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El abogado Manuel Cortina y su época (1802-1879)49para vindicarse; nada hubieran perdonado <strong>de</strong> lo que fuese necesario para obteneruna reparación cumplida, y la habrían obtenido; porque con mucho menosmotivo califican diariamente los tribunales <strong>de</strong> injuriosas y calumniosas algunaspublicaciones.Consignadas en una Exposición dirigida a V.M., no les queda otro arbitrioque protestar contra ellas, tan enérgica y resueltamente como lo permitan losaltos respetos <strong>de</strong>bidos a V.M. <strong>de</strong> que ni un solo instante pue<strong>de</strong>n olvidarse. Y permitaV.M. que, antes que su propia honra, <strong>de</strong>fiendan los que suscriben la <strong>de</strong> laMagistratura Española, digna por más <strong>de</strong> un título, y sobre todo por su probidad<strong>de</strong>l mayor respeto y acatamiento.Los exponentes la han visto <strong>de</strong> cerca <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus primeros años, han alcanzadoépocas en que se hallaba completamente <strong>de</strong>satendida: han conocido a muchosmiembros <strong>de</strong> ella que carecían <strong>de</strong> pan para sus hijos, y los han visto administrarsiempre rectamente la justiciando, <strong>de</strong>spreciando el oro que a manos llenas se lesofreciera, y con el cual podían no solo haber salido <strong>de</strong> la miseria, sino vivido en laopulencia: sírvales este pequeño homenaje que los Letrados, los que mejor pue<strong>de</strong>nconocer sus virtu<strong>de</strong>s o <strong>de</strong>fectos, se complacen en tributarles; <strong>de</strong> compensación porla amargura que <strong>de</strong>ben haber experimentado al leer la exposición, que ha impresosobre la frente <strong>de</strong> cuantos intervienen en la administración <strong>de</strong> justicia, acasosin proponérselo, una mancha que no pue<strong>de</strong>n consentir sin quedar humillados yenvilecidos.Y por lo que hace a los Abogados, podrá haber sucedido, Señora, que algunoolvidándose <strong>de</strong> sí mismo o <strong>de</strong>sconociendo la santidad <strong>de</strong>l ministerio que ejerce,haya empleado las malas artes a que se alu<strong>de</strong>, para hacer triunfar la injusticia opara procurarse un lucro in<strong>de</strong>bido; pero la clase entera no ha <strong>de</strong>bido ser juzgadapor lo que en un caso particular haya ocurrido; ni ha sido justo equiparar a todoslos que ejercen noblemente una profesión tan importante, a los que han encanecidotambién <strong>de</strong>fendiendo lo que han creído justo y legal y nada más en los Tribunales,a los que tantos títulos han sabido adquirir a la consi<strong>de</strong>ración publica, conalguno que pueda, por <strong>de</strong>sgracia, haberla <strong>de</strong>smerecido.Los Letrados, Señora, tienen que acomodarse a las Leyes; su misión es conducirlos negocios por la senda que han trazado: ellas son las que han establecidolos tramites que tan duramente han sido calificados: los tribunales o permitían,ni <strong>de</strong>bían permitir que siguiesen otro camino; si ha sido este errado, perjudicial ofunesto, la culpa será <strong>de</strong> los que pudiendo mejorarlo o <strong>de</strong>bían contribuir a que estemejorase, no lo han hecho; jamás <strong>de</strong> los que a su pesar muchas veces, tenían que