Título: COCOAutora Manuela BascónTenía trece años. Se fue <strong>de</strong> manera tan inesperada como llegó. Recuerdo muy bien nuestroúltimo día. Llegué a casa y encontré unas huellas <strong>de</strong> colores por el piso. La noche anteriorestuve pintando y se me olvidó recoger la paleta. Seguro que Coco plantó sus patitas encimapara curiosear. Así que <strong>de</strong>cidí darle un buen baño. Lo saqué al césped para que se sacudieraa placer y tomara el solecito. Odiaba el secador eléctrico. El agua lo enfadaba, por esosiempre buscaba la calle, para recuperar rápidamente los “perjúmenes” que el sufrido baño lehabía arrebatado. Por eso, restregaba su lomito con una expresión <strong>de</strong> álgido placer por todolo largo <strong>de</strong> los zócalos <strong>de</strong> los chalets vecinos y se marcaba -en un sospechoso rinconcitoelegido con sumo cuidado tras el husmeo- un malabarismo digno <strong>de</strong>l más aventajado bailarín<strong>de</strong> hip-hop. Para Coco, el baño era algo muy <strong>de</strong>sagradable. No había más que ver la carita <strong>de</strong>asco que se le ponía <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l jabón.No era extraño que ese día -como otras veces- <strong>de</strong>sapareciera con su enfado durante unasbuenas horas. Solía irse en busca <strong>de</strong> su novia a terminar <strong>de</strong> perfumarse. Es como si tuvieraque solventar un problema <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad haciendo todo lo que –en condiciones normaleshacíamás pausadamente. Por eso, aquel fatídico día, yo no me preocupé hasta que llegó lanoche y Coco sin volver. Qué raro. Nunca había estado fuera tanto tiempo. Debería haberechado <strong>de</strong> menos antes su presencia, pero toda la tar<strong>de</strong> me la pasé medio en trancedisfrutando <strong>de</strong>l sol y la pintura. Me sentí culpable. Tenía que ir a buscarlo inmediatamente. Asíque opté por llamar primero a casa <strong>de</strong> Carmen, la <strong>de</strong> la calle <strong>de</strong> atrás. Era la dueña <strong>de</strong> labóxer por la que ja<strong>de</strong>aba Coco y a la que solía buscar <strong>de</strong>sesperadamente para <strong>de</strong>mostrar queseguía en forma a pesar <strong>de</strong> las fragancias <strong>de</strong> champú.-Carmen, soy Sofía. Te llamo para ver si has visto a Coco, que se me escapó esta tar<strong>de</strong> ycomo sé que se va para tu casa y allí le hacéis tanta fiesta y lo recibís tan bien, pues laverdad, no me preocupé. Pero mira la hora que es y no ha vuelto…Carmen no solo recibía bien las visitas <strong>de</strong> Coco, sino que las propiciaba. Ella presumía <strong>de</strong>sacarse para unas buenas vacaciones al año gracias a su Mariana, vendiendo sus cachorrossin el más mínimo pudor. Yo nunca me metí en nada y <strong>de</strong>jé que la naturaleza siguiera sucurso, aunque me sabía “abuela” <strong>de</strong> todos y cada uno <strong>de</strong> ellos. Pero me hacía la tonta ydisimulaba por la felicidad <strong>de</strong> Coco.-Sí, tu bóxer estuvo aquí un rato jugando con Mariana –me respondió Carmen- pero se fuepor el mismo agujero por el que entró, como tú sabes que hace. Es un perro muy listo. Estarápor ahí entretenido...<strong>II</strong> <strong>Certamen</strong> <strong>de</strong> <strong>Narrativa</strong> <strong>Breve</strong> <strong>Revista</strong> <strong>Digital</strong> I.E.S. <strong>Ventura</strong> Morón 32
Salí a la puerta, lo llamé varias veces a la <strong>de</strong>recha y a la izquierda. Los <strong>de</strong>más perros <strong>de</strong> laurbanización parecían solidarizarse conmigo o tal vez querían resolverme el enigma <strong>de</strong> supara<strong>de</strong>ro en su lenguaje in<strong>de</strong>scifrable. Ciertamente, estaban alterados, más que <strong>de</strong>costumbre. Coco no aparecía y eso me preocupaba, porque era tan puntual en todos susactos que ya quisieran muchos humanos que otros se le parecieran. Durante trece años diomuestras <strong>de</strong> esa puntualidad que le hacía ser el primero en subir al coche cuando íbamos <strong>de</strong>viaje, en traerme el platito <strong>de</strong> la comida si algún día me retrasaba en ponérsela, en subirse ala cama a las ocho <strong>de</strong> la mañana para <strong>de</strong>spertarme, en correr hacia la puerta cada vez queescuchaba el coche a las dos <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>, en traerme las zapatillas cuando entraba en casa…Cuando nos separamos mi marido y yo le dimos a elegir con quien quedarse, si con él oconmigo. Eso fue cuando Coco tenía nueve años. Entonces vivíamos en el centro y nosseparaban una sentencia y cuatro calles. Coco se vino conmigo y mi última maleta. Yosiempre pensé que la razón era muy práctica, pues era yo quien le ponía <strong>de</strong> comer, quien lerascaba, lo mimaba y le permitía llevar una vida digna <strong>de</strong> perro. Pero cuando pasábamos pornuestra ex-casa, siempre se acercaba con un trotecito alegre y yo a veces llamaba a la puertay le preguntaba si quería verlo, hasta que un día Coco ya no quiso entrar más, habíaolisqueado la presencia <strong>de</strong> otro perro en la casa. Entonces yo reparaba en lo parecido queson los perros a sus verda<strong>de</strong>ros dueños.-¡Cocooo! ¡Cocooo…!En esos pensamientos iba yo entretenida por las solitarias calles <strong>de</strong> la urbanización, mientrasme asomaba con miedo a las cunetas, ya imaginando sin querer que alguna <strong>de</strong>sgracia lehubiera pasado a mi perro… y cuando aprecié a lo lejos una mancha oscura en medio <strong>de</strong>lcamino, la respiración se me cortó pensando lo peor. Pero no, no hallé nada <strong>de</strong> lo que temía.Pasé por <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> las viudas Lucrecia y Emilia y un escalofrío me recorrió laespalda. Nunca supe por qué le <strong>de</strong>cían “las viudas” siendo en realidad solteras. Por la noche,esa casa parecía encantada, porque estaba a contraluz <strong>de</strong> la luna y se veía negra, con lasventanitas tenuemente anaranjadas por la luz <strong>de</strong> las velas, para no gastar… Tuve un feopensamiento recordando que Lucrecia, la más flaca <strong>de</strong> las dos, había jurado, besándose elpulgar, que acabaría con mi perro si volvía a ladrarle a su loro.Yo estaba convencida <strong>de</strong> que los ladridos <strong>de</strong> Coco no tenían otra finalidad que la <strong>de</strong>l juego.Nunca hizo daño a aquello con lo que podría jugar, su mayor afición. Pero sí que consumíaanimalitos o trozos <strong>de</strong> animalitos ya muertos. Muchas veces se presentaba con un trofeo queEulogio el carnicero le prodigaba: una pata <strong>de</strong> pollo amarillenta que Coco enterraba en elarriate <strong>de</strong> los rosales hasta que se “maceraba” en el tiempo y entonces la disfrutaba como unmanjar especial. Lo mismo hacía con mi agujero <strong>de</strong> compost, que yo me afanaba en<strong>II</strong> <strong>Certamen</strong> <strong>de</strong> <strong>Narrativa</strong> <strong>Breve</strong> <strong>Revista</strong> <strong>Digital</strong> I.E.S. <strong>Ventura</strong> Morón 33
- Page 3: Relatos en el I.E.S. Ventura Morón
- Page 6 and 7: ÍndiceRelato ganadorUN HOMBRE DE B
- Page 8 and 9: volví a verla. Ahora vivo de una p
- Page 10 and 11: - ¿Te das cuenta de la hora que es
- Page 12 and 13: puertas verificando que se trataba
- Page 14 and 15: Tuvo que esperar mucho rato antes d
- Page 16 and 17: -Habrá que comprobarlo. Si lo es r
- Page 18 and 19: por las mejillas de la muchacha le
- Page 20 and 21: Título: UN TRÁMITE MÁSAutor: Jos
- Page 22 and 23: Intenta pensar en algo distinto. Re
- Page 24 and 25: ahora como está, descompuesto, fur
- Page 26 and 27: económico que efectuó su padre a
- Page 28 and 29: afirmar la jerarquía, destacando e
- Page 30 and 31: Esa misma noche, Laurent, aunque no
- Page 34 and 35: almacenar y cubrir todos los días
- Page 36 and 37: arbaridad. Querían alertar a todos
- Page 38 and 39: Título: ALBAÑILERÍA POÉTICAAuto
- Page 40 and 41: en la vida sin dar un palo al agua.
- Page 42 and 43: Para recuperar su autoestima acudí
- Page 44 and 45: se tornara fuego de amor eterno. Po
- Page 46 and 47: Patro desde que el mundo existía p
- Page 48 and 49: semillas. Liso, quizás de plástic
- Page 50 and 51: profunda que parece retrotraerse ha
- Page 52 and 53: que al menos ella lo creyera así y
- Page 54 and 55: tranca estaba apoyada contra la chi
- Page 56 and 57: Raquel. Y Raquel no se va con sus a
- Page 58 and 59: “Dr. Spock, mi vida ha dejado de
- Page 60 and 61: Título: LA CONVERSACIÓNAutora: Em
- Page 62 and 63: mis oídos, una se fue abriendo cam
- Page 64 and 65: sobre la mesa saca de su interior l
- Page 66 and 67: Título: ESTUDIO BREVE SOBRE LAS OL
- Page 68 and 69: Estoy culminando la primera hora…
- Page 70 and 71: suficiente. Pienso en mis padres em
- Page 72 and 73: olas, al entornar los ojos, es de u
- Page 74 and 75: Título: ESPEJOAutor: Javier Fernan
- Page 76 and 77: entiéndeme. Pero hijo, sigo creyen
- Page 78 and 79: de golpearte como en aquella noche
- Page 80 and 81: -La culpa la tiene tanta medida de
- Page 82 and 83:
-Perdone que le pidiera que se camb
- Page 84 and 85:
Nada más girarse, después de que
- Page 86 and 87:
novia? No. Bueno pues cuando la ten
- Page 88 and 89:
música. Yo me olvidé por completo
- Page 90 and 91:
Título: LLUVIA DE RANASAutor: Davi
- Page 92 and 93:
de los conductores pensaría que es
- Page 94 and 95:
II Certamen de Narrativa Breve Revi
- Page 96 and 97:
uscarnos aquí, es mas inteligente
- Page 98 and 99:
el pueblo nunca tuvo una vida place
- Page 100 and 101:
viciado aire del lugar; en cada pil
- Page 102 and 103:
El balido de la pequeña cabra de p
- Page 104 and 105:
ajustado a sus necesidades y a mi a
- Page 106 and 107:
Me fijé en la cara fruncida y agac
- Page 108 and 109:
Título: EL PREMIO DE FELISAAutora:
- Page 110 and 111:
-Mira, hijo, si no hubiera segundo,
- Page 112 and 113:
-Ahora yo, tata. ¡He aprobado el p
- Page 114 and 115:
Jamás se habló de esa discusión
- Page 116 and 117:
eclamaba las dos semanas que le deb
- Page 118 and 119:
Título: TRUE ROMANCEAutor: Víctor
- Page 120 and 121:
De pronto, sentada en el sentido co
- Page 122 and 123:
tren se paraba totalmente. La parej
- Page 124 and 125:
Título: ÉXTASISAutor: Ángel Agui
- Page 126 and 127:
Érase esta virgen la bienaventurad
- Page 128 and 129:
Título: AREQUIPAAutor: Manuel Hoya
- Page 130 and 131:
occidente. Estaba harto de tratar a
- Page 132 and 133:
Título: EL REENCUENTROAutor: Manue
- Page 134 and 135:
miradas, roces, frases intencionada
- Page 136 and 137:
tenía que decidirme por una. ¿Sab
- Page 138 and 139:
Título: RAÍCESAutora: Pilar Galin
- Page 140 and 141:
Matilde, la mujer que iba una vez e
- Page 142 and 143:
porque gastaba en mí todas sus hor