PATRIMONIO de la Humanidad El aporte de Arce al arte del fileteado –“filetismo”, según sus palabras– es incomparable. A lo largo de unas mil obras realizadas, supo aportar a la ciudad, primero, el arte en los típicos carritos porteños, y luego, con el paso de los años, decidió volcarse a otras manifestaciones, como la naturaleza muerta y los dragones, siempre presentes. El dragón es el yin y el yang, dos conceptos del taoísmo que exponen la dualidad de todo lo existente en el universo. Describe las dos fuerzas fundamentales, opuestas y complementarias, que se encuentran en todas las cosas. “El dragón es la fuerza: cuida la entrada de los templos y es símbolo de inmortalidad para los orientales. Los dragones de tres y cuatro dedos corresponden al pueblo, mientras que los de cinco dedos son de los mandarines. En los camiones, se fileteaba un dragón como para poder enfrentar la vida”. Recordemos que uno de los grandes méritos de Arce es haber aplicado la técnica del fileteado a la tela del cuadro, pintando con óleos y acrílicos. Así, creó el fileteado “de caballete”, en el que se combinan magistralmente retratos de personajes populares, temas del acervo gauchesco y de la pintura sacra, frutas, flores y pájaros. La colección de personajes emblemáticos es enorme: Carlos Gardel, Aníbal Troilo, Eva Perón, Atahualpa Yupanqui, Juan Manuel Fangio, Jorge Luis Borges, Antonio Berni… “De diez cuadros que se pintan, ocho son presentables, cinco son buenos, y dos, excelentes”, aclara Arce. Pero hay que pintar los diez. En esto coincidíamos con el maestro Antonio Berni, quien vino a verme un día porque quería hacer algunos trabajos conmigo. Realizamos varios en conjunto, que luego fueron expuestos en la galería Bonino de Nueva York. A Antonio le gustaba mucho el fileteado. Siempre me decía: ‘cómo me cuesta hacer esas líneas’”.
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