El Mundo Sobrenatural Junio 2016 - Especial Noche de San Juan

Rasputin
Con Mary Gutiérrez
Grigori Yeímovich Raspuin, apodado “El Monje Loco”,
nació en Siberia el 22 de enero 1869, fue un mísico y cortesano
ruso. Ejerció una gran influencia en la familia Romanov, haciendo
de curandero para el heredero del zar Nicolás II. Su paso por la
corte, le hizo coger fama entre los más poderosos, hasta llegar a
ser el consejero del zar y la zarina. De campesino a converirse
en una persona con un gran nombre y poder, su historia podría
decirse que está archivada en los grandes misterios de la humanidad,
llegando hasta tal punto de no disinguir si es leyenda o
realidad.
Raspuín, nació en Pokrovskoie, en el distrito de Tumen.
Su padre trabajaba como cochero, tenía problemas con el alcohol,
dando mala vida a su familia. Los problemas que causaba su
padre, hacía que cogieran mala fama en el pueblo, por ese moivo
se ganó el mote de raspútnik (pillete, perdido y extraviado), con
el que se haría célebre. Su infancia fue atropellada de forma salvaje
y sin ninguna instrucción. A los 18 años de edad, ingresó en
un monasterio por un periodo de iempo de tres meses. Al salir
se meió en una secta crisiana, los flagelantes, condenada por
la iglesia ortodoxa, creían que era preciso pecar para poder después
arrepenirse y alcanzar así la salvación. Al poco iempo de
pertenecer a esta secta, Raspuín se convirió en uno de los cabecillas,
predicaba su fe por los aldeanos y mandando mensajes
como este: “Pecando conmigo, vuestra salvación es más segura,
puesto que yo encarno al Espíritu Santo”. Esos mensajes y esos
gestos mirando al cielo con los brazos hacia arriba, hacían de él
un Señalado de Dios, corriendo así la voz por toda Siberia. En
1889 se casa, pero al poco iempo abandona a su familia para
emprender un viaje mísico a San Petersburgo, dejando detrás a
sus cuatro hijos y su esposa. Su pueblo también sinió esa pérdida,
dejándoles una huella imborrable en la memoria de sus seguidores.
Por su largo viaje, no dejó de predicar y enseñar sus
míicas creencias, consiguiendo atraer a mujeres, a pesar de su
falta de aseo, una de ellas, la señora Virubova, escribió: “Tiene el
don de las imágenes y un profundo senido del misterio. Es sucesivamente
familiar, bromista, violento, alegre y poéico, y todo
ello sin pose alguna. Por el contrario, iene una despreocupación
inaudita, un cinismo que aturde y una mirada que quema como
el fuego.”
Todas esas sorprendentes historias y descripciones que
hacían los tesigos de su marcha hacía San Petersburgo, hicieron
que Raspuín entrara en la capital como una persona importante,
llegando a cauivar a toda la sociedad de San Petersburgo. Aquello
fue la llave maestra para entrar a las cortes y ser presentado
a la familia imperial. Los zares estaban pasando un mal momento,
su hijo y único heredero, estaba padeciendo una enfermedad, el
futuro del reino lo dejaron en las manos del posible Señalado de
Dios, Raspuín. Al poco iempo de estar sirviendo como curandero
al heredero, se ganó la confianza de los soberanos. Llegó a
ser el consejero del Zar de Rusia y realizó funciones importantes
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en la corte. Su conducta y sus buenos modales hacían de él un
gran símbolo en la sociedad. Llegó a abrir una consulta donde recetaba
a las damas narcóicos, estupefacientes y afrodisíacos, haciendo
creer que su contacto con su cuerpo tenía efectos
curaivos y purificadores. Estas acciones le crearon una mala reputación
en la Duma (Parlamento), donde en una reunión decidieron
echar a Raspuín de la corte. Lo consiguieron en la
ausencia de los zares, que se encontraban en Polonia.
Esta ausencia del curandero en la familia imperial, hizo
que a los pocos meses el heredero enfermara hasta tal punto que
la zarina reclamara la presencia de Raspuín. Su vuelta fue milagrosa,
aquella noche Raspuín rezó junto al lecho del enfermo.
Pasado un corto período de iempo, el hijo del zar se levantó y
manifestó una notable mejoría. Dejó constancia a la familia de
que la vida de su hijo estaba ligada a su presencia en la corte y
que sus plegarias era la salvación de su vida. Los zares comprendieron
esas palabras y la fe que tenían en el mísico curandero
llegó a ser absoluta.
Pero no cesaba de tener enemigos y personas que tenían
ganas de acabar con sus entromeidas decisiones que aconsejaban
al zar. El 7 diciembre de 1916 Raspuín escribió una carta
a la zarina en la que decía que estaba seguro de que sería asesinado
antes del 1 de enero. En la carta dejó una maldición impregnada
en sus palabras, comentaba que si era asesinado por
miembros de la familia imperial, la desgracia caería sobre Nicolás
II y toda su familia, antes de dos años, por su propio pueblo.
El Príncipe Félix Yusupov, primo del zar, que parece ser
que se senía atraído por Raspuín, mando asesinar a éste, el 29
de diciembre de 1916. Hubo varios intentos fallidos hasta que
después de 23 días de la carta de Raspuín a la zarina, fue asesinado
por dos miembros de la familia imperial. Aquello despertó
la maldición de la que informaba Raspuín en la carta, curiosamente
a los 19 meses más tarde, el zar y toda su familia fue asesinada
en Ekaterinburg.
Aquella profecía escrita en esa carta, creó controversia,
aún se duda si realmente fue un charlatán o un santo con poderes.
Dejó de herencia a la humanidad espeluznantes profecías,
que auguraban un futuro nada alentador para la Tierra y quienes
la habitamos. Nombraré algunas de ellas.