong>para</strong> que se les reconozca con el término que han elegido <strong>para</strong> identificarse.la diversidad y la contextualización no son características de los contenidos en los mediosde com<strong>un</strong>icación. Al contrario, los medios tienden a simplificar la realidad <strong>para</strong> facilitar la comprensiónde los acontecimientos y fenómenos sociales. Así, fortalecen los estereotipos, que si bien son
construcciones que sirven como guías <strong>para</strong> definir características com<strong>un</strong>es en los grupos, tambiénpueden construir suposiciones falsas y negativas. De estas generalizaciones surgen en<strong>un</strong>ciadostan cont<strong>un</strong>dentes como:los homosexuales son degenerados.los pobres son flojos.los norteños son tacaños.las actrices son estúpidas.las mujeres hablan demasiado.los musulmanes son peligrosos.Cuando en los medios de la información usamos en<strong>un</strong>ciados que parten de estos estereotiposy fortalecen prejuicios negativos, estamos entrando en <strong>un</strong> camino <strong>sin</strong> salida. Una vez transmitidosy replicados en los medios masivos de com<strong>un</strong>icación, los prejucios se aceptan como hechoreal. Sin proponérnoslo, podríamos abrir la puerta a <strong>un</strong>o de los peores rostros de la discriminación:el estigma.41