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Vivir en comunidad — ¿por qué? - Plough

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Eberhard ArnoldPorquevivimos <strong>en</strong><strong>comunidad</strong>


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Published by The <strong>Plough</strong> Publishing House ofChurch Communities Foundation, Rifton, NY 12471 USA and byChurch Communities UK, Robertsbridge, East Sussex, TN32 5DR UK.Copyright © 2010 by The <strong>Plough</strong> Publishing House.All Rights Reserved.ISBN: 978-0-87486-856-2Why We Live in Community is a translation of Warum wir in Gemeinschaft leb<strong>en</strong>, an essaypublished in Eberhard Arnold’s journal, Die Wegwarte I:10/11 (October/November 1925)and again in III:8/9 (May/June 1927), in Sannerz, Germany.Porque vivimos <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong> es una traducción de Warum wir in Gemeinschaft leb<strong>en</strong>,un <strong>en</strong>sayo publicado <strong>en</strong> la revista de Eberhard Arnold Die Wegwarte I:10/11 (octubre/noviembre 1925) y de nuevo <strong>en</strong> III:8/9 (mayo/junio 1927), <strong>en</strong> Sannerz, Alemania. Tambiéndisponible <strong>en</strong> inglés como Why We Live in Community.Printed in the USA.


Índice de materias¿Por <strong>qué</strong> <strong>comunidad</strong>? 1Nuestro fundam<strong>en</strong>to es la fe 2Comunidad como respuesta a losproblemas socio-políticos 4Comunidad es la respuesta de la fe 5Comunidad <strong>en</strong> la historia de la iglesia 7<strong>Vivir</strong> <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong> es vivir <strong>en</strong> el Espíritu Santo 8La <strong>comunidad</strong> y su simbolismo 11La <strong>comunidad</strong> es signo del Reino v<strong>en</strong>idero 14<strong>Vivir</strong> <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong> es un llamadoal amor y a la unidad 18<strong>Vivir</strong> <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong> significa sacrificio 19<strong>Vivir</strong> <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong> es una av<strong>en</strong>tura de fe 20


Porque v iv imos e n comunid a d¿Por <strong>qué</strong> <strong>comunidad</strong>?La vida <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong> nos resulta pura necesidad – o sea una obligacióninexorable que determina todos nuestros actos y p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos.Sin embargo, no eran ni las bu<strong>en</strong>as int<strong>en</strong>ciones ni nuestrosesfuerzos los factores decisivos cuando elegimos esta forma de vida.Más bi<strong>en</strong> fuimos conv<strong>en</strong>cidos por una certidumbre, aquella certidumbrecuyo orig<strong>en</strong> y vigor se hallan a la Fu<strong>en</strong>te de todo lo queexiste. Reconocemos que Dios es esta Fu<strong>en</strong>te. De ahí que:No podemos sino vivir <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong>, porque toda vida creada porDios existe <strong>en</strong> un ord<strong>en</strong> comunitario y ti<strong>en</strong>de hacia <strong>comunidad</strong>.1


Porque v iv imos e n comunid a dNuestro fundam<strong>en</strong>to es la feLa fu<strong>en</strong>te de toda vida es Dios. Nuestra vida comunitaria está cim<strong>en</strong>tada<strong>en</strong> él y construida por él; es por él que haya salido una yotra vez victoriosa a través de dramáticos conflictos. Es este un caminosumam<strong>en</strong>te peligroso, un camino de profundo sufrimi<strong>en</strong>to: llevadirectam<strong>en</strong>te a la lucha por la exist<strong>en</strong>cia, a la realidad del trabajopara poder vivir, y nos pone <strong>en</strong> medio de todos los problemas quecrea el carácter humano. Empero, ahí precisam<strong>en</strong>te <strong>en</strong>contramosnuestra más profunda dicha: <strong>en</strong> que percibimos claram<strong>en</strong>te el eternoconflicto – o sea la indescriptible t<strong>en</strong>sión <strong>en</strong>tre vida y muerte, alser humano t<strong>en</strong>dido <strong>en</strong>tre cielo e infierno – y que con todo seguimoscrey<strong>en</strong>do <strong>en</strong> el triunfo de la vida, del amor y de la verdad, porquecreemos <strong>en</strong> Dios.Para nosotros, esa fe no es teoría ni dogma; no es un sistema deideas ni una composición de palabras, no es un culto ni una organización.T<strong>en</strong>er fe significa recibirlo a Dios mismo. T<strong>en</strong>er fe nos dala fuerza para seguir <strong>en</strong> este camino. Nos ayuda a seguir confiandootra vez más, aun cuando del punto de vista humano el fundam<strong>en</strong>tomismo de nuestra confianza haya sido deshecho. La fe nos hacepercibir lo es<strong>en</strong>cial y eterno. Nos da ojos que v<strong>en</strong> lo que no es visible,y manos que tocan lo que no es tangible, aunque está siempre pres<strong>en</strong>te<strong>en</strong> todas partes.Si t<strong>en</strong>emos fe, ya no juzgaremos a la g<strong>en</strong>te según normas socialeso sus debilidades, porque ya hemos descubierto la gran m<strong>en</strong>tira quese oculta detrás de los disfraces de una sociedad codiciosa, impura yasesina. Tampoco no nos dejaremos <strong>en</strong>gañar por aquella otra opiniónde que son la perversidad y la inconstancia del carácter humanolas que repres<strong>en</strong>tan su verdadera naturaleza (no obstante dehecho existan).Es cierto que, sin Dios, somos incapaces de vivir <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong>.Arranques emocionales, impulsos posesivos, deseos de satisfacciónfísica o s<strong>en</strong>tim<strong>en</strong>tal, pasiones viol<strong>en</strong>tas o sutiles susceptibilidades,ambiciones de t<strong>en</strong>er influ<strong>en</strong>cia sobre los demás y de ganar privilegios– todos éstos son obstáculos, al parecer insuperables, para lograr2


Porque v iv imos e n comunid a dverdadera <strong>comunidad</strong>. Pero si t<strong>en</strong>emos fe, sabemos que son insignificantesfr<strong>en</strong>te al poder de Dios y de su amor. Dios es más fuerteque todas estas realidades.Por lo tanto es abundantem<strong>en</strong>te claro que, sin fe <strong>en</strong> un poder máselevado, es imposible realizar verdadera <strong>comunidad</strong>. Pero a pesar detodos sus malogros, los hombres sigu<strong>en</strong> poni<strong>en</strong>do su fe <strong>en</strong> la bondadhumana que <strong>en</strong> hecho existe, o <strong>en</strong> la fuerza de la ley. Sin embargo,todos sus esfuerzos están destinados a fracasar cuando se <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tancon la realidad del mal. La única fuerza capaz de crear verdadera <strong>comunidad</strong>es la fe <strong>en</strong> el último misterio del Bi<strong>en</strong>, quiere decir, la fe <strong>en</strong>Dios.No podemos sino vivir <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong>, ya que sólo <strong>en</strong> la prácticase evid<strong>en</strong>cia hasta <strong>qué</strong> punto el hombre irred<strong>en</strong>to es incapaz de talvida, mi<strong>en</strong>tras que es Dios qui<strong>en</strong> se revela como poder vivificante ycreador de la vida comunitaria.3


Porque v iv imos e n comunid a dComunidad como respuesta a losproblemas socio-políticosHay organizaciones políticas que, igual como nosotros, aboganpor la paz internacional, la abolición de la propiedad privada, y lapl<strong>en</strong>a <strong>comunidad</strong> de bi<strong>en</strong>es. Sin embargo, no es posible que podamosalinearnos con esas organizaciones para luchar a su lado y a sumanera. Es cierto que, al igual que aquellos grupos, simpatizamoscon la g<strong>en</strong>te que sufre privaciones, que carece de comida y techo,al punto que el desarrollo m<strong>en</strong>tal de sus hijos está <strong>en</strong>torpecido porcausa de la explotación que sufr<strong>en</strong>. Con ellos nos solidarizamos conlos desposeídos, con los marginados, con los oprimidos. Pero nosrehusamos a tomar parte <strong>en</strong> una lucha que hace uso de la viol<strong>en</strong>ciapara v<strong>en</strong>gar a las víctimas de la explotación. Nos oponemos ala guerra def<strong>en</strong>siva del oprimido tanto como rechazamos la guerradef<strong>en</strong>siva de las naciones.No podemos sino vivir <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong>, ya que <strong>en</strong> esta lucha espiritualnuestra postura misma nos coloca al lado de todos los que lidianpor libertad, unidad, paz y justicia social.4


Porque v iv imos e n comunid a dComunidad es la respuesta de la feTodas las revoluciones, los movimi<strong>en</strong>tos idealistas y reformadores,nos conv<strong>en</strong>c<strong>en</strong> más y más de que hay una sola cosa capaz de vitalizarnuestra fe <strong>en</strong> el Bi<strong>en</strong>, a saber, el irrefutable ejemplo práctico de unacto inspirado por la verdad, <strong>en</strong> el cual acción y palabra son idénticas<strong>en</strong> Dios. T<strong>en</strong>emos un arma sola contra la depravación de nuestrosdías – es el arma del Espíritu manifiesta <strong>en</strong> la labor constructivacumplida <strong>en</strong> un ambi<strong>en</strong>te de compañerismo y amor. No creemos <strong>en</strong>un amor s<strong>en</strong>tim<strong>en</strong>tal e inactivo; ni tampoco damos crédito a unadedicación al trabajo práctico que no da prueba diaria de una relaciónsincera <strong>en</strong>tre los que trabajan codo a codo, es decir una relaciónnacida <strong>en</strong> el Espíritu. El amor al trabajo, al igual que las obrasdel amor, nac<strong>en</strong> del Espíritu.Cuando hombres y mujeres se juntan voluntariam<strong>en</strong>te para r<strong>en</strong>unciara todo egoísmo, aislami<strong>en</strong>to o privilegio, su alianza es señalde la unidad <strong>en</strong>tre todos los seres humanos, unidad que <strong>en</strong>contramos<strong>en</strong> el amor de Dios y <strong>en</strong> el poder de su Reino v<strong>en</strong>idero. La fu<strong>en</strong>te delanhelo por este Reino de paz para todo el mundo es Dios; de Élemana el espíritu de solidaridad fraternal.Trabajar <strong>en</strong> el Espíritu, y apreciar el Espíritu <strong>en</strong> el trabajo – heaquí la es<strong>en</strong>cia misma del futuro ord<strong>en</strong> de paz que nos trae Jesucristo.Sólo el trabajo rinde posible la vida <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong>. El trabajonos proporciona la satisfacción de obrar para el bi<strong>en</strong> común, y dehacerlo junto con otros dedicados al mismo fin. Recordemos queaun cuando empeñados <strong>en</strong> las tareas más ordinarias, todo lo materialy todo lo mundano debe ser consagrado al futuro de Dios.No podemos sino vivir <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong>, puesto que Dios requiereque respondamos a las vagas añoranzas de nuestro tiempo con laclara respuesta que da la fe.5


Porque v iv imos e n comunid a dComunidad <strong>en</strong> la historia de la iglesiaEn todos los siglos – muy especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la era de los profetasjudíos y <strong>en</strong>tre los primeros cristianos – ha habido hombres y mujeresque demostraron la realidad de una vida inspirada por el amor yarraigada <strong>en</strong> la fe. Nosotros confesamos a Cristo, el Jesús de la historia,y con él todo su evangelio, tal como fue proclamado por susapóstoles y practicado por sus discípulos. Por <strong>en</strong>de, somos hermanosy hermanas de todos aquellos que a través del largo curso de lahistoria se juntaron para vivir <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong>. Aparecieron <strong>en</strong>tre loscristianos del primer siglo; <strong>en</strong> el movimi<strong>en</strong>to profético Montanistadel segundo siglo; <strong>en</strong> los monasterios de los siglos posteriores; <strong>en</strong> elmovimi<strong>en</strong>to revolucionario de justicia y amor iniciado por Arnoldode Brescia; <strong>en</strong>tre los Vald<strong>en</strong>ses; <strong>en</strong> las <strong>comunidad</strong>es itinerantesde Francisco de Asís; <strong>en</strong>tre las hermandades de Bohemia y Moraviay <strong>en</strong>tre los Hermanos de la Vida Común; <strong>en</strong>tre las Beguines yBeghardes; <strong>en</strong> los movimi<strong>en</strong>tos anabaptistas del siglo 16; <strong>en</strong>tre losprimeros Cuáqueros, los Labadistas de los siglos 17 y 18, y <strong>en</strong> muchasotras d<strong>en</strong>ominaciones y movimi<strong>en</strong>tos, hasta nuestros días.No podemos sino vivir <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong>, porque nos impele el mismoEspíritu que desde antaño ha llevado una vez tras otra a la vida <strong>en</strong>común.6


Porque v iv imos e n comunid a d<strong>Vivir</strong> <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong> esvivir <strong>en</strong> el Espíritu SantoLa <strong>comunidad</strong> <strong>en</strong> la iglesia primitiva. Creemos <strong>en</strong> Jesucristo y <strong>en</strong>la iglesia primitiva. La iglesia primitiva se dedicó tanto a las necesidadescorporales como espirituales de la g<strong>en</strong>te. Jesucristo trajovida: sanó a cuerpos <strong>en</strong>fermos, resucitó a los muertos, expulsó demoniosde almas atorm<strong>en</strong>tadas, y trajo su m<strong>en</strong>saje de alegría a losmás m<strong>en</strong>esterosos.El m<strong>en</strong>saje de Jesucristo es la realización del futuro Reino <strong>en</strong> elpres<strong>en</strong>te, aunque sea invisible; es la promesa de que <strong>en</strong> última instanciaesta tierra será <strong>en</strong>teram<strong>en</strong>te ganada para los fines de Dios.Es importante recalcar que se trata de un todo indivisible. Elamor de Dios no reconoce restricciones ni límites. Jesucristo no sedeti<strong>en</strong>e ante cuestiones de teología, de moralismo o de gobierno,ni tampoco ante la propiedad. Percibió el corazón del jov<strong>en</strong> rico,a qui<strong>en</strong> amó, y le dijo: “Una sola cosa te hace falta: ¡V<strong>en</strong>de todo loque posees, dáselo a los pobres, y v<strong>en</strong> conmigo!” Los discípulos deJesús no poseían propiedad personal alguna; t<strong>en</strong>ían una caja común.Uno solo <strong>en</strong>tre ellos estaba <strong>en</strong>cargado con la desagradable tarea deadministrar el dinero, y éste falló – valiosa lección para la sociedadmaterialista de nuestros días.Con todo, la traición y la ejecución de Jesucristo no significabanderrota. El Resucitado dotó a sus itinerantes discípulos con la experi<strong>en</strong>ciay el <strong>en</strong>tusiasmo de su Espíritu, y les otorgó el poder decontinuar su vida comunitaria <strong>en</strong> mayor escala. La primera iglesiallegó a ser una <strong>comunidad</strong> de varias miles de personas cuyo ardi<strong>en</strong>teamor los obligaba a permanecer juntos. Las características de unavida <strong>en</strong> común nacieron de la percepción de la vida como un todoindivisible.Los primeros cristianos <strong>en</strong> Jerusalén lo poseían todo <strong>en</strong> común.Qui<strong>en</strong>quiera poseía algo, se s<strong>en</strong>tía impelido <strong>en</strong> su fuero interno acompartirlo. Nadie poseía cosa alguna que no pert<strong>en</strong>eciera a la iglesia.Empero, lo que poseía la iglesia estaba a la disposición de todos.Su g<strong>en</strong>eroso amor no excluía a nadie, y tanto la puerta abierta7


Porque v iv imos e n comunid a dcomo el corazón abierto eran sus características. En su época másfloreci<strong>en</strong>te, esa <strong>comunidad</strong> <strong>en</strong>contró la manera de ayudar a todo elmundo. Y aunque sus miembros forzosam<strong>en</strong>te eran objeto de odioy hostilidad, granjearon la confianza de sus vecinos porque <strong>en</strong> todomom<strong>en</strong>to estaban a su <strong>en</strong>tera disposición.Comunidad hoy día. Los primeros cristianos vivían <strong>en</strong> el Espíritu,que sopla como el vi<strong>en</strong>to, y nunca es rígido como el hierro o la piedra.El Espíritu es infinitam<strong>en</strong>te más s<strong>en</strong>sible que el intelecto humanoo las estructuras gubernam<strong>en</strong>tales y sociales; más s<strong>en</strong>sible aúnque todas las emociones del alma, más s<strong>en</strong>sible que todos los poderesdel corazón, sobre los cuales los hombres tan a m<strong>en</strong>udo, aunque <strong>en</strong>vano, tratamos de levantar edificios duraderos. Pero por esta mismarazón es el Espíritu más fuerte e irresistible que todo aquello; es inv<strong>en</strong>ciblefr<strong>en</strong>te a otras fuerzas, por terribles que sean, porque el Espíritues la anchura, la profundidad y la altura del ser.Jesús llevó una vida ll<strong>en</strong>a de amor – un amor libre de viol<strong>en</strong>cia,privado de derechos, despojado de todo deseo de poseer. En el Resucitado,el Espíritu es poderosa voz que conduce a la vida <strong>en</strong> común.La luz de la iglesia primitiva no fue más que un breve fulgor queiluminó el s<strong>en</strong>dero de la humanidad. Sin embargo, su espíritu y sutestimonio sobrevivieron aun después de que sus miembros habíansido dispersos, y muchos de ellos asesinados. Formas similares queexpresaban el mismo espíritu volvieron a surgir como dones de Diosa través de la historia. Mataron a los testigos, murieron los padres,pero nacieron y sigu<strong>en</strong> naci<strong>en</strong>do hijos del Espíritu. Las <strong>comunidad</strong>esdesaparec<strong>en</strong>, pero la iglesia que las crea permanece.Todo afán de crear una <strong>comunidad</strong> artificialm<strong>en</strong>te termina <strong>en</strong>caricatura sin vida. Sólo cuando nos hayamos vaciado de nosotrosmismos, seremos receptivos para a<strong>qué</strong>l que es eterno; sólo <strong>en</strong>toncesel Espíritu podrá crear <strong>en</strong>tre nosotros la misma vida que fundó <strong>en</strong>trelos primeros cristianos. El Espíritu es deleite <strong>en</strong> Él que vive, deleite<strong>en</strong> el Dios que da vida; deleite <strong>en</strong> cada ser humano, porque cada unoha recibido su vida de Dios. El Espíritu nos impele a ir al <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>trode todos los hombres y regocijarnos <strong>en</strong> vivir y trabajar unos para8


Porque v iv imos e n comunid a dotros. El Espíritu de Dios es el espíritu de amor y de creatividad porexcel<strong>en</strong>cia.La vida <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong> no es posible si no es <strong>en</strong> este Espíritu queabarca todos los aspectos de la exist<strong>en</strong>cia. Nos confiere una espiritualidadmás profunda y, al mismo tiempo, nos habilita para vivir conmayor int<strong>en</strong>sidad que nunca antes. Entregarnos a este Espíritu esuna viv<strong>en</strong>cia tan pot<strong>en</strong>te que jamás seremos capaces de percibirla <strong>en</strong>todo lo sublime que es. Nada ni nadie salvo el Espíritu mismo es capazde tales alturas. El Espíritu int<strong>en</strong>sifica nuestras fuerzas e inflamael alma de la <strong>comunidad</strong> – su propio c<strong>en</strong>tro. Cuando este c<strong>en</strong>tro ardehasta consumirse <strong>en</strong> el sacrificio, su resplandor será visible a lo lejos.Se puede comparar la vida <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong> al martirio por fuego:Significa la <strong>en</strong>trega diaria de todas nuestras <strong>en</strong>ergías y la r<strong>en</strong>unciade todos nuestros derechos y exig<strong>en</strong>cias que solemos hacer a la vida,aun aquellas que nos parec<strong>en</strong> ser justificadas. Sirve de símbolo lahoguera, <strong>en</strong> la cual se consum<strong>en</strong> los leños individuales con el fin deirradiar calor y luz <strong>en</strong> derredor.No podemos sino vivir <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong>, ya que el jubiloso espíritu deamor a los demás nos impele a ext<strong>en</strong>derles la mano con el anhelo deligarnos a ellos para siempre.9


Porque v iv imos e n comunid a dLa <strong>comunidad</strong> y su simbolismoLa <strong>comunidad</strong> y los símbolos de la naturaleza. La totalidad de loque vive, con el sinnúmero de formas que pres<strong>en</strong>ta la naturaleza, esalegoría de la futura <strong>comunidad</strong> del Reino. El aire que respiramos yel soplo de los vi<strong>en</strong>tos que nos rodean, señalan el ali<strong>en</strong>to del Espírituque une y r<strong>en</strong>ueva. El agua que a diario nos lava y limpia señala elprofundo símbolo del bautismo por inmersión, que nos purifica detodo lo que conduce a la muerte. Es este como un “<strong>en</strong>tierro” <strong>en</strong> elagua, algo que sucede una sola vez, y significa la ruptura total con elstatu quo; equivale a jurar eterna <strong>en</strong>emistad al mal, tanto <strong>en</strong> nosotrosmismos como alrededor de nosotros. Del mismo modo, al “resurgir”del agua, que también ocurre una sola vez, proclamamos <strong>en</strong> vívidaimag<strong>en</strong> y con inolvidable claridad la resurrección.No es otra la resurrección que observamos <strong>en</strong> la naturaleza: a lamuerte del otoño e invierno sigue el florecimi<strong>en</strong>to de la primavera yel frutar del verano – después de la siembra vi<strong>en</strong>e la cosecha. El ciclode la naturaleza es símbolo del ciclo <strong>en</strong>tero de la historia humana,desde sus oríg<strong>en</strong>es hasta el cumplimi<strong>en</strong>to de su destino.En las trivialidades de nuestra exist<strong>en</strong>cia podemos descubrir simbolismos.Si la tratamos con la debida rever<strong>en</strong>cia, hasta la comidacotidiana es un consagrado festival de <strong>comunidad</strong>. En un s<strong>en</strong>tidomás profundo, <strong>en</strong>contramos el símbolo de <strong>comunidad</strong> <strong>en</strong> la SantaC<strong>en</strong>a: la comida de pan y vino. Esta c<strong>en</strong>a conmemorativa afirma lacatástrofe de la muerte de Jesucristo así como su segundo Adv<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to.Al mismo tiempo, declara que recibimos al Señor <strong>en</strong> nuestrapropia persona, y proclama a su iglesia – que es su mismísimoCuerpo – como máxima unidad de la vida.La <strong>comunidad</strong> y el símbolo del cuerpo humano. El doble símbolodel cuerpo dotado de un alma – del espíritu inman<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la creación– se manifiesta <strong>en</strong> cada ser humano <strong>en</strong> forma singular e inconfundible.Cuando dos seres se un<strong>en</strong> <strong>en</strong> matrimonio, este símboloadquiere significado especial. El matrimonio es un pacto de fidelidad<strong>en</strong>tre un hombre y una mujer, y como tal es imag<strong>en</strong> de la unión10


Porque v iv imos e n comunid a ddel Espíritu con el género humano y de Jesucristo con su iglesia. Enel matrimonio, la pureza, o sea la práctica de una vida sexual disciplinada,nos libera para regocijarnos <strong>en</strong> la vida que Dios ha creado.En el cuerpo humano se conserva la <strong>comunidad</strong> gracias al constanteciclo de células nuevas que reemplazan las células muertas. Demodo similar, la vida <strong>en</strong> pl<strong>en</strong>a <strong>comunidad</strong> no será nunca un organismosi no es al precio de heroicos sacrificios. Por ser una asociacióneducativa de ayuda mutua y de recíproca corrección, de recursoscompartidos y de trabajo común, toda verdadera <strong>comunidad</strong> debeser un pacto conv<strong>en</strong>ido sobre la base de r<strong>en</strong>uncia voluntaria por partede cada individuo. Sólo así podrá perseverar <strong>en</strong> la lucha para quela <strong>comunidad</strong> sea iglesia.En el contexto de la <strong>comunidad</strong>-iglesia, la justicia no consiste <strong>en</strong>satisfacer las demandas, ni aun las más razonables, que se hagan <strong>en</strong>base a los así llamados derechos de la persona. Al contrario, consiste<strong>en</strong> ofrecer a cada miembro la oportunidad de <strong>en</strong>tregarse completam<strong>en</strong>tepara que Dios pueda <strong>en</strong>carnarse <strong>en</strong> él y el Reino irrumpa confuerza <strong>en</strong> su vida. Esto no se logra mediante severas demandas impuestaspor algunos pocos a los demás, sino gracias al sacrificio voluntariode cada uno. El Espíritu de Dios se manifiesta <strong>en</strong> la val<strong>en</strong>tíadel sacrificio; <strong>en</strong> la libre espontaneidad, la dedicación al trabajo, elplacer de <strong>en</strong>contrarse con hermanos y hermanas, y el <strong>en</strong>tusiasmo evid<strong>en</strong>ciado<strong>en</strong> todo acto de amor.El cuerpo humano es la morada consagrada del Espíritu; es poresto que lo amamos. El Espíritu de Dios habló, y fue creada la tierra,y Dios sacó al suelo de su estado natural para que fuese cultivado porel trabajo común de los hombres; es por esto que amamos al suelo.Nos gusta el trabajo manual, la labor de los músculos y de las manos,y nos gusta la obra del artesano, <strong>en</strong> la cual el espíritu guía la mano.En la colaboración <strong>en</strong>tre mano y espíritu se reconoce el misterio dela <strong>comunidad</strong>.También apreciamos la actividad de la m<strong>en</strong>te y del espíritu, lariqueza de la creación artística, la interrelación <strong>en</strong>tre lo intelectualy lo espiritual <strong>en</strong> el curso de la historia humana, y su efecto sobrela humanidad <strong>en</strong> su anhelo de paz. Sea cual fuere nuestra tarea, nos11


Porque v iv imos e n comunid a dincumbe reconocer <strong>en</strong> ella la voluntad de Dios y cumplirla comotal. Dios – el Espíritu creador – dio forma a la naturaleza y nos la <strong>en</strong>com<strong>en</strong>dóa nosotros, sus hijos e hijas, como su her<strong>en</strong>cia. Al mismotiempo nos la ha dado como tarea: nuestro jardín debe transformarse<strong>en</strong> el jardín de Dios, y nuestra labor debe fom<strong>en</strong>tar su Reino.No podemos sino vivir <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong>, porque nos inspira el mismoEspíritu creador y unificador que dispone la unidad de la naturaleza,y transforma toda labor y cultura <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong> bajo Dios.12


Porque v iv imos e n comunid a dLa <strong>comunidad</strong> es signo del Reino v<strong>en</strong>ideroLa <strong>comunidad</strong> como heraldo del reino de Dios – como presagio deque Dios triunfará <strong>en</strong> esta tierra – no es m<strong>en</strong>os importante que elsímbolo de la <strong>comunidad</strong> como cuerpo. Cuando reine Dios, habráalegría, paz y justicia. Al igual que cada cuerpo vivi<strong>en</strong>te consiste demillones de células indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes que forman un organismo, la humanidad<strong>en</strong>tera llegará a ser un organismo. Este organismo ya existehoy <strong>en</strong> la iglesia invisible.Cuando aceptamos la unidad y el ord<strong>en</strong> de la iglesia invisible,reconocemos al mismo tiempo la libertad del Espíritu d<strong>en</strong>tro deeste ord<strong>en</strong>. Una <strong>comunidad</strong> que se sabe portadora de tal única tarea,estará consci<strong>en</strong>te de pert<strong>en</strong>ecer a la una sancta, la Iglesia Una. Formaparte de un organismo más grande, y necesita la reciprocidad queresulta de servir al Cuerpo <strong>en</strong>tero.Autodeterminación y sumisión. El secreto de la <strong>comunidad</strong> reside<strong>en</strong> la libertad de autodeterminación de cada persona, es decir, <strong>en</strong> lalibre decisión personal que toma cada miembro de <strong>en</strong>tregarse deltodo para el todo, y al mismo tiempo de ejercer su propia voluntadpara el bi<strong>en</strong>. Esta libertad, sin la cual la vida <strong>en</strong> común es imposible,no consiste <strong>en</strong> dominarse a sí mismo a fuerza de voluntad, nies tampoco cobardía o des<strong>en</strong>fr<strong>en</strong>o. En una <strong>comunidad</strong> de hombresy mujeres profundam<strong>en</strong>te conmovidos crey<strong>en</strong>do <strong>en</strong> el Espíritu, lalibertad de cada individuo reside <strong>en</strong> la libre decisión g<strong>en</strong>erada por elEspíritu. Cuando cada miembro ti<strong>en</strong>e por única meta el bi<strong>en</strong> de losdemás, esta libertad se transforma <strong>en</strong> unanimidad y armonía. Unavez liberada, la voluntad del individuo se ori<strong>en</strong>ta hacia el Reino, haciala unidad tal como la concibe Dios, hacia el bi<strong>en</strong> de la humanidad<strong>en</strong>tera.Vivimos <strong>en</strong> un mundo dominado por la muerte, razón por lacual la voluntad activa se verá obligada a def<strong>en</strong>derse constantem<strong>en</strong>tecontra las fuerzas destructivas de la m<strong>en</strong>tira y de la impureza, delcapitalismo y del poderío militar. Está luchando <strong>en</strong> todos los fr<strong>en</strong>tes:contra el espíritu de matanza, contra toda hostilidad (incluso13


Porque v iv imos e n comunid a del v<strong>en</strong><strong>en</strong>o de la burla y de la querella), contra la injusticia y la maldadque se inflig<strong>en</strong> unos a otros. Lucha <strong>en</strong> el ámbito público tantocomo <strong>en</strong> el privado contra la es<strong>en</strong>cia misma del odio y de la muerte,y contra todo lo que se opone a <strong>comunidad</strong>. El llamado a la libertades un llamado a una batalla sin tregua. Y los que recib<strong>en</strong> este llamadoti<strong>en</strong><strong>en</strong> que estar continuam<strong>en</strong>te preparados. Necesitan todasu fuerza de voluntad, y la ayuda de las fuerzas que Dios les confiera,para hacer fr<strong>en</strong>te al sufrimi<strong>en</strong>to de los oprimidos, solidarizarse conlos pobres, y luchar contra el mal tanto <strong>en</strong> ellos mismos como <strong>en</strong> elmundo alrededor.D<strong>en</strong>tro de la <strong>comunidad</strong> misma, el mal debe combatirse conmayor int<strong>en</strong>sidad que <strong>en</strong> el mundo, y más int<strong>en</strong>sam<strong>en</strong>te aún d<strong>en</strong>trode cada individuo. En <strong>comunidad</strong>, el espíritu de la iglesia es elque libra esta batalla, que se afianza <strong>en</strong> cada individuo para desde laposición del Adán Nuevo combatir <strong>en</strong> él al Viejo Adán. Así todaslas blandas indulg<strong>en</strong>cias, todas las flojedades quedan v<strong>en</strong>cidas por elardi<strong>en</strong>te poder del amor.No podemos sino vivir <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong>, porque la lucha por la vidacontra la muerte requiere que estemos unidos, cuerpo y alma, paraque podamos ser movilizados dondequiera que la muerte am<strong>en</strong>acela vida.Comunidad de bi<strong>en</strong>es. La <strong>comunidad</strong> de bi<strong>en</strong>es presupone que cadamiembro esté dispuesto a <strong>en</strong>tregar libre e incondicionalm<strong>en</strong>te alacervo común todo cuanto posee<strong>—</strong> su propiedad e ingresos de cualquierproced<strong>en</strong>cia<strong>—</strong> sea mucho u poco. Aún así, la <strong>comunidad</strong> nose concibe como propietaria mancomunada de sus inv<strong>en</strong>tarios y desus empresas. Más bi<strong>en</strong> actúa como fideicomisario de los bi<strong>en</strong>es queadministra para el bi<strong>en</strong> común de todos. En este s<strong>en</strong>tido, la puertade la <strong>comunidad</strong> está abierta para todos. Y por esta misma razón esimprescindible que haya d<strong>en</strong>tro de la <strong>comunidad</strong> una cristalina unanimidad<strong>en</strong> el Espíritu, cuando se trata de tomar decisiones.14


Porque v iv imos e n comunid a dLealtad hasta el final. Va sin decir que la lucha liberadora por la unidady por la pl<strong>en</strong>itud del amor se libra <strong>en</strong> muchos fr<strong>en</strong>tes y con difer<strong>en</strong>tesarmas. Asimismo, la labor de la <strong>comunidad</strong> adopta muchasformas diversas, que repres<strong>en</strong>tan, todas ellas, la abundante riquezadel Espíritu. Pero con certeza hay un propósito determinado paracada trecho del camino, y cuando t<strong>en</strong>gamos esta certeza se nos darátambién la fuerza para permanecer leales y diáfanos hasta el final,aún <strong>en</strong> asuntos insignificantes. No se le puede confiar nada al que nosea capaz de mant<strong>en</strong>erse firme; portarán el estandarte sólo los que semant<strong>en</strong>gan firmes.Sumisión al todo. No hay Gran Comisión que no presuponga unatarea clara y concreta. Al mismo tiempo es de importancia decisivaque cada tarea especial nos conduzca únicam<strong>en</strong>te hacia Jesucristo,vale decir que efectivam<strong>en</strong>te sirva al todo, a la iglesia, al Reinov<strong>en</strong>idero. Perderá el camino qui<strong>en</strong> considera la tarea que le ha sido<strong>en</strong>com<strong>en</strong>dada como algo especial <strong>en</strong> sí y de por sí. Pero qui<strong>en</strong> sirveal todo, bi<strong>en</strong> que sea <strong>en</strong> su situación especial y <strong>en</strong> su forma característica,éste puede decir con acierto: “Pert<strong>en</strong>ezco a Dios y a la vida <strong>en</strong><strong>comunidad</strong>,” o a Dios y cualquier otra llamada.Empero, antes de que nuestro servicio humano se torne <strong>en</strong> serviciodivino, es es<strong>en</strong>cial reconocer cuán pequeño y limitado es eseservicio, fr<strong>en</strong>te a la totalidad de la causa.Una vocación especial – como la de vivir <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong>, por ejemplo– nunca debe confundirse con la Iglesia de Jesucristo. La vida <strong>en</strong><strong>comunidad</strong> significa disciplina <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong>, educación <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong>,y <strong>en</strong>tr<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to continuo <strong>en</strong> el discipulado de Cristo. Pero elmisterio de la iglesia es muy difer<strong>en</strong>te a todo esto, es algo mucho másgrande. Es vida <strong>en</strong> Dios y, emanado de Él, p<strong>en</strong>etra a la <strong>comunidad</strong>.Esta p<strong>en</strong>etración de lo divino d<strong>en</strong>tro de lo humano ocurre cada vezque nuestro anhelo produce <strong>en</strong> nosotros aquella disposición <strong>en</strong> lacual Dios solo habla y actúa. En tales mom<strong>en</strong>tos puede darse queuna <strong>comunidad</strong> sea comisionada por la Iglesia invisible y reciba, contoda certeza, una misión específica, a saber, hablar y actuar <strong>en</strong> nombrede la Iglesia – aunque sin confundirse a sí misma con la Iglesia.15


Porque v iv imos e n comunid a d<strong>Vivir</strong> <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong> es un llamadoal amor y a la unidadLa Iglesia <strong>en</strong> la cual creemos vive <strong>en</strong> el Espíritu Santo, que la guarday protege. La Iglesia del Espíritu <strong>en</strong>g<strong>en</strong>drará la futura unidad <strong>en</strong>tretodos los seres humanos. Ya <strong>en</strong> el pres<strong>en</strong>te, el Espíritu da el ali<strong>en</strong>tode vida a todas <strong>comunidad</strong>es vivi<strong>en</strong>tes. El fundam<strong>en</strong>to, el elem<strong>en</strong>tobásico de toda <strong>comunidad</strong>, no es la mera asociación de sus miembros,sino la unidad que otorga el Santo Espíritu, ya que <strong>en</strong> Él estápres<strong>en</strong>te la Iglesia verdadera.Un organismo llega a ser uno gracias a la unidad de conci<strong>en</strong>cianacida del espíritu que lo anima. Sucede lo mismo <strong>en</strong> una <strong>comunidad</strong>crey<strong>en</strong>te. Y la futura unidad de la humanidad, cuando reinaráDios solo, está asegurada ya por el Espíritu Santo, porque él es elfuturo líder y Señor mismo; es lo único a lo cual podemos aferrarnos<strong>en</strong> esta vida, lo único que podemos percibir de ese glorioso porv<strong>en</strong>irde amor y de unidad. La fe <strong>en</strong> el Espíritu es la fe <strong>en</strong> la Iglesia y la fe<strong>en</strong> el Reino.16


Porque v iv imos e n comunid a d<strong>Vivir</strong> <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong> significa sacrificioEn la vida comunitaria surg<strong>en</strong> preguntas de decisiva importancia:¿Cómo fuimos llamados? ¿A <strong>qué</strong> fuimos llamados? ¿Seguiremos elllamado? No todos son llamados a seguir este camino especial quees nuestro. Qui<strong>en</strong>es se decid<strong>en</strong> a seguirlo, estarán <strong>en</strong> la brecha porel resto de su vida, def<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do el <strong>en</strong>cargue común que Dios les hadado. Estarán dispuestos a sacrificar la vida misma por la causa de launidad.Todo el mundo está dispuesto a dejar su casa, sus padres y su carrerapor causa de un matrimonio; por la mujer y los hijos todos arriesganla vida. Del mismo modo, es necesario abandonarlo todo ysacrificarlo por el llamado a esta forma de vida. Nuestro testimoniode la <strong>comunidad</strong> voluntaria de bi<strong>en</strong>es y de trabajo con fin de demostrarque se puede vivir <strong>en</strong> paz y <strong>en</strong> amor, t<strong>en</strong>drá significado únicam<strong>en</strong>tesi investimos nuestra vida <strong>en</strong>tera y la totalidad de nuestrosust<strong>en</strong>to <strong>en</strong> esta empresa.17


Porque v iv imos e n comunid a d<strong>Vivir</strong> <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong> es una av<strong>en</strong>tura de feHace más de cinco años (que hoy son nov<strong>en</strong>ta), un pequeño gruporeunido <strong>en</strong> la capital alemana de Berlín decidió arriesgarse a viviry trabajar juntos <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong>. De esta iniciativa nació, al pocotiempo, una vida <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong> total.Somos pocos, y v<strong>en</strong>imos de los más diversos ambi<strong>en</strong>tes sociales,pero somos un grupo unido de personas listas a ponerse al serviciode todo el mundo.Dado el fundam<strong>en</strong>to de nuestra fe, no es posible <strong>en</strong>carar el desarrollode esta <strong>comunidad</strong> bajo un punto de vista puram<strong>en</strong>teeconómico. No podemos simplem<strong>en</strong>te seleccionar a las personasmás capacitadas para que se <strong>en</strong>cargu<strong>en</strong> de nuestras difer<strong>en</strong>tes actividades.Aunque queramos t<strong>en</strong>er la mayor efici<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> cada actividad,es mucho más importante que busquemos la fe. Cada uno d<strong>en</strong>osotros – así sea miembro, colaborador o visitante, y sea cual fueresu particular trabajo o servicio – debe examinar una y otra vez su integracióna la <strong>comunidad</strong> v<strong>en</strong>idera gobernada por Jesucristo.Nuestra empresa, pues, es una continua av<strong>en</strong>tura. Sin embargo,no somos nosotros la fuerza impulsora; más bi<strong>en</strong> somos – y t<strong>en</strong>emosque seguir si<strong>en</strong>do – los impelidos. Siempre estamos <strong>en</strong> peligro desucumbir a s<strong>en</strong>saciones de agotami<strong>en</strong>to o de ineptitud, pero estepeligro puede ser superado continuam<strong>en</strong>te por la fe que es el fundam<strong>en</strong>tode nuestra solidaridad.18


Porque v iv imos e n comunid a dLas Comunidades Iglesias InternacionalesLas Comunidades Iglesias Internacionales son un movimi<strong>en</strong>to cristianointernacional, dedicado a una vida <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong>, s<strong>en</strong>cilla yno viol<strong>en</strong>ta. Abarca aproximadam<strong>en</strong>te 3,000 hombres, mujeres yniños. Semejante a los primeros cristianos y a otros movimi<strong>en</strong>tosque han existido <strong>en</strong> el correr de la historia, los miembros de las ComunidadesIglesias Internacionales r<strong>en</strong>uncian la propiedad privadaa favor de la comunal; pon<strong>en</strong> a disposición de la <strong>comunidad</strong> no sólosus bi<strong>en</strong>es materiales sino todos sus tal<strong>en</strong>tos, su tiempo y sus esfuerzos.Sus integrantes trabajan sin remuneración y recib<strong>en</strong> cuantonecesitan, cada uno de acuerdo a sus necesidades. Se empeñan <strong>en</strong>mant<strong>en</strong>er relaciones fraternales con cada uno de los compañeros ycompañeras, y se dedican a servir y amar al prójimo <strong>en</strong> obedi<strong>en</strong>cia alas <strong>en</strong>señanzas de Jesucristo.Fundado <strong>en</strong> Alemania <strong>en</strong> el año 1920 por el teólogo EberhardArnold, las Comunidades Iglesias Internacionales están arraigadas<strong>en</strong> el movimi<strong>en</strong>to anabaptista y la reforma radical europea del siglodieciséis. Expulsado de Alemania por los nazis <strong>en</strong> 1937, sus miembroshallaron refugio <strong>en</strong> Inglaterra y, al estallar la Segunda GuerraMundial, emigraron al Paraguay y de allí a los Estados Unidos.Las Comunidades Iglesias Internacionales participan <strong>en</strong> muchasactividades de servicio social voluntario, misión <strong>en</strong> las prisiones, yasist<strong>en</strong>cia para personas desamparadas. Porque la vida es sagrada, seopon<strong>en</strong> <strong>en</strong>érgicam<strong>en</strong>te al aborto y a la p<strong>en</strong>a de muerte. A la vez, defi<strong>en</strong>d<strong>en</strong>la familia, y <strong>en</strong> especial la fidelidad <strong>en</strong> el matrimonio: “<strong>en</strong>treun hombre y una mujer”. Fom<strong>en</strong>tan la justicia, la paz y la reconciliacióntanto al nivel social como <strong>en</strong> la vida personal, sobre todo <strong>en</strong> loque atañe a las relaciones <strong>en</strong>tre las razas y al diálogo interreligioso.Mediante la misión que llevan a cabo, las Comunidades IglesiasInternacionales quier<strong>en</strong> asociarse con individuos y movimi<strong>en</strong>tosdedicados a luchar por una sociedad justa y pacífica. Las puertas delas Comunidades Iglesias Internacionales están abiertas a todos losque buscan una vida <strong>en</strong> servicio del prójimo.19


Porque v iv imos e n comunid a dThe <strong>Plough</strong> Publishing House es la casa editora de las ComunidadesIglesias Internacionales, administrada por miembros de la <strong>comunidad</strong>.Publica y v<strong>en</strong>de libros que tratan de un cristianismo radical, lavida <strong>en</strong> <strong>comunidad</strong>, el matrimonio, padres e hijos, la justicia social,y la vida espiritual. Además, publica una pequeña revista/catálogocon artículos sobre problemas de la actualidad que los medios dedifusión ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> a pasar por alto, y sobre cuestiones de transformaciónpersonal y social. Pídanos una muestra gratis.Si desea obt<strong>en</strong>er más información de las Comunidades IglesiasInternacionales, o si desea concertar una visita, escríbanos o llame al:WoodcrestDanthonia2032 Rte 213, po Box 903 Gl<strong>en</strong> Innes RoadRifton, ny 12471 Inverell nsw 2360Estados UnidosAustralia+1 845-658-7700 +61 2 6723 2213DarvellVilla PrimaveraBrightling RoadCorreo ParaguayoRobertsbridge, East Sussex Ag<strong>en</strong>cia MultiPlazatn32 5dr Casilla de Correo No. 16051InglaterraAsunción+44 (0)1580 883 300 +595 (0)21-608-938SannerzLind<strong>en</strong>strasse 1336391 Sinntal – SannerzAlemania+49 6664 402 49820

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