Exprésate con otro rollo sin odio

La criminalización empieza su proceso de individualización con la difamación. Entendemos que
existe difamación cuando se señala directamente a una persona de ser delincuente o enemiga del
desarrollo. Una de las primeras campañas de difamación las vivió Monseñor Ramazzini y la
Pastoral Social cuando una empresa minera paga una campaña para señalar que ellos eran
enemigos del desarrollo y que apoyaban delincuentes.
Usualmente, la difamación se reproduce en los medios locales ya sea a través de campañas
radiales o a través de aseveraciones de autoridades y/o personajes con peso en la opinión
pública. Hemos visto cómo después de manifestaciones o logros importantes en las luchas, la
difamación aparece contra sus líderes. Usualmente, la difamación relaciona al defensor o
defensora con una acción delictiva. Por ejemplo, luego de una manifestación que bloquea una
carretera inmediatamente se acusa al liderazgo de haber propiciado la muerte de una persona
enferma o la pérdida de millones de quetzales.
Cuando se produce la difamación se abre el espacio a una denuncia judicial. Usualmente el
difamador asevera que ya puso la denuncia o ya la pondrá y que está pronta una captura. Al
inicio de los procesos de difamación, no se tomaba en serio la posibilidad de esas denuncias pero
en la medida en que las detenciones arbitrarias e ilegales han aumentado, la incertidumbre
empieza a afectar a los defensores y defensoras de derechos humanos. En otras palabras, la
difamación es la antesala a los procesos judiciales.
Sin embargo, existe otro fenómeno en la criminalización que se denomina el discurso del odio
que son “Las expresiones de odio o el discurso destinado a intimidar, oprimir o incitar al odio o la
violencia contra una persona o grupo sobre la base a su raza, religión, nacionalidad, género,
orientación sexual, discapacidad u otra característica grupal” 4
En este caso, a partir de la intervención de la Fundación contra el Terrorismo se articuló un
discurso del odio que empezó abarcando a un grupo de defensores y defensoras de derechos
humanos y que hoy engloba a jueces, fiscales, miembros de la comunidad internacional.
En el año 2013, la Procuraduría de Derechos Humanos emite una resolución en donde se
establece que el Sr. Méndez Ruiz y su Fundación han violado los derechos humanos de los
defensores y defensoras de derechos humanos al impulsar un discurso del odio. A pesar de la
resolución, el discurso sigue instalado y afectando a cada vez más actores.
Para diferenciar el estigma de un discurso del odio es necesario observar si se cumplen al menos
tres de los siguientes criterios, siendo indispensables el criterio 1 y 2 5 :
1) Criterio de grupo en situación de vulnerabilidad tipificado: Se expresan de forma
explícita o implícita, pero indudablemente, referencias "a un grupo históricamente
discriminado, en un tiempo y lugar determinados". En este sentido el estigma generado
en torno a la defensa de derechos humanos se ha construido en los últimos 40 años
generando una visión de grupo que es discriminado en tanto que visto como actor
negativo.
4 Tomado del documento “Acerca del Discurso del Odio” elaborado por la Convergencia por los Derechos Humanos y la
Fundación Myrna Mack en marzo del 2016
5 Los criterios que se exponen fueron elaborados por Kauffman para
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