Un llamado a la pureza - Plough
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el dilema del divorcio y segundo casamiento119sido muy difícil tomar esta decisión, y más aun cuando se tienen hijos,sin embargo representa parte de <strong>la</strong> ofrenda del discípulo. Si creemos enDios, Él nos dará <strong>la</strong> fortaleza para mantenernos firmes.En todas <strong>la</strong>s ceremonias de bodas de nuestras comunidades, se lepregunta a <strong>la</strong> pareja:Mi hermano, ¿promete nunca seguir a su esposa? y, mi hermana, ¿promete nuncaseguir a su esposo, en lo que es malo? Si uno de ustedes se alejara del camino deJesús y quisiera abandonar <strong>la</strong> Iglesia y el servicio de Dios en unión con <strong>la</strong> comunidad,¿promete siempre colocar su fe en nuestro Maestro, Jesús de Nazaret, y <strong>la</strong>unidad en su Espíritu Santo, por encima de su matrimonio, y también cuandosean confrontados por <strong>la</strong>s autoridades del gobierno? Les pregunto esto, sabiendoque un matrimonio está construido sobre <strong>la</strong> arena si no está construido sobre <strong>la</strong>roca de <strong>la</strong> fe, <strong>la</strong> fe en Jesús el Cristo.Aunque esta pregunta pueda parecer muy dura para algunos, contieneuna gran sabiduría. En cierto sentido, simplemente nos recuerda <strong>la</strong>salternativas que tiene por de<strong>la</strong>nte cualquier persona que dice ser discípulo:¿Estamos listos para seguir a Jesús sin importarnos el costo? ElSeñor mismo nos advirtió: «Si alguno viene a mí y no sacrifica el amora su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y asus hermanas, y aun a su propia vida, no puede ser mi discípulo» (S.Lucas 14.26).Si una pareja toma en serio esta advertencia, puede causar una separación,pero <strong>la</strong> santidad de su vínculo matrimonial en realidad se protegerá.No estamos hab<strong>la</strong>ndo sólo del matrimonio como tal, sino delvínculo más profundo entre dos personas unidas en Cristo y en su EspírituSanto (cf. 1 Corintios 7.15-16). Cuando un hombre o una mujerse mantienen fieles a su cónyuge, a pesar de cualquier infidelidad departe del otro, representa un testimonio de esta unidad. La fidelidad aDios y su Iglesia siempre puede engendrar un nuevo compromiso y unanueva esperanza. Hemos observado más de una vez que <strong>la</strong> fidelidad deun cónyuge creyente ha llevado al cónyuge incrédulo de nuevo a Jesús,<strong>Un</strong> LLamado a La PUreza