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LEONES de SABANA AÑO 5, N° 75 NOVIEMBRE 2016

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Esa mañana al <strong>de</strong>spertar, Wilfredo se llevó el peor susto <strong>de</strong> su vida.<br />

Al abrir los ojos, parado sobre su pecho y a escasos centímetros<br />

<strong>de</strong> su rostro, se encontraba un abominable gnomo. El enano<br />

tenía la cara arrugada como pasita y una gran nariz en forma <strong>de</strong><br />

pepino que sobresalía por esa maraña <strong>de</strong> pelos pelirrojos que se<br />

mezclaba con la barba que le caía hasta los pies, justo don<strong>de</strong> nacían<br />

sus botas campiranas. Wilfredo hubiera disfrutado gustoso<br />

Andares<br />

Alejandro Mier Uribe<br />

Revista INFERNO<br />

su presencia si no fuera porque el gnomo portaba<br />

en su puño una filosa punta que amenazaba<br />

clavarle en el ojo.<br />

Muerto <strong>de</strong> miedo,<br />

cerró los parpados esperando<br />

lo peor, sin embargo, al abrirlos <strong>de</strong> nuevo,<br />

el duen<strong>de</strong> había <strong>de</strong>saparecido. Wilfredo se<br />

sentó y con gran agitación empezó a mover las sábanas<br />

en busca <strong>de</strong> una pista. Bien sabía que no era<br />

una alucinación y muy pronto lo constató al encontrar<br />

un par <strong>de</strong> largos pelos color rojo. Aunque<br />

estuvo muy atento, durante ese día ya no pasó<br />

ningún suceso extraño.<br />

Wilfredo tenía muchos años habitando una vieja<br />

casa en compañía <strong>de</strong> su tía Ifigenia, había perdido<br />

a sus padres cuando niño y su tía cuidaba <strong>de</strong> él. En<br />

verdad era muy respetuosa y rara vez lo molestaba<br />

en su habitación. La privacidad <strong>de</strong> la que gozaba,<br />

también había sido motivo <strong>de</strong> que Wilfredo<br />

coleccionara cualquier cantidad <strong>de</strong> cosas raras sin<br />

que nadie le dijera nada. Para su suerte, hasta Gladis,<br />

su novia, compartía esos extraños gustos y<br />

continuamente le obsequiaba inauditos objetos.<br />

Ya por la noche, Wilfredo intentó aguantar el sueño<br />

el mayor tiempo posible; por primera vez le<br />

temía a un gnomo ya que pensaba que quizá podría<br />

lastimarlo <strong>de</strong> gravedad. A pesar <strong>de</strong> ello, llegó<br />

un momento en que no pudo más y se quedó dormido.<br />

En sueños, su corazón comenzó a palpitar<br />

muy rápidamente; <strong>de</strong> su frente chorreaban hilos<br />

<strong>de</strong> sudor y no cesaba <strong>de</strong> moverse <strong>de</strong> un lado para<br />

otro.<br />

De pronto, por fin volvió en sí pese a que lo que vio lo<br />

<strong>de</strong>jó mudo <strong>de</strong>l pavor. Intentó gritar “¡Socorro!” a todo<br />

pulmón, pero la voz simplemente no le salió. Ahí<br />

frente a él en un costado <strong>de</strong> su cama, el gnomo cargaba<br />

una pesada hacha y<br />

estaba a punto <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarla<br />

caer sobre su pescuezo.<br />

Wilfredo se echó<br />

la mano a la cara esperando<br />

el golpe final pero<br />

éste no llegó porque<br />

el gnomo <strong>de</strong> nuevo <strong>de</strong>sapareció<br />

tal y como<br />

vino.<br />

En cuanto amaneció,<br />

Wilfredo corrió a casa<br />

<strong>de</strong> Gladis para contarle<br />

lo sucedió. Durante<br />

años Wilfredo había<br />

convivido con gnomos<br />

pero sólo que todos<br />

eran buenos, cuando<br />

mucho, uno que otro<br />

-Wily, -le dijo Gladis<br />

una vez que<br />

escuchó su historia,<br />

-tienes que ir<br />

con la bruja y contarle<br />

lo que te pasa<br />

antes <strong>de</strong> que<br />

sea <strong>de</strong>masiado<br />

tar<strong>de</strong>, seguro ella<br />

sabe lo que <strong>de</strong>bes<br />

hacer, vamos te<br />

acompaño.<br />

travieso le movía sus cosas <strong>de</strong> lugar o le escondía alguna<br />

<strong>de</strong> sus pertenencias. Todas las noches les <strong>de</strong>jaba<br />

una cazuelita con leche y miel y ellos, juguetones y<br />

escurridizos, vaciaban el <strong>de</strong>leitoso liquido. Disfrutaban<br />

<strong>de</strong> una envidiable relación y hasta los tenía i<strong>de</strong>ntificados<br />

por su nombre.<br />

<strong>LEONES</strong> <strong>de</strong> <strong>SABANA</strong> B7 MEXICO 20

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