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El duende quiso madrugar. nº 7

Bienvenido de nuevo, lector, a un nuevo número de esta revista, que mes a mes renace con el entusiasmo de su inicio, cuando el duende de la literatura llenó de bellas luces la imaginación de quien la edita. Con más o menos esfuerzo, seguimos adelante en la publicación de tan ambicioso proyecto, cuyo único fin es la divulgación de la cultura a un público siempre voluntario de hallarla en tan extenso universo como son las letras y los medios por los que las encontramos. La universalización es un panorama tan amplio como complicado, pero no dejaremos que intentar llegar al lector con lo mejor de nosotros y de la literatura mundial a lo largo de su historia. Este séptimo número, al igual que los anteriores, recogen el entusiasmo y las ganas de hacer un mundo mejor mediante la cultura y el conocimiento. Dejemos la ignorancia para los pobres de espíritu, y emprendamos cada día el hábito del buen leer.

Bienvenido de nuevo, lector, a un nuevo número de esta revista, que mes a mes renace con el entusiasmo de su inicio, cuando el duende de la literatura llenó de bellas luces la imaginación de quien la edita. Con más o menos esfuerzo, seguimos adelante en la publicación de tan ambicioso proyecto, cuyo único fin es la divulgación de la cultura a un público siempre voluntario de hallarla en tan extenso universo como son las letras y los medios por los que las encontramos. La universalización es un panorama tan amplio como complicado, pero no dejaremos que intentar llegar al lector con lo mejor de nosotros y de la literatura mundial a lo largo de su historia.

Este séptimo número, al igual que los anteriores, recogen el entusiasmo y las ganas de hacer un mundo mejor mediante la cultura y el conocimiento. Dejemos la ignorancia para los pobres de espíritu, y emprendamos cada día el hábito del buen leer.

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ARTÍCULO CRÍTICO<br />

<strong>El</strong> profesor en el aula<br />

Este escrito quizás sea más bien dirigido al<br />

profesorado, como también a los padres de alumnos<br />

que buscan una buena calidad en la enseñanza<br />

y quieren ejercer su derecho para exigirla.<br />

¿Qué es un profesor? Independientemente<br />

del grado al que le dé clases, un profesor es aquél<br />

que ha de transmitir un conocimiento con el fin de<br />

que éste sea aprendido por sus alumnos, para que<br />

éstos consigan adquirir una preparación que les<br />

haga competentes en la vida, elijan el camino que<br />

elijan. Pero no sólo es el profesor un expendio de<br />

conocimientos científicos y/o artísticos, sino también<br />

un referente moral que ha de influir en la<br />

maduración de los jóvenes a la hora de enfrentarse<br />

a los problemas que van surgiendo en sus vidas.<br />

Por todo esto es necesario que adquieran la labor<br />

de profesor aquéllos que no sólo hayan demostrado<br />

un nivel apropiado de conocimientos, sino<br />

además una moral adecuada, comparable a la de<br />

un padre o madre ejemplar.<br />

En el mundo laboral no dejamos de encontrarnos<br />

ofertas de trabajo para ejercer de profesor,<br />

exigiendo una edad joven (muchas veces<br />

demasiado joven) para la función docente de cualquier<br />

rama en específico. Bien es cierto que lo que<br />

se gana en vitalidad y energía, propias de la juventud,<br />

se pierde por la falta de experiencia en la vida,<br />

tanto personal como docente. Obviamente hay<br />

que tener en cuenta las excepciones, por las que<br />

muchos jóvenes, por circunstancias de la vida, se<br />

han visto obligados a madurar antes de tiempo.<br />

Por eso es comprensible que muchas instituciones<br />

privadas se valgan de una prueba psicotécnica que<br />

evalúe al docente en este grado.<br />

Un problema, a nivel gubernamental, lo<br />

encontramos en la diversidad del alumno. En casi<br />

todos los estatutos que mencionan a la educación,<br />

en los distintos países llamados “democráticos”,<br />

hay una mención muy señalada a la diversidad en<br />

las escuelas y centros educativos, y cómo ésta debe<br />

tenerse en cuenta para la adecuada integración<br />

en la sociedad y en la participación del Estado de<br />

los diferentes ciudadanos que lo componen. Seguramente<br />

hayan oído a estas alturas múltiples casos<br />

en que dichos estatutos son violados en numerosas<br />

escuelas, así como la inefectividad de muchos gobiernos<br />

en este problema de graves dimensiones.<br />

Objetivamente, la mayoría del profesorado no está<br />

preparada para atender a la gran diversidad que se<br />

presenta en sus aulas, ya sean presenciales o virtuales;<br />

incluso muchos psicólogos que trabajan en<br />

estas instituciones han demostrado no tener el<br />

nivel exigido en los diferentes casos (téngase en<br />

cuenta las excepciones de las que no trataremos en<br />

este momento aquí). Lamentablemente, he sido<br />

testigo de dichos hechos. He podido observar, en<br />

tercera persona, como un puesto docente ha sido<br />

cubierto por personas con dificultades de lectura y<br />

escritura, y con un obvio problema para poder<br />

transmitir a sus alumnos; ni el hecho de tener una<br />

licenciatura en psicología, de la que se supone<br />

tendría que tener un mayor tacto a la hora de tratar<br />

la diversidad, le daba la sensibilidad esperada y<br />

marcada por los estatutos referentes a la educación.<br />

Les voy a poner un ejemplo de lo que digo.<br />

Imagínense que en un aula tenemos a quince<br />

alumnos neurotípicos, y a un alumno con síndrome<br />

de Down (soy consciente de que este número<br />

tan reducido de alumnos en un aula forma parte<br />

de la fantasía, puesto que la realidad es más difícil<br />

de digerir). ¿Podremos evaluar de la misma manera<br />

a este alumno que al resto de sus compañeros?<br />

Obviamente nunca podremos exigirle el mismo<br />

nivel que a la mayoría, y, por tanto, nuestro sistema<br />

de evaluación con respecto a él ha de darse en<br />

proporción a su esfuerzo más que a su nivel de<br />

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