05 - Encuentro N 1 - Nuestros buenos deseos
“Carta entre hermanos” CATEQUESIS POR CORRESPONDENCIA ENCUENTRO Nº 1 Nuestros buenos deseos Yo soy lo que veo de mí MÁS lo que no veo de mí Nosotros no somos cualquier cosa, querido hermano, somos hijos de Dios. Y ese es un Sello que tenemos adentro y que nadie nos puede quitar. Ni siquiera nosotros mismos. Ese sello divino nos hace ser personas muy valiosas para Dios, porque somos sus hijos. Si Dios nos preguntara a cada uno de nosotros: ¿Te sientes valioso por ser Mi hijo? ¿Qué le contestaríamos?
“Carta entre hermanos”
CATEQUESIS POR CORRESPONDENCIA
ENCUENTRO Nº 1
Nuestros buenos deseos
Yo soy
lo que veo de mí
MÁS
lo que no veo de mí
Nosotros no somos cualquier cosa, querido hermano, somos hijos de Dios. Y
ese es un Sello que tenemos adentro y que nadie nos puede quitar. Ni siquiera
nosotros mismos. Ese sello divino nos hace ser personas muy valiosas para Dios,
porque somos sus hijos.
Si Dios nos preguntara a cada uno de nosotros:
¿Te sientes valioso por ser Mi hijo? ¿Qué le contestaríamos?
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ENCUENTRO Nº 1: NUESTROS BUENOS DESEOS 11<br />
Cuenta una historia que, del nido de un águila, cayó un huevo y fue a parar<br />
al patio de una casa. Cuando el dueño de casa vio el huevo, lo llevó al gallinero<br />
y lo puso en el nido donde una gallina estaba empollando. Y se olvidó del tema.<br />
Cuando llegó el momento, junto con los pollitos nació el pichón de águila.<br />
Pasó el tiempo y el aguilucho vio que le habían salido unas alas mucho más<br />
grandes que las de sus hermanos. Se sintió mal porque se vio diferente. Los<br />
demás comenzaron a mirarlo como bicho raro. El aguilucho no sabía por qué<br />
tenía esas alas que crecían y crecían tanto. A veces pensaba que para algo le<br />
debían servir, pero no sabía para qué.<br />
Un día vino de visita un amigo del dueño de casa. El hombre vio el pichón de<br />
águila y le dijo al dueño:<br />
— ¿Me lo das?<br />
El otro le contestó:<br />
— Te lo puedes llevar, es tan grandote que molesta en el gallinero.<br />
El hombre se lo llevó mientras pensaba:<br />
— ¿Por qué tendrá un pichón de águila en el gallinero escarbando el suelo<br />
como si fuera un pollo? ¡Yo le voy a ayudar a usas sus alas!<br />
Esperó que creciera y, cuando ya era un águila hecha y derecha, la llevó a<br />
una loma muy alta y la largó al vacío. Casi se murió de susto el águila cuando<br />
se sintió en el aire. Comenzó a venirse abajo. Pensó que se estrellaría contra el<br />
suelo. Pero, de pronto, sin saber cómo, se abrieron sus grandes alas.<br />
Y comenzó a volar y volar. Entonces se dio cuenta de para qué le servían sus<br />
alas. ¡Y se perdió entre las nubes…!