Revista Signum Comunicación Política & Cultura No.18

tividad y muy ligada al fenómeno de la
corrupción, lo cual incluye obviamente
a los políticos e impacta definitivamente
en el ánimo del ciudadano y su interés
de participar en la política.
Lo primero que habría que hacer es revalorar
el rol del político, reposicionarlo,
en el sentido estricto de lo que es el
posicionamiento, para cambiar la percepción
pública y
eso también significa
que detrás de
una campaña, que
no se consigue
con spots de televisión
como quieren
resolverlo por
la vía fácil todos
los políticos en
este país o todos
los gobernantes,
debe existir un
profundo trabajo
con el inconsciente
colectivo para
orientarlo a que
vea las cosas buenas,
lo que implica
también sustentarlas en el día a día, en
la parte cotidiana, con menciones que
realmente nos hablen de eso, porque
si bien dicen que vale más una imagen
que las palabras, es una realidad que
las acciones todavía son mucho más
valiosas, porque las acciones nos permiten
identificar si lo que se dice con
palabras realmente está respaldado en
un proyecto que se lleva a cabo y es ahí
donde realmente hay congruencia.
Actualmente lo que vemos es muy diferente
porque existe la incongruencia
de un lenguaje desgastado, muy moralista,
ya no ingenuo o inocente por
la simplicidad, sino hasta cínico, porque
a fin de cuentas, las acciones de
los mismos que antes hablaron de la
democracia, que
antes hablaron
del ciudadano,
así como de retos
y oportunidades,
no respaldan lo
dicho con su conducta.
Así que resumiendo,
considero que
debiese haber
todo un planteamiento
de reposicionamiento
del
político, así como
de la actividad política,
y esto solo
se consigue con
una estrategia profunda de comunicación,
sustentada en las ciencias sociales
y respaldada por hechos concretos
que hagan que el mensaje transmitido
corresponda realmente a lo qué se
está trabajando.