la-revolucion-de-los-cuidados
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—¿Quién va a enganchar <strong>los</strong> juguetes <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> <strong>la</strong> camacon el mango <strong>de</strong>l paraguas?—Bueno, al menos no se va a comer todas <strong>la</strong>s palomitas enel cine...—Ya, pero quién se va a pasar el domingo entero en el sofáhaciendo <strong>de</strong> cojín...Con <strong>la</strong> tostada a medio comer, y el mantel llenito <strong>de</strong> migas,Teresa miró a su padre que por fin se sentaba a <strong>de</strong>sayunar yle dijo:—¿Sabes qué, papá?, yo también estoy en huelga, en huelga<strong>de</strong> hija.—Sí, eso—agregó Samuel—. Yo también. Estamos en huelga<strong>de</strong> hija y <strong>de</strong> hijo.—¿Cómo? —preguntó su padre y se quedó con <strong>la</strong> taza <strong>de</strong> caféen el aire.—Eso significa que yo no haré cosas <strong>de</strong> hija, como por ejemplo,no haré más dibujos chu<strong>los</strong> para <strong>la</strong>s taquil<strong>la</strong>s <strong>de</strong>l trabajo.—Y yo no pienso saludar a <strong>la</strong>s vecinas, ni pedir <strong>la</strong> vez en <strong>la</strong>frutería mientras hacen <strong>la</strong> compra.21