24.06.2016 Views

05 - Encuentro N 1 - Nuestros buenos deseos

“Carta entre hermanos” CATEQUESIS POR CORRESPONDENCIA ENCUENTRO Nº 1 Nuestros buenos deseos Yo soy lo que veo de mí MÁS lo que no veo de mí Nosotros no somos cualquier cosa, querido hermano, somos hijos de Dios. Y ese es un Sello que tenemos adentro y que nadie nos puede quitar. Ni siquiera nosotros mismos. Ese sello divino nos hace ser personas muy valiosas para Dios, porque somos sus hijos. Si Dios nos preguntara a cada uno de nosotros: ¿Te sientes valioso por ser Mi hijo? ¿Qué le contestaríamos?

“Carta entre hermanos”
CATEQUESIS POR CORRESPONDENCIA
ENCUENTRO Nº 1
Nuestros buenos deseos
Yo soy
lo que veo de mí
MÁS
lo que no veo de mí
Nosotros no somos cualquier cosa, querido hermano, somos hijos de Dios. Y
ese es un Sello que tenemos adentro y que nadie nos puede quitar. Ni siquiera
nosotros mismos. Ese sello divino nos hace ser personas muy valiosas para Dios,
porque somos sus hijos.
Si Dios nos preguntara a cada uno de nosotros:
¿Te sientes valioso por ser Mi hijo? ¿Qué le contestaríamos?

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

ENCUENTRO Nº 1: NUESTROS BUENOS DESEOS 12<br />

4- NUESTROS BUENOS DESEOS<br />

El águila del cuento pasó mucho tiempo antes de descubrir que sus alas eran<br />

su mayor riqueza. Así nos pasa a nosotros muchas veces. Nos lleva tiempo<br />

descubrir nuestras propias alas. Nos lleva tiempo descubrir las riquezas que Dios<br />

nos puso adentro cuando nos creó. Nos lleva tiempo descubrir lo valiosos que<br />

somos.<br />

¿Cómo se pueden descubrir las riquezas que cada uno tiene adentro? Dejando<br />

que salgan afuera los <strong>buenos</strong> <strong>deseos</strong> que Dios sembró en nuestro corazón.<br />

Poniendo lo mejor de nuestra parte para que crezcan y den frutos.<br />

Cuentan que en un pueblo hicieron una fiesta buscando conseguir dinero para<br />

levantar una escuela. Se armaron distintos quioscos de venta. Había uno muy<br />

especial, que tenía un cartel que decía: “QUIOSCO DE DIOS” Un joven se acercó<br />

al quiosco donde Dios estaba parado detrás de un mostrador y vio que, en una<br />

pared, había una estantería llena de frascos con semillas de distintos colores.<br />

El muchacho le preguntó a Dios:<br />

— ¿Qué vendes?<br />

Dios le contestó:<br />

— Vendo todas las cosas buenas que mis hijos desean en su corazón.<br />

Ni lerdo ni perezoso, el joven comenzó a pedir:<br />

— Quiero ser el mejor hijo. Quiero ser el mejor amigo. Quiero aprender un<br />

oficio y tener un buen trabajo. Quiero estudiar. Quiero casarme con una buena<br />

chica y tener una hermosa familia. Quiero ayudar a las personas más<br />

necesitadas. Quiero… Quiero… Quiero...<br />

Cada vez que el muchacho decía un buen deseo, Dios sacaba una semilla de<br />

uno de los frascos y la ponía en una bolsita. Cuando el muchacho dejó de pedir,<br />

Dios le entregó la bolsita llena de semillas de colores. El joven, sorprendido y<br />

medio enojado, le dijo:<br />

— ¿Por qué me das semillas de colores, si yo te pedí que todos mis <strong>buenos</strong><br />

<strong>deseos</strong> se cumplieran?<br />

Y Dios le contestó:<br />

—Hijo mío, yo te doy las semillas de todos los <strong>buenos</strong> <strong>deseos</strong> que me pediste.<br />

Pero a ti te toca hacerlas crecer.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!