Año 2 - Edición 34 - Agosto/ 2013<strong>Revista</strong>Análisis de laRealidad Nacional441. Los orígenesEl fenómeno de las pandillas ha sidoinvestigado y puede considerarseque desde los grupos de jóvenes quese reunían en la esquina de las cuadrasy “defendían” su territorio, hasta unaorganización más sofisticada con nexos conestructuras criminales internacionales, algunosaspectos decisivos para su evolución fueronla deportación de cientos de miembros depandillas estadounidenses a sus países deorigen a principios de la década de los noventay la “carcelización” de sus miembros, lo queles reunió y les permitió organizarse de maneramás compacta.Sin embargo, este origen histórico no es respuestassuficiente a las preguntas: ¿por qué se forman laspandillas? ¿Por qué los jóvenes ingresan en ellas?Diversos estudios proponen que la formación delas pandillas y el ingreso de los jóvenes en ellas seencuentran determinados por ciertas condicionessociales generalizadas en la realidad centroamericana,especialmente en Guatemala, Honduras y El Salvador,aunque también debe señalarse que grupos de jóvenes hanexistido y existen en diversas latitudes.En este caso, puede proponerse que los pandilleros sonlos hijos descuidados y maltratados de sectores marginales,especialmente urbanos. La mayoría de pandilleros provienende familias disfuncionales y desintegradas, en contextoscaracterizados por la pobreza y la exclusión. Han crecidoen sociedades que salieron dañadas profundamentede conflictos y que vieron, escucharon o intuyeron laimpunidad reinante y el fuerte desprecio a la vida queesto conlleva. Además, y éste es un aspecto que se obviaen muchos análisis, han experimentado en carne propia ladesestructuración institucional, acelerada en los 80 por laspolíticas derivadas del llamado Consenso de Washington, esdecir, la aplicación de medidas neoliberales en sociedadesposconflicto. 11. El informe de Demoscopía señala que a nivel individual, los pandillerostienden a cumplir roles de adultos a edades más tempranas, tienen menorgrado de escolarización, provienen de familias con maltrato y otros problemasy están más expuestos a otros espacios de socialización (amigos, calle).Algunos de estos factores se acentúan en el caso de las pandilleras mujeres,especialmente el entorno familiar violento.Índice
Año 2 - Edición 34 - Agosto/ 2013<strong>Revista</strong>Análisis de laRealidad Nacional45Ahora bien, sobre esta serie de condiciones todavía hay quereflexionar mucho. En este espacio se quisiera hacer menciónespecial del tema de las relaciones entre condiciones socialesy familia, que puede ser uno de los factores de “pérdidade control social”, los cuales permiten la inserción en laspandillas.Se puede suponer que las familias han sufrido cambiossignificativos desde hace ya cierto tiempo. De la familiaextensa y la familia nuclear (el ideal imaginario de lafamilia), en el que la mujer desempeñaba el papel de sosténemocional y cuidadora de los hijos, se ha pasado a unafamilia en el que el padre se encuentra permanentementeausente (por abandono o por migración a Estados Unidos)y la madre ha tenido que salir a trabajar todo el día sinque, en muchos casos, existan las redes de protección de lafamilia extensa y una figura maternal, que cuide y vigile másestrechamente a los niños como todavía ocurre a nivel rural,y cada vez menos a nivel urbano.Reforzando esta idea, en un estudio particular,Mateu-Gelabert señala que: “La eficacia colectiva explica elcrimen juvenil como el resultado de la incapacidad colectivade los adultos de supervisar con eficacia a los grupos jóvenesdel vecindario” (2002: 2). Es evidente que en sectoresurbanos marginados, la “eficacia colectiva” es menor entanto que hay menor supervisión de los padres y menosredes de apoyo que puedan ayudar en el control de niños yjóvenes. 2 De allí que esta situación sea un factor para que losjóvenes puedan involucrarse en pandillas.En otras palabras, presiones económicas y socialeshan hecho que las familias vayan perdiendo funcionesde supervisión y vigilancia más estrecha de sus hijos,generando un fenómeno extenso en comunidades urbanasmarginadas, contrario a lo que todavía sucede en áreasrurales. Los niños tienen mayor exposición a la calle y a losmedios de comunicación, lo que significa otros modelos deidentificación, otras actividades y rutinas, mayor exposicióna diversos riesgos, incluso a la participación en actividadesdelincuenciales o grupos como las pandillas. 32. Psicológicamente esto podría significar que los niños no encuentranrelaciones satisfactorias en su entorno inmediato, debido a la ausencia o almaltrato, o a una combinación de ambos.3. El estudio de Demoscopía evidencia que hay modelos identificatoriosgenerados, en buena medida, por los medios de comunicación y quefuncionan de una forma muy generalizada para distintas poblaciones.Ellos presentan que los pandilleros responden a la pregunta respecto “enquién le gustaría convertirse” con el porcentaje más alto para “personajesimportantes” y desarrolla lo que significa esto: “se trata de personajes que noson de ruptura, contestatarios o delictivos. Su identificación es con personajescaracterizados por un alto reconocimiento social: famosos, con poder yadinerados” (2007: 99). Esto contradice cierta aseveración un tanto ligera deque las pandillas son un “mundo ajeno” respecto al resto de la sociedad (verTobar, A. 2007).Índice