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Excodra IX: La política

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EXCODRA<br />

REVISTA DE LITERATURA<br />

(Y OTRAS ARTES)<br />

Nº 9<br />

(LA POLÍTICA)<br />

Revista <strong>Excodra</strong>. Número <strong>IX</strong>: <strong>La</strong> <strong>política</strong>. Septiembre, 2012. ISSN 2014-1998.


ÍNDICE<br />

Editorial<br />

Ficción<br />

Homenaje a Blancanieves (3ª Sección), Juan Francisco Ferré<br />

<strong>La</strong> tristeza del pescador, John Key<br />

No ficción<br />

El don creativo (Fragmento), Héctor Hernández Montecinos<br />

Lo que los hombres acostumbran a hacer, Aarón Reyes<br />

Poesía<br />

Con bala, Óscar Camarero<br />

(Lunes indignado), Pedro Andreu<br />

Eres tú, Txus García<br />

Varios poemas, Vicente Muñoz Álvarez<br />

Apología del pelo revuelto (y más), Inma Luna<br />

Pintura<br />

Carlos Esteban Resano Vasilchik<br />

María Mantella<br />

Fotografía<br />

Elena Korn<br />

S. Tallón<br />

Agustín Calvo Galán<br />

Vicenç Rodríguez Bosch<br />

Entrevista<br />

Cristina Fallarás<br />

Colaboradores


EDITORIAL<br />

<strong>La</strong> <strong>política</strong> como el arte de lo posible. El arte de hacer posible lo necesario. El arte,<br />

incluso, de lograr lo necesario que se creía imposible de conseguir... Hace poco<br />

comentaba por esa herramienta de comunicación que es el Facebook, que “la <strong>política</strong><br />

es la que hace que las calles sean como sean y estén donde están, que nuestros hijos<br />

estudien tales o cuales cosas en las escuelas e incluso que haya escuelas, la <strong>política</strong> es<br />

la que determina las horas que estarás en el trabajo y lo que cobrarás por ello e<br />

incluso que haya trabajos remunerados o esclavos, la <strong>política</strong> no hace que salga el sol,<br />

pero determina la manera en que vas a vivir bajo él. […] todo lo recibimos desde<br />

nuestro entorno, y nuestro entorno en sociedad, se hace desde la <strong>política</strong>.” De cómo<br />

surge el concepto de <strong>política</strong>, su etimología, su función original y sus cambios con el<br />

paso del tiempo y en las distintas geografías, lo veréis en este número por varias vías,<br />

las sensaciones que nos transmite pensar en qué sea la <strong>política</strong>, a qué la asociamos,<br />

cómo la vivimos.<br />

Y es tal la cuestión, porque la <strong>política</strong> estructura nuestras sociedades, esos conjuntos<br />

de personas viviendo bajo unas condiciones similares. Condiciones similares que son<br />

creadas mediante la <strong>política</strong> según nuestras necesidades, hasta diría, en un proceso<br />

dialéctico sin tregua entre todos y cada uno de los individuos que viven bajo una<br />

misma estructura social. Todos formamos parte de la <strong>política</strong> y somos parte activa, es<br />

imposible la pasividad en <strong>política</strong>, todas nuestras acciones influirán en la estructura<br />

social en la que nos desarrollamos. Somos Homo politicus en cuanto nos<br />

establecemos en una sociedad. A día de hoy han conseguido que sintamos que la<br />

<strong>política</strong> sea algo lejano y que no nos compete, y que pensemos que delegamos<br />

nuestro poder para cambiar nuestras sociedades en ciertos grupos de personas.<br />

Cuando en realidad nuestro poder en <strong>política</strong> es indelegable, no es algo que se pueda<br />

transferir, es inmanente a cada acto realizado, todo acto es político, lo que hemos


cedido es nuestro poder ejecutivo no nuestro poder político, el poder ejecutivo lo<br />

hemos centralizado y nos hemos desentendido de nuestro poder ejecutor para cambiar<br />

nuestro entorno, y nos sometemos y nos hacemos sumisos y todo lo aceptamos hasta<br />

puntos en los que ya está nuestra supervivencia en juego. Participar en la <strong>política</strong> va<br />

mucho más allá de votar a un partido político, de acudir a las manifestaciones que<br />

convocan los sindicatos o ciertos colectivos, de hacer huelgas, de reclamar y delegar<br />

en otros para que nos den lo que consideramos que nos es necesario. Toda acción<br />

realizada en sociedad es un acto político repercutiendo en nuestro entorno, en nuestra<br />

estructura social. <strong>La</strong> cuestión está en entender que todo lo que hacemos influye en<br />

toda la estructura social en la cual estamos inmersos. Hay que darle identidad y peso<br />

a nuestras acciones para que se encaminen a lograr nuestras necesidades, tenemos<br />

todo el poder de cambiar lo que deseemos, lo que no significa que lo logremos, es,<br />

como decía, una dialéctica constante, una lucha de identidades buscando satisfacer las<br />

necesidades de cada persona, es pura <strong>política</strong>, pura vida en sociedad.<br />

Al margen, anunciar también que a partir de ahora podrán enviar Cartas a la editorial,<br />

aquí: excodra@yahoo.es, comentando sobre lo que deseen siempre partiendo de<br />

alguna colaboración publicada en algún número de esta revista. Anímense con el<br />

diálogo.<br />

Y entendiendo la <strong>política</strong> como un arte, como el arte de hacer posible lo necesario,<br />

desde este número se explora la <strong>política</strong> desde el arte. Ustedes lo disfruten.


FICCIÓN<br />

Homenaje a Blancanieves<br />

(Fragmento, Tercera sección del relato)<br />

Al retirarle por fin la capucha cetrera, las tortuosas facciones de Blancanieves se<br />

hallaban paralizadas en una poco fotogénica mueca de bobalicona beatitud. No era<br />

para menos, dadas las circunstancias. Lo habían sorprendido una vez más en cuclillas,<br />

la cabeza gacha, los pantalones y calzoncillos bajados a la altura de los tobillos, los<br />

brazos descansando en la parte superior de los muslos abiertos en uve de impúdica<br />

victoria sobre un adversario íntimo y renuente y los talones levemente levantados<br />

sobre el tablero de la mesa en que trataba de mantener el equilibrio. Se frotaba las<br />

manos, aferrado a un cabo de papel de periódico (¡la feliz noticia de su liberación!),<br />

como un gimnasta antes de un difícil ejercicio de barras paralelas. Sin dejarse<br />

impresionar por la ovación causada por su descubrimiento, echó una rápida ojeada a<br />

su alrededor y su humedecida mirada localizó de pronto la vistosa leyenda,<br />

chorreantes trazos rojos sobre fondo blanco: HOMENAJE A BLANCANIEVES,<br />

pintarrajeada en una enorme pancarta que colgaba del techo con desangelada<br />

aparatosidad. Luego lo sabían, se dijo el ex-ministro todavía más asombrado al<br />

reconocer la comprometedora naturaleza y el escalofriante verismo de las imágenes<br />

que en ese momento comenzaban a difundir los diversos monitores diseminados aquí<br />

y allá por el abarrotado recinto. Todos los que allí se congregaban, como advirtió<br />

Blancanieves a continuación reconociendo muchas caras familiares, otras no tanto,<br />

agrupados en torno a las mesas del comedor, comiendo tranquilamente o aplaudiendo<br />

con emoción: todos, absolutamente todos, conocían su secreto. Al menos el<br />

numeroso elenco de hombres y mujeres de confianza convocado allí, en su honor,<br />

incluyendo ministros, ministras, secretarios de estado, subsecretarios, directores<br />

generales y subdirectores generales, más sus correspondientes antecesores todavía<br />

bienquistos y sus ya improbables sucesores, por una parte, acompañados de sus


parejas oficiales o de acompañantes oficiosos, y de otra: portavoces parlamentarios,<br />

delegados de las distintas taifas del partido, así como presidentes de comunidades y<br />

ayuntamientos aún en su poder, egregios representantes del mundo de la cultura y el<br />

espectáculo, la universidad, los deportes, la televisión y algunos medios de<br />

información (radios o periódicos afines) y hasta un castizo tenor operístico que<br />

prometía cantar una conocida aria de zarzuela y después un pasodoble. Sin contar el<br />

grueso de desconocidos constituido por militantes de base o ciudadanos de a pie, sin<br />

carné concreto, pero deseosos de testimoniar su adhesión a la polémica figura del exministro<br />

(¡todos los grandes hombres lo son tarde o temprano!). Desde luego, el buen<br />

humor cundía como una enfermedad contagiosa en la caldeada atmósfera del local: se<br />

contaban anécdotas picantes a propósito de Blancanieves, o de la madrastra, bromas<br />

alusivas a su pasado secuestro, chanzas y chistes privados circulaban de unas mesas a<br />

otras, como los ajetreados camareros, transportadas de un extremo al otro del<br />

comedor por gárrulos mensajeros ya entonados por el alcohol, y se hacían públicas a<br />

voces y se festejaban con carcajadas y aplausos. No se advertían gestos de tristeza o<br />

de resignación, mucho menos de derrota, al contrario, la alegría y la simpatía<br />

aderezaban con desparpajo las excelencias de un menú presumiblemente caro<br />

consumido por comensales de una noche (así lo supuso Blancanieves, no portaba<br />

reloj, al mirar un momento los negros ventanales) presumiblemente cómplice. <strong>La</strong>s<br />

cintas de vídeo no mentían a este respecto, como demostraba el alborozo y la<br />

excitación que suscitaban entre la concurrencia, por más que sus anónimos autores,<br />

en una opción estética de cuestionable ética (técnicamente afinada la contigüidad de<br />

verdugos y víctimas, se superponían rostros, se trocaban y trastocaban identidades,<br />

se transferían responsabilidades...), hubieran decidido mezclar y combinar en el<br />

publicitario montaje final, obnubilando la dudosa rectitud de Blancanieves, las<br />

escabrosas peripecias de su secuestro con hechos y acontecimientos rigurosamente<br />

contemporáneos y trascendentales para la vida pública. Le reían la gracia, no creía<br />

equivocarse el ex-ministro al hacer esta subjetiva estimación, pero esa honrosa<br />

prueba de amistad no aclaraba qué hacía Blancanieves con el culo al aire, excretando


encima de una mesa, en el comedor de un restaurante suntuoso y desconocido, por<br />

qué no le habían prevenido con suficiente antelación... ¿Era eso lo que llamaba su<br />

deber? ¿O es que seguía confundiendo, dolorosa secuela de un secuestro de cuya<br />

secreta cuantía nadie quería acordarse, la causa y el efecto, el placer y la<br />

obligación, la fortuna y la desgracia, el azar y la necesidad, el planteamiento y el<br />

desenlace?... Ninguno de los presentes imaginaba cuántas cosas más había empezado<br />

Blancanieves a considerar reversibles, como algunas dependencias policiales, o<br />

trucadas, como ciertos maletines ministeriales. Entre otras, su propia identidad, su<br />

indocumentada existencia... Aquí tuvo que interrumpir Blancanieves, a petición de<br />

los asistentes, la depresiva retahíla anterior: insistían, entusiasmados, en que dejara de<br />

atormentarse (lo más duro había pasado), mudara el gesto de la cara (¡había hecho<br />

cosas peores!) y tratara por favor de disfrutar un poco más con los fastuosos detalles<br />

que habían supuesto semanas de preparación y un considerable esfuerzo imaginativo<br />

y económico (¡y todo esto en su honor, a cuenta de los fondos de cohesión!)... Sin<br />

solución de continuidad, la mayoritaria parroquia masculina acordaba silbar y jalear<br />

la presentación estelar de siete esplendorosas y llamativas candidatas a representantes<br />

nacionales de la saludable belleza de la llamada generación incógnita y probables<br />

votantes del partido alternativo (aquí se oyeron abucheos y comentarios soeces que<br />

avergonzaron a las, en un principio, escrupulosas chicas...). El consabido divorcio de<br />

la obligación y la devoción (todas eran paradas de corta duración) se resolvía en ellas<br />

con singular diligencia: las muy descaradas, cubiertas sólo con una escueta y<br />

transpirable braguita blanca de lycra y un generoso baño de lentejuelas y tintes que<br />

apenas si moteaba o esmaltaba la pudorosa trepidación y el incontenible<br />

desparramamiento de senos y muslos y nalgas todavía púberes pero ya muy<br />

apetecibles y sugestivos (¿a qué deleznable y trasatlántica referencia<br />

cinematográfica, se preguntó compungido Blancanieves, había querido aludir el<br />

diseñador o modisto de turno contratado especialmente para el evento?), se<br />

aprestaban a limpiar, sin sosos remilgos de principiantes, armadas de plumas de<br />

avestruz, plumeros, pañuelos de papel perfumados, moqueros, pañoletas de seda de


vivos colores y hasta insignias y banderas execradas, el ofrendado trasero y las<br />

curtidas vergüenzas del agasajado ex-ministro, en ostensible y portentosa erección<br />

(otra notable secuela que arrancó más de un ingenuo ¡oh! admirativo de los contritos<br />

labios de algunas militantes de base que debieron creer, como razón suficiente del<br />

fenómeno, en la prodigiosa gestión del comité ejecutivo, la asamblea general o<br />

cualquier otro órgano consultivo de impronunciables siglas o miembros). Mientras<br />

Blancanieves entrecerraba los ojos, luchando contra un repentino escozor, y<br />

entreabría el ojete con conocida delectación, las despelotadas chicas se afanaban, por<br />

turno y a disgusto, en lustrarle y acicalarle con fingido mimo y minuciosidad,<br />

barajando los variados artículos de la panoplia purificadora, su faz menos presentable<br />

(¡ah, qué de oscuros recuerdos brotaban ahora en el esponjoso cerebro de<br />

Blancanieves!...)... En ésas estaban, cuando de improviso, como acostumbraba en sus<br />

últimas comparecencias públicas, el príncipe encantador hizo su resplandeciente<br />

aparición, según escribió uno de los más conocidos cronistas presentes en el acto<br />

(una verdadera aberración, a su parcial juicio), correspondiendo a los aplausos, el<br />

griterío y las triunfales consignas de un público impaciente y fanatizado con su<br />

habitual despliegue de sonrientes saludos presidenciales. Había conseguido eludir la<br />

curiosidad y la intromisión de los fervientes simpatizantes, siguiendo a distancia las<br />

incidencias de la agitada velada, aguardando el momento oportuno de revelar su<br />

deseada presencia, oculto tras la encubridora pantalla de un macizo biombo de tres<br />

tablas irregulares, anota otro famoso cronista de la noche, decorado con una<br />

enigmática escena cinegética en la que se representaba a un fornido cazador<br />

procediendo a destripar cuchillo en mano a un venado previamente abatido de un<br />

arcabuzazo... Plegado y desalojado el formidable biombo, el príncipe encantador<br />

pidió entonces la palabra, entre redoblados aplausos y vítores, se la apropió y la<br />

poseyó sin pausa ni dilación, haciendo honor a su apellido, para agradecer a los<br />

presentes y recordar a los olvidadizos ausentes el séptuple compromiso afectivo y<br />

efectivo (esta muestra inicial de la celebrada afición principesca a la danza estadística<br />

y el malabarismo numérico fue festejada con entusiasmo por la plebeya concurrencia,


comprensible reacción en épocas históricas, apostilla el cronista, de tan visceral<br />

credulidad...) encerrado en el heroico desafío de su asistencia testimonial a aquella<br />

última cena de nuestro desconsuelo: compromiso, especificó el príncipe, con un<br />

hombre, el ex-ministro, cuya desinteresada y duradera entrega a la causa más allá del<br />

deber, y con un colaborador, por añadidura, cuya capacidad para distinguir la<br />

dirección eficaz y el mando efectivo entre una pluralidad de opciones perversamente<br />

impopulares, nunca le serían suficientemente reconocidas y recompensadas... El<br />

príncipe encantador decidió frenar aquí, pero no interrumpir, la imparable marcha de<br />

su discurso, a fin de compartir los bravos y vítores con Blancanieves, su segundo y<br />

bilocado destinatario (de cuerpo presente, conforme a la perversa lógica de los<br />

medios, a la vez en directo y en diferido: ¿cuál era entonces la verdadera identidad<br />

de ese cadáver de rostro desfigurado que, según mostraban ahora las siniestras<br />

imágenes de los monitores, había sido hallado por la policía días después de su<br />

secuestro portando, entre otros efectos personales, su propio documento nacional de<br />

identidad y aun su recién renovado pasaporte?...)... Compromiso con Blancanieves,<br />

continuó el príncipe, un hombre de bien que ha padecido, en defensa del amenazado<br />

bienestar de sus conciudadanos, la más ignominiosa de las persecuciones por parte de<br />

ignominiosos individuos al servicio de las más ignominiosas ideas y los más<br />

ignominiosos valores; compromiso, en fin, recalcó y ya era el tercero, cuenta el<br />

cronista, con quien ha sufrido y padecido en su propia carne y en nombre de todos<br />

nosotros (señaló con el inquebrantable índice hacia el resucitado ex-ministro, sin<br />

atreverse a mirarlo directamente, ¡cuánto había cambiado desde la última vez!...) la<br />

más aberrante de las prácticas <strong>política</strong>s, la del secuestro y la tortura, esa crucifixión<br />

sistemática y selectiva, así en el alma como en el cuerpo, y cuyos bien visibles<br />

estigmas psíquicos y fisiológicos arrastrará de por vida; compromiso (¡cuarto!), sobre<br />

todo, más allá de las personas concretas que lo encarnan coyuntural o históricamente,<br />

con un proyecto más que centenario de soledad en el poder...(irrefrenables ya, los<br />

aplausos y los gritos acallaron sus melancólicas palabras y el príncipe, más<br />

encantador que nunca, se vio obligado a amansar a los fieros asistentes


impartiéndoles la apaciguadora bendición de sus pulcras manos...)...sí, compañeros,<br />

que no os duela decirlo, de soledad en el poder y de renovación en la oposición...<br />

(aquí estallaron fingidos abucheos: ya volveremos, no os preocupéis, ya veréis como<br />

volvemos a palacio, os lo prometo desde esta improvisada tribuna...)... El príncipe<br />

encantador, con su mágico don de la oportunidad, juzgó conveniente procurarse una<br />

merecida pausa (¡y aún le restaban tres compromisos por explicar!). Mientras<br />

absorbía con rapidez y sin desperdiciar una gota un botellín de agua mineral con gas,<br />

lanzó una conmiserativa mirada al atareado ex-ministro y le dedicó el inapreciable<br />

homenaje de su sonrisa más encantadora y costosa. Blancanieves ya no era joven,<br />

desde luego, como cuando se encontraron por primera vez en aquellas radiantes y<br />

prometedoras circunstancias (¡tenían toda una vida de feliz convivencia por<br />

delante!). El promiscuo contacto con la perdida juventud, debió cogitar el príncipe al<br />

encandilar primero, volver a tomar la palabra después y ya al final poseerla por entero<br />

y en exclusiva, sin dejar por eso de admirar el increíble devenir y las sucesivas y<br />

desconcertantes metamorfosis de Blancanieves, le rejuvenecía más, mucho más (¡eso<br />

seguro!), que al grotesco y envejecido patriarca en que él mismo se había dejado<br />

convertir, rodeado de indignos pretendientes al trono, forzado aún a su edad, a falta<br />

de sucesores competentes, a disfrazarse de lozano príncipe encantador y echarse a los<br />

polvorientos caminos del reino a ganarse la desmedrada confianza de los<br />

escarmentados votantes... Había que aprender de Blancanieves, debió decirse el<br />

desganado príncipe al comenzar a declinar las particularidades de la quinta especie de<br />

compromiso, como corroboraría cualquiera de los presentes observando la envidiable<br />

capacidad del ex-ministro, ya encomiada en otras facetas de su actividad, su<br />

inagotable predisposición natural a hacer literalmente de necesidad virtud y de tripas<br />

corazón: masajeando al tiempo que era masajeado, manoseando al tiempo que era<br />

manoseado, chupando al tiempo que era chupado, hurgando al tiempo que era<br />

hurgado, entremetiendo (¡uufff!) al tiempo que era entremetido... Deleitado, en fin,<br />

con la hechicera y deslenguada música que instrumentaban los profusos labios del<br />

encantador y lengüeteaba sus oídos virginales proclamando ante todos a Blancanieves


(¡ése era él!) reina constitucional de la fiesta: el no-va-más de los nombramientos<br />

oficiales. Nada podría ya, salvadas todas las aviesas pruebas interpuestas a su paso,<br />

aguarle ese supremo triunfo profesional: había merecido la pena, se decía a sí mismo<br />

Blancanieves, aguantar hasta el final (¿o era el principio?) sin rendirse ni claudicar.<br />

Toda esta entrañable puesta en escena celebraba y demostraba lo que desde la<br />

infancia había creído a pies juntillas, sin vacilaciones: la recompensa existe para los<br />

que cumplen con su deber, los que entregan sin pedir nada a cambio, como<br />

explicitaba con su elocuente labia ese inimitable modelo de príncipes, mago<br />

inconfundible. Blancanieves observaba ahora a su vez a los electrizados asistentes,<br />

electrizado él mismo por esa milagrosa operación (¡sexto compromiso!) por la que el<br />

verbo soberbio y carismático se torna carne y hueso insustituibles, y entonces sangra<br />

y suda y llora y... ¡se hace sólido y fluido y gaseoso, todo a la vez!... Pero la exultante<br />

mirada del ex-ministro trasparentaba, en medio del ensimismamiento y el arrobo<br />

reflejados en su parsimoniosa sonrisa, un impreciso velo de vacuidad que empañaba<br />

ese fraudulento espejismo de satisfacción, una grieta amarga y agria que lo rajaba de<br />

arriba abajo, y pocos testigos tenían la sensibilidad requerida para percatarse de esa<br />

falla decisiva de su carácter... ¿Por qué erróneo cálculo, protestaba Blancanieves, no<br />

estaba aquí la madrastra, con ellos, dando testimonio? ¿Dónde, en qué remota<br />

cabaña de cazadores había conseguido emboscarse finalmente la urdidora de todo el<br />

embrollo? ¿Desconocía el príncipe esta peligrosa desviación del plan original?¿O<br />

trataba tan sólo de disimular exteriormente su fehaciente complicidad en la fuga del<br />

aciago y confabulado personaje?... Blancanieves habría deseado, con todo el<br />

corazón, el hígado y las demás vísceras, recobradas al fin, al volver del revulsivo<br />

viaje, reencontrarse con la madrastra cara a cara, o nalga con nalga, en cualquier<br />

postura o condición, habría incluso accedido a hacerlo en su asilvestrado y tramposo<br />

dominio, en compañía de los tres siniestros pajarracos, y perdonarla entonces, con<br />

lágrimas en los ojos y congoja en la garganta y en el vientre, perdonarle para siempre<br />

sus irresponsables desafueros, su indomable intransigencia, su condenado sentido<br />

práctico, su incruento sacrificio en aras de la necesidad colectiva, y hasta permitido a


los fotógrafos disputarse la exclusiva en color de sus fogosos ósculos y abrazos y<br />

concedido entrevistas conjuntas después de años de sostener en público conflictivas y<br />

algo distorsionadas diferencias... Esta reconciliación de calculado cinismo y simulada<br />

ingenuidad, al menos de cara a la expectante galería, habría sido el desenlace<br />

preferible: Blancanieves lo habría pactado y firmado de inmediato, sin recurrir al<br />

suplicatorio (¡séptimo compromiso!). Por otra parte, la presencia real de la escurridiza<br />

madrastra, no la simbólica, innegable, sobrecogedora, habría serenado el ánimo y la<br />

animosidad del poco animoso ex-ministro, así como su testificada ausencia, el hecho<br />

de que hubiera escapado a todos los mecanismos de control previstos para estos<br />

casos, tramando ya quién sabe qué vengativos retornos de un sobradamente merecido<br />

destierro, volvía a destemplar el debilitado equilibrio nervioso de Blancanieves... El<br />

príncipe encantador, ajeno al cariz de estas ensombrecidas divagaciones del exministro,<br />

concluía con usual brillantez, relamiéndose y rebañando el postre del<br />

postrer compromiso, su inocua y artificialmente prolongada alocución, mientras el<br />

sincronizado pelotón de espigadas veinteañeras, tapándose cómicamente las<br />

respingonas naricillas con la mano desocupada, se despedía discretamente del lugar<br />

llevando consigo el repelente acopio de higienizadores pertrechos ahora mancillados<br />

por la sólida y fluida incontinencia de Blancanieves... Los comensales, entre tanto,<br />

algo soporizados tras la intensa e interminable sobremesa, apuraban a solas sus cafés<br />

o sus digestivos, o extenuaban meditabundos sus cigarros y cigarrillos y reían ya con<br />

desgana chistes que sonaban repetidos o antiguos, lo mismo daba, aventada hacía<br />

tiempo la ceniza de los últimos loores y aplausos... Amparado en la ociosa impunidad<br />

de la pausa, ebrio de sí mismo a pesar del expolio, el ex-ministro hizo indicaciones de<br />

que apetecía hablar, protestar por enésima vez de su intachable inocencia, en la<br />

soledad y la disponibilidad de ese retiro forzoso que venía de padecer, trató de argüir,<br />

había dilucidado las bases jurídicas de su defensa definitiva, la prueba convincente,<br />

la coartada irreprochable, probado la falsedad de las acusaciones, la veracidad<br />

irrefutable de su honestidad, su buena fe en suma... No le dieron ni tiempo de<br />

articular el primer renglón de su elaborada apelación: dos forzudos guardaespaldas


del príncipe se arrojaron de inmediato sobre Blancanieves para reducir su frenético<br />

acceso de aspavientos y gesticulaciones, amagos de puñetazos y autolesiones<br />

involuntarias, desquiciado achaque o síndrome del duro y dilatado secuestro, y<br />

finalmente, todavía pataleando, inmovilizarlo sobre la mesa como a un perro y<br />

amordazarlo para que no cerrara la boca espumeante y se mordiera la lengua... Antes<br />

de que la negra capucha enfundara de nuevo su trastornada cabeza y lo cegara otra<br />

vez a las bulliciosas circunstancias exteriores, Blancanieves alcanzó a ver, durante el<br />

inútil forcejeo con los gorilas, una cuerda de siete encapuchados que en ese mismo<br />

momento hacía su sorprendente entrada en el comedor donde se celebraba el<br />

honorífico ágape, desde una de las muchas estancias anexas, y desfilaba, conducida<br />

por un numeroso grupo de oficiales y suboficiales de la guardia civil, entre las<br />

repletas mesas, hacia otra estancia situada en el extremo opuesto del amplio salón: los<br />

circunspectos agentes del así llamado orden fueron recibidos con estruendosos<br />

aplausos y emocionados vivas, anotó el más imparcial de los cronistas, con insultos,<br />

abucheos y hasta certero arrojo de objetos los del así llamado desorden. <strong>La</strong> lucha, se<br />

dijo Blancanieves, tratando de atornillarse un dedo a la sien mientras le obligaban a<br />

subirse los pantalones y bajarse de la mesa en la que zafiamente se había acomodado<br />

como antaño a puestos de más alta responsabilidad, es cada vez más contra nosotros<br />

mismos... Arrepentido y avergonzado, Blancanieves se dejó conducir mansamente, sin<br />

necesidad de esposas, como un espectro domesticado, a lo largo y fuera del salón<br />

abarrotado (algunos exaltados festejaron la excéntrica salida del ex-ministro, iba<br />

además descalzo y cabizbajo, con ambiguos aplausos y estruendosas risas...) y luego<br />

ya, pues oyó puertas que se abrían y cerraban primero delante y después detrás de él,<br />

rumor de gente encerrada junta, a lo que supuso al entrar, y confirmó cuando le<br />

descubrieron la cabeza, la misma habitación (un minúsculo vestuario de camareros:<br />

delantales, chaquetas y pantalones colgados, perchas vacías, zapatos en el suelo y<br />

algunas sillas como único y económico decorado escénico) donde habían traído a los<br />

otros prisioneros, maniatados y encapuchados, en permanente silencio. Los<br />

corpulentos guardaespaldas que guiaron a Blancanieves y los guardiaciviles que


habían conducido hasta aquí a los siete encapuchados, a una indicación del príncipe<br />

encantador (no desperdició la ocasión de encomiar su desinteresada colaboración al<br />

servicio de la nación y estrechar personalmente sus manos en señal de<br />

agradecimiento), desertaron en tenso y ordenado silencio del poblado vestuario,<br />

reintegrándose, tras cerrar de un marcial portazo, a la despabilada y de nuevo<br />

enfervorecida muchedumbre del otro lado... Petrificado y boquiabierto, Blancanieves,<br />

en cambio, temblaba ahora de pies a cabeza, como si se encontrara de pronto desnudo<br />

y abandonado en la noche oscura del bosque, y sudaba fuego helado, o hielo ígneo, o<br />

algo igualmente retórico y fastidioso, sin encajar la comprometedora antítesis de su<br />

perniciosa posición ni discernir porqué no correspondía a la madrastra, aficionada a<br />

enredos y acertijos, desentrañar el monstruoso oxímoron nupcial (cuerpo de oveja y<br />

cabeza de serpiente, ¿o era al revés?...). Eso era lo prescrito y no este simulacro de<br />

noche de bodas camuflado de homenaje paródico. El príncipe encantador, por su<br />

parte, dado su talante abierto y su comprensiva idiosincrasia, aceptaba con elegancia<br />

lo sucedido y se mostraba dispuesto a oficiar, a pesar de todo, la desorganizada<br />

ceremonia, invirtiendo, eso sí, los papeles previamente atribuidos: los hechos eran los<br />

hechos, las cosas habían tomado este torcido, inverosímil curso y no valía la pena,<br />

bajo ningún pretexto, oponerse a la tumultuosa corriente de la historia. Más o menos,<br />

entendió Blancanieves, contando con cierta asistencia logística, así se explicaba la<br />

compleja situación por sí misma, como un entimema, o un relato desprovisto de<br />

nudo, puro principio y final, descarnado planteamiento y desenlace. <strong>La</strong> descabalada<br />

lógica de los acontecimientos exigía nuevas respuestas, una nueva mentalidad, y fue<br />

así como el príncipe encantador, entendedor en este caso, preguntó severamente a<br />

Blancanieves si reconocía a los siete encapuchados, a lo que éste, desfallecido,<br />

atónito, descompuesto, respondió con la lengua atrofiada un trémulo sí que aflojó la<br />

marmórea mandíbula del príncipe y provocó, como estrago subsidiario, una de sus<br />

irresistibles sonrisas leporinas (¡lo sabía todo!)... Blancanieves apenas si pudo<br />

reprimir un instante la pulsión de besar los henchidos carrillos del principesco<br />

seductor, confesarle que era a él a quien amaba de todo corazón, se trataba de un


malentendido pasajero: pasara lo que pasara con la madrastra, pasara lo que pasara<br />

con los siete pasmarotes encadenados, él seguiría siendo su príncipe encantador y<br />

ninguna sospecha debía envenenar el inveterado y recíproco sentimiento... El<br />

príncipe lo impidió con vehemencia y asco: esas híspidas y pegajosas efusiones de<br />

Blancanieves le recordaban el agreste aroma, como de ranas atrapadas en una lata de<br />

agua sucia, rememoró, de su ahora remoto y pueblerino origen... Endureció de nuevo<br />

el príncipe el ruboroso rictus de sus groseras facciones, como si hubiera previsto de<br />

antemano la apelación cordial del ex-ministro a un improbable pasado sentimental<br />

compartido y feliz, y se dirigió sin inmutarse a la septena de amorfos encapuchados.<br />

¿Reconocéis en este adefesio cariado y macilento a la simpar Blancanieves?... El<br />

homogéneo y emparentado septeto, apenas si divergían sus integrantes en estatura o<br />

en proporciones, respondió con un unánime y mudo asentimiento de ridículas cabezas<br />

sin cuello, como si el no ver no fuera obstáculo para reconocer. Al fin y al cabo, debió<br />

de cogitar el príncipe encantador, experimentando la incontrolable y vertiginosa<br />

atracción de las cifras, habían sido [(X+Y) x Z] días de íntima cohabitación y en ese<br />

plazo ecuacional, hizo balance, hasta el más entumecido, obtuso o empedernido<br />

desarrolla un inalienable sexto sentido que multiplicado por siete cabezudos da un<br />

resultado apabullante & favorable a nuestro interés (¡sin olvidar un cierto tufillo<br />

persistente y característico!)... Empatía, telepatía o la fantástica facultad que se<br />

prefiera, todo este cálculo de matemática preternatural comprendió Blancanieves<br />

cuando el príncipe encantador le devolvió la mirada y algo más, mucho más... <strong>La</strong><br />

historia no lo cuenta todo, desde luego, por lo que hay que seguir consultando la<br />

leyenda y la leyenda fabula que en el implacable intercambio de miradas entre el<br />

príncipe y Blancanieves se dirimió el futuro de los siete silentes encapuchados. <strong>La</strong><br />

historia refiere pistolas, explosivos, tiroteos, subsuelos o sótanos de comisarías,<br />

bañeras llenas de agua, tráficos facinerosos, potros de tortura, atentados más o menos<br />

fallidos, erráticos secuestros, falsos ahogamientos, enterramientos en cal, documentos<br />

secretos, manipulación informativa, soluciones finales, etc. <strong>La</strong> historia, madrastra de<br />

la verdad, émula del tiempo, prefiere siempre optar por la confusión y la opacidad,


entre dos posibilidades la veréis inclinarse con malsana predilección por la más<br />

escandalosa y atroz, la menos esclarecedora. <strong>La</strong> leyenda, en cambio, hijuela de la<br />

mentira, elige siempre la limpidez de la metáfora y la claridad de las figuras: regalos<br />

envenenados, espejos mágicos, selvas misteriosas, urnas de cristal, aletear de cuervos,<br />

muertes aparentes y vibrantes renacimientos, portentosas criaturas protectoras, besos<br />

mágicos, goterones de sangre salpicando la nieve, pies de hierro al rojo vivo,<br />

desenlaces ejemplares, etc. Por esto el príncipe, versado en historia pero propenso a<br />

la leyenda, pistola en mano, apartando todo paralelismo innecesario, traspasó a<br />

Blancanieves la obligación de incorporarse a una historia que con el tiempo le<br />

olvidaría, no así la leyenda, según se demuestra más arriba.<br />

JFF


<strong>La</strong> tristeza del pescador<br />

Si hubiera tenido un pedazo de tierra todo habría sido muy distinto. O incluso un<br />

sótano en el que plantar champiñones en sacos. Al no ser ése el caso y siendo pobre<br />

como una rata, harto ya de convivir y consentir con la injusticia del sistema<br />

económico imperante en el que le tocó vivir, un buen día decidió renegar de él, vivir<br />

al margen. Desde luego es mucho más sencillo decirlo que hacerlo y más,<br />

completamente. Hasta el ermitaño más loco y aislado tiene alguna clase de contacto o<br />

intercambio con la sociedad a la que, probablemente muy a su pesar, en cierto modo<br />

pertenece. Él no sentía tanto la necesidad de una ruptura radical con el mundo en que<br />

vivía como la de permanecer sutilmente al margen, ni excluido ni liberado,<br />

simplemente andando por un camino distinto.<br />

Sabía que la naturaleza misma no era un jardín de rosas aunque desde su posición la<br />

ley de la selva resultaba infinitamente más justa, no por ello menos salvaje. Sin<br />

embargo cierto retorno a un contacto directo con el medio natural le parecía<br />

clamorosamente necesario. Basta de intermediarios. Basta de alienación. Basta de<br />

vivir una vida que de vida sólo tiene el nombre, condenado a vivir entre inacabables<br />

extensiones de cemento y hormigón.<br />

Fueron esas ideas las que le impulsaron a buscar algún tipo de autosuficiencia,<br />

aunque tal vez parcial. Para ello tendría que renunciar a todo lo superfluo pero ése era<br />

un precio muy bajo para escapar de la trampa que nos tiende a todos la vida, estaba<br />

más que dispuesto a aceptarlo. Como decía al principio, de haber tenido alguna<br />

propiedad su suerte podría haber sido distinta pero al no ser el caso decidió dedicarse<br />

a pescar. Para entonces el mar aún no había sido dividido en parcelas y vendido a<br />

particulares, tenía pues allí un cierto espacio de libertad.<br />

Los inviernos eran más crudos, en verano intercambiaba parte de sus capturas en el


mercadillo del pueblo que, con el tiempo y la práctica, su ciencia había ido<br />

acrecentando. Aún así llevaba una existencia que dentro de los estándares de sus<br />

contemporáneos se podría considerar bastante austera si no dura, pero había<br />

aprendido a lidiar con ese gato revoltoso que araña las tripas y que llaman hambre, se<br />

alimentaba de las palabras de los viejos libros de la biblioteca pública en los<br />

interminables atardeceres del muelle.<br />

No tener techo. Para él más que un lamento era una reivindicación. Una exigencia.<br />

No quería más techos sobre su cabeza de oficinas grises rodeado de gente gris y de un<br />

aire que de no ser invisible, sería a todas luces gris. Tampoco su modo de vida actual<br />

estaba falto de desasosiegos y pesadumbres pero al menos podía tener una certeza<br />

razonable de que moriría mirando al cielo. Como para enfilar bien el camino, tal vez.<br />

Había conseguido lo que otros tantos mucho han anhelado pero muy pocos tienen el<br />

valor de emprender, era en buena medida independiente dentro de un sistema de<br />

esclavitud y cada día al despertar se obligaba a recordarlo religiosamente. Míralos,<br />

pobrecillos, corren de aquí para allá siempre con prisa; y no es para menos: se les<br />

escapa su vida. Como cada amanecer se dirigía hacia el muelle con un paso lento,<br />

meditabundo, acarreando los cuatro enseres que requería su oficio y un libro bajo el<br />

brazo.<br />

Algún día de lluvia intensa se había sentado a leer en la biblioteca, fue allí donde se<br />

dio cuenta: la gente ya no leía libros. Los devoraban, los engullían, aniquilaban las<br />

líneas frenéticamente con la mirada como si fueran el enemigo. Lo que quedaba tras<br />

la lectura era, con toda probabilidad, tan desolador como un campo después de la<br />

batalla. Muy al contrario, él paladeaba cada palabra como la bendición que es cada<br />

gota de lluvia. Entre las páginas, se calzaba la mente del tejedor que había hilado<br />

aquellas letras buscando, ya no el significado de éstas, si no la idea que quería<br />

expresar el autor.


Veía en muchos aspectos rasgos bulímicos en la sociedad, los demás tragaban libros,<br />

él en cambio los digería. De hecho y no en vano, reflexionaba, todos los pecados<br />

capitales giran en torno a una sola idea: el exceso. Aunque quién sabe, puede que el<br />

equilibrio sea una medida distinta para cada uno. Estaba bastante satisfecho, incluso<br />

de alguna manera orgulloso, del precario equilibrio que había alcanzado. Desde luego<br />

no era siempre grato estar a la intemperie y uno nunca se llega a acostumbrar al frío<br />

de los inviernos pero, con sus valores, algunas inclemencias pasajeras pesaban más<br />

bien poco en el balance final.<br />

Había en cambio algo que, sin ser del todo consciente, le iba medrando por dentro,<br />

poco a poco le minaba el ánimo sin que apenas pudiera percibirlo pero sí se daba<br />

cuenta de que un halo de melancolía le envolvía cada vez con más fuerza. Una<br />

tristeza honda y parca de origen indeterminado. Un pensamiento distraído, una<br />

reflexión ya inconsciente. En realidad se dio cuenta desde que pescó su primer pez.<br />

No tenía una gran talla, desde luego. Lo sacó del agua y lo puso sobre el muelle,<br />

pensó en darle el final más rápido y eficiente posible. Un golpe de cuchillo certero<br />

separó la cabeza del cuerpo, si no limpiamente sí de forma definitiva. <strong>La</strong> cabeza aún<br />

tuvo tiempo de buscar un par de bocanadas de aire y aletear con las branquias<br />

mientras la cola se batía en todas direcciones. Y entonces se miraron.<br />

Los peces en general, dentro del reino animal, pueden considerarse, objetivamente, de<br />

los vertebrados más inexpresivos. Pero él cuando miró a aquel ojo que le miraba vio<br />

claramente la terrible expresión del pánico, de la desesperación, del dolor. Y después,<br />

nada. Quién sabe, tal vez sucediera sólo en su cabeza. Al fin y al cabo cada pez que<br />

muerde un anzuelo es a su vez cazador y presa. No hay inocentes. Es la justicia<br />

poética y divina del cazador cazado. Incluso llegó a creérselo, pero nunca más volvió<br />

a mirar a ningún pez de los que pescó a los ojos.


Hace ya muchos años que cualquiera que se acerque al muelle entre el alba y el ocaso<br />

puede ver una figura inmóvil, casi fantasmagórica, sentada en una silla plegable con<br />

una caña apoyada y un libro en las manos. De vez en cuando tensa un poco el sedal o<br />

pasa una página, como para hacernos ver que no es una estatua o frunce el ceño con<br />

sus arrugas inscritas en una tez curtida por el sol. Los que frecuentan el muelle lo<br />

conocen bien, no habla demasiado. Algunos dicen que suele saludar con alegría pero<br />

las más de las horas, allí sentado frente al mar, mudo, en su silla plegable ante un<br />

libro, parece meditar en un profundo poso de melancolía. Parece estar muy lejos del<br />

muelle, la caña o el libro. De los que frecuentan el lugar, los que conocen algo de su<br />

vida, saben que es razonablemente feliz. Tal vez por eso ninguno se explica la tristeza<br />

del pescador.<br />

JK


NO FICCIÓN<br />

El don creativo<br />

Fragmento<br />

Sobre el fin del movimiento estudiantil<br />

Maquina de cagar máquina de mear<br />

Casi todo acaba en eso<br />

Máquina de cagar máquina de cagar<br />

<strong>La</strong> naturaleza no es obscena<br />

Allen Ginsberg<br />

Muerte y Fama<br />

Una real democracia permitiría que una mayor parte de ciudadanos puedan acceder al<br />

modelo educativo. Esa es la lucha de fondo del movimiento estudiantil, pero uno se<br />

pone la mano en el corazón y se pregunta ¿Cuál fue el nivel de toda mi educación?<br />

Me arriesgo a creer que el 80% respondería al unísono ‘pésimo’. Entonces uno<br />

vuelve a preguntarse ¿es esto lo que queremos? ¿Que una mayor cantidad de<br />

ciudadanos ingrese a este modelo hacedor de empleados profesionales, de prácticos<br />

ignorantes, de gente que no es creativa?<br />

Un verdadero cambio estructural a la educación no sólo radica en que sea gratuita o<br />

no, o que haya lucro o no, o que haya otra superintendencia de educación más o no.<br />

El cambio real, profundo e importante está en lo que estamos enseñando. En efecto,<br />

los estudiantes luchan por el derecho legal a la educación, pero en el fondo de eso<br />

también está la idea de que todos queremos ser profesionales y ahí radica gran parte<br />

del problema. Para todas las clases sociales que uno de sus hijos sea un profesional<br />

universitario es la coronación de un sistema educacional, o dicho de otra manera, es<br />

el éxito intelectual, lo cual significa el comienzo de un posible éxito económico,


social, cultural, etc.<br />

El sistema educacional-económico nos fija un origen y un destino. Desde que<br />

entramos a kínder sabemos que se comienza una ‘carrera por una carrera’ que durará<br />

doce años en los cuales el gran porcentaje de lo que aprendemos es para rendir una<br />

prueba de selección universitaria. Los doce años previos de educación no pueden ser<br />

una preparación para un examen de ingreso a un sistema universitario empresarial y<br />

de pésima calidad. ¿Cuánto de lo que aprendimos en básica y media nos sirve en la<br />

universidad? Nada ¿Es esto lógico? <strong>La</strong> enseñanza básica y media son el<br />

preuniversitario más largo del mundo, con toda la contradicción que eso significa.<br />

Uno se pregunta, si un día ya no existiera la PSU ¿qué enseñarían los colegios?<br />

Por eso la gran revuelta educacional va en no homogenizar las capacidades, volver a<br />

valorar el don creativo y no sólo las aptitudes intelectuales, en no generar<br />

profesionales sino creadores, sea en el área que sea. <strong>La</strong> educación actual nos obliga a<br />

consumir un bien y luego utilizarlo en un momento determinado que es la prueba de<br />

selección, en la cual los estudiantes que no han tenido una educación de calidad no<br />

están en las mismas oportunidades de ‘ganar’. ¿Esta es la educación que queremos<br />

perpetuar? Este modelo educacional no puede seguir. Por eso una verdadera reforma<br />

no pasa por si es gratis o no, o si hay más burocracia fiscalizadora.<br />

<strong>La</strong> revuelta tiene que ver en cómo vivimos la educación de manera creativa y ese<br />

primer punto es pasar de ser consumidor a productor. Me explico. <strong>La</strong> educación, la<br />

religión, la ley, el arte, la biología, la economía, en sí, el sistema mismo nos<br />

condiciona a ser consumidores, es decir, aprender es consumir información, creer en<br />

consumir estatutos teológicos, ser ciudadano es consumir las interpretaciones de una<br />

constitución, vivir es consumir recursos, etc. El ser humano se ha constituido como<br />

una máquina, máquina de cagar y de mear como dice la cita de esta nota. Todo lo que<br />

consumimos termina en un desecho. Los recursos naturales, el arte, la religión, las


leyes, la libertad al entrar en la vida humana terminan convirtiéndose en basura, pues<br />

la máquina no funciona, no es creativa. No es útil a nadie más que al que nos vende el<br />

producto para que nosotros lo consumamos y produzcamos un desecho, basura<br />

cultural, basura religiosa, basura legal que es el cúmulo donde vivimos. <strong>La</strong> ruina de la<br />

civilización.<br />

¿Qué pasaría si en vez de comprar las lechugas las siembro? ¿Qué pasaría si en vez<br />

de mandar a mis hijos doce años a una educación institucionalizada de pésima calidad<br />

los mando a instancias educativas comunitarias especializadas en desarrollar su<br />

creatividad para la vida? ¿Qué pasaría si en vez de creer en un Dios imperativo<br />

participo en experiencias colectivas de vivir a Dios en el día a día? ¿Qué pasaría si en<br />

vez de creer que estoy determinado por mi código genético me planteo poder sanar el<br />

daño que han hecho mis ancestros? ¿Qué pasaría si en vez de comprar ropa las<br />

produzco? O sea, ¿qué pasa si en vez de consumir mi comunidad y yo empezamos a<br />

crear, a producir?<br />

<strong>La</strong> respuesta: terminamos con el modelo actual que vivimos y comenzaríamos a<br />

vivenciar el don creativo, la creatividad cotidiana, la creatividad colectiva y esa es la<br />

única herramienta de transformación social. Es más, el ser humano como especie ha<br />

podido llegar hasta el día de hoy no por su fuerza física, ni por su razonamiento, ni<br />

por su empatía con las otras formas vivas sino exclusivamente por su creatividad, que<br />

le ha servido para proponer soluciones a problemas que nunca había tenido.<br />

Yo no quiero marchar por una educación institucionalizada sino que por una<br />

formación creativa. Ser mil, cien mil o quinientos mil no volverá a ser más<br />

importante que esos muchachos y muchachas haciendo un thriller por la educación, o<br />

una lucha de héroes y villanos, que las 1800 horas por la educación, el gagazo, las<br />

besatones, o la playa en Plaza de Armas, el tanque y los uniformes de cartón, las<br />

lecturas de poesía, las tocatas, las mesas de conversación, los bailes callejeros, los


cantos improvisados, los grafitis. Ese es el único logro de esta movilización hasta<br />

ahora y es lo que ha permitido ese 80% o más de aprobación ciudadana. Todos<br />

queremos creatividad ahora, pero no todos queremos ser profesionales universitarios<br />

mañana.<br />

<strong>La</strong> revolución es íntima. No pidamos más leyes ni más instituciones. Hagamos el<br />

cambio en el paradigma de lo que queremos ‘de’ la educación, y no ‘en’ la educación.<br />

Ustedes tienen la principal arma: la creatividad. Volvamos a usarla. <strong>La</strong> naturaleza no<br />

es obscena.<br />

HHM


Lo que los hombres acostumbran a hacer<br />

Cuando Francis Bacon afirmaba que Maquiavelo ponía por escrito “y sin<br />

disimulo lo que los hombres acostumbran a hacer, no lo que deben hacer”, estaba<br />

dejando sentado un aspecto fundamental de la <strong>política</strong>: es un acto movido por<br />

intereses y que no responde al azar ni a la mecánica social. En este recorrido que<br />

vamos a hacer de forma breve por el hecho político, nos plantearemos en primer lugar<br />

qué podemos entender por <strong>política</strong>, en sus diferentes conceptos, para seguidamente<br />

entender cómo surgen diferentes formas de estructurar la sociedad y su gobierno en<br />

arreglo a estos conceptos. En tercer lugar, nos detendremos en analizar quiénes<br />

sustentan ideológicamente estos modelos estructurales y finalizaremos nuestro<br />

recorrido en los tiempos actuales, tratando de exponer cómo esos mismos principios<br />

siguen vigentes.<br />

El arte de gobernar<br />

Gobernar, hacer <strong>política</strong>, es un modo de hacer la guerra, pero también de<br />

ordenar el caos. Como pone de relieve Mas Torres 1 , los griegos diferenciaban entre el<br />

orden político (tà koiná) y el privado (oikonomía). El paso de un pensamiento basado<br />

en el mythos a uno fundamentado en el lógos, trajo consigo precisamente la<br />

ordenación de la estructura social en torno a un ágora donde puede tener lugar la<br />

discusión de todos los considerados como ciudadanos para el gobierno y defensa de<br />

la pólis. Nótese que pólis y pólemos, la guerra, comparten una misma raíz 2 . <strong>La</strong><br />

<strong>política</strong>, pues, surge como una forma de organizar una comunidad para abastecerse de<br />

1<br />

Mas Torres, S., Ethos y Pólis: Una Historia de la Filosofía Práctica en la Grecia Clásica,<br />

Tres Cantos, 2003, pág. 10.<br />

2<br />

Sakellariou, M. B., The polis-state: definition and origin, Atenas 1989, pág. 34, señala<br />

precisamente cómo la guerra (pólemos) es lo que lleva a los habitantes de la Hélade a organizarse en<br />

torno a un núcleo que sirva como comunidad de defensa.


ecursos y defenderse de la alteridad, del otro. No en vano, las sociedades helenas,<br />

que tradicionalmente se asocian a un distorsionado concepto de democracia, se<br />

fundamentaban en una profunda xenofobia donde el que no formaba parte del demos<br />

carecía de todo derecho.<br />

Es lógico, pues, que tanto Platón como Aristóteles tuvieran un concepto de lo<br />

político vinculado al hecho de la comunidad. Así, en la concepción aristotélica de la<br />

<strong>política</strong> encontramos que “el fin de la ciudad es, pues, el vivir bien (…). Hay que<br />

concluir, por tanto que el fin de la comunidad <strong>política</strong> son las buenas acciones y no la<br />

convivencia (…) y la comunidad de estas cosas es lo que constituye la casa y la<br />

ciudad”. 1<br />

De la forma en la cual surge y se desarrolla esta comunidad que necesita de una<br />

agrupación para su defensa, como acabamos de mencionar, es decir, de cómo surge la<br />

pólis y con ella la necesidad de la <strong>política</strong>, podemos encontrar referencias preclásicas<br />

en Homero 2 y Heráclito 3 . Pero se trata de un proceso en el cual se impone más la<br />

respuesta a una serie de necesidades que una reflexión concreta sobre el hecho de la<br />

1<br />

Política 1253 a, 1-18.<br />

2<br />

En Ilíada, VII, 306 y XVII, 226, Homero menciona cómo la muchedumbre (laós), precisa<br />

de un líder o jefe (ánax) que tome las decisiones oportunas para el conjunto.<br />

3<br />

En Heráclito (frag. B 44) aparece el cambio de laós a dêmos, en la medida en la que se<br />

acepta que debe existir una norma (nómos) que permita equilibrar las desigualdades por causas de la<br />

riqueza entre los que componen el cuerpo de ciudadanos. G. Chic García (El Comercio y el<br />

Mediterráneo en la Antigüedad, Tres Cantos 2009, pág. 307, explica bien la situación extrema de<br />

crisis de deuda que se produjo, por ejemplo, en época de Solón: “En la Atenas del siglo VII los<br />

conflictos sociales se habían ido acentuando hasta el punto de que hubo que recurrir a un mediador<br />

para que estableciera un equilibrio entre la tradición oral de los nobles y los intereses de quienes se<br />

sentían ahora perjudicados por ella y tenían suficiente fuerza económica para hacerse valer, aunque<br />

en muchas ocasiones las rígidas instituciones les apartaban de la posesión de la tierra, acaparada por<br />

la aristocracia de sangre. (…) Los préstamos de prestigio (no existía aún la moneda), de semilla o<br />

de elementos de subsistencia por parte de otros más poderosos podían llegar a generar auténticas<br />

deudas cuantitativas derivadas de las de favores no compensados. Como suele suceder cuando surge<br />

de la necesidad de elementos básicos de la parte que lo recibe, el crédito, aun sin rédito, tiende a<br />

transformarse en deuda perdurable y ésta a su vez en servidumbre. De ahí que muchas<br />

civilizaciones hayan tendido a prohibirlo en el marco de la propia comunidad de hombres libres.”


<strong>política</strong>. Platón es el primero en abordar cuestiones concretas entorno a esta<br />

conceptualización.<br />

<strong>La</strong> <strong>política</strong> en el pensamiento platónico está estrechamente unida a la educación,<br />

constituyendo un elemento más de la formación del ciudadano. De hecho, concibe la<br />

participación pública como algo necesario, natural y noble 1 . Compara a la <strong>política</strong><br />

con la medicina, siendo el saber político un medio para conocer cuáles son los<br />

defectos del sistema, reconduciendo la situación hacia lo que es más oportuno. Se<br />

trata de construir una pólis buena y justa a través del consentimiento mutuo entre<br />

gobernantes y gobernados. Es por ello que Platón define al político no mediante sus<br />

funciones, sino por las virtudes que deben serle inherentes 2 . También separa la<br />

<strong>política</strong>, y a la vez supedita ésta, a la ciencia militar, a la jurisprudencia y a la<br />

religión 3 .<br />

En Aristóteles, la <strong>política</strong> sigue manteniendo un carácter fuertemente moral. No<br />

obstante, no subordina la misma a la moral, sino que parte de una concepción donde<br />

son inseparables. <strong>La</strong> búsqueda de la felicidad resulta un elemento esencial en la vida<br />

del ser humano, por lo que asocia a la <strong>política</strong> como algo que debe facilitar dicha<br />

felicidad 4 . <strong>La</strong> concepción que aplica al político es la de una suerte de padre que vela<br />

por su familia. Así, afirma que “el padre es como un rey que gobierna un pequeño<br />

imperio; el monarca de que hablamos es al Estado lo que a la familia es el padre” 5 .<br />

1<br />

Mas Torres, S., Ethos y Pólis…, op.cit., pág. 169.<br />

2<br />

“El gobierno será perfecto cuando en él aparezca la virtud de cada individuo, es decir,<br />

cuando sea fuerte, prudente y justo”, Plat., Rep., VI.<br />

3<br />

Prélot, M., Historia de las ideas <strong>política</strong>s, Buenos Aires 1971, pág.75.<br />

4<br />

Aunque con matices, este concepto de la felicidad como una aspiración natural por la cual<br />

deben velar los gobiernos aparece casi dos milenios después en la Constitución de Cádiz de 1812,<br />

cuando en su artículo 13 afirma que “el objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación, puesto que<br />

el fin de toda sociedad <strong>política</strong> no es otro que el bienestar de los individuos que la componen”.<br />

5<br />

Arist., Pol., III, 9, 112. <strong>La</strong> concepción del gobierno con un Gran Padre guarda estrecha<br />

relación con las tiranías, como veremos posteriormente, y sirvió de base a los fundamentos


Hay que tener en cuenta que Aristóteles desarrolla su pensamiento en el contexto de<br />

la crisis de la polis clásica, tras las Guerras del Peloponeso que medio siglo antes<br />

habían debilitado el apoyo a las instituciones de la pólis 1 . Por ello, en la concepción<br />

aristotélica del político, éste es un hombre virtuoso, considerado de entre los mejores<br />

(aristoi), capaz de aplicar las normas más convenientes. Se opone, de este modo, a<br />

una concepción de la <strong>política</strong> como gestión, ya que el saber político va más allá de la<br />

generación o aplicación de unas simples normas, no es sólo téchne, sino que va más<br />

allá.<br />

Como sucede en otras facetas, tanto Platón como Aristóteles fijaron una serie de<br />

preceptos que fueron apoyados o ligeramente modificados por pensadores<br />

posteriores. Los estoicos se preocuparon especialmente por las cuestiones<br />

relacionadas con la virtud y la moral como guías de la actividad <strong>política</strong>. En este<br />

sentido, Cicerón se inclina por seguir en buena medida los presupuestos platónicos.<br />

Inmerso en las disputas que asolaban los últimos momentos de la República en<br />

Roma, escribió De re publica tomando como base el texto de Platón. En Cicerón, la<br />

<strong>política</strong> debe proporcionar hombres para el pueblo (que no necesariamente del<br />

pueblo) con la finalidad de conseguir una unificación en las relaciones sociales y un<br />

vínculo de los ciudadanos con el pasado 2 .<br />

Cicerón trata de oponerse al pensamiento epicúreo, filósofos que abogaban por<br />

apartarse de la vida <strong>política</strong> y no intervenir en los asuntos de estado. El pensador<br />

romano defiende al político como alguien lleno de virtud, ya que no hay mejor<br />

actividad virtuosa que abordar las cuestiones que atañen a todos. El buen político, de<br />

ideológicos de gobiernos como el de Alejandro Magno, los reyes helenísticos o el “principado” del<br />

emperador Augusto.<br />

1<br />

En la Política de Aristóteles es frecuente que se mencione la inestabilidad como algo que<br />

debe evitar la actuación <strong>política</strong>. En Pol., 1279 a39, se refiere a los Ancianos de Creta como unos<br />

políticos inseguros o inestables (epiphalés) al actuar por iniciativa propia y no por leyes fijadas por<br />

escrito.<br />

2<br />

“República es un asunto del pueblo; pueblo no es toda reunión de hombres congregados de<br />

cualquier manera, sino sociedad formada bajo la garantía de leyes y con objeto de unidad común”,<br />

Cic., DeRep., I,20.


acuerdo con sus principios, debe ser prudente y no confundir los asuntos públicos con<br />

los privados, con el fin de no obtener beneficios personales de aquellos. Gobernar es<br />

preservar lo que ya ha sido fundado.<br />

Como puede verse, las líneas básicas expresadas por Platón y Aristóteles siguieron<br />

siendo la base de la concepción <strong>política</strong> durante varios siglos. En San Agustín (354-<br />

430, d.C.) se mantiene la estructura del pensamiento platónico aunque se añade una<br />

reflexión vinculada al desarrollo del cristianismo. En De Civitate Dei, el argumento<br />

moral también bebe de Aristóteles al afirmar que el gran error de Roma es no haber<br />

mantenido a la virtud como guía de la acción <strong>política</strong>, sino haber actuado según una<br />

búsqueda de la grandeza personal. En este sentido, elabora una teoría de las Dos<br />

Ciudades, la terrenal y la espiritual 1 , siendo el gobernante un político que representa<br />

la voluntad de Dios y es por ello por lo que los súbditos le deben obediencia 2 . Sirve<br />

así de base a quienes posteriormente trataron de sostener una concepción <strong>política</strong> en<br />

la que el poder espiritual estaba por encima del terrenal dado que este último es<br />

temporal.<br />

<strong>La</strong> evolución natural de la Tardo Antigüedad y la Alta Edad Media llevó a aplicar este<br />

modelo de forma frecuente. <strong>La</strong> concepción <strong>política</strong> de este período llevó a asumir que<br />

la actuación <strong>política</strong> era únicamente la voluntad de quienes se situaban por encima en<br />

la sociedad, siguiendo una jerarquización mucho más estricta que en épocas<br />

precedentes 3 . En cualquier caso, se mantuvo la reflexión moral sobre el hecho<br />

político, tanto en los pensadores islámicos, como Alfarabi (872-950), como en los<br />

cristianos, especialmente Tomás de Aquino. En ambos, la idea de virtud es inherente<br />

1<br />

<strong>La</strong> importancia de esta teoría es enorme, dado que varios siglos después, como veremos,<br />

será retomada por Lutero para hablar de los Dos Gobiernos.<br />

2<br />

Agu.,DCivDei, II, 19.<br />

3<br />

De la Mora, G., Breve historia del pensamiento político. De Platón a Rawls, México 2005,<br />

pp. 37-38.


a la del gobernante, y la <strong>política</strong> debe partir de principios virtuosos 1 .<br />

Llegados a este punto, tenemos ya expuestas las líneas fundamentales del concepto de<br />

<strong>política</strong>. <strong>La</strong> base argumental de Platón y Aristóteles no era más que un aserto sobre la<br />

necesidad moral y la conducta ética del gobernante, con independencia de las formas<br />

de gobierno que se van ajustando a cada época. En general, los autores posteriores no<br />

pusieron en cuestión la <strong>política</strong> como una acción pública destinada al conjunto de la<br />

población cuya guía es el comportamiento moral. Ese concepto, con ligeras<br />

variaciones, lo podemos encontrar en Bacon, Erasmo de Rotterdam, Moro 2 , Lutero,<br />

Calvino, Hotman, Teodoro de Beze, Philippe du Plessis-Mornay 3 , etc.<br />

Otros autores añadieron la idea de “contrato social” entre los gobernantes y los<br />

gobernados dentro del concepto de <strong>política</strong>. Althusius, autor de Politica Methodice<br />

Digesta (1603), y el Padre Mariana, autor de Del Rey y de la Institución Real,<br />

hicieron derivar el poder del monarca de un contrato con el pueblo, representado en<br />

las Cortes, a las que se reserva el poder de modificar el Derecho. Locke desarrolló<br />

aún más esta idea que luego fue plasmada por Rousseau en el Contrato Social.<br />

Todo este proceso que deviene desde el final de la Edad Media guarda una estrecha<br />

relación con el progresivo advenimiento del liberalismo como concepto político. <strong>La</strong><br />

1<br />

Otros pensadores como Juan de Salisbury avanzaron en la idea de separar la <strong>política</strong><br />

terrenal de la espiritual. En su Polycraticus, escrito en 1159, afirma que los reyes deben servir a la<br />

ley común para estar al servicio de su pueblo. Si no actúa de tal modo, se convierte en tirano. Una<br />

concepción semejante aflora posteriormente en Lutero, vd. De la Mora, G., Breve historia del<br />

pensamiento político…, op.cit. pág. 41.<br />

2<br />

El caso de Tomás Moro es significativo por cuanto retoma en su Utopía de forma muy clara<br />

el ideal del rey-filósofo que se transmite como paradigma desde Platón.<br />

3<br />

Como ya se ha indicado, el concepto de <strong>política</strong> no va necesariamente unido a un tipo de<br />

gobierno concreto. Platón defendía por ejemplo, como veremos posteriormente, un modelo de<br />

gobierno republicano con gobernantes guiados por la moral. Esa misma guía es la que propone<br />

Lutero para los gobernantes, pero acepta el modelo monárquico como hacía San Agustín al estar<br />

desligadas la <strong>política</strong> terrenal y la espiritual. En cambio, los monarcómacos como Hotman<br />

mantienen que el poder regio debe estar sometido a una serie de tradiciones y vínculos con el<br />

pueblo que es quien, en última instancia, sostiene ese poder. Pero la moral sigue estando presente<br />

como eje de la <strong>política</strong>, aunque sus formas sean diversas.


aparición de nuevas formas de riqueza fruto de las transacciones comerciales harán<br />

que éstas se impongan progresivamente sobre la tierra como fuente principal de<br />

riqueza 1 . Conforme la economía de mercado se imponga a la de prestigio, sin que ésta<br />

desaparezca ni mucho menos, los ideales liberales se aferrarán a los diferentes<br />

conceptos políticos. Es entonces cuando, curiosamente, emerge con más fuerza la<br />

<strong>política</strong> como la había entendido Maquiavelo en El Príncipe (1513), al que debemos<br />

sumar Nietzsche por cuanto ambos suponen un contrapunto a los ideales morales que<br />

suelen impregnar el concepto de <strong>política</strong>.<br />

El pensador italiano fue el primero en romper con Platón al no centrar la actuación<br />

<strong>política</strong> en una adecuación de fines y medios, sino al exponer un utilitarismo en pos<br />

de salvaguardar el Estado 2 . El principio de eficacia se impone como elemento<br />

esencial para unos gobernantes que deben llevar a cabo su labor <strong>política</strong> en arreglo a<br />

virtudes <strong>política</strong>s, que no necesariamente deben casar con virtudes privadas 3 . <strong>La</strong><br />

moral de Estado sería así una conducta que daría lugar, al ligarse al naciente<br />

liberalismo, a la realpolitik, donde se concibe una <strong>política</strong> ausente del sentido moral<br />

que tendrían las actuaciones particulares. Aparece con ello la figura del “político de<br />

Estado”, aquel que se impone por encima de prejuicios morales o culturales y es<br />

capaz de actuar única y exclusivamente para el sostenimiento y engrandecimiento del<br />

1<br />

Como señala Antón, J., “El liberalismo”, en Caminal Badia, M., Manual de Ciencia<br />

Política, Madrid 1996, pág. 88 y ss., la sociedad feudal es “corporativista, antiindividualista,<br />

estática y pesimista”, basada en la idea de trabajo como castigo terrenal esperando un futuro mejor<br />

en la otra vida. En cambio, se fue imponiendo una visión protestante en la cual el trabajo alivia la<br />

posibilidad de una condena posterior y además glorifica a Dios (Gil Villegas, F., “Introducción del<br />

editor”, en M. Weber, <strong>La</strong> ética protestante y el espíritu del capitalismo. Trad. de L. Legaz<br />

<strong>La</strong>cambra. Madrid, 1955).<br />

2<br />

Kant también dejó en su obra filosófica una reflexión acerca de la actuación <strong>política</strong> como<br />

garante de libertades y de derechos, donde se tuviera en cuenta una moral en la que los ciudadanos<br />

fueran tratados como semejantes entre sí, Antón, J., “El liberalismo…”, op.cit., pág. 94. Aunque<br />

avanza sobre la ideología del contrato social al reafirmarse en los derechos de sufragio y<br />

constitucionalismo, parte de la misma necesidad moral que Platón.<br />

3<br />

Maquiavelo, El Príncipe, cap. XVII.


Estado. <strong>La</strong> liberación de los prejuicios morales de la <strong>política</strong> era lo que preconizaba<br />

en algunos pasajes del Así habló Zaratustra Nietzsche 1 .<br />

El crecimiento de la economía como una ciencia fundamental para la actuación<br />

<strong>política</strong> tras la Revolución Industrial hizo primar estos fines utilitaristas donde las<br />

llamadas “razones de Estado” llegaban a sobreponerse a cualquier tipo de<br />

consideración moral. Maquiavelo había afirmado que la violencia o el fraude debían<br />

ser armas que un príncipe no debiera obviar 2 , por lo que no debe extrañarnos que<br />

fuera piedra angular para el desarrollo de determinadas escuelas económicas clásicas.<br />

Si en la Antigüedad y la Edad Media la crematística sin devolución de esa “fortuna” a<br />

la sociedad estaba mal vista 3 , la teoría <strong>política</strong> liberal consigue hacer bueno el<br />

crecimiento de la riqueza privada sin que tenga que repercutir en el común de la<br />

sociedad. De esta forma, la <strong>política</strong> se va llenando de conceptos utilitaristas al apuntar<br />

a un modelo de Estado que garantice este crecimiento. Los vínculos con los<br />

conceptos protestantes donde el trabajo personal es la salvación son evidentes.<br />

Stuart Mill o Paine se plantearon, llegados a este punto, cómo conjugar la moral<br />

privada con la libertad y la igualdad. Sin embargo, no olvidan a Maquiavelo y apoyan<br />

la restricción de libertades en casos en los cuales se produzca caos social. Esta<br />

situación no era nueva, la inestabilidad social ya hemos visto que se mencionaba en<br />

Homero, y los propios romanos apoyaban la existencia de un dictator con poderes<br />

especiales cuando la República se veía amenazada. Pero la inestabilidad a la que<br />

hacen referencia los liberales no es tanto de revolución social como de amenaza a las<br />

libertades de crecimiento de la riqueza.<br />

A medida que se iba cuestionando la moral como parte inherente a la <strong>política</strong>,<br />

1<br />

No obstante, a diferencia de Maquiavelo, Nietzsche critica el fin utilitarista del Estado, de<br />

hecho, llega a afirmar: “Nacen demasiados: ¡para los superfluos fue inventado el Estado!”, Así<br />

hablo Zaratustra, cap. 1.<br />

2<br />

De la Mora, G., Breve historia del pensamiento político…, op.cit. pág. 55.<br />

3<br />

Al respecto, vd. Chic García, G., El comercio y el Mediterráneo… op.cit., pág. 386.


surgieron concepciones <strong>política</strong>s que tomaban el utilitarismo para ponerlo al servicio<br />

del bien común, y no del crecimiento de la riqueza privada. Para Hegel, por ejemplo,<br />

el Estado lo es todo y es la comunidad la que da sentido al individuo. Estos principios<br />

son sostenidos también, como es sabido por Marx y Engels, para quienes “el<br />

principio de la <strong>política</strong> es la voluntad” 1 . Sin embargo, esa misma voluntad le lleva a<br />

Marx a rechazar su propia participación en <strong>política</strong> ya que en su opinión todo consiste<br />

en la conquista del Estado. De esta forma, en esa conquista surgiría la violencia y con<br />

ella el Terror como había acontecido en la Revolución Francesa.<br />

Podemos encontrar en Marx elementos novedosos en la concepción de la <strong>política</strong>.<br />

Comenzamos el recorrido en este apartado viendo cómo el origen de la misma era la<br />

póleis, su defensa y organización. En el pensamiento marxista (que no en el<br />

comunismo), el Estado no es una aspiración de la clase proletaria, sino que ésta debe<br />

asumir la organización de la sociedad de un modo tal que haga primar los fines<br />

generales sobre los individuales pero buscados mediante instituciones horizontales,<br />

no verticales. El Estado es “el mediador entre el hombre y la libertad del hombre”,<br />

por lo que apuesta por menos Estado y, por ende, por menos <strong>política</strong>, a favor<br />

únicamente de la gestión de la sociedad 2 .<br />

<strong>La</strong> organización de las sociedades<br />

Hasta ahora hemos visto qué es la <strong>política</strong> y cómo debe ser la figura del<br />

político según las diferentes concepciones que se han ido dando en la historia. Vamos<br />

a ver ahora en qué modo se ha producido la participación en <strong>política</strong> en relación a las<br />

formas de organización social. Señala Jacobsen 3 que ya en época mesopotámica<br />

1<br />

Muñoz, J., (ed)., Antología de Marx, Barcelona 1988, pág. 69.<br />

2<br />

<strong>La</strong> oposición en este sentido a Nietzsche es absoluta, ya que éste critica precisamente los<br />

Estados cuya <strong>política</strong> es únicamente la de gestión y administración.<br />

3<br />

Cfr. Jacobsen, T., “El cosmos concebido como un Estado”, en H., y H. A. Frankfort, J.A., y<br />

T. Jacobsen, El pensamiento prefilosófico, México 1993 (1946), pp. 167-242, Chic García, G., El


surgió una cierta “democracia primitiva” para organizar una colectividad. No<br />

obstante, el sentido de democracia ha variado notablemente a lo largo del tiempo 1 .<br />

Como señala Chic García, en la democracia se asumen dos elementos, uno cualitativo<br />

(aristocracia) y otro cuantitativo (democracia). Esta unión da como resultado la<br />

anarquía 2 . “El poder (kratos) es del conjunto (demos) pero se tiene en cuenta la<br />

autoridad (calidad) del mejor (áristos), de tal forma que cuando el sistema se<br />

desequilibre en beneficio de los individuos que ejercen la jefatura éstos tenderán a<br />

decir que se trata del “poder de los mejores” (aristocracia) cuando en realidad se está<br />

hablando de una nobleza o grupo de individuos que concentra el poder sin contar<br />

apenas con el contrapeso de la totalidad del grupo manifestada de forma<br />

organizada” 3 .<br />

Esta tendencia de entregar el gobierno a los considerados mejores, la<br />

aristocracia, inclina la balanza de las formas de gobierno a la monarquía, que se<br />

encuentra en el lado opuesto a la democracia. Es normal, pues, que esta aristocracia<br />

devenga en nobleza de sangre cuando se asuman valores cualitativos para acceder a<br />

este estatus social.<br />

Del mismo modo, cuando en lugar del gobierno de los considerados mejores<br />

(aristocracia), se asume un gobierno de la plebe, éste puede oscilar entre la tiranía y la<br />

oclocracia. <strong>La</strong> diferencia entre una y otra no es solamente la posibilidad de un poder<br />

unipersonal, que acerca la tiranía a la monarquía, sino que habitualmente ambas<br />

poseen un carácter demagógico.<br />

comercio y el Mediterráneo…, op.cit., pág. 55.<br />

1<br />

Para profundizar en ello, resulta esclarecedora la obra de Canfora, L., <strong>La</strong> Democracia,<br />

historia de una ideología, Barcelona 2004.<br />

2<br />

Debe entenderse como tal en su concepción antigua, es decir, una organización basada en el<br />

gobierno de las leyes, y no de ninguna otra institución.<br />

3<br />

Chic García, G., El comercio y el Mediterráneo…, op.cit., pág. 232.


Como puede intuirse, un modelo democrático instaurado en una sociedad de<br />

horizontes mentales poco desarrollados da como resultado que las decisiones, y con<br />

ello la participación <strong>política</strong>, se tomen por unanimidad en una asamblea de todos los<br />

hombres libres de la comunidad 1 . A pesar de procesos de reforma como el<br />

emprendido por Clístenes 2 , era evidente desde un primer momento que la<br />

representatividad era necesaria para hacer efectiva la participación <strong>política</strong> de los<br />

ciudadanos libres si se quería aspirar a un modelo más o menos asambleario.<br />

Ya entonces, era frecuente que las situaciones de inestabilidad (stasi)<br />

promovieran el ascenso de jefes guerreros que mantuvieran tanto el orden interno<br />

como externo. En la Grecia clásica surgieron los demagogos que se convirtieron en<br />

tiranos, no siempre mal vistos como fue el caso de Pisístrato en Atenas frente a sus<br />

hijos Hipias e Hiparco. En determinados momentos, las sociedades han apoyado sin<br />

1<br />

Esto implica, sin embargo, que sean necesarias estructuras sociales sucintas ya que, de lo<br />

contrario, el sistema se esclerotiza. Cuando la democracia se vuelva representativa, Rousseau<br />

criticará precisamente el hecho de necesitar de representantes para poder llevarla a cabo ya que,<br />

según él, la participación <strong>política</strong> queda reducida para el ciudadano a simplemente emitir un voto,<br />

quedando así la soberanía alienada en unos pocos ciudadanos. En términos semejantes se expresa<br />

Kant al decir que “la democracia constituye necesariamente un despotismo, por cuanto establece un<br />

poder ejecutivo contrario a la voluntad general. Siendo posible que todos decidan contra uno cuya<br />

opinión pueda diferir, la voluntad de todos no es por tanto la de todos, lo cual es contradictorio y<br />

opuesto a la libertad.” (Sobre la paz perpetua, 1,6).<br />

2<br />

En la nueva organización de Clístenes, cada tribu estaba compuesta tanto por habitantes de<br />

la ciudad, del interior rural, como de la costa, redistribución territorial que procuraba que ninguna<br />

tribu territorial coincidiera con la zona de influencia de un clan aristocrático, y que en la nueva tribu<br />

no primara un determinado elemento social. <strong>La</strong> principal innovación de Clístenes fue establecer<br />

como principio básico la «isonomía» o igualdad de todos los ciudadanos de Atenas ante la ley. Este<br />

principio menospreciaba los derechos en virtud de la herencia familiar (aristocracia) o de la riqueza<br />

(Timocracia de Solón). <strong>La</strong> división mínima de los ciudadanos era el "démos". Toda la población se<br />

dividía también en treinta "tritía" (trittus, trittues) y cada tres tritias formaban una "tribu" (phyle,<br />

phylai), existiendo diez tribus. <strong>La</strong> división en diez tribus determinaba la participación <strong>política</strong>. Los<br />

miembros de una misma tribu estaban distribuidos por todo el Ática, es decir, no era una división<br />

geográfica. Dentro de cada tribu, se dividió también en tres regiones (costa, ciudad e interior), de tal<br />

modo que dentro de cada tribu existían personas de las tres regiones. Se cree que la intención de<br />

Clístenes fue mezclar a la población para que trabajaran codo con codo personas con diferentes<br />

intereses políticos. Para profundizar sobre ello, vd. Hidalgo de la Vega, Mª J.et alii, Historia de la<br />

Grecia Antigua, Salamanca 1988, pp. 163-167.


fisuras los gobiernos unipersonales incluso en nuestros días 1 . El orden se vuelve<br />

sagrado en épocas de desorden, emergiendo la jerarquía (hieré arkhé), en la cual el<br />

uso de la fuerza y la violencia <strong>política</strong> se vuelven indispensables. Se exime, de este<br />

modo, al pueblo de toda participación <strong>política</strong> y el jefe guerrero, ya sea un rey, un<br />

tirano o un dictador, emerge como Padre de la Patria que vela por sus hijos, los<br />

ciudadanos. César, Hitler o Kim Jong-il se presentaron siempre como líderes que<br />

venían a liberar al pueblo “de la <strong>política</strong>”.<br />

En definitiva, como hemos visto, la participación <strong>política</strong> se ha basado<br />

principalmente en la oscilación entre el gobierno de unos pocos (aristocracia,<br />

anarquía, democracia), el gobierno de uno solo (monarquía, tiranía), o bien el<br />

gobierno de la muchedumbre (oclocracia).<br />

1<br />

En algunos momentos de su gobierno, han existido dictadores con un extraordinario apoyo<br />

popular no siempre fundamentado en la represión. No hay que olvidar que incluso en España, a la<br />

muerte del dictador Franco, hubo una importante parte de la población de clase obrera que se<br />

manifestó contrariada por su fallecimiento. Del mismo modo, tanto Mubarak en Egipto como<br />

Gadafi en Libia gozaron de un notable apoyo interior durante décadas.


Para gustos, las formas de gobierno<br />

Los conceptos antes expuestos y los modelos de participación <strong>política</strong> tienen,<br />

como es lógico, sus detractores y sus defensores. Platón apostaba por una suerte de<br />

república aristocrática, más que una democracia primitiva, en lo que podríamos<br />

llamar una “sofocracia”. Por ello, los líderes políticos no sólo debían ser los mejores,<br />

sino que además deben tener una importante formación en el arte de gobernar 1 . En<br />

este sentido, incide en el hecho de que los gobernantes no lo son en función de que<br />

ejecuten una serie de normas o lleven a cabo una simple gestión de los recursos, sino<br />

que su derecho a serlo parte de su mejor formación intelectual frente a otros 2 .<br />

Además, Platón apoya un modelo en el cual una suerte de elite de filósofos heredaría<br />

el poder 3 .<br />

Para Aristóteles la aristocracia o la sofocracia no constituyen necesariamente<br />

modelos a seguir, ya que cada entorno cultural o histórico requiere de formas de<br />

gobierno específicas. En él sí encontramos una diferenciación entre criterios<br />

cuantitativos y cualitativos para apoyar una forma de gobierno que, según Aristóteles,<br />

debe tener como finalidad el interés general 4 . Por este motivo, el hecho de que<br />

gobierne una muchedumbre (oclocracia) no valida un gobierno por encima de formas<br />

unipersonales (tiranía), del mismo modo que entre un gobierno que tenga en cuenta la<br />

riqueza (oligocracia) y otro que no la tenga (democracia) la diferencia es de tipo<br />

1<br />

Plat., Rep., VI, 16.<br />

2<br />

Prélot, M., Historia de las ideas…, op.cit., pág. 81. Señala el autor que el gran problema es<br />

que Platón habla en términos ideales, asumiendo que una buena formación evitaría que un político<br />

adoptara malas decisiones o en función de sus intereses personales. Vd. Plat., Rep., VI, 12-18.<br />

3<br />

Aristóteles avanzaría esta idea hasta el modelo de politeia, donde el gobierno sería<br />

adecuado porque es elegido por unos ciudadanos formados que saben discernir las buenas acciones<br />

<strong>política</strong>s de las malas.<br />

4<br />

Es lo que llama “formas puras e impuras de gobierno”, Arist., Pol, VI.2.


cualitativo únicamente 1 .<br />

Es interesante observar que Aristóteles entiende la democracia en diferentes<br />

niveles 2 . Por un lado, acepta la idea de un censo reducido con un desempeño del<br />

cargo público accesible. Luego añade otro modelo donde no habría condiciones para<br />

ser elegido, pero sí la necesidad de tener una cierta fortuna como garantía de que no<br />

se va a actuar en beneficio propio. En un tercer modelo, Aristóteles asume la<br />

posibilidad de una democracia donde optar a los cargos sea absolutamente libre y sin<br />

necesidad de patrimonio previo, pero entiende que sólo pueden desempeñar el cargo<br />

quienes gocen de cierta riqueza ya que son quienes pueden dedicarse a la <strong>política</strong>.<br />

Finalmente, y vinculado a esto, la necesidad de patrimonio o de dedicación a la<br />

<strong>política</strong> de clases con cierto nivel de riqueza, deviene del hecho de entender que la<br />

<strong>política</strong> es una virtud, y por tanto no debe ser renumerada. En una última forma de<br />

democracia, Aristóteles critica que la <strong>política</strong> sea algo profesional, ya que atrae según<br />

él únicamente a los interesados en el beneficio propio, en medrar y crear redes<br />

clientelares.<br />

Como sucedía con los planteamientos conceptuales en torno a la <strong>política</strong>, los<br />

sistemas de gobierno más aceptados por los diferentes pensadores a lo largo del<br />

tiempo han variado en cuestiones cuantitativas en relación a la democracia, o han<br />

intentado abrir diferentes vías de análisis para justificar sus propias ideas. Vilfredo<br />

Pareto, Gaetano Mosca y Robert Michels expusieron en el siglo X<strong>IX</strong> que la<br />

democracia era un sistema que requería de notables mejoras habida cuenta que su<br />

práctica acababa siempre resultando en una tiranía de una minoría sobre el resto, al<br />

surgir lo que Rousseau denominó “casta <strong>política</strong>” 3 .<br />

1<br />

“…debe distinguirse en todo estado la cantidad y la cualidad de los ciudadanos. Llamo<br />

cualidad a la libertad, la riqueza, la ciencia, la nobleza; y cantidad, a la preponderancia del<br />

número.”, Arist., Pol., VI. 11, 190.<br />

2<br />

Arist., Pol., VI, 4.<br />

3<br />

Para Rousseau, “no ha existido ni existirá jamas verdadera democracia, pues supone cosas<br />

difíciles de reunir, tales como: Un estado pequeño en que pueda reunirse el pueblo, una gran


Esta casta supone precisamente el hecho que valida un modelo democrático<br />

basado en la elite. Para Cicerón, lo ideal es un gobierno mixto donde se reúna lo<br />

mejor de la monarquía, la aristocracia y la democracia 1 . Apoya, en los momentos más<br />

convulsos de la República en Roma, un gobierno oligárquico donde se conceden<br />

algunas prebendas a la plebe a través de sus tribunos, la existencia de un princeps, un<br />

ciudadano que sería “primero entre sus iguales” (primus inter pares) para supervisar<br />

el correcto desarrollo de las costumbres. Algunos años después, Séneca lo tuvo más<br />

claro y apoyó sin pensarlo la existencia de un líder dado que, según el pensador<br />

cordobés, los hombres tienden a preferir ser gobernados por un jefe.<br />

<strong>La</strong> democracia atravesaría varios siglos en los cuales se asumiría que, por sí<br />

solos, los pueblos no pueden gobernarse. Como mucho se aceptan fórmulas mixtas,<br />

tal y como hace Tomás de Aquino, quien afirma en la Summa Teológica que “todo<br />

régimen bien combinado: de monarquía, en cuanto que uno rige o preside sobre<br />

todos; de aristocracia, en cuanto un crecido numero participa en el régimen según la<br />

virtud, y la democracia, es decir, el gobierno popular, en cuanto los gobernantes<br />

pueden ser elegidos del seno del pueblo y al pueblo pertenece la elección.” 2<br />

Habría que esperar hasta Montesquieu para encontrar nuevamente un apoyo a<br />

formas de gobierno representativas aunque rechazara de pleno la democracia directa<br />

y la igualdad de derechos. De hecho, según él sólo podían existir república<br />

(democrática o aristocrática), monarquía y despotismo 3 . <strong>La</strong> Revolución Francesa<br />

contribuyó a difundir ideales liberales que trajeron consigo lo que Marx y Engels<br />

sencillez de costumbres, mucha igualdad de rango y en las fortunas, poco o ningún lujo.”, Contrato<br />

Social, III.12.<br />

1<br />

“No apruebo ninguna de las tres separadamente, y considero superior la que nace de las<br />

tres reunidas”, Cic., DRep, I.25.<br />

2<br />

S. Th. I. XLI-L.<br />

3<br />

El espíritu de las leyes, II.1.


denominaron la “democracia burguesa”, al constituirse los regímenes liberales en una<br />

suerte de gobierno aristocrático. Por ello, la propuesta marxista inicial es la de<br />

finiquitar la democracia para establecer una fase de dictadura del proletariado, esto<br />

es, una oclocracia. Lenin, en <strong>La</strong> revolución socialista y el derecho de las naciones a<br />

la autodeterminación, expuso tiempo después que el socialismo debía valerse de la<br />

democracia, ya que Wla democracia es también una forma del Estado, que debiera<br />

desaparecer junto con él, pero eso ocurrirá sólo cuando se pase del socialismo<br />

definitivamente vencedor y consolidado al comunismo completo”.<br />

Por lo que respecta a las formas de gobierno unipersonales, la monarquía es el<br />

más frecuente, ya sea en la figura de un emperador, o bien cuando surge con el<br />

ascenso de demagogos mediante tiranos. Como apuntamos anteriormente, este<br />

modelo no implica necesariamente un rechazo por parte de la sociedad ni tan siquiera<br />

por algunos de los pensadores que hemos venido citando. Platón reconoce la<br />

posibilidad de una monarquía sofocrática, mejor en su opinión que una monarquía<br />

tiránica o la timocracia en la que es necesario un cierto nivel económico para poder<br />

participar en <strong>política</strong> 1 . Aristóteles entendía que una tiranía “es la profunda corrupción<br />

de la monarquía: es el despotismo de uno solo, que manda sin responsabilidad a los<br />

hombres mejores que él y que reina, no en provecho del pueblo, sino en el suyo<br />

propio” 2 .<br />

Esta situación, afirma Aristóteles, suele darse con la aparición de demagogos<br />

que aprovechan la inestabilidad social. Emergen bajo la idea de que dejan hacer al<br />

pueblo cuando, en realidad, asumen los resortes de poder en beneficio propio. Por<br />

eso, asume la posibilidad de salir de esta situación mediante regímenes mixtos,<br />

dirigido por la aristocracia y gobernado por un poder regio. Al igual que Platón, no<br />

desdeña de entrada un gobierno monárquico siempre y cuando mantenga la piedad, la<br />

1<br />

Hemos mencionado precisamente cómo Aristóteles consideraba esta forma como una de las<br />

más verdaderas y puras variantes de la democracia.<br />

2<br />

Arist., Pol, VI, 9.187.


decencia y el bien común como base de su gobierno.<br />

Ya hemos visto que tanto Cicerón como Tomás de Aquino no rechazaron<br />

tampoco fórmulas mixtas. De hecho, Tomás aceptaba la idea de unas tiranías<br />

tolerables siempre y cuando fueran aceptadas por el pueblo. Maquiavelo en El<br />

Príncipe sí ofreció sin ambages una solución a todas las formas de participación<br />

<strong>política</strong> popular que él mismo asumía como faltas de estabilidad. Proponía un<br />

gobierno integrado por una figura monárquica aconsejada por unos notables y con<br />

algunos cargos locales de carácter popular. Una monarquía electiva a la cual<br />

concurrirían los príncipes más adecuados.<br />

No obstante, sin duda es Jean Bodin (1529-1596) el principal defensor del<br />

modelo monárquico de gobierno. No duda en afirmar que el poder regio es summa in<br />

cives ac subditos legibusque soluta potesta (“poder supremo sobre los súbditos y<br />

ciudadanos no sometido a leyes”). Acepta únicamente unos límites para los monarcas,<br />

además de la ley divina, que serían la ley natural, los pactos con los súbditos y las<br />

Leyes Fundamentales del Reino, especialmente el derecho de propiedad 1 . En general,<br />

lo que suele acontecer a la mayor parte de los pensadores que apoyan soluciones de<br />

gobierno unipersonal es el miedo a la inestabilidad. Hobbes en su Leviatán refrenda<br />

el egoísmo como motor del comportamiento humano y la necesidad, por tanto, de un<br />

poder supremo que controle la sociedad.<br />

¡Es la <strong>política</strong>, estúpidos!<br />

Los dos últimos siglos han visto emerger una reflexión sin par acerca del<br />

pensamiento político. Lo más interesante ha sido sin duda la crítica que ha suscitado<br />

tanto la figura del político profesional que ya denostaban Aristóteles o Rousseau,<br />

como el propio ejercicio de la <strong>política</strong>. Al analizar los totalitarismos, Hannah Arendt<br />

puso de relieve que tanto el fascismo como el comunismo eran un campo fértil para la<br />

1<br />

Rodriguez Varela, A., Historia de las Ideas Políticas, Madrid 1995, pp. 205-220.


demagogia sobre las democracias liberales.<br />

Sin embargo, aunque es cierto que la dinámica burocrática convirtió a la URSS<br />

en un estado donde la participación <strong>política</strong> era un mero trámite 1 , las ideas iniciales<br />

de Lenin eran diferentes. En la etapa de Dictadura del Proletariado, los obreros<br />

debían tomar las decisiones y gobernar aliados con el resto de la sociedad. <strong>La</strong><br />

diferencia con la democracia burguesa sería, de este modo, que las decisiones se<br />

adoptarían por consenso y para una mayoría. Concebía un Estado fuerte pero no<br />

excesivamente burocratizado para garantizar la participación en <strong>política</strong>, o al menos<br />

en las decisiones <strong>política</strong>s, del mayor número de población posible.<br />

Gramsci elaboró también sus teorías marxistas en las alternativas que ofrecía el<br />

propio marxismo. En los Cuadernos de la Cárcel elabora una teoría de la hegemonía<br />

donde concibe la <strong>política</strong> de forma novedosa, separando a la misma del Estado 2 . En la<br />

<strong>política</strong> debían participar, bajo este concepto de hegemonía, no solamente las fuerzas<br />

obreras, sino todas las que integran un país. Es mérito suyo percibir que cerrar la<br />

participación <strong>política</strong> a algunos grupos sociales podía ir en menoscabo de los mismos<br />

principios de la revolución que se estaba proponiendo. Por desgracia, como es sabido,<br />

las ideas de Gramsci no fueron asumidas en los Estados que se designaron a sí<br />

mismos como comunistas, especialmente la URSS y China, aunque han conformado,<br />

en parte, ciertas estructuras <strong>política</strong>s de la izquierda latinoamericana. Es interesante<br />

observar, además, que Gramsci comparte la vieja idea platónica y aristotélica de<br />

1<br />

En la antigua Yugoslavia, Tito trató de equilibrar los grupos de poder internos mediante un<br />

sufragio universal para elegir entre los candidatos de dos partidos, el Partido Comunista y la Liga de<br />

los Comunistas Yugoslavos, vid. Drnovsek, J., El laberinto de los Balcanes, Barcelona, 1999, pág.<br />

67. El bipartidismo entre dos partidos que no distan mucho entre sí no es una solución extraña. En<br />

el Reino Unido y España se produjo durante la segunda mitad del siglo X<strong>IX</strong> una situación<br />

semejante, con amaño de urnas, compra de votos, etc. Hay países como EEUU cuyo sistema<br />

electoral favorece la existencia del bipartidismo aunque se permita la concurrencia de otros<br />

candidatos. <strong>La</strong>s diferencias entre el Partido Demócrata y el Republicano no se centran en el sistema<br />

económico, dado que ambos apoyan sin dudarlo el modelo neoliberal capitalista, sino en la<br />

aplicación y redistribución de la riqueza.<br />

2<br />

Aricó, J., <strong>La</strong> cola del diablo: itinerario de Gramsci en América <strong>La</strong>tina, Buenos Aires 2005,<br />

pág. 147.


elevar el nivel cultural de la masa lo que legitimaría el propio gobierno establecido.<br />

Política y Estado quedaban, pues, separados en el siglo XX, y de ello los fascismos<br />

hicieron su bandera al deconstruir el segundo y despreciar la primera. El realismo<br />

político se iba a imponer, y Carl Schmitt iba a ser su principal representante. Para él,<br />

la <strong>política</strong> es algo más que el Estado y, por tanto, algo más que simplemente<br />

participar de su maquinaria electiva o funcionarial.<br />

Para Schmitt, “el concepto de Estado supone el de lo político” 1 , aunque la <strong>política</strong> no<br />

queda reducida únicamente a la labor estatal. Si bien, afirma que el Estado debe<br />

mantener el monopolio de la <strong>política</strong> para que no intervengan agentes no vinculados a<br />

la gestión del mismo. Al emerger las democracias liberales, habrían aparecido según<br />

él sociedades que se imbrican con los estados y que poseen un elevado nivel de<br />

intervención de la ciudadanía en <strong>política</strong> 2 . Por ello defiende un “Estado total basado<br />

en la identidad de Estado y sociedad que no se desinteresa de ningún dominio de lo<br />

real y está dispuesto en potencia a abarcarlos a todos” 3 . Se justifica así tanto la<br />

intervención del Estado en todos los aspectos de la vida del ciudadano como la<br />

concepción de la <strong>política</strong> como acción.<br />

Siguiendo la línea de los totalitarismos del siglo XX, entiende que en <strong>política</strong> sólo<br />

pueden darse amigos y enemigos, siendo estos últimos simplemente “los otros”. Si<br />

bien, considera que aquello que es malo para la <strong>política</strong>, no tiene porqué ser hostil. <strong>La</strong><br />

finalidad de este pensamiento es sencilla: o conversión del enemigo político o su<br />

eliminación, llevando así a la victoria de un pensamiento único considerado como el<br />

beneficioso para la sociedad-estado.<br />

<strong>La</strong> “defensa de la pólis” que vimos al comienzo del artículo llega al mismo punto de<br />

1<br />

Schmitt, C., El concepto de lo político: texto de 1932 con un prólogo y tres corolarios,<br />

Madrid 2009, pág. 49.<br />

2<br />

No perdamos nunca de vista que Schmitt militó en el Partido Nazi y formó parte de la<br />

Kronjurist, cerebro jurista del III Reich, vd. Bendersky, J., “The Expendable Kronjurist: Carl<br />

Schmitt and National Socialism, 1933-36”, Journal of Contemporary History, Vol. 14, No. 2 (Apr.,<br />

1979), pp. 309-328.<br />

3<br />

Schmitt, C., El concepto de lo político…, op.cit., pág. 53.


partida: el otro, y yo. <strong>La</strong> <strong>política</strong> vuelve a manifestarse como una actuación y una<br />

participación cuya finalidad última no es más que organizar los recursos internos,<br />

evitando en lo posible los detractores para reforzar la unidad frente a otras póleis.<br />

Schmitt critica, de hecho, la posibilidad de un Estado Mundial 1 dado que la<br />

desaparición de antagonistas a esa escala sólo implicaría la propia desaparición de la<br />

identificación entre sociedad y Estado.<br />

Existe el peligro actual de creer como Schmitt que la <strong>política</strong> de carácter liberal sólo<br />

puede basarse en una división artificial entre ideologías de izquierda y de derecha<br />

donde la ética y la economía se confunden en función de intereses particulares 2 .<br />

Aunque su crítica a la existencia de una esfera autónoma para la economía donde no<br />

intervienen ni la ética ni la <strong>política</strong> adquiere plena relevancia en nuestro tiempo, no<br />

debe perderse de vista el valor de la <strong>política</strong> y de la participación en la misma. Como<br />

advierte Gellner 3 , la sociedad civil es también una forma de hacer <strong>política</strong> para toda la<br />

ciudadanía 4 . No perdamos de vista que en la pólis vivimos todos, y todos la<br />

construimos.<br />

1<br />

Hoy, con el manifiesto fracaso de la ONU como organismo asambleario que permita llegar<br />

a acuerdos y evite conflictos o hegemonías de unos países sobre otros, esta aseveración se hace<br />

patente. El supuesto Gobierno Mundial no sería más que un difícil equilibrio entre unos EEUU que<br />

aspiran a controlar ese gobierno, y países como Rusia y China que compiten mediante la presión<br />

militar o fiscal.<br />

2<br />

Ibíd., pág. 90.<br />

3<br />

Gellner, E., Condiciones de la libertad: la sociedad civil y sus rivales, Barcelona 1996, pág.<br />

43. Entiene por Sociedad Civil, “aquella serie de instituciones no-gubernamentales diversas con la<br />

suficiente fuerza para servir de contrapeso al Estado y, aunque no impidan a éste cumplir con su<br />

papel de guardián del orden y árbitro de los grandes intereses, evitar que domine y atomice al resto<br />

de la sociedad”.<br />

4<br />

<strong>La</strong>s críticas al concepto e importancia de sociedad civil no son pocas, sobre todo por la<br />

indefinición de qué debe ser Estado y qué no debe serlo en la sociedad actual. Asimismo, constituye<br />

un arma peligrosa para tendencias <strong>política</strong>s que pretenden deconstruir la estructura estatal para<br />

entregarla a un modelo de Estado Corporativo que se acerca, de nuevo, a tendencias de corte<br />

fascista, vd. García Olivo, P., El enigma de la docilidad: sobre la implicación de la Escuela en el<br />

exterminio global de la disensión y de la diferencia, Barcelona 2005.<br />

AR


POESÍA<br />

Con bala<br />

Guerra<br />

Eras apenas un fugaz atisbo<br />

de barbarie,<br />

pero alguien pronunció tu nombre<br />

y logró corporeizarte.<br />

Ahora vagas por el mundo de los hombres<br />

con un cuchillo escondido en las entrañas.<br />

... Dicen que no te conocen,<br />

mas te invocan desde el fondo de sus almas.


Hijo de Barcelona<br />

Barcelona es como un hormiguero<br />

lleno de hormigas sin antenas<br />

que se miran como un psicópata<br />

miraría a una mosca sin alas<br />

(medusas que palpan sin ver<br />

y laceran al contacto<br />

deshumanizado y húmedo<br />

de sus tentáculos).<br />

El cemento de la ciudad<br />

se adhiere a la columna<br />

como el hedor a los cadáveres<br />

putrefactos del cementerio<br />

de Montjuïch.<br />

El CO2<br />

alimenta los pulmones<br />

enfermos y el cerebro<br />

llora la ausencia de oxígeno.<br />

Y mis versos,<br />

mis pobrecitos versos,<br />

se lamentan por ello.


No habría matado<br />

Hoy habría matado al Ministro de Justicia.<br />

Y al juez,<br />

y al fiscal,<br />

y al jurado.<br />

Hoy habría matado al Ministro de Economía.<br />

Y al banquero,<br />

y al interventor,<br />

y al cajero.<br />

Hoy habría matado al Ministro de Defensa.<br />

Y al general,<br />

y al traficante de armas,<br />

y al soldado.<br />

Hoy habría matado al Ministro del Interior.<br />

Y al comisario,<br />

y al antidisturbios,<br />

y al chivato.<br />

Hoy habría matado con manos desnudas.<br />

Pero soy un poeta, además de un humanista,<br />

así que mato con palabras.<br />

¡Morid, Ministros, en este verso!<br />

¡Y morid también jueces, banqueros, generales y comisarios!<br />

¡Morid todos!


Porque hoy nace un nuevo mundo. Se llama Poema.<br />

Y es libre.<br />

Y es justo.


Hoy quiero ser pirata a mi manera<br />

Hoy quiero ser pirata a mi manera.<br />

Llevar gafas de sol con un sólo cristal,<br />

ondear la calavera en mi negro corazón,<br />

abordar bancos, no hacer rehenes,<br />

y escapar a tiempo de las sirenas.<br />

Navegar orgulloso y ser rey en todas partes,<br />

no tener más ley que la ley de la calle,<br />

no estar sujeto a ancla,<br />

y tomar por isla secreta cualquier casa abandonada.<br />

Que mi cuartel general sea un parque,<br />

que mi tesoro quepa en mis bolsillos,<br />

no tener más amor que la noche<br />

y jugarme a las cartas el destino.<br />

Que mi techo sean el cielo y las estrellas,<br />

dejarme guiar por el viento a cualquier parte,<br />

naufragar en playas de caliente alquitrán<br />

o escollar entre tus piernas.<br />

Beber ron a morro. Y grog, y absenta.<br />

Embriagarme en las tabernas,<br />

abominar de la tierra firme,<br />

despertar por las mañanas abrazado a una botella.


Que me aborrezcan los decentes,<br />

que me odien los gobernadores,<br />

que me teman los alguaciles<br />

y los casacas rojas y azules.<br />

Tener puesto precio a mi cabeza,<br />

y por camaradas,<br />

a libertarios, ateos y poetas.<br />

Hoy quiero ser pirata a mi manera.<br />

¿Quién se embarca conmigo?


Fratricidio<br />

Sacos de tierra amontonados<br />

como cadáveres en fosas comunes,<br />

con muertos que aún no lo saben<br />

sujetando fusiles Mauser<br />

y fumando entre altos de fuego.<br />

Tanques alardeando de monstruoso falo<br />

sobre el asfalto del Paseo de Gracia,<br />

ofendiendo a <strong>La</strong> Pedrera,<br />

y sangre como corriente<br />

sobre el embaldosado de <strong>La</strong>s Ramblas,<br />

buscando alcanzar el mar para lavar su vergüenza.<br />

Palomas que comen carne humana muerta,<br />

almas muertas que comen palomas y animales domésticos.<br />

Malaria, escorbuto, disentería: enfermedades.<br />

Nuevos compañeros de juegos<br />

para los niños sin risas de Barcelona,<br />

para cambiarlos por los viejos<br />

que ya han muerto o se han roto.<br />

Y Muerte con paso alegre de paseo<br />

por las calles, asilos y hospitales.<br />

Inquilina indeseable y temporal<br />

de muchas casas, de muchas horas,<br />

que precede su llegada<br />

con el olor de la pólvora,<br />

el silbido de los obuses<br />

o el chapoteo de la barca de Caronte.<br />

Metralletas que ra-ta-ta-ta-tean su odio


con salivazos de plomo;<br />

odio entre hermanos, asedio.<br />

Tiempo herido nunca curado.<br />

Ausencia.<br />

Silencio.<br />

Tiempo herido nunca olvidado.


No puedo creer<br />

No puedo creer<br />

que todo vaya a ser mejor tras esta guerra.<br />

No puedo,<br />

tras ver los cadáveres amontonados sobre el suelo<br />

como sacos de tierra de cualquier trinchera.<br />

No me digas que los hombres serán más libres,<br />

más felices.<br />

No ante estos muertos que ya no serán libres<br />

ni felices.<br />

No tras dejar un legado de hijos que ahora son huérfanos,<br />

no tras dejar un legado de esposas que ahora son viudas,<br />

no tras dejar un legado de madres que ahora son sombras.<br />

No me digas que de esos cuerpos próximamente enterrados nacerán rosas,<br />

porque nunca serán más bellas que los hombres,<br />

ni te atrevas a hablar en su nombre,<br />

porque ya dicen lo necesario.<br />

¿Cómo puedes alzarte sobre los hombros de los muertos?<br />

¿Para qué infamia?<br />

No hay brindis este día.<br />

Porque no hay alcohol que ahogue tanta sangre<br />

ni cicatrice tanta herida.


Y no, no hay honor.<br />

No hay honor en recuas de bueyes tirando de cadáveres descoyuntados<br />

como juguetes rotos,<br />

ni en el rumor de heridos como una marea,<br />

ni en el olor de orina y heces.<br />

Si la sangre se coagula en el suelo formando charcos,<br />

y tu huella queda impresa como en el barro<br />

al pisar sobre ella,<br />

¿cómo puedes llamarlo victoria?<br />

Y aún más,<br />

dime,<br />

¿cómo puede ser victoria si lo festejan los buitres?


No quiero amigos poetas,<br />

con subvenciones y becas,<br />

que me paguen el alcohol<br />

que nunca me bebo.<br />

No quiero que me encasillen<br />

en burdas generaciones<br />

nacidas al albor<br />

de una oportuna fotografía,<br />

un período de nacimiento,<br />

un evento o una repetida<br />

manera de escribir versos,<br />

al pairo de una poética.<br />

No quiero sus etiquetas,<br />

ni sus premios,<br />

ni tardíos reconocimientos.<br />

No quiero cursos de verano,<br />

talleres de escritura<br />

al amparo de la idolatría,<br />

ni sus palmadas en la espalda,<br />

ni sus sonrisas,<br />

ni sus antologías excluyendo<br />

a sus enemigos y sus banderas.<br />

No quiero nada de eso.<br />

Les dejo a ellos la rapiña,<br />

los concursos amañados,<br />

las auspiciadas críticas,<br />

las convenciones de poesía,<br />

la engolada voz de la egolatría<br />

besándose a sí misma


en el culo o en el sexo,<br />

los amigos editores,<br />

los editores amigos,<br />

los amigos con revistas,<br />

los cócteles, las flores,<br />

las fotos con los alcaldes<br />

o con artistas generacionales,<br />

sus comisariados de exposiciones,<br />

y sus fotos de medio lado<br />

impostadas de soberbia.<br />

Les dejo todo eso y algo más:<br />

les dejo estos versos.<br />

Y a mí, que me dejen en paz.


Barcelona, ciudad ausente<br />

Cada vez siento menos mía<br />

esta Barcelona en la que nací.<br />

<strong>La</strong> ciudad ha conseguido,<br />

por dudosos méritos propios,<br />

ser el primer destino turístico del Mediterráneo.<br />

Y yo me pregunto: ¿a qué tanta ostentación?<br />

¿A qué este ansía por hacer fortuna?<br />

Ya no quedan recodos solitarios,<br />

ni calles con esquinas en tinieblas,<br />

todo es neón –luz y color–<br />

incluso debajo de mi cama.<br />

Ciudad cosmopolita que se pavonea<br />

de su cultura institucionalizada<br />

que pervive en los catálogos,<br />

riqueza que estúpida oculta<br />

en libros de doble moral.<br />

Sus monumentos,<br />

la belleza de su arte,<br />

productos tras escaparates,<br />

emolumentos protegidos por cristales<br />

y andamios que no son más<br />

que lonas publicitarias.<br />

Y ahora todos sus museos son asépticos<br />

–acero, cristal, madera–,<br />

como sus bibliotecas<br />

–acero, cristal, madera–.<br />

Y los políticos


¡Ay, los políticos!<br />

¿En qué piensan?<br />

¿Por qué les parece bella esta Barcelona,<br />

si no es más que una quimera<br />

que da la espalda a su arte?<br />

Perdemos la identidad<br />

tras la uniformidad global,<br />

y la estética (y el arte)<br />

parecen un afeite de moda.<br />

¿Dónde quedan los cafés tertulia?<br />

(Ahora el Café de las Artes<br />

es una atracción turística<br />

con precios exorbitantes).<br />

¿Dónde la melancolía del barrio viejo?<br />

(El chino lo perdimos ya hace tiempo).<br />

¿Dónde la Barcelona medieval?<br />

(Ahora vive tras mamparas y folletos).<br />

Y por si fuera poco,<br />

ahora todas las plazas son duras,<br />

los columpios de alevoso plástico,<br />

los bancos duros, incómodos,<br />

e individuales para que no se hable.<br />

<strong>La</strong>s zonas azules y verdes<br />

convierten el centro en un barrio de turistas,<br />

hay decretos para artistas,<br />

coches con vídeo para cobrar multas…<br />

<strong>La</strong> ciudad da la espalda al ciudadano<br />

y nadie se rasga las vestiduras.<br />

Me pregunto por qué maquillan


mi ciudad como a una puta<br />

para que no sea mía y sea de todos.<br />

Ya sólo falta que vendan,<br />

en envases de metacrilato,<br />

la arena, el mar, las montañas,<br />

y hasta el aire enfermo que respiramos.<br />

OC


(Lunes indignado)<br />

Lunes frío. El Banco Central griego en llamas<br />

—lo he visto en el informativo mientras desayunaba—.<br />

Nieva sobre Mallorca a nivel del mar.<br />

Tengo un examen esta tarde en la UNED<br />

a mis 35 años. Pelo largo. Canas. Lo que veis.<br />

Voy en bata y apenas —por 9 horas diarias<br />

en una oficina rancia— cobro novecientos<br />

sesenta y ocho euros que dan justo<br />

para pagar alquiler, comida, higiene,<br />

gasolina, impuestos, tabaco, deudas…<br />

Ni rastro de la vida,<br />

esa que entonces quemaba<br />

en nuestros ojos: teníamos 20 años.<br />

Lunes tan frío. Grecia en llamas. España<br />

con la ropa hecha jirones, violada por los perros<br />

del FMI, del Banco Central<br />

Europeo. Tirada a oscuras<br />

contra las tetas negras de África.<br />

Y tú como yo: 40 horas semanales<br />

en un cubo de cristal cualquiera:<br />

compañeros estúpidos, órdenes absurdas, tedio.<br />

Sí, es verdad, que no nos quejemos,<br />

que tenemos un techo —todavía—,<br />

que aún no pasamos hambre, que tenemos la suerte<br />

—aquí me río— de tener un trabajo...<br />

Y la vida, joder: ¿Y LA VIDA?<br />

Somos tantos.


Cientos. Miles. Millones —qué sé yo—<br />

de personas sin ganas ya de nada.<br />

Alcohol. Drogas que calmen esta sed.<br />

Programas basura. Libros. Bares.<br />

Engañados como niños. Es tan triste este lunes<br />

y tan frío. <strong>La</strong>s noticias nos muestran a los griegos<br />

como a vulgares saqueadores, aprendices de terrorista.<br />

Pero yo sólo veo funcionarios, parados,<br />

sin techo, madres de familia…<br />

Como tú. Como yo. Como todos nosotros:<br />

personas cansadas de aguantar porque sí.<br />

Gente que ha dicho basta. Hace frío este lunes.<br />

<strong>La</strong> isla en la que vivo amaneció nevada.<br />

Aquí nadie se mueve, pese a que anunció el Gobierno<br />

malos tiempos, recortes sindicales, olas de frío.<br />

Aquí la gente juega a que está viva<br />

de viernes por la tarde a domingo. Entre semana<br />

hacen malabares con su sueldo,<br />

guardan cola en el baño para fumar pitillos<br />

a escondidas, en edificios muertos de oficinas.<br />

Tengo un maldito examen esta tarde<br />

de Comunicación Oral y Escrita I —qué mal suena—<br />

y no sabemos decir nada. Nadie. Imposible aprobar<br />

en este mundo crudo de lenguas inhumanas.<br />

Hace frío este lunes. Grecia arde en mi tele. Vidas<br />

que hacen llorar. <strong>La</strong> lingüística ha muerto;<br />

adiós, literatura… Alguna vez te quise tanto…<br />

Sólo queda abrigarse, matar palabras sin sentido<br />

en un examen, soñar que alguien


todavía está vivo en alguna jodida parte.<br />

Quiero parar el mundo, bajarme de su daño,<br />

ser Mafalda, votar de presidente a El Roto.<br />

Abrazarte, ya en casa. Decir que eres la nieve,<br />

que Grecia son tus ojos, que he aprobado<br />

el difícil examen de tus cosas. Tenemos que mudar<br />

la piel raída de esta existencia a medias,<br />

lanzar poemas contra la policía —ser valientes—,<br />

cogernos de la mano y salir corriendo.<br />

PA


Eres tú<br />

<strong>La</strong> mentira más común es aquella con la que<br />

una persona se engaña a sí misma.<br />

Engañar a los demás es un defecto relativamente vano.<br />

Friedrich Nietzsche<br />

<strong>La</strong> primera dama<br />

la concejala<br />

la madam<br />

la princesa consorte<br />

la decana<br />

la infanta<br />

la pubilla<br />

la comisaria<br />

la presidenta del gobierno<br />

la catedrática<br />

la doctora<br />

la madre abadesa<br />

la jueza<br />

la directora<br />

la gerente<br />

la rectora<br />

la jefa de personal<br />

la encargada<br />

la gurú<br />

la fallera major<br />

la inspectora<br />

la vedette


la primera actriz<br />

la celadora<br />

la capitana del equipo<br />

el ama de llaves<br />

la alcaldesa<br />

la mamma<br />

la chamana<br />

la responsable<br />

la portavoz del gobierno<br />

la coordinadora general<br />

la representante<br />

la alcahueta<br />

la gobernanta<br />

la barragana<br />

la miss<br />

la reina madre<br />

la técnica<br />

la líder carismática<br />

la supervisora<br />

la principal accionista<br />

la señora,<br />

eres tú.<br />

(Y también un pedazo bollera, face them)<br />

TG


Varios poemas<br />

Sujeto de experimentación<br />

el no llegar a fin de mes<br />

los sueños rotos<br />

los amigos muertos<br />

los recibos de la luz<br />

del teléfono del alcantarillado<br />

el alquiler el tráfico<br />

la comida basura el odio<br />

la soledad la rutina el tedio<br />

la angustia el aislamiento<br />

los planes de jubilación<br />

los desahucios los despidos<br />

las enfermedades venéreas<br />

el sida el cáncer el colesterol<br />

el tabaco la hipertensión<br />

el cambio climático las guerras<br />

la contaminación la pederastia<br />

la separación el adulterio<br />

los psicópatas las colas del paro<br />

la inflación la deflación la ruina<br />

los alimentos transgénicos<br />

la paranoia la esquizofrenia<br />

las depresiones los suicidios<br />

los sociópatas los manicomios<br />

los atascos las cárceles<br />

la gripe a los accidentes de tráfico


las multas los geriátricos<br />

la crisis los tipos de interés<br />

la <strong>política</strong> la televisión el ruido<br />

los hospitales los atracos<br />

la estafa la adulteración<br />

la anorexia la bulimia<br />

la hipocresía el terrorismo<br />

la mentira el conformismo<br />

la globalización la sinrazón<br />

la frustración la manipulación<br />

el miedo<br />

happy babilonia<br />

welcome to my world


Civilization machine<br />

reinventar<br />

la bolsa<br />

los créditos<br />

las agencias<br />

de calificación<br />

reinventar<br />

la familia<br />

la vivienda<br />

los tipos<br />

de interés<br />

reinventar<br />

el trabajo<br />

los contratos<br />

los planes<br />

de jubilación<br />

reinventar<br />

el sistema<br />

el capitalismo<br />

la deuda<br />

exterior<br />

reinventar<br />

babilonia<br />

europa


einventar<br />

el mundo<br />

frente<br />

a la adversidad<br />

reinventarse<br />

por dentro<br />

elige<br />

el camino


Los restos<br />

no hay donde agarrarse<br />

colocarse establecerse<br />

ubicarse medrar<br />

no hay ayudas<br />

subvenciones inversión<br />

industria empleo<br />

no hay clientes<br />

plazas vacantes<br />

trincheras tiendas<br />

no hay sustituciones<br />

huecos empresas<br />

fábricas puestos<br />

no hay apoyos<br />

asidero trabajo<br />

demanda oferta fe<br />

no hay donde esconderse<br />

protegerse consolarse<br />

refugiarse esperar<br />

sólo quedan<br />

cenizas


de babilonia<br />

sólo quedan<br />

los restos


2012: Vida en la tierra<br />

en la tierra que habito<br />

nadie conoce a nadie<br />

sombras fantasmas<br />

zombis alimañas<br />

todos<br />

estamos muertos<br />

asustados cansados<br />

frustrados deprimidos<br />

neuróticos engañados<br />

histéricos golpeados<br />

todos<br />

estamos muertos<br />

en la tierra que habito<br />

la decadencia el fin de raza<br />

el apocalipsis la negación<br />

la angustia el miedo<br />

todos<br />

estamos muertos<br />

políticos indignados<br />

funcionarios desempleados<br />

especuladores desencantados


hipócritas desahuciados<br />

todos<br />

estamos muertos<br />

aunque pagamos<br />

la hipoteca<br />

de estar vivos<br />

VMA


Apología del pelo revuelto (y más)<br />

Dicen que en este país se lee poco; puede que se lean pocos libros, pero ciertamente<br />

hay algo que todos seguimos leyendo en la intimidad: las etiquetas del champú. Pues,<br />

amigas, amigos, hay que tener mucho cuidado con eso porque, conscientes de este<br />

hecho, los gobiernos, o lo que viene a ser lo mismo, los mercados, están<br />

aprovechando para incluir consignas antirrevolucionarias en dichas etiquetas, de<br />

modo que éstas penetren en nuestros cerebros cuando menos alerta nos encontramos.<br />

Hace un tiempo descubrí una de estas consignas en un bote de crema suavizante de la<br />

marca blanca de Mercadona, Deliplús: “Utilícese en seco para disciplinar los<br />

mechones rebeldes”<br />

El tiempo me ha dado la razón con la denuncia que ha interpuesto esta cadena de<br />

supermercados recientemente contra el sindicato andaluz de trabajadores.<br />

Todo es <strong>política</strong>, queridos, hasta el champú.<br />

Esta frase despertó mi conciencia poético-revolucionaria y me llevó a escribir la<br />

siguiente<br />

Apología del pelo revuelto<br />

A qué viento esperamos,<br />

a qué arrasador tsunami.<br />

Hasta cuándo estaremos aquí<br />

-peinadosinconcebiblemente<br />

quietos.<br />

Ellos lo saben,<br />

tienen las herramientas,<br />

dispensan suavizante,<br />

lo utilizan en seco para disciplinar los mechones rebeldes.<br />

Cuándo desbocaremos las melenas


y nos arrancaremos de cuajo las horquillas, las gomas, las coletas, los moños.<br />

Cuándo nos alborotaremos de conciencia,<br />

saldremos a la calle completamente despeinados<br />

para recuperar la libertad del rizo,<br />

para que nuestros sueños broten como las rastas indomables de Medusa.<br />

Antes de que nos dejen alopécicos<br />

promulguemos las bases de una revolución cosmética<br />

lejos de toda mascarilla<br />

o espuma moldeadora.


Los quitamotas toman posiciones<br />

Ellos no se conocen.<br />

Desconfiad de sus pupilas mates<br />

que no lanzan gritos por no alborotar.<br />

Carecen de sol<br />

pero se estira de forma perceptible<br />

la sombra de todos sus estómagos.<br />

No vibran,<br />

se entregan al cubículo con las piernas bien juntas,<br />

con las faldas planchadas alrededor de las rodillas.<br />

Están a punto de conseguirlo.<br />

Sólo les faltan unos meses.<br />

Comerán los gusanos sobre los canapés<br />

vestidos de domingo.<br />

Creerán que se merecen<br />

este lugar siniestro<br />

en el que les sitúa su necedad.<br />

No voy a estar ahí cuando se les aplauda.


Soy una parias<br />

Aún os escucho mientras sueño espinas de pescado,<br />

letras paridas con malformaciones, insensateces.<br />

Escucho con inquietante precisión vuestras miradas<br />

al descascarillado de mis uñas, las pieles vegetales colgando de los brazos,<br />

el blanco de la mielina que supuro,<br />

que he dejado escurrir, pesada y lenta, por la baranda del balcón.<br />

Soy esta nada, ya lo sabéis.<br />

<strong>La</strong> nada ingrávida para todos vosotros,<br />

la de los bolsillos más vacíos,<br />

la que nada trae, la que nada vale, la que no os sirve, ya.<br />

Recuerdo, mientras me esquináis, cuánto aprendí,<br />

qué ilimitado número de historias excitando las membranas plasmáticas,<br />

reproduciéndose, convirtiéndose en brillo.<br />

Y la investigación, la búsqueda, sí, me acuerdo de eso,<br />

de las noches enteras dentro de las palabras,<br />

y me hacía feliz reconocer tanta sabiduría; cuánta emoción en el descubrimiento.<br />

Mientras ahora punzáis mis huesos buscando utilidad<br />

no se me olvida el misterio absoluto de crear,<br />

alumbrar algo nuevo, algo que antes no era.<br />

El milagro de todo concebir.<br />

Recojo el portafolios que habéis tirado al suelo.<br />

Soy este hueco que no necesitáis.<br />

Venía a hablaros de amor y de poesía,<br />

no digáis nada,<br />

me he dado cuenta ahora: soy una parias.


Enfoque<br />

Un día nos pararemos a pensar qué fue de nuestro sueño<br />

y la tristeza nos molerá de frío<br />

como si nuestras venas albergaran el viento.<br />

Nos sentaremos abatidos y pasarán las horas.<br />

<strong>La</strong>s encías se quejarán entonces de su desdentamiento,<br />

ya no habrá nada que podamos morder.


Ni esta boca es mía<br />

Tenemos poco tiempo y, sin embargo,<br />

dejamos que nos venden,<br />

nos dejamos vendar,<br />

nos dejamos vender.<br />

A veces la crueldad,<br />

las ansias intestinas<br />

el bajísimo instinto de la supervivencia,<br />

-el ego inflado, insuflado, alimentado, cebado-,<br />

se nos coloca encima,<br />

nos impide la visión de lo bello,<br />

de la naturaleza, también hermosa, de lo humano.<br />

Percibo el hedor insolidario<br />

de dónde habrá salido,<br />

qué fétidas aguas lo habrán abonado,<br />

cómo hay gente capaz de revolcarse ahí<br />

y de sentirse a salvo.<br />

Y yo, también atada, des-esperada,<br />

también quizá de alguna forma,<br />

mostrando los papeles que justifican mi silencio,<br />

detrás de los vendajes<br />

que actúan como excusa<br />

para permanecer tan quietecita,<br />

para no mover un solo dedo,<br />

para, de alguna forma,<br />

salvarme yo también.<br />

Silencio cómplice.<br />

Nadie dice, tampoco yo,<br />

ni esta boca es mía.


No pueden alcanzarme<br />

¡Ah, volver a nacer, y andar camino,<br />

ya recobrada la perdida senda!<br />

Antonio Machado<br />

<strong>La</strong> frente pegada en el cristal,<br />

observo la inclemencia de la que me he librado.<br />

Cada verso me sirve de defensa<br />

contra la bota sanguinaria<br />

que marcha por ahí<br />

espachurrando margaritas.<br />

Me encuentro sola en esta plaza,<br />

la de la incertidumbre y el delirio,<br />

donde no pueden alcanzarme<br />

quienes no saben nada de lo humano,<br />

los que se sientan sobre los portafirmas<br />

en los que archivan hojas de despido<br />

y piden un café, y un bollo.<br />

Lejos de sus impulsos de parásito,<br />

mis poemas silvestres,<br />

mis campos sin abono,<br />

mi voz sin rédito,<br />

mi culo sin asiento,<br />

mis cabos libres,<br />

mi palabra sin siglas.<br />

Todo lo que me deja sin aliento<br />

desde que me pusieron en la calle<br />

por no seguir doblándome bajo su yunta.<br />

IL


PINTURA


PINTURA I<br />

Carlos Esteban Resano Vasilchik


<strong>La</strong> <strong>política</strong> nos afecta a todos.<br />

Quien se declara “apolítico” sobrevive<br />

o vive muy bien gracias al “statu quo” político,<br />

por lo tanto asume una posición <strong>política</strong>.<br />

Me fue imposible presentar dibujos y pinturas sin una referencia escrita,<br />

mi indignación es como la de la mayoría.<br />

<strong>La</strong> ley de mercado no existe.<br />

<strong>La</strong> ley del sometimiento de la <strong>política</strong> a<br />

los intereses económicos explica los caprichos,<br />

los discursos esquizofrénicos, las incoherencias<br />

y la permisividad ante el padecimiento de la sociedad que, como dijo J.<br />

Stiglitz (Premio Nóbel de Economía 2001), es considerada como “daños<br />

colaterales”<br />

delante la prioridad de socorrer a los grandes grupos económicos por sus<br />

desaciertos.<br />

Esto no es “ley de mercado”<br />

HERIDA COMO LA NIEBLA POR EL SOL


El elefante como<br />

significante en lo<br />

político.<br />

FUEGO


<strong>La</strong> educación y la investigación<br />

para los del norte<br />

El fútbol y las banderitas<br />

para los del sur<br />

“Pacto por el progreso”<br />

“División internacional del trabajo”<br />

Política Europea (germánica)


“<strong>La</strong> dignidad de un pueblo tiene que ver con la<br />

dignidad de cada uno de sus individuos”<br />

(dibujado en una agenda, después de escuchar<br />

noticias sobre el caso “Millet” y las acciones de la<br />

“Plataforma de Afectados por Hipotecas” ante un<br />

desalojo de una familia)


Caer en el Infierno es<br />

escuchar las prioridades que enuncian los políticos<br />

(sus sueldos, rescate de los especuladores,<br />

mantener una corona que<br />

sólo se manifiesta rotundamente para defender<br />

sus privilegios)


Relativo al ordenamiento de la “polis”.<br />

El ser humano como animal político.<br />

Hay reyes que salen a cazar animales.<br />

Políticos que se quedan tranquilos (Jordi)<br />

¿Política?


Símbolos...<br />

Difícilmente ningún político europeo se<br />

transforme en uno.<br />

Difícilmente sean referencia al idealismo.<br />

Difícilmente millones de camisetas lleven<br />

su rostro grabado.


Si la <strong>política</strong> es el arte de lo posible,<br />

ser pueblo devino en el arte de<br />

imaginar el futuro y mantener la esperanza<br />

pese a la <strong>política</strong>.


Política europea:<br />

“Son pobres porque quieren.<br />

Con no querer tendrían todo solucionado”<br />

Practicidad y realismo político.<br />

<strong>La</strong> <strong>política</strong> como el arte de lo posible.


<strong>La</strong> <strong>política</strong> debería hacer q<br />

PINTURA II<br />

María Mantella


ue sea imposible esta tristeza<br />

Aurora Martín


FOTOGRAFÍA


FOTOGRAFÍA I<br />

Elena Korn


FOTOGRAFÍA II<br />

S. Tallón


FOTOGRAFÍA II<br />

S. Tallón<br />

HUMO<br />

VENTANA<br />

ESCLAVA


FOTOGRAFÍA III<br />

Agustín Calvo Galán<br />

PISOS EN VENTA


FOTOGRAFÍA IV<br />

Vicenç Rodríguez Bosch


ENTREVISTA<br />

Cristina Fallarás, por RDF.<br />

Hola Cristina, antes de nada, felicitarte por tu recientemente ganado Premio<br />

Hammett, que llama la atención que en más de veinte años no lo hubiera conseguido<br />

antes una mujer, más adelante comentaremos sobre ello y sobre tu literatura, sobre<br />

Sigueleyendo, el mundo de la edición y en particular sobre la edición digital... en fin,<br />

como se suele decir, que no paras quieta, y es un placer que sea así. <strong>La</strong> temática en<br />

que se enmarca esta entrevista, es la <strong>política</strong>, empecemos por aquí y nos vamos<br />

derivando.<br />

ENTREVISTA a Cristina Fallarás<br />

Cristina, ¿qué es para ti la <strong>política</strong>?<br />

Olé por la pregunta. El arte de regular el gobierno de un grupo humano. En general.<br />

Para mí, es la habilidad de las personas para vivir de forma soportable con un grupo<br />

grande de desconocidos, y de poner en marcha iniciativas conjuntas sin asesinar al<br />

prójimo. Es también el dibujo de cómo gestionar los bienes públicos, las<br />

contribuciones que cada uno de los individuos aportar a un grupo determinado, y<br />

todas las cosas que pertenecen a la generalidad. O sea, saber cómo organizarnos para<br />

compartir bienes y servicios con millones de personas a las que no conocemos de<br />

nada ni falta que nos hace.<br />

<strong>La</strong> <strong>política</strong> es, además, el arte de redistribuir la riqueza. Sé que suena con caspa. Sin<br />

embargo, creo que a estas alturas, y con el enriquecimiento obsceno que hemos<br />

vivido en las tres últimas décadas, la pobreza debería estar prohibida, y no tomes esta<br />

afirmación como una broma.


Voy a separar de un hachazo a dos grupos de personas en un sistema electoral<br />

como el nuestro: los votantes y los que además de votantes, son votados (y sus<br />

cercanías). El primer grupo, a día de hoy, en potencia, somos todos desde la<br />

mayoría de edad -porque hace no muchos años aún no era así y sólo votaban<br />

algunos pocos... y esto, hablando en concreto, de la Europa Occidental-. El<br />

segundo grupo lo conocemos como la clase <strong>política</strong>, y esta denominación me da<br />

un coraje tremendo, porque la <strong>política</strong> forma parte de todas y cada una de las<br />

personas que componen una sociedad, todos somos la clase <strong>política</strong>, todos<br />

organizamos nuestra sociedad. ¿Cómo han conseguido separarnos tanto de la<br />

organización de nuestra vida? Hemos delegado en unos pocos todo nuestro<br />

poder político y prácticamente nos han hecho creer desde los medios de<br />

comunicación más corrientes, que la <strong>política</strong> sea sólo algo de tal clase, y que<br />

nuestra participación en la <strong>política</strong> se restrinja al hecho de votar. Háblanos un<br />

poco sobre esto, sobre estos comentarios, sobre la organización de las sociedades.<br />

Ah, querido, los frutos podridos del bienestar y el consumo imbéciles. Hay una<br />

dejación ahí que me resulta de una incultura peluda y que, al menos en España, creo<br />

que viene de una falta de tradición democrática brutal. Dejando de lado las tendencias<br />

<strong>política</strong>s de uno –permitámonos el derecha/izquierda por un momento estival—, la<br />

organización de una sociedad, aquello de lo que hablaba en la pregunta anterior, es<br />

responsabilidad de sus ciudadanos. En este país, cuarenta años de pater garrote y<br />

siglos de mater sotana han dado como resultado una panda de adultos que delega en<br />

sus superiores la organización y el control de lo público, llamando “mayores” a los<br />

representantes políticos porque: a) de alguna manera tengo que llamarlos; y b)<br />

funcionan con un empeño constante en infantilizar a la población que los ha elegido.<br />

Población a la que le viene muy bien hasta ahora ser niña. En este punto considero<br />

imprescindible la desobediencia civil. Y la responsabilidad adulta del ciudadano, que<br />

sabrá con qué normas y prácticas no debe transigir, pese a que eso suponga una pena<br />

a pagar.<br />

En cuanto a los medios de comunicación, su alineación con partidos, su cierre de


filas, ha acabado impidiendo una crítica real, profesional, al quehacer político.<br />

¿Por qué en los estudios primarios no hay una asignatura que sea “Política”?<br />

Hay Historia, Geografía, Matemáticas, Lengua, pero ¿por qué no Política? Por<br />

divagar un poco...<br />

Hace un tiempo escribí que hablaba de <strong>política</strong> con mi hijo de entonces 5 años.<br />

Alguien me preguntó cómo era posible, e incluso me afearon el adoctrinamiento.<br />

Nada más lejos. En cuanto consideré que el niño tenía capacidad (5 años estaba bien)<br />

le expliqué la diferencia entre lo público y lo privado. Esa es para mí la base <strong>política</strong><br />

que debería subyacer en todas las asignaturas. Hemos confundido la <strong>política</strong> con los<br />

partidos, y la <strong>política</strong> es sencillamente la responsabilidad de los individuos para<br />

organizarse. No es fácil, claro, basta imaginarse una interminable comunidad de<br />

propietarios. Pero para eso se nombran delegados. Hay que vigilar lo que hacen, y<br />

oponerse a aquello con lo que no estamos de acuerdo. No sólo la mayoría, uno puede<br />

oponerse solo o incluso en familia. Y enunciarlo. Enunciarlo es básico. Para ello,<br />

antes resultaba imprescindible el altavoz de los medios de comunicación. Pero ahora<br />

ya no hay excusa, porque se han multiplicado los canales de comunicación<br />

personal/grupal hasta casi el infinito.<br />

Si tuvieras el poder político y ejecutivo suficiente, ¿qué cambiarías, así, de un<br />

plumazo, en nuestro sistema político actual?<br />

No es un problema del sistema político. Es un problema de los individuos y de la<br />

educación. Diría que es un problema casi familiar. Por supuesto, habría que tomar<br />

ciertas medidas contra la facilidad que tienen los cargos públicos para desviar dinero,<br />

multiplicar los mecanismos de transparencia, etcétera. Sin embargo, cambiar el actual<br />

estado de las cosas –corrupción, injusticia, empobrecimiento, adelgazamiento de lo<br />

público, mercantilización de las gestiones…– no es responsabilidad de los políticos,<br />

sino de los ciudadanos.


Una pregunta para mojarte ¿qué sistema o doctrina <strong>política</strong> te es más cercana?<br />

¿Tienes algún ideal político para el desarrollo de nuestras sociedades?<br />

Soy partidaria de una convivencia ciudadana activa. No creo en la democracia<br />

infantilizada, sino en una participación activa y exigente de los ciudadanos. El<br />

sistema democrático sin monarquía es el que más confianza me merece, claro.<br />

Política y moral van de la mano. Es algo con lo que me rompo la cabeza<br />

bastante, pero casi que no sé qué iría primero si es que alguna tiene que ir<br />

primero. Ya decía Ortega y Gasset que la gente hace lo que se hace. Cada uno de<br />

nosotros nos caemos en la vida, cada uno en su época y geografía, y nos<br />

desarrollamos en ese entorno que nos encontramos al nacer e ir pasando los<br />

años, nos encontramos con un entorno político y un entorno moral. ¿Cómo se<br />

retroalimentan <strong>política</strong> y moral? Expláyate a gusto...<br />

<strong>La</strong> moral es circunstancial y tiene que ver con las costumbres que han ido<br />

asentándose en un grupo de individuos. <strong>La</strong> <strong>política</strong>, desde mi punto de vista, tiene que<br />

ver –en resumen muy resumido— con el crimen y el trabajo, es decir, con aquello<br />

que consideramos delito, y por tanto su castigo, y con la organización que permite a<br />

los individuos organizados ganarse la vida. Poco a poco, aquellos que se benefician<br />

de ambos van consiguiendo, con el ejercicio del poder y la coacción, infantilizar a la<br />

población de manera que esta se sienta “ordenada” y dirigida. Entonces, delega. Solo<br />

la recuperación de la adultez general me interesan moral y <strong>política</strong>.<br />

Premio Hammett: ¿Por qué tantos años sin mujeres premiadas, algo que ver con<br />

<strong>política</strong>... o simple casualidad?<br />

Pues claro que tiene que ver con la <strong>política</strong>, con la que ha relegado a la mujer al<br />

trabajo dentro de la casa y a criar hijos, con la que ha tardado en darle la misma<br />

educación a la mujer que al hombre (o similar, porque a la misma aún no hemos


llegado), tiene que ver con la <strong>política</strong> que sigue retrasando la entrada de la mujer en<br />

los órganos de poder, con la que permite que la brecha salarial en España entre<br />

hombres y mujeres siga superando el 20 por ciento, la que no abre guarderías, la<br />

que… ¿sigo? Escribir es un trabajo, requiere tiempo y requiere formación. Son dos<br />

cosas que tradicionalmente la mujer no tiene. En cuanto a lo negro, el ámbito del<br />

crimen y la policía ha sido lugar siempre de hombres. Como los prostíbulos, ¿no?<br />

¿Cómo surgió Sigueleyendo? Es fantástica, haznos un poco de historia.<br />

Sigueleyendo.es es una página web ligada al mundo del libro y una editorial digital<br />

que además vende sus propios libros. Empezó a funcionar como página informativa y<br />

de opinión en enero de 2011. Y como editorial digital en noviembre del mismo año.<br />

Para arrancar con la edición, pedimos a medio centenar de autores españoles y<br />

latinoamericanos con obra publicada que reescribieran un cuento tradicional infantil<br />

en versión adulta, en no menos de 25 páginas ni más de 50. <strong>La</strong> idea era crear una<br />

serie de libros originales, que sólo existieran en digital, escritos por autores que<br />

garantizaran su calidad y con una extensión que nos permitiera venderlos a un euro.<br />

Sin protección.<br />

Cada libro contiene la siguiente leyenda: El 50% de lo que usted paga por este libro<br />

va directo al escritor, sin el cual no existiría. Para que usted pueda leerlo ha sido<br />

necesario el trabajo de un escritor, una editora, una correctora, un técnico en<br />

digitalización, una diseñadora web, un webmaster y un productor. Si lo piratea, ya<br />

sabe a quién roba.<br />

<strong>La</strong> experiencia ha sido un éxito y la maquinaria ya está rodada. Esa era la finalidad.<br />

Ahora nos lanzamos con ensayos/panfletos/opúsculos/reportajes sobre la marcha,<br />

ligados a la actualidad, cortos, algo que el mundo del papel no permite, y que lo<br />

digital facilita. Y también a recuperar aquellos libros que nos parece imperdonable<br />

que hayan desaparecido. Aspiramos a recuperar el papel del escritor y el libro como<br />

centro de los debates político, económico y cultural actuales. Para que Sigueleyendo<br />

funcione, la página publica contenido diario, de manera que sus usuarios acceden a


ella no sólo como potenciales compradores de libros, sino como quien usa una web<br />

diaria de información. Sigueleyendo publica textos originales, o sea, que el lector no<br />

puede encontrar en papel ni ha leído. Y esa es una apuesta decidida por el respeto a lo<br />

digital, que no es un cajón donde cabe todo lo que se desechó en el pasado. Además,<br />

al ser libros sólo digitales, están pensados para el consumo digital. Este formato<br />

permite editar volúmenes que, por su extensión o su hechura, sería difícil que<br />

cupieran en los actuales modos industriales del papel, y a veces nos olvidamos de que<br />

el sacrosanto libro de papel no es sino un producto industrial que exige ciertos<br />

requisitos de extensión y formato que acaban de quedar superados.<br />

El mundo del libro en papel, se cae -del lado de las multinacionales- .<br />

Recientemente ha cerrado DVD Ediciones, editorial con la que habías publicado.<br />

¿Qué le espera a la literatura, al soporte de la lectura? <strong>La</strong> apuesta de<br />

Sigueleyendo por la edición digital es realmente pionera en forma y fondo. ¿Qué<br />

tal está yendo?<br />

(CONTESTADA EN LA ANTERIOR)<br />

Como escritora de novela negra... y me viene a la mente en Roberto Bolaño,<br />

¿sientes que tienes influencia suya? ¿Quiénes son tus autores predilectos?<br />

Mi novela Así murió el poeta Guadalupe le debe un tercio de la idea general a<br />

Nocturno de Chile, de Bolaño. No sabría decir en este momento cuáles son mis<br />

autores predilectos. Si nos remontamos, debería citar a Valle Inclán, Lorca, Nabokov,<br />

Juan Rulfo, Juan Marsé, Capote, Cheever, Italo Calvino o Camus. Por resumir<br />

muchísimo. Ahora leo sin demasiados apegos.<br />

Pregunta clasiquísima de la revista, y además al hilo de la <strong>política</strong> y tu<br />

literatura: ¿Qué es para ti lo maldito?


Lo maldito es aquello que molesta a los biempensantes, los gregarios, los puros y<br />

aquellos que se consideran buenos. Aquello que revienta las normas presupuestas de<br />

los grupos temerosos.


COLABORADORES<br />

Juan Francisco Ferré Escritor y crítico<br />

literario. Es Doctor en Filología Hispánica. Entre<br />

2005 y 2011 ha ejercido como profesor invitado e<br />

investigador en la Universidad de Brown,<br />

impartiendo clases de narrativa, cine y literatura<br />

española e hispanoamericana. Ha colaborado con<br />

relatos y artículos en medios como Letra<br />

Internacional, Letras Libres, Hueso Húmero, Diario<br />

Sur, Turia, The Barcelona Review, <strong>La</strong>teral, <strong>La</strong><br />

Vanguardia, Quimera o Eñe. Es autor de las<br />

antologías "El Quijote. Instrucciones de uso"<br />

(2005) y "Mutantes" (2007, en colaboración con<br />

Julio Ortega). Ha publicado la colección de relatos<br />

"Metamorfosis®" (2006) y las novelas "<strong>La</strong> vuelta<br />

al mundo"(2002), "I love you Sade" (2003) y "<strong>La</strong><br />

fiesta del asno" (2005, con prólogo de Juan<br />

Goytisolo). Ha publicado el libro de estudios<br />

literarios "Mímesis y simulacro. Ensayos sobre la<br />

realidad (Del Marqués de Sade a David Foster<br />

Wallace)". Su última novela, "Providence", fue<br />

Finalista del Premio Herralde 2009 (Anagrama) y<br />

acaba de ser publicada en Francia por Passage du<br />

Nord-Ouest, con traducción de François Monti y<br />

prólogo de Julián Ríos, coincidiendo con la edición<br />

argentina de "<strong>La</strong> fiesta del asno" (Bajo la luna).<br />

John Key. Escritor enigmático de procedencia desconocida, sólo sabemos de él<br />

que escribe y que de vez en cuando lo hace por la Revista <strong>Excodra</strong> con diferentes<br />

pseudónimos.


Héctor Hernández Montecinos. Santiago, Chile,<br />

1979. De su proyecto total, Arquitectura de la Mentalidad, que<br />

consiste en tres monumentales trilogías, dos ya han sido<br />

publicadas, <strong>La</strong> Divina Revelación (Ciudad de México: Aldus,<br />

2011) y Debajo de la Lengua (Santiago: Cuarto Propio, 2009).<br />

Su trabajo poético lo ha llevado por casi toda <strong>La</strong>tinoamérica,<br />

donde se han publicado varios libros suyos, además del<br />

<strong>La</strong>tinale 2007: Festival Itinerante de Poesía <strong>La</strong>tinoamericana<br />

en Alemania. A los 29 años recibió el Premio Pablo Neruda<br />

que le otorga la fundación homónima por su destacada<br />

trayectoria tanto en Chile como en el extranjero. Aparece en<br />

Cantares. Nuevas voces de la poesía chilena (Santiago: LOM,<br />

2004), Poesía-añicos y sonares híbridos. Doce poetas de<br />

<strong>La</strong>tinoamérica (Berlín: Instituto Cervantes/Sukultur, 2007),<br />

Cuerpo plural. Antología de la poesía hispanoamericana<br />

reciente (Valencia: Pre-Textos, 2010) y Hallucinated Horse.<br />

New <strong>La</strong>tin American Poets (Londres: Pighog Press, 2012),<br />

entre otras. Participó, el 2010, en el Programa de Residencias<br />

Artísticas para Creadores de Iberoamérica y de Haití en<br />

México de FONCA y AECID. Es el compilador de 4M3R1C4:<br />

Novísima poesía latinoamericana (Santiago: Ventana Abierta,<br />

2010) y 4M3R1C4 2.0: Novísima poesía latinoamericana<br />

(Monterrey: UANL, 2012). Sitio: http://acheache.blogspot.com.<br />

Aarón Reyes es Licenciado en Historia del<br />

Arte y Doctor en Historia por la Universidad de<br />

Sevilla. Su formación ha ido siempre vinculada<br />

no sólo a la creación artística, en la cual ha<br />

volcado parte de sus propias experiencias, sino<br />

en general hacia la profundización de las<br />

emociones humanas. Tras algunas publicaciones<br />

en diversas webs literarias y algún premio en<br />

relatos cortos y poesía, ha trabajado siempre<br />

desde la experimentación de nuevos estilos en<br />

diversas artes, especialmente en la fotografía y<br />

la literatura. Ha vivido en Roma y en París,<br />

ciudad esta última de especial trascendencia en<br />

la vida del autor y donde comenzó a gestar la<br />

idea de escribir una novela por la que desfilasen<br />

personajes vacíos en torno a la propia<br />

frustración de vivir. Tras un obligado paréntesis<br />

entre los años 2004 y 2008 dedicado a la<br />

investigación histórica de la cual surgieron<br />

varias publicaciones científicas al respecto.


Óscar Camarero es un apasionado de la narrativa, hecho que le ha llevado a explorar los diversos<br />

medios narrativos escritos y sus lenguajes. Ha escrito poesía, relatos, microrrelatos, guiones de cómic,<br />

cortometraje y animación, y ha publicado en revistas profesionales y de aficionados, digitales e<br />

impresas, en nuestro país y fuera de él, en un afán de llegar al lector para una completa comunicación.<br />

En el ámbito docente ha impartido clases de guión de cómic en la Escola FemArt de Barcelona, talleres<br />

de cómic para estudiantes de primaria y secundaria en Expocómic, el Salón del Cómic de Madrid y<br />

también realizó un Curso de Guión de Cómic para los Cursos de Arte Joven organizados por la<br />

Dirección General de Juventud de la Junta de Castilla y León.<br />

En cine, uno de sus guiones de cortometraje titulado ‘Deprisa’ va a ser rodado por Macadamia<br />

Producciones y actualmente está escribiendo un guión de terror sicológico para largometraje,<br />

ambientado en un entorno rural aislado.<br />

También ha escrito guiones de animación para una serie infantil y educativa de Aimant Productions.<br />

En cómic, prepara proyectos de temática fantástica, histórica, costumbrista y de aventuras con varios<br />

dibujantes y ha publicado en diversas revistas y fanzines, como ¡BOOM!, Frenzy o Ecatombe.<br />

En poesía, ha publicado “Héroes”, un poemario de género épico ilustrado por catorce excelentes<br />

artistas (Editorial Abecedario, 2007), ha expuesto poesía visual en diversos espacios (K.O.,<br />

Macondo...), ha participado en “CyberPoem 8.1: Mostra de Poètiques Digitals” (2011), ha participado<br />

en el “19 Festival de Polipoesía de Barcelona” (2011), en las tres ediciones de la “Marató Poética del<br />

Poblesec” (2009, 2010 i 2011), es socio de la PAPA, L'associació de Performers, Artistes i Poetes<br />

Associats de Barcelona., tiene escritos diferentes poemarios aún sin publicar, y ha aparecido en la<br />

antología “Poemas para un minuto” de la Editorial Hipálage (2007).<br />

También colaboró con el proyecto “Uñas” de carácter multidisciplinar que acabó siendo editado por<br />

L’Espiral Literaria (2009), participó en la acción polipoética RAMBLAPARAULES, organizada por el<br />

Ateneu Barcelonès y el Centre d’Arts Santa Mónica., participó en la exposición colectiva “Quadres i<br />

poemas al vent” organizada por el Col.lectiu d’Artistes de Sants (2011).<br />

Actualmente prepara la segunda parte de “Héroes” (Editorial Abecedario, 2007), que lleva por título<br />

provisional “Gestas y leyendas”.<br />

En narrativa, ha publicado relatos en diversas revistas, webs y blogs como Los manuscritos perdidos,<br />

Tierras de acero, Aurora bitzine, Escribir y publicar, Gripi (relato traducido al bretón), Almiar o Axxon.<br />

También ha aparecido en la antología “A contrareloj II” de microrrelatos (Editorial Hipálage, 2008).<br />

Actualmente está completando un libro de microrrelatos y microtextos para ser publicado.<br />

También ha obtenido varios reconocimientos, como:<br />

-Ganador de los “Premis QWERTY 2007” (Barcelona TV, dirigido y presentado por Joan Barril) en la<br />

categoría de microrrelatos por “Tras eones de existencia”.<br />

-Ganador del certámen de poesía art-net “Letras para un paisaje” de EditaT ediciones digitales.<br />

-Finalista del “II Premio Nacional de Microrrelatos Hipálage”.<br />

-Finalista del premio de poesía “Ángel Miguel Pozanco” con la obra “Presagios de viaje”.<br />

-Finalista del premio de poesía “Ángel Miguel<br />

Pozanco” del 2007 con el poemario<br />

“Estertores”.<br />

-Finalista por segundo año consecutivo del<br />

premio de poesía “Ángel Miguel Pozanco” de<br />

2008 con el poemario “Presagios de viaje y<br />

otras muertes”.<br />

-Nominado a los Premios Ignotus 2008 en su<br />

categoría de poesía.<br />

Contacto:<br />

oscar_camarero@yahoo.es<br />

http://oscarcamarero.blogspot.com.es/<br />

http://www.facebook.com/oscarcamarero


Pedro Andreu (Palma, 1976) es autor de<br />

cuatro poemarios: Partida entre canallas (XII<br />

Premio Nacional de Poesía Blas de Otero,<br />

colección Julio Nombela, Asociación de<br />

Escritores y Artistas Españoles. Madrid, 2001),<br />

Anatomía de un ángel hembra (Casabierta-ed.<br />

Palma, 2008), A Quemarropa (Casabierta-ed.<br />

Palma, 2010, con el pseudónimo de Travis<br />

Ortega) y El frío (VII Premio Café Mòn. Sloper,<br />

2010). Ha colaborado con relatos, poemas y<br />

reseñas literarias, entre otras, en las revistas Les<br />

màquines de Leonardo, El arte de marear, <strong>La</strong><br />

hamaca de Lona y Alhucema. También ha sido<br />

incluido en las antologías <strong>La</strong> casa del poeta<br />

(Sloper. Palma, 2007), Trentacuentos<br />

(Casabierta-ed. Palma, 2008), 20 años del<br />

premio Blas de Otero (Colección Julio Nombela.<br />

Madrid, 2009) y El Último Jueves: Poesía on the<br />

Road (Calima Ediciones. Palma, 2011). El año<br />

pasado se publicó su primera novela: El<br />

secadero de iguanas (I Premio Internacional de<br />

Literatura Fantástica. Portal Editions, Vitoria,<br />

2011). Recientemente ha editado todas sus obras<br />

en formato electrónico (Leer-e, 2012).<br />

Txus García. Nacida en Tarragona un asagitarado día<br />

de 1974, ahora vive en txusgarcia.com y en<br />

poesiaparaniñasbien.net. Bibliografia parda:<br />

"Poesía para niñas bien (Tits in my bowl)" ilustrado por<br />

Cisco Bellabestia y publicado en Cangrejo Pistolero<br />

Ediciones, Sevilla 2011.<br />

Revistas: - Revista Cinosargo, febrero 2010 especial de<br />

poesía<br />

- Revista cultural Letras (Fuengirola) nº21, abril 2010<br />

- Poe +, Poesía visual monográfico, mayo 2010<br />

- Revista Pez Espada, junio 2010<br />

- Poe+, nº 6, julio 2010<br />

- Calidoscopio [panfleto culturheterogéneo], especial<br />

monográfico Mitos, octubre 2010<br />

- Revista Digital Ágora, papeles de arte gramático, nº 20,<br />

noviembre 2010<br />

- El coloquio de los perros (Revista de literatura), nº 27,<br />

invierno 2010. Futuribles: - Plaquette Delaonion, Barcelona 2011. Antologías:<br />

- "Strigoi. 25 poemas vampíricos", Ediciones 4 de agosto, 2012<br />

- "Mujeres que aman a mujeres", editorial Vitruvio, 2011<br />

- "Blanco Nuclear. Antología de la poesía gay y lésbica última", editorial Sial, 2011<br />

- "Puta poesía", editorial Luces de Gálibo, 2011<br />

- "Poesía Errante", editorial Dependa est Cartago, 2011<br />

- "Vilapoètica 2011", ediciones Parnass, 2012<br />

- "Antologia de la poesia visual española apropiacionista", editorial Corona del Sur, 2009


Vicente Muñoz Álvarez (León, 1966) es un poeta,<br />

narrador y editor leonés vinculado al grupo de la poesía de<br />

la conciencia y la Generación Nocilla o Afterpop. Editó,<br />

durante los 90, el fanzine de culto "Vinalia Trippers".<br />

Aunque también ha vivido en Gijón, en la actualidad reside<br />

en León.<br />

Poesía<br />

Canciones de la gran deriva. (Ateneo Obrero de Gijón,<br />

1999)<br />

38 Poemash. (Vinalia Bolsillo, 2000)<br />

Privado. (Baile del Sol, 2005) ISBN 978-84-96225-65-7<br />

Estación del frío. (Eds. del 4 de agosto, 2006) ISBN 978-<br />

84-934538-7-9<br />

Parnaso en llamas. (Baile del sol, 2006) ISBN 978-84-<br />

96687-12-7<br />

Narrativa<br />

Monstruos y Prodigios (Premio Letras Jóvenes Castilla-<br />

León, 1995, Amargord Ed. 2007))<br />

El pueblo oscuro. (<strong>La</strong>s palabras del pararrayos, 1996)<br />

ISBN 978-84-920963-5-0<br />

Perro de la lluvia (Iralka, 1997) ISBN 978-84-96225-65-7<br />

Buscando la luz. (Vinalia Bolsillo, 1998)<br />

Los que vienen detrás. (DVD ediciones, 2002) ISBN 978-84-95007-66-7<br />

El merodeador. (Baile del sol, 2007)<br />

Marginales. (Eje Ediciones, 2008)<br />

Ensayo<br />

El tiempo de los asesinos (Iralka, 1998)<br />

Además ha participado y coordinado diferentes antologías.<br />

http://mividaenlapenumbra-vinaliatrippers.blogspot.com.es/<br />

Inma Luna (Madrid, 1966) ha publicado los<br />

poemarios No estoy limpia (Baile del Sol, 2011) El<br />

círculo de Newton (Baile del Sol, 2007), De ronda en<br />

ronda, antología itinerante de poetas españoles en<br />

México (Ediciones del Ermitaño –México- y Baile del<br />

Sol –Tenerife-, 2007) y Nada para cenar (LFC<br />

Ediciones, 2006). Ha participado también en<br />

numerosas antología poéticas.<br />

Publicó también el libro de relatos <strong>La</strong>s mujeres no<br />

tienen que machacar con ajos su corazón en el<br />

mortero (Baile del Sol, 2008) y ha escrito cuentos<br />

para diversas antologías.<br />

Mantiene los blogs:<br />

De cerca nadie es normal<br />

http://inmalunatica.blogspot.com/<br />

Temo parir un pez naranja<br />

http://lacomunidad.elpais.com/inmaluna66/<br />

<strong>La</strong> salsa de la vida http://lunalasalsadelavida.blogspot.com/<br />

inmaluna66@gmail.com


Carlos-Esteban Resano Vasilchik. Buenos Aires 22<br />

de octubre de 1956. Vive en Buenos Aires hasta 1976. Se<br />

traslada a Mar del Plata, provincia de Buenos Aires donde<br />

estudia arquitectura. Obtiene el título de arquitecto en 1982 y<br />

comienza la tarea profesional. Dicta cursos de dibujo<br />

arquitectónico para la ASOCIACIÓN DE ARQUITECTOS DE<br />

MAR DEL PLATA. Exposiciones colectivas de arquitectura y<br />

dibujo artístico. Colaboración con revista de arte i cultura<br />

(INTEGRARTE). Se traslada a Barcelona en 1988. Fija su<br />

domicilio en El MASNOU, província de Barcelona.Desarrollat<br />

la tarea profesional juntamente acon la plástica.Colaboración<br />

con publicaciones del àmbito local (Castelldefels) y de<br />

Argentina (INTEGRARTE). Exposición Colectiva EL ARTE<br />

EN EL CÓMIC\" en Sant Pol de Mar, Galeria Sant Pol Art<br />

(2003)Exposición Individual restaurant EL BLAU, El Masnou<br />

(2004)Exposició Individual restaurant EL BLAU, El Masnou<br />

(2009)Exposició Colectiva \" RECORDANDO A GENIA\", en<br />

Sant Pol de Mar, Galeria Sant Pol Art (2010). Exposición<br />

permanente en Espacio de arte de ARQNOU scp. Exposición<br />

Indiv¡dual Sala Leix del Raval, Febrer/2011.<br />

María Mantella. Argentina (1979).<br />

Actualmente viviendo en Gerona.<br />

Entiendo el dibujo como un lugar en el<br />

que todo es posible, por eso voy siempre<br />

que puedo.


Elena Korn, 1.06.1972<br />

https://www.facebook.com/ElenaKornPh<br />

otography<br />

"There is only one power that can<br />

modify the consciousness of people it is<br />

Art!"<br />

Agustín Calvo Galán. Nacido en<br />

Barcelona, 1968. Ha publicado los libros de<br />

poemas: Letras transformistas, una selección de<br />

sus poemas conceptuales y visuales (2005), Otra<br />

ciudad (libro objeto, 2006) Poemas para el<br />

entreacto (2007) y A la vendimia en Portugal,<br />

(2009). Y, desde el colectivo <strong>La</strong>bcrom di Sol, ha<br />

promovido la publicación de homenajes a poetas<br />

experimentales contemporáneos. Su obra como<br />

poeta visual ha sido recogida en diferentes<br />

antologías especializadas como Poesía<br />

experimental española (1963-2004) Ed.<br />

Marenostrum (2004), Breviario de poesía<br />

experimental y mail-art. Ed. Corona del Sur<br />

(2006). Poesía visual española (antología<br />

incompleta) Ed. Calambur (2007), Fragmentos de<br />

entusiasmo, poesía visual española (1964-2006)<br />

Ayuntamiento de Guadalajara (2007). Esencial<br />

visual Instituto Cervantes de Fez (Marruecos,<br />

2008). Ojos que sí ven, antología de poetas<br />

experimentales de México y España Ed. Corona<br />

del Sur (2010), etc. En marzo de 2008 participó<br />

como ponente en el I encuentro con la poesía<br />

española contemporánea en la Universidad de<br />

Bari (Italia). Colabora habitualmente en revista y<br />

publicaciones de poesía. Desde noviembre de 2006 hace crecer un blog de interconexión entre poetas<br />

españoles llamado [las afinidades electivas].<br />

Exposiciones: Por otro lado, ha participado en numerosas exposiciones colectivas con sus poemas<br />

visuales, además, ha realizado exposiciones en solitario: “Letras transformistas”, poemas visuales y<br />

collages, junio de 2003, Centre Cívic Drassanes (Barcelona), “Fotopoemas”, diciembre de 2006, <strong>La</strong><br />

Vaquería (Tarragona), “Proyecto Desvelos”, abril de 2008, Sala Valentina (Barcelona), "Poemas y<br />

objetos" octubre de 2008, Ateneu Igualadí (Igualada, Barcelona), "Fotopoemas" julio de 2010, Centre<br />

Cívic Ca l'Herrero, Portbou (Girona) y "Paisatges i poemes visual" abril de 2011, Biblioteca de Ripollet.


S. Tallón. Nací el 14 de diciembre de 1990, soy de Granada, y estudio Arte.<br />

Vicenç Rodríguez Bosch<br />

(20/07/1978 - BCN), intenta que la<br />

fotografía sea una cosa verdadera.<br />

Es una ilusión de la realidad con la<br />

que creamos nuestro propio mundo<br />

privado.<br />

Siempre busca cosas nuevas y con<br />

su cámara en mano intentará hacer<br />

que las cosas más simples se<br />

conviertan en una inmensa fuente<br />

de arte.


Cristina Fallarás (Zaragoza, 18 de marzo de 1968) escritora y periodista española.<br />

Estudió periodismo en la Universidad Autónoma de Barcelona y ha colaborado en la Cadena Ser, El<br />

Mundo, El Periódico de Catalunya, RNE (Ràdio4), COMRadio, el diario ADN y Factual, así como<br />

también en programas televisivos de Cuatro y Antena 3.<br />

Desde el 27 de noviembre de 2006 al 19 de febrero de 2012 mantuvo un blog.<br />

Dirige la web Sigueleyendo.<br />

Ha sido pionera en la edición de libros digitales.<br />

<strong>La</strong>s niñas perdidas (2011) le ha granjeado dos premios y la convirtió en la primera mujer en ganar el<br />

Hammett;4 también ha sido galardonada su novela breve Últimos días en el Puesto del Este.<br />

Obras<br />

<strong>La</strong> otra Enciclopedia Catalana, Belacqua, 2002<br />

Rupturas, Urano, 2003<br />

No acaba la noche, Planeta, 2006<br />

Así murió el poeta Guadalupe, Alianza, 2009<br />

<strong>La</strong>s niñas perdidas, Roca Editorial, 2011<br />

Últimos días en el Puesto del Este, DVD ediciones, 2011<br />

Premios<br />

Finalista del Premio Hammett 2010 con Así murió el poeta Guadalupe<br />

Premio de Novela Negra L'H Confidencial 2011 por <strong>La</strong>s niñas perdidas<br />

Premio Ciudad de Barbastro de Novela Breve 2011 por Últimos días en el Puesto del Este<br />

Premio Hammett 2012 por <strong>La</strong>s niñas perdidas<br />

Imagen Portada: Elena Korn


LA POLÍTICA<br />

NÚMERO <strong>IX</strong><br />

SEPTIEMBRE 2012<br />

REVISTA EXCODRA<br />

http://www.excodra.com

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