Resumen Ejecutivo

La relación entre innovación tecnológica y la ocupación es bastante compleja,
porque los efectos de la tecnología parecen positivos cuando repercuten en la
producción de productos innovadores, porque crean nuevos mercados, nueva
demanda y, por tanto, más empleos. Pero cuando la tecnología mejora los
procesos, el impacto sobre la ocupación tiende a ser negativo, ya que las
nuevas máquinas permiten producir la misma cantidad con menos trabajo. Los
trabajos que quedan protegidos de la robotización son aquellos donde es
necesaria una mayor inteligencia creativa, intuitiva o emocional.
La transformación digital en España, el empleo y las cualificaciones
La crisis ha demostrado que la solidez de las economías está estrechamente
vinculada con la gestión del conocimiento. En España, este factor no ha venido
siendo atendido de forma adecuada, encontrándose en una situación de alto
riesgo, muy comprometida y agudizada por la crisis. Los datos económicos,
reflejados en las magnitudes de la industria, siguen señalando el difícil estado
del sector productivo, motivado tanto por los efectos de la crisis como por una
serie de importantes deficiencias estructurales existentes.
En materia de mercado laboral, nos encontramos situados como el país
industrializado con la mayor tasa de paro y el de más larga duración, y
temporalidad, manifestándose la recuperación económica en la creación de
empleo basado en la máxima precariedad laboral, con efectos directos en las
tasas de productividad. La alta rotación laboral impide incentivos en la
formación empresarial y el desarrollo de la capacitación y reciclaje profesional
de las personas.
La sociedad española en general, y la empresa en particular, parece dominar
los usos digitales básicos, pero aún están lejos de subirse en los vagones de
las opciones más avanzadas. La tecnología está lista para aprovechar ese
filón, pero las empresas parecen dubitativas, ya que solo un 38% de ellas
atesora una estrategia digital formalizada. De hecho, las empresas no son
capaces de cuantificar cuales son las inversiones que tienen que hacer y como
priorizarlas, por la falta de adaptación a la nueva arquitectura digital.
A pesar de todo, con más de una década de retraso, desde la administración
española se presenta un proyecto como garante de la competitividad de la
economía española, lo que se viene en denominar “una palanca competitiva
diferenciadora”, en la que, más allá de atender al coste de la mano de obra, se
trata de favorecer la industria e impulsar su internacionalización a través de las
exportaciones. Las inminentes elecciones legislativas han dejado pendiente el
desarrollo de esta iniciativa a expensas de la voluntad del nuevo gobierno.
Al mismo tiempo, España viene siendo uno de los países europeos con mayor
desajuste entre la formación de sus profesionales y las necesidades de las
empresas, en el que el sistema educativo no está en sintonía con la demanda
de las empresas. En este marco, las empresas que intentar liderar la cuarta
revolución industrial buscan talento que no existe en el mercado. La paradoja
española es que con cinco millones de personas sin empleo, la segunda tasa
más alta de Europa, hay que hacer frente a una situación de escasez de
La digitalización de la industria y la acción sindical 4