Periodico Amagi Enero 2017

VACACIONES
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EL ESTRÉS DEL DESCANSO
¿Es verdad que nos podemos estresar cuando descansamos o paseamos?
¿Qué es lo que podemos hacer o dejar de hacer para que eso no suceda?
Cuando hablamos de estrés automáticamente
lo asociamos a
diversos tipos de situaciones
negativas relacionadas situaciones
de la vida cotidiana en general. Las
primeras imágenes que se nos vienen
a la mente son: mucho trabajo, trabajo
que no nos gusta, una mala relación
con el jefe o compañeros, corridas
para llevar a los chicos a la escuela,
cumpleaños y actividades en general,
mucho que hacer y poco tiempo para
descansar.
Si bien esas son solo ejemplos para ilustrar
la idea, la asociación va dirigida a:
apuros, situaciones negativas, etc.
En pocas palabras decimos
que el estrés “es un estado
de cansancio mental o físico
provocado por la exigencia
de un rendimiento
muy superior al normal”.
A consecuencia de esto el organismo
reacciona y se manifiesta con un estado
concreto y es distinto en cada persona.
Estaríamos en lo que mencionamos
anteriormente. ¿Verdad?
¿Cómo se relaciona el estrés con épocas
de descanso o las vacaciones?
Generalmente asociamos las situaciones
estresantes a la época del año
en que estamos ocupados con nuestras
tareas habituales. Sin embargo
cuando atraviesan y finalizan el periodo
de vacaciones es muy habitual
escuchar a las personas decir cosas
como: no me recuperé, no pude descansar
bien, hubiese necesitado 1 semana
más.
Por un lado es necesario decir que
cuando atravesamos grandes periodos
de tiempo en nuestras rutinas
diarias, es decir entre vacación
y vacación, estamos con estrés y no
somos capaces de registrarlo en el
cuerpo. Llegado el momento de descansar,
es cuando todo “se afloja” y
afloran los cansancios y emociones
que se sienten más intensamente en
todo nuestro sistema.
Por otro lado consideramos importante
observar que muchas personas
durante sus periodos de vacaciones
o descanso, siguen adelante con
muchas actividades y hábitos de su
rutina diaria, lo que no les permite
desconectarse y mucho menos descansar,
y además hay nuevos hábitos
que incorporar rápidamente.
Algunas instancias a ponerle conciencia
para disminuir estrés, o evitar alimentarlo:
1.
Teléfonos móviles y tablets. Te mantenés
conectado a la tecnología, redes
sociales, correo electrónico, etc.
Esto hace que no te desenganches de
la rutina, y al mismo tiempo que no
aprecies el nuevo escenario que es el
viaje o descanso en el que estás.
2.
El ritmo al hacer las cosas. Venís de
todo un periodo de apuro permanente.
Hacerte consiente de que ahora
tenés más tiempo para poder hacer
todo, y de hecho hacerlo un poco más
lento, es fundamental. Por ejemplo a
la hora de alimentarte.
3.
Modificar la alimentación. La calidad
de los alimentos que ingerís, el ritmo
con el que te sentás a alimentarte,
horarios y orden, colaboran con un
mejor estado interno, al tiempo que
desarticula rutinas habituales.
4.
La planificación es fundamental. Ya
sea que te vayas a un lugar nuevo o
conocido, tener en mente los lugares
o actividades que vas a llevar a cabo
es fundamental. Por más que estés
de descanso, estar desorganizado y
tomar conciencia de estar perdiendo
tiempo de vacaciones por no saber
qué hacer, alimenta tu estado de
estrés, o genera uno nuevo.
5.
Pasar más tiempo en familia. Por un
lado puede traer conflictos de algún
tipo, ya que muchas familias se encuentran
cada uno en su actividad
durante el año, y ahora se encuentran
y necesitan re-conocerse. Por
otro lado, hacerlo implica fortalecer
las redes y nutrirte de ellas.
¿Cuál otro habito mantenés cuando
te vas de vacaciones solos o en familia,
y creés que podrías modificar?
Recordalo, mantener los mismos
hábitos de siempre durante el descanso,
puede generar o mantener
el estado de estrés que, finalmente,
puede ser éste quien termine dominándote
en tu propio descanso.
¿Cómo quisieras estar durante y
después de tus vacaciones?. La responsabilidad
es tuya.