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PATRIMONIO
de la Humanidad
jeron algunos elementos artísticos que se combinaron con los del acervo
criollo y crearon un estilo típicamente argentino. Estos fileteadores
fueron Vicente Brunetti, Cecilio Pascarella y Salvador Venturo, y luego
tuvieron como continuadores a sus propios hijos. Ya entrado el siglo
XX, el fileteado se volcó con entusiasmo a los camiones y a los autobuses
urbanos o colectivos. Sin embargo, en 1975 comenzó a desaparecer
de los vehículos, luego de la sanción de una ley nacional que prohibía
filetear los colectivos en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires. Por tal
motivo, el fileteado abandonó los autobuses y comenzó a adquirir una
nueva e impensada autonomía.
Arce: maestro del fileteado
Martiniano Arce es un referente indiscutido del fileteado, ese arte tradicional
típicamente porteño y uno de los símbolos de nuestra identidad
cultural. Este artista plástico y autodidacta nació en Buenos Aires en
1939. Su vasta obra es reconocida en el país y en el exterior. “Tenía apenas
12 años cuando comencé a dibujar en una pared utilizando tiza, carbón, azufre y
ladrillo, porque en esa época no había otra cosa. Pero ¿qué pasaba? Llovía; entonces,
el dibujo se borraba y tenía que comenzar otro”, relata Arce en su atelier
de la calle Perú, en pleno corazón del barrio de San Telmo. “Con mi hermano
Enrique, nos iniciamos en el fileteado uno o dos años después. Recuerdo
que hacíamos los pinceles con plumas de gallina y con eso practicábamos. Desde
entonces, jamás paré de hacer cosas. No leo diarios, no uso reloj, no tengo auto ni
celular. Uso mi tiempo para pintar. Es mi pasión; por eso, vivo para pintar y no
pinto para vivir. Y siempre con mi inseparable esposa al lado”.