India

Como bien sabemos, Julian no está hecho para el trabajo
pesado, por eso, aunque sigue con ansias de encontrar a su
enamorada, su desidia no le permite moverse del área. De ahí
que llega a otro highlight del 15th arrondissement: a Le Grand
Colbert (51 Rue du Commerce, 75015 Paris). Al entrar a esta
Brasserie, Julian evoca su entrada primera al castillo de la señora
Rênal, pues en este espacio, pero en 1637, se construyó una
mansión privada que fue vendida a Jean-Baptiste Colbert y después
a Felipe de Orleans. Una gran casa que posteriormente se demolió
para dar entrada al edifi cio actual, en donde para 1828 se abrió la
Galerie Colbert. Fue hasta 1900 cuando el edifi cio se convierte en
restaurant, pero mantiene su último nombre. La suerte de Julian, de
haber llegado un poco antes del último cierre de ésta Brasserie hace
unos años, hubiese sido grande; pues aquí se podían encontrar unos
de los platos más asequibles de París.
Julian Solen, al salir de un libro, debe entender la iniciativa
de la Biblioteca Nacional y del dueño del local, hecha en 1985, por
renovar cada uno de los detalles de este establecimiento. Gracias
a dicha idea, hoy, el joven Solen se encuentra parado en la sala
principal, apreciando su impresionante riqueza arquitectónica,
con paredes de seis metros de altura y varias reliquias como:
impresionantes columnas ornamentadas y aparadores. Él, no es el
único que valora esta belleza, sino también Joël Fleury, su equipo
de profesionales y el gobierno de Francia; quienes protegen al
edifi cio desde 1992. Solen tampoco es el primer “famoso” en pisar
este establecimiento, pues Le Grand Colbert da la bienvenida
y sirve a una multitud cosmopolita, incluyendo actores teatrales y
cinematográfi cos, supermodelos, diseñadores, empresarios turistas y
los viejos habituales; pensaríamos que entre todas estas fi guras por
fi n Julien se encontraría con la Luisa Rênal, pero desgraciadamente
aun no lo hace.
Afl igido, pero con un segundo
regalo en mano (si la primera vez funcionó
para enamorar a Luisa, esta vez podría
servir como reconquista), camina un poco
más hacia los grandes Bulevares. Pasa por
el Musée Grévin y el Hôtel Drouot hasta
que fi nalmente se encuentra al centro del
distrito 9, con una gran fi la que nunca
se dispersa, la cual pertenece a un bello
establecimiento. Su nombre es Le Bouillon
Chartier (7 Rue du Faubourg Montmartre,
75009 Paris) y cae como anillo al dedo para
Julian porque, después de haber rechazado
el aumento salarial por parte del señor
Rênal y terminar en el seminario mayor de
Besançon, es ahora que recuerda que tiene
un presupuesto recortado. La suerte de
este muchacho es grande, pues la fi losofía
de este restaurante, desde sus comienzos
dentro de un vestíbulo de una estación de
tren, es ofrecer buena comida a un precio
modesto.
Julian se encuentra fuera de un
edifi cio con diseño Art Deco perfectamente
conservado, al menos eso distrae un poco
su hambre. Cuando lo llaman para tomar
su mesa, entra por la puerta giratoria
para descubrir el mismo cielo del exterior,
pero dividido por el gran techo de cristal.
La oferta gastronómica está fi rmemente
arraigada a la tradición culinaria de la
capital francesa y, antes de decidirse por
cuál será su plato principal, pide al mesero
el plato de 6 Escargots y el Bloc de Foie
Gras de Canard (Bloque de Foie Gras de
Pato). Mientras espera por sus entradas, y
comienza a decidirse por su plato fuerte:
El Steack Haché Sauce Poivre Vert avec
Frites (Carne Picada Frita con Salsa de
Pimienta Verde y Papas a la Francesa); nota
que en Le Bouillon Chartier se guardan
los aparadores que los clientes de antaño
solían utilizar. También, advierte mesas y
sillas típicas de bares antiguos, manteles
bordados y un equipaje con bastidores
de cobre –como aquellos de los trenes,
haciendo honor al primer establecimiento
de esta Brasserie –; detalles que podrían
responder a la gran afl uencia de turistas
que recibe el restaurante día con día.
Aunque en el castillo del Señor
Rênal, Julian Sorie se gana el corazón de
los niños con rapidez, esta vez son los
platos, con un inigualable sabor casero,
quienes conquistan el suyo. A pesar de no
haber encontrado aún a su enamorada, el
muchacho se siente contento pues podrá
regresar el regalo que había comprado para
ella y retornar a esta inigualable Brasserie
para pedir su postre favorito: Baba au Rhum
avec Chantilly (Pastel de Ron con Chantilly),
pues Sorie, bien sabe que no hay mejor
receta que la tradicional francesa parisina;
con la cual podrá alcanzar el fi nal dulce y
feliz que desde “Rojo y Negro” anheló.
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