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Mayores hoy: María Esther Fernández Lemos, Medalla de ... - Imserso

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054-057SESENTA 24/3/06 01:43 Página 54<strong>Mayores</strong> Hoy<strong>Medalla</strong> <strong>de</strong> Oro al Mérito en el Trabajo<strong>María</strong> <strong>Esther</strong> <strong>Fernán<strong>de</strong>z</strong> <strong>Lemos</strong><strong>María</strong> <strong>Esther</strong> obligóa todos sushijos a hacer elantiguo bachillerato.Después,la mayoría<strong>de</strong> ellos poblaronlas aulas <strong>de</strong>la Universidad Compostelana. LasFaculta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Medicina, Químicas,Económicas, Psicología, Historia,Magisterio, Hostelería… son testigos<strong>de</strong> cómo se iban licenciandocon el apoyo, la responsabilidad yel sacrificio <strong>de</strong> una madre queempezó trabajando en el campo alos 12 años y siguió trabajando enmolinos <strong>de</strong> harina a pesar <strong>de</strong> suscontinuos embarazos, puesto queprácticamente todos sus hijos sellevan 15 meses entre sí.<strong>María</strong> <strong>Esther</strong> <strong>Fernán<strong>de</strong>z</strong> <strong>Lemos</strong>tiene 79 años. Madre <strong>de</strong> dieciséishijos y abuela <strong>de</strong> veintiséis nietos,acaba <strong>de</strong> ser distinguida por elMinistro <strong>de</strong> Trabajo con la medalla<strong>de</strong> oro al Mérito en el Trabajo. Ella,aunque agra<strong>de</strong>cida, confiesa quese siente extraña cuando le hablan<strong>de</strong> ello, porque no cree ser merecedora<strong>de</strong> ese reconocimiento.“Hice lo que tenía que hacer, trabajartodo lo que podía para sacara mis hijos a<strong>de</strong>lante y que tuvierantodos las mismas oportunida<strong>de</strong>s,tanto si eran chicos como chicas”.Texto y fotos: Ana <strong>Fernán<strong>de</strong>z</strong>Es alta, afable, y <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> suhablar pausado y el Parkinson que<strong>de</strong>latan sus manos, se adivina lamujer fuerte y <strong>de</strong>cidida <strong>de</strong> otrotiempo; aunque enseguida me saca<strong>de</strong> mi error.“No creas que fui una mujer <strong>de</strong>mucha fortaleza. Siempre he tenidoasma y artrosis en la espalda y paracolmo lo pasaba muy mal en lospartos. Ahora, la pérdida <strong>de</strong> visiónpor las cataratas y el cansancio queme produce el Parkinson me acobardanmucho y me hacen estarmuy torpe”.A pesar <strong>de</strong> ello, <strong>María</strong> <strong>Esther</strong>, queenviudó hace cuatro años, vive solaen el corazón <strong>de</strong> Santiago <strong>de</strong> Compostela,en el barrio <strong>de</strong> San Lorenzo,en la misma y sencilla casa quehabitó con su numerosa familiahace ya más <strong>de</strong> cuarenta años. Esuna casa llena <strong>de</strong> recuerdos yvivencias, pero como ella mismadice, no da mucho pie a sumergirseen la nostalgia porque las entradasy salidas <strong>de</strong> hijos y nietos son constantes,las visitas se suce<strong>de</strong>n y,aunque es la casa <strong>de</strong> una mujermayor y sola, los tractores <strong>de</strong> juguetespue<strong>de</strong>n aparecer en cualquiermomento encima <strong>de</strong>l sofá o <strong>de</strong> lamesa camilla.“Es que tengo un hijo que vive justoen el piso <strong>de</strong> arriba y otras doshijas que tampoco viven lejos, asíque vienen continuamente, ellos ylos nietos. Por las mañanas escuando estoy más tiempo sola.Intento <strong>de</strong>dicar ese tiempo a limpiarun poco la casa, aunque aveces me <strong>de</strong>primo porque me doycuenta que apenas puedo hacernada por la artrosis. También mehago la comida, pero enseguida mecanso. Voy <strong>de</strong>spacio, pero lo voyhaciendo y mientras pueda, sé quesoy afortunada”.“Trabajé para que todos mis hijos tuvieran las mismasoportunida<strong>de</strong>s, tanto si eran chicos como chicas”.54 Sesenta y más


054-057SESENTA ok 27/3/06 07:24 Página 55<strong>María</strong> <strong>Esther</strong> junto a un cuadro don<strong>de</strong> aparecen las fotos <strong>de</strong> toda su numerosa família.La torpeza que <strong>Esther</strong> <strong>de</strong>nuncia leimpi<strong>de</strong> salir a la calle a menudo,pero no es obstáculo para quetodos los vecinos <strong>de</strong>l barrio veanen ella un mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> mujer trabajadoray madre ejemplar. Dehecho, el secretario <strong>de</strong> la Asociación<strong>de</strong> Vecinos “Río Sarela” <strong>de</strong>San Lorenzo, en su petición <strong>de</strong><strong>Medalla</strong> al Mérito en el Trabajopara ella, reconocía que confluíanen <strong>Esther</strong> <strong>Fernán<strong>de</strong>z</strong> “los calvariospor los que han pasado miles <strong>de</strong>mujeres… y pedía el reconocimientoa la dignificación <strong>de</strong> tareasque en otro tiempo se han minusvalorado…restándoles importanciaspor ser consi<strong>de</strong>radas inherenteso propias <strong>de</strong> la mujer con lacarga peyorativa que esto comporta”.– <strong>María</strong> <strong>Esther</strong> usted se casó muyjoven, como muchas mujeres <strong>de</strong> laépoca; a los 19 años recién cumplidosy, en los veinte años siguientestuvo a sus dieciséis hijos. Se ocupópersonalmente <strong>de</strong> todos ellos y trató<strong>de</strong> educarlos en el respeto y la responsabilidad.¿Qué apren<strong>de</strong> un niñoen la familia?– Un niño, sobre todo apren<strong>de</strong> loque ve en casa. Los niños sonpequeñitos pero cogen todo lo queven y lo que más les influye es loque ven en casa.– ¿Cómo se las arreglaba para cuidary aten<strong>de</strong>r a las distintas necesida<strong>de</strong>s<strong>de</strong> todos sus hijos?– Cuando tuve el cuarto hijo mimadre se vino a vivir con nosotros yfue una gran ayuda para mí aunquetambién estoy muy agra<strong>de</strong>cida a loshijos mayores que por las nochescuando yo estaba cansada ellos meayudaban con los hermanos pequeñosy unos bañaban a otros.– Usted se ha hecho merecedora <strong>de</strong>lreconocimiento al Mérito en el Tra-Sesenta y más 55


054-057SESENTA 24/3/06 01:56 Página 56<strong>Mayores</strong> Hoy MARÍA ESTHER FERNÁNDEZ LEMOSbajo no sólo por su maternidad responsable,sino también porque compaginósu familia con unas durísimascondiciones <strong>de</strong> trabajo en losmolinos.– Sí, teníamos que mantener a unafamilia muy numerosa y entoncesno había las comodida<strong>de</strong>s que hayahora, <strong>de</strong> modo que había quehacer lo que fuera. Alquilamos dosmolinos y trabajamos allí, mi maridoy yo. Sólo él era autónomo porqueel dinero no llegaba para otracotización, así que el trabajoempezaba a las 8 <strong>de</strong> la mañana.Por las mañanas iba mi marido y<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la comida él <strong>de</strong>scansabay trabajaba yo. Mi madre vigilabaa los niños mientras tanto. Yopesaba el grano, luego lo echabaal molino y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> molerlo lovolvía a pesar y embalaba lassacas <strong>de</strong> harina.– Pero usted pasó casi toda su vidafértil embarazada y ese parece untrabajo <strong>de</strong> cierto riesgo para una gestante.¿Todos sus embarazos salierona<strong>de</strong>lante? ¿Nunca tuvo un aborto o unacci<strong>de</strong>nte?– Nunca, y siempre trabajé así hastael último momento. El únicoacci<strong>de</strong>nte que tuve fue durante miúltimo embarazo cuando ya tenía38 años, pero no fue por el trabajoen el molino. Fue un día que selevantó una tormenta y se puso allover. Yo tenía toda la ropa a secar,era mucha ropa y sería un percanceque se mojara, <strong>de</strong> modo que eché acorrer por la escalera para recogerla ropa y tuve una caída muy mala,me machaqué tres vértebras. Despuéstuve algunas pérdidas y fui almédico. Me dijo que me enfajara yque <strong>de</strong>jara <strong>de</strong> trabajar si no queríaabortar ¡Pero cómo voy a <strong>de</strong>jar <strong>de</strong>trabajar! ¿Y quién le da <strong>de</strong> comertodas estas criaturas? –respondí–.“El ser Humano tiene mucha fuerzamás <strong>de</strong> la que creemos”Tu verás lo que haces –me dijo–. Yome enfajé y seguí en el molino y mihija nació perfectamente.– Los molinos estaban en la Rúa <strong>de</strong> SanPedro y en la Rivera <strong>de</strong> San Lorenzo,muy cerca <strong>de</strong> don<strong>de</strong> está situada lacasa, así que sus vecinos la han vistocasi toda su vida continuamente embarazada.– Ah sí, y no sólo los vecinos.Recuerdo que el Car<strong>de</strong>nal QuirogaPalacios solía hacer una visita anualal centro <strong>de</strong> mayores <strong>de</strong> Cotolengoque quedaba enfrente al molino. Casisiempre que iba me veía con la barrigay cargando sacos <strong>de</strong> harina, peroun año yo daba a luz en diciembre yél vino en noviembre y me vio echandola harina. Después le dijo a ladirectora <strong>de</strong>l hospicio “esa mujermolinera me da miedo” y yo le contestéa la directora “pues dígale queno le dé tanto miedo y que venga aecharme una mano”.– ¿Usted cree que la gente <strong>de</strong> antestenía más fortaleza que ahora?– No, la gente ahora también es fuerte.El ser humano tiene mucha fuerza,más <strong>de</strong> la que creemos y lasmujeres ahora no son más débiles, loque pasa es que ahora hay muchasventajas y comodida<strong>de</strong>s y uno seacostumbra fácilmente a una rutina,a una situación <strong>de</strong>terminada y leparece que no es capaz <strong>de</strong> hacermás, pero ¡vaya si el ser humanopue<strong>de</strong> hacer cosas!– Usted repartió su tiempo entre elduro trabajo en el molino y sus hijos.Hoy día los padres también trabajanfuera <strong>de</strong> casa y precisamente uno <strong>de</strong>los problemas que plantean los educadoreses que la relación padres-hijosestá en crisis porque no se <strong>de</strong>dica suficientetiempo a la familia. ¿Está <strong>de</strong>acuerdo?– A mí me parece que ahora somosmuy cómodos. La verdad es que educara un hijo lleva aparejado sufrimientoy sacrificio porque ellos enseguidanotan cuál es el punto débil <strong>de</strong>los padres y como te <strong>de</strong>jes “te echanun pulso” como digo yo. Yo preferíadarles un coscorrón y enseñarles yo,y no que se lo diera otro. Todavíarecuerdo las veces que tuve queregañarles o pegarles y a la vezescon<strong>de</strong>rme para que no me vieranllorar.– ¿Siente ahora recompensado todoese esfuerzo o pesa más el sufrimientoy las penurias pasadas?– ¡Claro que me siento recompensada!Todo lo que se haga por los hijoses reconfortante para uno mismo.Sólo tengo una gran pena: la pérdida<strong>de</strong> dos <strong>de</strong> mis niños. La niña murió<strong>de</strong> meningitis y el niño <strong>de</strong> un acci<strong>de</strong>nteque nunca me perdonaré. Ésees el gran dolor que tengo, porqueaunque te digan que tienes más hijospara consolarte, no hay nada en elmundo que pueda tapar el lugar <strong>de</strong>un hijo que se te va.– Ese es un recuerdo muy triste,pero dígame, por contraste ¿Recuerdaalgún momento, aparte <strong>de</strong>l naci-56 Sesenta y más


054-057SESENTA 24/3/06 01:57 Página 57miento <strong>de</strong> sus hijos, en el que sesintiera especialmente feliz?– Pues si tengo que <strong>de</strong>cir uno,quizá cuando pu<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar el trabajoen el molino. Yo lo pasabamuy mal porque el polvillo <strong>de</strong> laharina para mis bronquios eramalísimo por la alergia quetenía. Por eso cuando mi maridose presentó para administrativoen el Ayuntamiento <strong>de</strong> Santiagoy pudo trabajar allí, <strong>de</strong>jamos losmolinos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> quinceaños.– ¿Dejó <strong>de</strong> trabajar fuera <strong>de</strong> casa<strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces?– Sí. Ya me pu<strong>de</strong> <strong>de</strong>dicar todo eltiempo a los niños, algunos eranya mayorcitos y podía animarlesa estudiar.– Prácticamente todos sus hijos fuerona la universidad y <strong>hoy</strong> gozan <strong>de</strong>una situación muy diferente a la suya.¿Cómo hizo frente a tantos gastos?– Fueron unos hijos muy responsablesy algunos mientras estudiabantrabajaban un poquito en lo quepodían para ir ganando algo <strong>de</strong> dinero.A<strong>de</strong>más mi marido encontró otrotrabajo para las tar<strong>de</strong>s llevando lascuentas en un colegio y ese sueldoiba íntegramente para material escolar.A pesar <strong>de</strong> eso había que hacermuchos números y sacrificios porqueyo quería que tuvieran las mismasoportunida<strong>de</strong>s los chicos y laschicas. ¡Para esclava ya llegué yo!que como perdí a mi padre con 4años, mi madre y mi tía me pusieronenseguida a ayudar en la pequeñatienda <strong>de</strong> ultramarinos que teníanen la al<strong>de</strong>a en el Concello <strong>de</strong> O Pinoy <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que aprendí las cuatroreglas <strong>de</strong> matemáticas me metieron<strong>de</strong> lleno a trabajar.– En la salita don<strong>de</strong> nos recibe <strong>María</strong><strong>Esther</strong> hay un gran cuadro con lasfotos <strong>de</strong> toda la rama genealógicafamiliar que ella y su marido contribuyerona formar. Una gran familia.¿Cuándo fue la última vez que se reunieroncompletamente todos?– En las bodas <strong>de</strong> oro. Fue unmomento maravilloso.Sesenta y más 57

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