Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
La comunicación<br />
en las campañas políticas<br />
Por: Ricardo Homs*<br />
Las campañas políticas<br />
hoy, en nuestro país, se<br />
están ganando principalmente<br />
por la operación<br />
de tierra, es decir, por las negociaciones<br />
que se hacen en el campo del<br />
día a día, en las alianzas e incluso en<br />
la compra de votos, todo lo que se<br />
hace que no es nada ético.<br />
Realmente lo que estamos viendo<br />
en estos tiempos es que la comunicación<br />
seguramente va a terminar<br />
siendo más enfocada al contraste y<br />
a quitar de por medio a los adversarios,<br />
que a una estrategia constructiva<br />
de comunicación para generar<br />
ciudadanía, pero definitivamente<br />
ganar una elección en esas condiciones<br />
no reviste la legitimidad necesaria.<br />
Se requiere de una estrategia paralela<br />
de comunicación, que realmente<br />
logre convencer a la gente, para<br />
obtener la legitimidad que es indispensable<br />
para iniciar exitosamente<br />
un plan de gobierno cuando se gana<br />
una elección o un escaño legislativo,<br />
de otro modo, siempre quedará ese<br />
“mal sabor de boca” de un triunfo<br />
sacado a la fuerza, sin el apoyo de<br />
la ciudadanía, un triunfo definitivamente<br />
negociado entre los partidos<br />
o ganado en los tribunales.<br />
La única forma de lograr que esto se<br />
revierta y se construya en ciudadanía<br />
es que, en paralelo con el trabajo<br />
político, se lleve a cabo el trabajo de<br />
comunicación, si bien el quehacer<br />
político de tierra o territorial es decisivo<br />
para ganar la campaña, es un<br />
hecho que el trabajo persuasivo, de<br />
cara a la ciudadanía, es el que garantiza<br />
la legitimidad y eso lo estamos<br />
viendo, porque ante los triunfos que<br />
no convencen, cuando el candidato<br />
ganador se vuelve gobernador o legislador,<br />
la actitud de la gente es de<br />
desconfianza, de no colaboración y<br />
esto a fin de cuentas es llegar a la<br />
antidemocracia porque no hay ese<br />
consenso, no hay esa búsqueda de<br />
que el mismo ciudadano esté deseando<br />
ser gobernado por alguien a<br />
quien admira y por lo tanto respeta.