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El buen vivir mas allá del desarrollo - Libera

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INTERNACIONALAnte la sede de la Asamblea Constituyente de Ecuador, en la pequeña localidad de Montecristi,A. Acosta (izquierda, en ese momento presidente de la Asamblea) y E. Gudynas (derecha), 2008. (Foto:CLAES)<strong>El</strong> <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong> <strong>mas</strong> <strong>allá</strong><strong>del</strong> <strong>desarrollo</strong>Eduardo Gudynas y Alberto Acosta *70


La idea <strong>del</strong> “<strong>buen</strong> <strong>vivir</strong>” se está difundiendo en toda América Latina. Es un conceptoen construcción que aspira ir más <strong>allá</strong> <strong>del</strong> <strong>desarrollo</strong> convencional, y se basa enuna sociedad donde conviven los seres humanos entre sí y con la naturaleza. Senutre desde ámbitos muy diversos, desde la reflexión intelectual a las prácticasciudadanas, desde las tradiciones indígenas a la academia alternativa.En <strong>buen</strong>a medida, el <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong> esuna reacción y también una miradaal futuro. En el primer caso, es unarespuesta a las limitaciones y contradiccionesde las ideas y aplicaciones contemporáneas<strong>del</strong> <strong>desarrollo</strong>. En el segundo,aglutina diversas miradas que deseandejar atrás ese <strong>desarrollo</strong> convencionaly están ensayando nuevas perspectivasenmarcadas en otro tipo de valoracionesde la sociedad y el ambiente.De esta manera, el <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong> ha logradouna gran visibilidad en algunos paísesandinos, y desde estos se está difundiendoa todo el continente. En el Ecuador se leexpresa como <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong> o sumak kawsayen kichwa, mientras que en Bolivia sele invoca como <strong>vivir</strong> bien, suma qamañaen aimara, ñandareko en guaraní y sumakkawsay en quechua.La crítica al <strong>desarrollo</strong>Hace décadas se concibe al <strong>desarrollo</strong>como crecimiento económico continuado,mediado especialmente por exportacionese inversión, lo que generaría efectos quebeneficiarían al resto de la sociedad. Desde* E. Gudynas, ecólogo social uruguayo, investigadoren el Centro Latino Americano de EcologíaSocial (CLAES).A. Acosta, economista ecuatoriano, profesor einvestigador de FLACSO. Ex ministro de Energíay Minas y ex presidente de la Asamblea Constituyente<strong>del</strong> Ecuador.esta perspectiva, el bienestar humano sereduce al consumo material y la naturalezadebe ser intensamente aprovechada.Existen diversas discusiones sobrecómo llevar a<strong>del</strong>ante esa estrategia convencionalde <strong>desarrollo</strong> donde, por ejemplo,unos relevan el papel <strong>del</strong> mercado yotros apelan al Estado. Sin dejar de reconocerla importancia de esas diferencias,también es cierto que todas estas posturascomparten ese núcleo básico de ideas.Incluso bajo los gobiernos progresistas deAmérica Latina afloran esos componentes,cuyo mejor ejemplo sea seguramente supromoción de los sectores extractivistas.Por lo tanto, las ideas básicas <strong>del</strong> <strong>desarrollo</strong>convencional están profundamentearraigadas en la cultura latinoamericana,y en muchos casos los debates lidian sobrediferentes instrumentalizaciones.Estas posiciones han estado sujetas adiversas críticas desde hace décadas. Susbases conceptuales han motivado ácidoscuestionamientos, como por ejemplopor su reduccionismo económico, o porsuponer que el crecimiento puede serperpetuo. Las aplicaciones prácticasen muchos casos no mejoran el bienestarsino que desembocan en impactossociales y ambientales. Iniciativas de<strong>desarrollo</strong> muy publicitadas derivaban,por ejemplo, en desplazamientos des<strong>del</strong>as zonas rurales o pérdida de circuitoseconómicos locales.71


No pretendemos decir que fracasarontodos los emprendimientos que han invocadometas <strong>del</strong> <strong>desarrollo</strong>. Pero sí deseamosseñalar que esto sucedió en muchoscasos, y que más <strong>allá</strong> de algunos éxitospuntuales son evidentes las limitacionesen su base conceptual. Más de medio siglode planes tradicionales de <strong>desarrollo</strong> quesupuestamente resolverían los proble<strong>mas</strong><strong>del</strong> sub<strong>desarrollo</strong>, han tenido resultadospaupérrimos. En realidad, lo que se observaen el mundo es un “mal <strong>desarrollo</strong>”generalizado, con diferentes expresionesde “mal <strong>vivir</strong>”, tanto en el sur como enel norte. <strong>El</strong> sociólogo español José MaríaTortosa va más <strong>allá</strong> cuando afirma que“el funcionamiento <strong>del</strong> sistema mundialcontemporáneo es ‘maldesarrollador’en su propia lógica, ya que está basadoen una idea de ‘eficiencia’ que trata demaximizar los resultados, reducir costesy conseguir la acumulación incesante decapital”. 1 Por lo tanto, la búsqueda de una<strong>buen</strong>a vida debe basarse en un procesomuy distinto al de este <strong>desarrollo</strong> tantasveces promocionado y anhelado.Es cierto que se han realizado muchasexploraciones para corregir o transformarel <strong>desarrollo</strong> contemporáneo, como porejemplo las conocidas como <strong>desarrollo</strong>humano, <strong>desarrollo</strong> endógeno, o losdistintos tipos de sustentabilidad. 2 Susaportes refuerzan la idea de que el estilode vida de los países industrializados, conun enorme consumo, es incompatible conlas capacidades ecológicas de absorcióny resiliencia de la Tierra. La apropiaciónde los recursos naturales como una condiciónpara el crecimiento económico yano puede ser la meta última. Por lo tanto,es necesaria una discusión conceptualmucho más profunda que vaya más <strong>allá</strong>de los cambios instrumentales sobre el<strong>desarrollo</strong>. En el mismo sentido, redes ymovimientos ciudadanos no solo reaccionancontra los fracasos concretos de proyectosde <strong>desarrollo</strong>, sino que cuestionansus bases conceptuales. Allí se encuentranmuchas de las semillas <strong>del</strong> <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong>.En paralelo, en diversos países sudamericanosse han registrado procesospolíticos de reacción y rechazo al reduccionismode mercado, que en varios casosdesembocaron en gobiernos progresistaso de la nueva izquierda. En la segundamitad de la década <strong>del</strong> 2000, ocho paísesde América <strong>del</strong> Sur contaban congobiernos progresistas que, más <strong>allá</strong> desu amplia diversidad, han generado uncontexto más propicio para profundizarla crítica al <strong>desarrollo</strong> y, con ello, la idea<strong>del</strong> <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong>.Estas circunstancias también permitieronque algunos actores, especialmentepueblos indígenas, lograran visibilizarmejor su rechazo a las ideas clásicasde <strong>desarrollo</strong> y rescataran sus posturastradicionales enfocadas en el bienestar yla calidad de vida. Ese ha sido un aportefundamental para el <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong>.Estos y otros factores fueron clavespara permitir la eclosión <strong>del</strong> debate sobre1 Véase J. M. Tortosa, “Mal<strong>desarrollo</strong> inestable: undiagnóstico”, Actuel Marx / Intervenciones, 7: 121-138. Santiago de Chile: Universidad Bolivariana/ LOM Ediciones, 2008.2 Una excelente revisión de estas discusiones seencuentra en K. Unceta Satrústegui, “Desarrollo,sub<strong>desarrollo</strong>, mal<strong>desarrollo</strong> y post<strong>desarrollo</strong>.Una mirada transdisciplinar sobre el debate ysus implicaciones”, Carta Latinoamericana, 7: 1-34.CLAES (http://www.cartalatinoamericana.com), 2009.72


<strong>El</strong> <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong> exige la armonía entre sociedad y naturaleza. (Caretas)el <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong>. Bajo ese rótulo se agruparonviejos y nuevos cuestionamientos sobreel <strong>desarrollo</strong> clásico, como la creencia enun proceso lineal universal o la necesidadinevitable de destruir la naturaleza. Seincorporaron saberes tradicionales queestaban subordinados, se cuestionaronlos transplantes culturales, y se abrieronlas puertas a nuevas ideas sobre lasrelaciones entre sociedad y naturaleza,o sobre la pobreza y el bienestar. Todosestos aportes están en marcha en estosprecisos momentos; por ello, el <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong>es un campo de ideas en construcción.Seguidamente examinaremos algunas desus manifestaciones.<strong>El</strong> <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong> en las nuevasconstituciones andinasPosiblemente la mayor visibilidad <strong>del</strong><strong>buen</strong> <strong>vivir</strong> se logró con su formalizaciónen las nuevas constituciones de Boliviay el Ecuador.En el caso <strong>del</strong> Ecuador, el <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong>forma parte de una larga búsqueda de73


alternativas de vida fraguadas al calorde las luchas populares, particularmenteindígenas, desde mucho antes que RafaelCorrea accediera a la presidencia. Suscontenidos apuntan a transformacionesde fondo en la sociedad, la economía, lapolítica y la relación con la naturaleza. Searticularon con agendas de otros movimientos,en un heterogéneo conglomeradocon fuerzas sobre todo urbanas, hastacristalizarse en el proceso constituyentede 2007 y 2008.En el caso de Bolivia, el proceso dedebate es quizá más reciente y sin dudamás tensionado. En este país, la idea <strong>del</strong>a “vida <strong>buen</strong>a” o “<strong>vivir</strong> bien” es unaexpresión casi de tono reivindicatorio dealgunos líderes indígenas, militantes eintelectuales. Por esta razón, el conceptosiempre apareció asociado a los vocablosde lengua aimara suma qamaña, cuya mejortraducción posiblemente esté referida al‘<strong>buen</strong> con<strong>vivir</strong>’. Sin embargo, esta expresiónes muy reciente y para algunosfue creada por intelectuales aimaras, yaque no es parte <strong>del</strong> “lenguaje cotidianoo las representaciones locales” de esascomunidades. 3De todos modos, esto representa unode los aspectos positivos de la construcción<strong>del</strong> concepto por varias razones. Porun lado, estos ejemplos muestran que estáen marcha un diálogo con las tradicionesculturales indígenas, y que ellas puedencrear o re-crear nuevas conceptualizacionesadaptadas a las circunstancias actuales.<strong>El</strong> <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong> no es un simple regresoa las ideas de un pasado lejano, sino laconstrucción de otro futuro. Por otrolado, en ese diálogo también intervienenalgunas tradiciones occidentales que hancuestionado distintos presupuestos de lamodernidad dominante. Entre ellas se encuentranposturas éticas alternativas quereconocen los derechos de la naturaleza,los aportes <strong>del</strong> feminismo como reaccióna la dominación de base patriarcal, y lasnuevas conceptualizaciones en áreascomo la justicia y el bienestar humano.Este tipo de aportes permite ir construyendoy moldeando la idea <strong>del</strong> <strong>buen</strong><strong>vivir</strong> desde varios frentes, generando asídistintas definiciones. Un <strong>buen</strong> ejemplopara ilustrar este punto es la conceptualizaciónofrecida por René Ramírez, ministrode Planificación <strong>del</strong> Ecuador, en laque el <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong> es, entre otras cosas, “laconsecución <strong>del</strong> florecimiento de todos ytodas en paz y armonía con la naturalezay la prolongación indefinida de las culturashumanas”, incorporando aspectoscomo las libertades, las oportunidades, lascapacidades y las potencialidades realesde los individuos.En la nueva Constitución <strong>del</strong> Ecuador(2008), esta idea es presentada como los“derechos <strong>del</strong> <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong>”, dentro de loscuales se incluye una amplia variedadde derechos (como a la alimentación, aun ambiente sano, al agua, a la comunicación,a la educación, a la vivienda, ala salud, a la energía, etc.). Por ejemplo,el artículo 14 “reconoce el derecho de lapoblación a <strong>vivir</strong> en un ambiente sanoy ecológicamente equilibrado, que garanticela sostenibilidad y el <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong>,sumak kawsay”.3 Como se alerta en A. Uzeda V., “Suma qamaña.Visiones indígenas y <strong>desarrollo</strong>”, Traspatios, 1:33-51. Cochabamba: CISO, UMSS, 2009.74


La erradicación de la pobreza es una de las metas centrales <strong>del</strong> <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong>. Sin embargo, la pobreza noes concebida únicamente en una dimensión monetaria y material, y por lo tanto requiere ser atendidaen todas sus dimensiones. La Paz, Bolivia, 2010 (Foto: CLAES)(vida <strong>buen</strong>a), ivi maraei (tierra sin mal) yqhapaj ñan (camino o vida noble)”. Aquíse observa una mayor amplitud cultural,en la medida en que se postulan concepciones<strong>del</strong> <strong>vivir</strong> bien de varias tradicionesindígenas además de la aimara, como laquechua y la guaraní.Estos principios aparecen en paraleloy con la misma jerarquía que otrosprincipios clásicos, como los de unidad,igualdad, inclusión, dignidad, libertad,solidaridad, reciprocidad, respeto, equidadsocial y de género en la participación,bienestar común, responsabilidad,justicia social, etc. (también incluidos enel artículo 8).A su vez, todos ellos están directamenterelacionados con la organizacióneconómica <strong>del</strong> Estado, donde también seapuntan a algunos cambios en el camino<strong>del</strong> <strong>desarrollo</strong>. En efecto, se sostiene queel “mo<strong>del</strong>o económico boliviano es pluraly está orientado a mejorar la calidad devida y el <strong>vivir</strong> bien” (artículo 306). Se postulaun ordenamiento económico plural,vinculado a principios como la solidaridady la reciprocidad, donde el Estado secompromete a la redistribución equitativade los excedentes mediante políticas socialesde diverso tipo. Es más: se insiste en quepara lograr el “<strong>vivir</strong> bien en sus múltiplesdimensiones”, la organización económicadebe atender propósitos como la generación<strong>del</strong> producto social, la redistribuciónjusta de la riqueza, la industrialización <strong>del</strong>os recursos naturales, etc. (artículo 313).76


Este apretado repaso permite señalartanto similitudes como diferencias. Enambos países, la idea <strong>del</strong> <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong> estádirectamente ligada a saberes y tradicionesindígenas, visibilizando un acervoque ha sido ocultado y sojuzgado porlargo tiempo. También en ambos casos seapunta a otro <strong>desarrollo</strong>, con indicacionesde un cambio profundo en las economías.<strong>El</strong> mercado por sí solo no es la solución,tampoco lo es el Estado. <strong>El</strong> subordinar elEstado al mercado conduce a subordinarla sociedad a las relaciones mercantilesy a la egolatría individualista. Lejos deuna economía sobredeterminada por lasrelaciones mercantiles, el <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong> seorienta a vinculaciones dinámicas y constructivasentre el mercado, la sociedad yel Estado. Se busca construir una sociedadcon diversidad de tipos de mercados, parano tener una “sociedad de mercado”, esdecir, mercantilizada. No se quiere unaeconomía controlada por monopolistas yespeculadores. Pero tampoco se reducetodo al Estado ni se promueve una visiónestatista a ultranza de la economía.Hay diferencias importantes entre laspropuestas boliviana y ecuatoriana. Enel caso de Bolivia, el suma qamaña y losdemás conceptos asociados son principiosético-morales y no aparecen comoderechos. Están enfocados en <strong>del</strong>imitarlos marcos para una sociedad que sedefine como plurinacional. Incluso sepuede argumentar que estos principiosético-morales serían una de las fundamentacionesde esa plurinacionalidad, yel <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong> es, entonces, una condiciónque puede expresarse de diferente maneraen cada una de ellas.En el caso ecuatoriano, en cambio, elsumak kawsay es presentado a dos niveles:como el marco para un conjunto sustantivode derechos, y como expresión de<strong>buen</strong>a parte de la organización y ejecuciónde esos derechos no solo en el Estado sinoen toda la sociedad. Es una formalizaciónde mayor amplitud pero al mismo tiempomás precisa, ya que el sumak kawsay esa la vez un conjunto de derechos y uncontrapeso que impone un nuevo régimende <strong>desarrollo</strong>. Por el contrario, en el textoconstitucional boliviano ese vínculo entresuma qamaña y los derechos no es explícito;por ejemplo, no hay una referencia a esteconcepto en la sección de los derechosfundamentales. A su vez, en el textoboliviano, el suma qamaña es claramentepresentado como una de las finalidades<strong>del</strong> Estado. En cambio, en la Constituciónecuatoriana el <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong> aparece en unalto nivel de la jerarquía, y desde este sederivan muchos derechos.La dimensión plurinacional <strong>del</strong> <strong>buen</strong><strong>vivir</strong> es más fuerte en el caso boliviano,llegándose a reconocer 36 lenguas indígenasademás <strong>del</strong> castellano; un punto queno se logró en el Ecuador. La dimensiónambiental es, por el contrario, más intensaen el Ecuador, donde se reconocieron porprimera vez los derechos de la naturaleza(artículos 71 a 74). Esto consolida la dimensiónambiental <strong>del</strong> <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong> ecuatoriano,mientras que el texto boliviano es másambiguo si consideramos que algunosartículos defienden el mandato <strong>del</strong> Estadode industrializar los recursos naturales.Los derechos de la naturaleza implicanreconocerle valores propios, independientes<strong>del</strong> posible uso o utilidad humana.77


La naturaleza deja de ser un objeto paraconvertirse en sujeto de derechos. No esun cambio menor: se trata de una rupturacon la ética convencional, pasándose a unapostura biocéntrica donde se debe asegurarla sobrevida de especies y ecosiste<strong>mas</strong>.De todos modos, esto no implica unanaturaleza intocada, sino que es posibleseguir aprovechando los recursos naturalespara satisfacer las necesidades vitaleshumanas y asegurando la preservaciónde la biodiversidad.Como la nueva Constitución bolivianano reconoce los derechos de la naturaleza,se generan tensiones, en particularfrente a algunos artículos que postulanque uno de los mandatos <strong>del</strong> Estado es laindustrialización de los recursos naturales(artículo 9, numeral 6). Estos artículos seacercan a las ideas clásicas <strong>del</strong> progresoque ven la naturaleza como una canastade recursos a ser aprovechados.Finalmente, deseamos señalar laimportancia de la dimensión territorialtanto en sus aspectos biofísicos como enlas conceptualizaciones culturales que los<strong>del</strong>imitan y describen. Esto aparece dedistinta manera en las dos constituciones,pero con más intensidad en el caso bolivianoen te<strong>mas</strong> como el reconocimiento <strong>del</strong>os espacios comunitarios, los intentos dedescentralización y autonomía, el manejoregional de recursos naturales, etc.Difusión y prácticas <strong>del</strong> <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong><strong>El</strong> debate sobre el <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong> en Bolivia yel Ecuador se ha difundido en AméricaLatina. Ha generado una renovacióndesde las miradas alternativas que partende las organizaciones indígenas, en losespacios académicos y en las acciones demovimientos sociales. Se están sumandoiniciativas para avanzar en estas concepciones,diseñar indicadores de <strong>buen</strong><strong>vivir</strong> y discutir las relaciones con otrasaproximaciones cercanas, como las <strong>del</strong>a economía social y solidaria, aquellasenfocadas en el bienestar y la felicidado la justicia.Simultáneamente aparecen los primerosintentos de aplicación a escalanacional. Un caso destacado es el “PlanNacional para el Buen Vivir 2009-2013”<strong>del</strong> Ecuador, elaborado por la SecretaríaNacional de Planificación y Desarrollo(SENPLADES). Su propio título estableceque se aparta de los clásicos progra<strong>mas</strong>de “<strong>desarrollo</strong>” nacional. <strong>El</strong> Plan partede reconocer que el <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong> es unareacción frente a los estilos de <strong>desarrollo</strong>neoliberales anteriores, y sostiene que seconstruye continuamente desde reivindicacionesque buscan una visión que superelos estrechos márgenes cuantitativos <strong>del</strong>economicismo y permita la aplicaciónde un nuevo paradigma cuyo fin no sealos procesos de acumulación material,mecanicista e interminable de bienes, sinoque promueva una estrategia económicaincluyente, sostenible y democrática.Suma a esos pilares el propósito de salir<strong>del</strong> antropocentrismo occidental paragenerar otras relaciones con la naturaleza,y la búsqueda de igualdad, justicia socialy valorización de otros saberes.En el caso boliviano, el Plan Nacionalde Desarrollo “Bolivia Digna, Soberana,Productiva y Democrática para Vivir Bien”presenta a cada uno de los componentes78


En busca <strong>del</strong> futuro perdido. “<strong>El</strong> <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong> no es un simple regreso a las ideas de un pasado lejano, sinola construcción de otro futuro.”79


Suma qamaña o <strong>vivir</strong> bien: evocando el pasado. Algunas sociedades como la boliviana, asocian el <strong>buen</strong><strong>vivir</strong> con la revalorización de tradiciones culturales indígenas. (Foto: seminariouno.org)de su título como pilares que llevarían al<strong>vivir</strong> bien. Se plantean objetivos valiososcomo el ataque a la pobreza, pero semantiene al extractivismo como motorde la economía, e incluso se postulaconvertir a la naturaleza en proveedorade excedentes.Mientras que el camino bolivianopersiste en el extractivismo, el planecuatoriano postula remontarlo. Aunqueen la práctica las medidas concretas enel Ecuador son muy similares a las deBolivia, de todas maneras debe subrayarsela relevancia de iniciar la discusión deun futuro posextractivista, que sin dudasería un ingrediente indispensable <strong>del</strong><strong>buen</strong> <strong>vivir</strong>.Nuestro propósito en este artículono es analizar en detalle la viabilidado rigurosidad en las vías de transiciónhacia las alternativas de <strong>desarrollo</strong>, sinopuntualizar que el <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong> implica unaruptura sustancial con la apropiación <strong>del</strong>a naturaleza para alimentar un <strong>desarrollo</strong>80


entendido como crecimiento económicoy un progreso concebido como evoluciónlineal. Por lo tanto, el <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong> no essolo una cuestión de políticas económicasredistributivas o de nacionalizar tal o cualsector estratégico, sino que apunta a undebate más profundo sobre las raícesconceptuales <strong>del</strong> <strong>desarrollo</strong>. Al menosconceptualmente, el <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong> supera labúsqueda de <strong>desarrollo</strong>s “alternativos”e intenta ser una “alternativa al <strong>desarrollo</strong>”;en síntesis, una opción radicalmentedistinta a todas las ideas de <strong>desarrollo</strong>contemporáneo.Como esta construcción pasa a jugarseen el plano de ideologías profundamentearraigadas, surgirán muchas tensiones ycontradicciones. Eso explica las dificultades,avances y retrocesos en las prácticas,donde en muchos casos se vuelve a caer,por ejemplo, en las conocidas estrategiasextractivistas asentadas en el petróleo ylos minerales.<strong>El</strong> regreso a un conceptoen construcciónEn resumen, el <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong>, como se anotaa lo largo de estas líneas, es un conceptoen construcción. Se trata de una idea queemerge desde el mundo andino e inclusoamazónico, pero que recoge los valiososaportes elaborados en otros rincones<strong>del</strong> mundo. De esta manera, ofrece unanclaje histórico en el mundo indígena,pero también en principios que han sidodefendidos por otras corrientes occidentalesque permanecieron subordinadasdurante mucho tiempo. Responde a viejosproble<strong>mas</strong> como remontar la pobreza oconquistar la igualdad, junto a otros nuevos,como la pérdida de biodiversidad oel cambio climático global.Bajo el concepto de <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong> hayaspectos compartidos, aunque tambiéndivergencias en algunos énfasis. Peroesto es perfectamente entendible, pues elconcepto responde a diferentes contextosculturales, históricos y ambientales. Por lotanto, no es una propuesta esencialista; nose lo puede expresar en una receta comoocurre con los planes de agencias y bancosinternacionales. A su vez, hay muchascoincidencias en los aspectos negativosa solucionar; hay claridad en el mal <strong>vivir</strong>que se desea erradicar.También es cierto que el <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong>tiene su cuota de romanticismo, pero a lavez ofrece una vigorosa dosis de realismo.Recuérdese que los estilos de vida quepropugnan la relación armónica entre losseres humanos y de estos con la naturaleza,con todas las limitaciones que se lespueda encontrar, fueron la base para quelas culturas indígenas pudieran resistirmás de quinientos años de colonizacióny explotación.<strong>El</strong> <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong> ofrece una orientaciónpara construir colectivamente estilosdistintos y alternos al progreso material.En ese sendero es clave la ruptura con laideología <strong>del</strong> <strong>desarrollo</strong> como progreso.<strong>El</strong> <strong>buen</strong> <strong>vivir</strong> apuntar a “desacoplar” lacalidad de vida <strong>del</strong> crecimiento económicoy de la destrucción <strong>del</strong> ambiente. Por estasrazones, es un concepto que se cimienta enun entramado de relacionalidades, tantoentre humanos como con el ambiente, en vezde una dualidad que separa a la sociedadde su entorno y a las personas entre sí. •81

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