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Excodra XXI: El poder

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EXCODRA<br />

REVISTA DE LITERATURA<br />

(Y OTRAS ARTES)<br />

Nº 21<br />

( E L P O D E R )<br />

Revista <strong>Excodra</strong>. Número <strong>XXI</strong>, <strong>El</strong> <strong>poder</strong>. Noviembre, 2014. ISSN 2014-1998.


ÍNDICE<br />

Editorial<br />

¿Poder?<br />

Prosa<br />

De cómo cargarse a Marx, Franco Chiaravalloti<br />

<strong>El</strong> amor en los tiempos del fascismo, Juan Francisco Ferré<br />

Cuerda de rojos, Diego Luis Sanromán<br />

Ofidio y Máquina, Carlos Barbarito<br />

Los huérfanos de Duplessis, José Manuel Vara<br />

Eternas dictaduras, Ale Oseguera<br />

Poder y despotismo, Maica Bermejo<br />

Sophia, Sonia Barba<br />

Poesía<br />

Contamos contigo y otros poemas sobre el <strong>poder</strong>, Mag Márquez<br />

Si existiera y No desgastes, Alberto García Teresa<br />

<strong>El</strong> baile, Cysko Muñoz<br />

<strong>El</strong> hambre, Diana Álvarez<br />

<strong>El</strong> <strong>poder</strong>, Sofía Krysiak<br />

Pintura<br />

Alexander Novoseltsev<br />

Jalón de Aquiles<br />

Carlos Esteban Resano Vasilchik


Fotografía<br />

Ludovica Bastianini<br />

Agustín Calvo Galán<br />

Caroline Huwart<br />

<strong>El</strong>i Mora<br />

Entrevista<br />

Albert Lladó


EDITORIAL<br />

<strong>El</strong> <strong>poder</strong>, ¿qué es? Esta es realmente una palabra intrigante, que evoca<br />

imágenes desde la a a la z. A mí personalmente me deja pensando en la<br />

capacidad de, ese transformar potencias en actos. ¿De qué somos capaces?<br />

¿Qué podemos hacer? ¿Hasta dónde podemos llegar con nuestras acciones o<br />

pensamientos? ¿En qué punto nuestros pensamientos no pueden dar el paso<br />

para ser un hecho realizable quedándose en el mero plano de la imaginación?<br />

En realidad, éste es el <strong>poder</strong> más importante y primario, el <strong>poder</strong> de la<br />

imaginación, de manejar nuestros recuerdos y conocimientos para crear<br />

nuevos pensamientos y posibles situaciones. En cualquier caso, lógicamente,<br />

en este número se habla sobre política, ese arte de hacer posible lo necesario,<br />

de <strong>poder</strong> hacer posible lo necesario. Este es un número muy crítico sobre el<br />

<strong>poder</strong> a nivel de clase social, deja con la sensación de que el <strong>poder</strong> fuera, de<br />

hecho, como una clase social, como si dijéramos que está la clase de personas<br />

que tienen el <strong>poder</strong> en confrontación con la clase de personas que no lo<br />

tienen, siempre desde el prisma de la política. Me gusta mucho que haya<br />

derivado por aquí, hacia una cierta expresión de rabia desde la incapacidad, la<br />

impotencia, frente a los que tienen el <strong>poder</strong>, la capacidad de, de consumar<br />

actos, que rebajan vidas para ampliar los horizontes de las suyas. Siempre lo<br />

digo, vivir es pura dialéctica, lucha incesante, siempre tratando de <strong>poder</strong> hacer<br />

lo que deseamos con la pared enfrente de los deseos del otro. Y quien tiene el<br />

<strong>poder</strong> de limitar, acotar, organizar, modificar el entorno de amplios grupos de<br />

personas, tiene en él la llave que abre la puerta de la mejora a estos amplios<br />

grupos de personas, de vidas latiendo, la cuestión está en querer abrir la<br />

puerta o mantenerla cerrada y disfrutar de su privilegio, de su <strong>poder</strong> de<br />

controlar. Somos realmente muy complejos, y más primarios en nuestras<br />

acciones de lo que a veces pensamos. Pero lo que sea el <strong>poder</strong> va mucho más


allá, hacia otras parcelas de nuestras vidas, más cotidianas, como también se<br />

muestra en lo que leeréis a continuación, como el <strong>poder</strong> que todos y cada uno<br />

de nosotros tenemos en el día a día, en nuestras relaciones, sobre las personas,<br />

las relaciones de dominio, de prevalencia, el <strong>poder</strong> del amor y de lo erótico<br />

también, como subyaciendo, latiendo bajo todo acto. Es un gran número para<br />

dejarse llevar y pensar en lo que sea el <strong>poder</strong>, ya lo creo.<br />

Póngase cómodos para leerlo y disfrutar también de sus imágenes, ustedes<br />

pueden.<br />

Salud.


PROSA<br />

De cómo cargarse a Marx<br />

(Foucault versus los discursos marxistas sobre el <strong>poder</strong>)<br />

I<br />

Primer asalto: ¿Has dicho ciencia?<br />

¿Cuánto de mal han hecho al marxismo “los marxistas después de Marx”? Si<br />

ahora mismo le pasáramos el micrófono a Michel Foucault para que responda,<br />

quizás se reiría, o rechinaría los dientes. Tan incendiario como sensato, el<br />

filósofo nacido en Poitiers tuvo numerosos disensos con el marxismo del siglo<br />

XX, aquel que se autoproclamaba “ciencia”. Ciencia, sí: de esa manera se<br />

empeñaron en etiquetar la doctrina del filósofo alemán nombres tan<br />

fulgurantes como Marcuse, Habermas o Adorno.<br />

Quizás suene pretencioso el rótulo, o bien parezca un modo efectivo de aunar<br />

este saber para propiciar una praxis efectiva. Pero fue en este punto,<br />

precisamente, en el que Foucault construyó uno de sus discursos más<br />

furibundos, no sólo para contraponerse a estos marxianos –que no marxistas–,<br />

sino también para urdir su teoría del <strong>poder</strong>.<br />

Porque si hablamos del <strong>poder</strong> en la contemporaneidad es casi una obscenidad<br />

eludir a Foucault. <strong>El</strong> francés consideró que la autodenominación de ciencia en<br />

lugar de doctrina ha hecho que el marxismo quisiera penetrar en la sociedad<br />

como una ideología, y no como lo que debería ser: un discurso. ¿Y esto qué<br />

tiene que ver con el <strong>poder</strong>? La clave está, precisamente, en el término


ideología. Una ideología busca posicionarse por encima de otras<br />

interpretaciones, representar ella misma la verdad. Los discursos, en cambio,<br />

son meras perspectivas, teorías en continua construcción y no un universo<br />

acabado. Si se demuestra que tienen más valor que otros discursos es por el<br />

uso que se le da en determinado momento, y no por sus propiedades<br />

intrínsecas de verdad. Coronarse como ideología le da al marxismo la potestad<br />

de adoptar el <strong>poder</strong> como una posesión. Por el contrario, Foucault sostiene<br />

que el <strong>poder</strong> no puede tener nunca una forma definida, por eso nunca puede<br />

poseerse, sino sólo ejercerse. Llamarse ciencia, considerarse ideología, es el<br />

primer escalón para elaborar una estratagema de centralización y<br />

manipulación del <strong>poder</strong>.<br />

En efecto, son las ideologías lo que suscita rencillas y corrompe el<br />

pensamiento. Las ideologías no liberan al ser humano sino que lo conducen a<br />

la degradación... y así nos convertimos en lobos hambrientos, ávidos de<br />

mostrar los colmillos para luchar por la gestión del <strong>poder</strong> que la misma<br />

ideología desprende. Del mismo modo, las ideas que emana toda ideología no<br />

sólo envenenan la condición humana sino también la inmovilizan. Qué mejor<br />

ejemplo de ello que los propios marxianos: el respeto a Marx, a sus<br />

documentos por encima de los hechos, les ha restado inventiva, los ha<br />

transformado en meros repetidores de la doctrina, incapaces de producir<br />

nuevos significados. En la célebre entrevista titulada “En qué se equivocó<br />

Marx” que Foucault mantuvo con Gilles Deleuze en 1972 –y publicada<br />

originalmente en una revista japonesa–, Michel reafirma la idea de que un tipo<br />

de discurso jamás puede ser considerado ciencia. Pone el ejemplo de Darwin:<br />

sus seguidores y estudiosos no se quedaron en el comentario de sus textos,<br />

sino que en base a ellos desarrollaron una teoría, lo que trajo como<br />

consecuencia el establecimiento de una ciencia. Categórico, afirma: “Creeré<br />

que el marxismo es una ciencia el día que un marxista me muestre en qué se


equivocó Marx”.<br />

Para el de Poitiers, el discurso es una presuposición acerca del estado de un<br />

tema, en la que entran diferentes planos del mundo y del sujeto. Lo repetimos:<br />

un discurso es sólo eso, un estado, no una totalización como pretende ser una<br />

ideología. Y todo discurso consigue así producir efectos sobre la realidad: el<br />

mismo Foucault lo demostró cuando definió por primera vez el concepto de<br />

homosexualidad en su grandioso Historia de la sexualidad, al sustituir la acción<br />

–“lo que yo hago”– por la esencia –“lo que yo soy”–. Y en su afán por<br />

diseccionar los engranajes de <strong>poder</strong>, nuestro pensador no parte de la ideología<br />

(de la práctica) sino del discurso que le da origen, para así establecer una<br />

nueva lógica de la dominación.<br />

Se dice que Marx bajó la filosofía al pie de la calle; el propio Karl dijo alguna<br />

vez que la realidad certificaba sus premisas; eran, por tanto, premisas reales,<br />

con una demostración empírica, capaz de verse y tocarse. Pero ahí aparece<br />

nuevamente Michel, que desde el fondo alza la mano para objetar que esta<br />

postura fue la que impulsó a Marx a separar la práctica del discurso, una<br />

posición que lo inhibió de profundizar en la relación entre pensamiento y<br />

praxis, y que dio vía libre a los “marxistas después de Marx” de etiquetarse a sí<br />

mismos como ciencia.


II<br />

Segundo asalto: Látigos versus jeringuillas<br />

Pero no sólo en esta controversia entre ideología y discurso, discurso e<br />

ideología, Foucault le plantó cara al marxismo. La desavenencia por la<br />

cuestión del <strong>poder</strong> tiene, de hecho, un sustrato aún más profundo. Mientras<br />

que para Marx el <strong>poder</strong> es abordado desde una perspectiva jurídica –ya que es<br />

percibido como aparato represor, que regula libertades–, para Foucault ya no<br />

es látigo, sino seducción, una seducción mucho más efectiva puesto que<br />

consigue perdurar en el tiempo. Y así es como los <strong>poder</strong>es configuran nuestra<br />

subjetividad: no con golpes de cilicio sobre la espalda, sino con vacunas de<br />

jeringuillas invisibles. Porque hoy el <strong>poder</strong> no somete sino que genera verdad,<br />

una verdad construida a partir de mecanismos productores de subjetividad<br />

que son –en realidad– estrategias de sujeción. En su tratado La arqueología del<br />

saber, Foucault desgrana el conocimiento –y, en particular, el papel de la<br />

información– para demostrar el modo en que ese conocimiento es utilizado en<br />

pos del dominio de unos sobre otros; en esas páginas demuestras que hoy los<br />

modos de informar reemplazan a los modos de producir, porque la actividad<br />

económica y la tecnología emplean su tiempo no tanto en la elaboración de<br />

bienes, sino en generar, transformar y desplazar los flujos de información.<br />

De entre los pilares más importantes que sostienen este mecanismo de<br />

seducción, Foucault destaca dos: las formas de saber y las técnicas<br />

disciplinarias. Para empezar a seducir, primero hay que a<strong>poder</strong>arse de los<br />

saberes, administrarlos como a uno le convenga y, así, condicionar la<br />

gestación de nuevos saberes. Una vez nos hemos adueñado de la sapiencia, la<br />

receta foucaultiana señala que el siguiente paso es limitar la conducta<br />

humana, tanto física como espiritual; es célebre la metáfora que propone en su


ensayo Vigilar y castigar para evidenciar este mecanismo, en la que toma como<br />

ejemplo el panóptico, descomunal estructura edilicia de forma circular creada<br />

para la construcción de cárceles, donde en el círculo están las celdas y el<br />

centro es presidido por una enorme columna en la que se sitúan los guardias.<br />

Allí los convictos tienen vigilancia constante y carecen de cualquier tipo de<br />

intimidad. No hace falta subrayar la analogía entre aquel panóptico y nuestra<br />

vida actual, siempre más vigilada, siempre más endulzada.<br />

Porque lo que hace el <strong>poder</strong> de hoy es transformarnos técnicamente. Y lo hace<br />

mediante agudos métodos de dominación –que Foucault llamó tecnologías de<br />

<strong>poder</strong>– esparcidos en las instituciones que se alojan bajo la tutela del Estado:<br />

las escuelas, las universidades, las fábricas, los cuarteles o las prisiones. De<br />

esta manera transforman nuestra subjetividad. Delicada, vaporosamente.


III<br />

Tercer asalto: Grandes, pequeños <strong>poder</strong>es<br />

Pero no seamos necios. No nos quitemos las responsabilidades de encima,<br />

dado que el <strong>poder</strong> no surge exclusivamente de los estratos dominantes. Basado<br />

en la idea marxista de que el ejercicio de <strong>poder</strong> puede observarse en todos los<br />

fenómenos donde se establecen relaciones sociales, Foucault añade que el<br />

<strong>poder</strong> atraviesa todas las capas de la sociedad, tanto la de los dominados como<br />

la de los dominantes. Esto supone el ejercicio de pequeños <strong>poder</strong>es, presentes<br />

en todo el cuerpo social –o “micro<strong>poder</strong>es”, tal como los ha llamado–, una<br />

estrategia que propicia la existencia prolongada del capitalismo. En un sistema<br />

construido sobre el concepto de acumulación, parece natural que nuestra<br />

lógica se erija en un infinito crecimiento del patrimonio simbólico. Y esto es lo<br />

que genera la riña social: para mantener una posición, para alcanzar el<br />

siguiente estrato que debería tocarnos, esta lógica nos empuja a urdir<br />

estrategias de control de la individualidad ajena, ya sea en el plano social,<br />

económico o, incluso, sexual.<br />

Sí, sexual. Quizás la muestra más cabal de este territorio de macro y<br />

micro<strong>poder</strong>es contemporáneos sea nada más ni nada menos que el sexo, esa<br />

episteme tan cara al pensador de Poitiers, a la que le ha dedicado quizás sus<br />

páginas más brillantes. Y en este campo, Foucault también se enfrenta con<br />

dientes apretados a la inmovilidad marxista. Tras el descubrimiento del<br />

inconsciente y la instauración del psicoanálisis, la Escuela de Frankfurt se<br />

interesó por el tema de la represión sexual, planteando, entre otras cosas, que<br />

la familia, en tanto institución base del Estado capitalista, codifica y restringe<br />

el flujo libidinal del sujeto. Para Foucault se produce todo lo contrario: el<br />

sistema capitalista no reprime el sexo, sino que lo libera. Incluso va más allá:


sostiene que la difusión tan notoria que tuvo en su época el psicoanálisis es un<br />

camino para liberar los relatos del sexo, relatos hoy presentes en cada mesa,<br />

en cada boca. Así la sexualidad se transforma en tema central. Y he aquí la<br />

trampa, ya que parece una liberación, pero es otra manera de sujeción, otra vil<br />

relación de <strong>poder</strong>: la liberación de estos relatos genera dependencia,<br />

jerarquiza, cede a los constructores de las ideologías del sexo la potestad de<br />

moldear voluntades incluso en este plano, uno de los más íntimos de la<br />

condición humana. <strong>El</strong>lo mana de los macro<strong>poder</strong>es, de la superestructura,<br />

pero es una lógica que también funciona en la cotidianidad, en nuestra<br />

enmarañada red de micro<strong>poder</strong>es. “No hay que creer que diciendo sí al sexo se<br />

diga que no al <strong>poder</strong> –dice Foucault–; se sigue, por el contrario, el hilo del<br />

dispositivo general de la sexualidad”.


IV<br />

Último asalto: Ser consecuente con las propias ideas<br />

Evidentemente, Foucault no se ha quedado en la crítica árida, sino que ha<br />

aportado herramientas para contrarrestar con movilidad el anquilosamiento<br />

traído por el marxismo del siglo XX. Una de esas premisas es su “método<br />

genealógico”, con el que buscó desmontar los mecanismos de la escritura de la<br />

Historia como herramienta de dominio. Para el marxismo, el presente emerge<br />

como una culminación del pasado, como un ordenamiento encadenado cuya<br />

consecuencia es el presente, ya que considera a la Historia como una<br />

documentada lista de hechos políticos y militares. Foucault siempre sostuvo<br />

que esa defensa de la continuidad no es más que un abrigo con el que los<br />

historiadores se cobijan para que el análisis de la Historia siga siendo una<br />

herramienta de <strong>poder</strong>. ¿Su solución? Establecer un análisis discontinuo de la<br />

Historia, esto es, dar con la singularidad de los acontecimientos sin depender<br />

de los ecos pasados, a fin de demostrar que todo hecho no tiene tras de sí un<br />

secreto “esencial” perdido en un ayer inaccesible, un secreto que,<br />

generalmente, únicamente detentan quienes trazan las líneas históricas. La<br />

ruptura de esa continuidad rompe así la tiranía del saber, del <strong>poder</strong> de la<br />

razón que utiliza al sujeto como un objeto, y ubica al sujeto­autor en una<br />

posición de <strong>poder</strong> que genera discursos parciales, nunca objetivos.<br />

A pesar de estas propuestas, su discurso del <strong>poder</strong> le reportó a Foucault<br />

varapalos de uno y otro bando del espectro filosófico. Habermas, Touraine o<br />

Giddens coincidieron en que la excesiva “ontologización” del <strong>poder</strong> no permite<br />

encontrar una vía de escape a la postura englobadora y totalizante de ese<br />

<strong>poder</strong> que tanto critica. Ante estas posiciones reprobatorias, Foucault las<br />

rebate aseverando que sus ideas no son conceptos acabados, sino apenas


puertas que sólo se limita a abrir, reflexiones que otros podrán hacer crecer o<br />

deformar. Lo que reafirma su posición en favor de los discursos, y no de las<br />

ideologías.<br />

En la ya citada entrevista entre Deleuze y Foucault, el de Poitiers sugiere que<br />

los intelectuales son esa facción considerada a sí misma la “conciencia” de la<br />

sociedad, lo que corresponde –está claro– a una necesidad de situarse en<br />

estratos superiores. Pero la pretensión central de Foucault a lo largo de toda<br />

su vida pública ha sido justamente la contraria: adoptar una nueva postura de<br />

intelectual apartándose de las corrientes, evitando ser consecuente con ellas. Y<br />

como corresponde a un intelectual que se precie de tal, siempre tomando<br />

distancia de cualquier territorio de <strong>poder</strong>. A lo largo de su vida, el calvo<br />

pensador nunca dejó de buscar la necesidad de generar un “malestar” en la<br />

sociedad, un constante debate público cuyo horizonte, hasta el día de su<br />

muerte, siempre ha sido el de generar ideas nuevas y cada vez más fértiles.<br />

FCh


<strong>El</strong> amor en los tiempos del fascismo<br />

Hablar de la vida privada en el fascismo es casi una antinomia. La lógica del<br />

fascismo es necesariamente pública: política de escaparate urdida desde la<br />

máxima ostentación o exhibición de sus presupuestos estéticos. En ese sentido,<br />

los amores de Benito Mussolini y Clara Petacci fueron tan espectaculares y<br />

camp como los desfiles imperiales, los mítines multitudinarios, la paradas<br />

militares o la arquitectura urbana. <strong>El</strong> amor de Mussolini y su musa de lino,<br />

veintinueve años más joven, sólo podía ser adúltero, romántico y ridículo. Era<br />

una historia de amor filtrada por los banales estereotipos del cine italiano de<br />

la época (una réplica latina del star system hollywoodiense). Su catastrófico<br />

final, en cambio, remite a algunas de las grandes películas italianas de los<br />

sesenta y setenta.<br />

<strong>El</strong> fascismo es anterior al cine sonoro, por lo que los documentales de los años<br />

veinte sobre las arengas multitudinarias de Mussolini resultan doblemente<br />

ridiculizados por la falta de sonido que acompaña a esa exhibición obscena de<br />

gestos y muecas. <strong>El</strong> fascismo es el espectáculo de la fascinación<br />

cinematográfica al servicio del <strong>poder</strong> y la voluntad de <strong>poder</strong>. No en vano,<br />

Mussolini fue el primer teórico del totalitarismo: “todo dentro del estado, nada<br />

fuera o contra el estado”. Otro mal lector de Maquiavelo, en definitiva. Como<br />

escribiera Susan Sontag: “<strong>El</strong> ideal fascista es transformar la energía sexual en<br />

una fuerza «espiritual» para beneficio de la comunidad”. La pasión totalitaria<br />

de Clara Petacci, su amante más duradera y envidiada, por Mussolini es la<br />

síntesis tragicómica de la pasión irracional de Italia por su líder dictatorial.<br />

La historia de sus amores comienza en 1932, cuando se encuentran por<br />

primera vez, como en un fresco sociopolítico de Bertolucci (<strong>El</strong> conformista o<br />

Novecento servirían como modelos ilustrativos de la relación): todo es<br />

decorado art decó y nostalgia estética por el desvanecido sentimiento


aristocrático de la vida. <strong>El</strong>la soñaba con acercarse a él desde hacía años. La<br />

lista de amantes de “il Duce” era tan larga como la de Don Giovanni. Mussolini<br />

era un héroe futurista y cinemático de puño hercúleo y retórica<br />

magnetizadora: hermoso, elocuente, viril. Ninguna mujer se le resistía.<br />

Conforme al credo programático de su amigo el poeta Marinetti, amaba el<br />

peligro, tenía el hábito de la energía y era temerario como un tigre. ¿Cómo no<br />

amar su facha imponente?, se diría Claretta mientras miraba y remiraba el<br />

esplendor de su ídolo potente en todas sus apariciones públicas y le escribía<br />

cartas de amor que eran soliloquios de loca “innamorata”. Con las excepciones<br />

de rigor, las mujeres italianas lo adoraban, tiraban flores a su paso, ofrecían<br />

sus vientres a su potente semilla (otra leyenda colgada del líctor victorioso en<br />

todos los desfiles, su potencia seminal y prodigiosas virtudes procreadoras),<br />

los hombres italianos lo emulaban y obedecían. Era un payaso carismático<br />

aclamado como un dios olímpico, una deidad deportiva al servicio de un<br />

estado concebido a su medida autocrática. Los pueblos suelen mostrarse<br />

crédulos ante este tipo de demagogos populistas por motivos arcanos. Clara lo<br />

había visto tantas veces en las pantallas y en algunos encuentros que lo había<br />

transformado en el “principe azzurro” de un cuento de hadas tan azul como la<br />

escuadra futbolística que daría gloria mundial a Italia en aquellos años.<br />

Imaginemos ahora, durante los años treinta y primeros cuarenta, las<br />

interminables conversaciones telefónicas de Clara y Benito, a cualquier hora<br />

del día, como en una de esas películas de “teléfonos blancos”, tan odiadas por<br />

los neorrealistas, que hicieron la infamia del cine italiano de los años treinta,<br />

ese mismo en el que Claretta aspiró a ser actriz sin demasiada convicción<br />

(vivía ya en una película, para qué buscar otra con peor partenaire). Un<br />

escenario lujoso, de techos altos y estancias inmensas con muebles en riguroso<br />

blanco y negro: Clara aprieta el teléfono contra su oreja mientras al otro lado<br />

del hilo “il Duce”, el hombre más <strong>poder</strong>oso de Italia, acostumbrado a clamar<br />

consignas estentóreas de obediencia inmediata, susurra palabras de amor,


cuenta chismes políticos y sexuales, le confía asuntos de estado. <strong>El</strong>la se excita<br />

y entusiasma, él ríe de vez en cuando, se siente relajado, contento. Así durante<br />

horas, durante años. <strong>El</strong> contenido esencial de estas conversaciones, y de otras<br />

sostenidas en la intimidad total de la sobrecama, Clara lo anota en su diario,<br />

con la fidelidad de una misión histórica (durante años sus secretos han sido<br />

custodiados en alguna dependencia estatal, sólo recientemente han ido<br />

saliendo a la luz).<br />

En 1942, Benito y Claretta empiezan a vivir el final tortuoso de su relación<br />

apasionada. Pero Benito se va a comportar también como un villano siciliano,<br />

digno de la trilogía de Coppola sobre el Padrino Corleone, liquidando a los<br />

traidores, limpiando el establo fascista de viles y cobardes, como él los llama.<br />

Comportándose como un mafioso integral después de haber sido el único<br />

mandatario capaz de acabar con el <strong>poder</strong> de la mafia. Ejecutando él mismo a<br />

su yerno, el conde Ciano, casado con su hija…<br />

En 1945, todo está perdido, la situación se vuelve tumultuosa, incontrolable.<br />

La colaboracionista República Social Italiana se ha derrumbado como un<br />

soufflé mal elaborado. Benito y Clara tratan de huir de la debacle, refugiarse<br />

en la Suiza neutral, pero son detenidos por los partisanos. Benito le ofrece a<br />

Clara la oportunidad de salvar su vida, ella se abraza a su destino como una<br />

heroína melodramática. No entendería la vida sin él. Cuando van a ejecutarlo<br />

al borde de la carretera, ella interpone su cuerpo inútilmente en un último<br />

gesto de sumisión amorosa. <strong>El</strong> 29 de abril Benito Mussolini es colgado boca<br />

abajo de la fachada de una gasolinera Esso, en el Piazzale Loreto de Milán,<br />

con la cabeza abombada y la cara deforme por las pedradas y los golpes. Clara<br />

a su lado, también abatida, irreconocible. Descalzos ambos. Como dos reses<br />

desolladas en el matadero de la historia. La multitud ha descargado su odio<br />

cerval en esos cadáveres desfigurados, bañado en heces y orina. Los fotógrafos<br />

se ceban multiplicando el horror de las imágenes de la venganza anónima y<br />

popular.


Esta grandiosa escena final parece salida de Saló, la siniestra pesadilla fílmica<br />

de Pier Paolo Pasolini sobre los últimos días del fascismo: la crueldad<br />

antropológica de los suplicios póstumos de Benito y Clara sólo es igualada por<br />

la euforia colectiva de la liberación. La catarsis política exigía una reacción<br />

aberrante. La grandeza moral de la futura república italiana y el cine italiano<br />

de la posguerra se gesta en los fotogramas de este acontecimiento atroz y<br />

revulsivo.<br />

<strong>El</strong> sadomasoquismo inconsciente de las masas y su peligrosa fascinación con<br />

los demagogos es una lección histórica plena de actualidad. <strong>El</strong> sueño de amor<br />

y muerte de Benito y “Claretta” es siniestro y obsceno en el peor sentido.<br />

La musa terminal de Mussolini fue una cándida niñata perversa seducida por<br />

la abyección política del dictador semental, una groupie estúpida que<br />

confundió el rabo emponzoñado de la bestia con la caricia acaramelada y<br />

vibrante de una estrella cinematográfica.<br />

JFF


Cuerda de rojos<br />

Paco me ha contado que el Carnicero se había tragado los papeles.<br />

Llegar al Ayuntamiento, arrojarse sobre la mesa y echarse al buche la lista fue<br />

todo uno. Visto y no visto. Paco le tenía ojeriza al viejo ya antes de que<br />

comenzase la Cruzada. Yo ya le he dicho que me parecía un descuido<br />

imperdonable de los nuestros. No el haber dejado que el viejo se merendase la<br />

información, no, sino el no haber hecho dos o tres copias en previsión de que<br />

el original se pudiera dañar o extraviarse. <strong>El</strong> lío, las prisas, los nervios, ya se<br />

sabe, ha argumentado Paco y yo me he limitado a asentir con la cabeza. Claro,<br />

hombre, se comprende.<br />

<strong>El</strong> problema es que el número de los que íbamos a llevar de paseo había<br />

quedado pero que muy mermado. Primero, dieciocho, y después sólo la mitad,<br />

pues a los otros nueve los habían dejado donde los tranvías, en la capital.<br />

Ahora, que el muy cabrón, ha añadido Paco, se ha llevado un buen par de<br />

hostias en los hocicos. ¿Fumas? Yo he rechazado el pitillo con un gesto de la<br />

mano. Gracias, camarada.<br />

Soplaba un vientecillo recio desde los Torozos y a los hombres se les veía<br />

temblar en la trasera del camión. A estas alturas del otoño y de la amanecida<br />

va haciendo frío en el corazón de Castilla. Mira, ahí anda ése.<br />

Los faros del coche han ido dando forma a los chopos y, ante los chopos, a un<br />

camarada que aguardaba con aire relajado a que llegase la cuerda de rojos. Un<br />

falangista del lugar, menudo pero con buen porte, al que, según parece, Paco<br />

conocía desde los tiempos de las Juntas Castellanas. Se llama Federico, buena


gente. Federico nos ha saludado a la romana y Paco ha dicho: Fin del viaje.<br />

Tras apearnos del coche, hemos estrechado la mano de Federico. Paco ha<br />

hecho las presentaciones: Andrés y Venancio, los dos camaradas que nos<br />

acompañaban en el coche, y Manuel y Alberto, que iban en el camión,<br />

“cuidando del ganado”, como ha explicado Paco con una sonrisita canalla.<br />

Luego hemos bajado a los otros, sucios, tiritando, con los labios grises y las<br />

manos enredadas en una soga de crin, algunos con la pechera manchada de<br />

sangre, evitando las miradas de los enemigos victoriosos. Paco ha gritado:<br />

¡Vais a pagar lo de Onésimo y Ruiz de Alda, rojos hijos de puta!, pero yo sabía<br />

que lo que le escocía de verdad era que el Carnicero lo hubiera hecho encerrar<br />

cuando éste todavía era concejal del Ayuntamiento. Eso y que el viejo hubiese<br />

tenido huevos suficientes para tragarse la lista en que teníamos los nombres<br />

de sus secuaces republicanos. La madre que lo parió. Federico, por su parte, se<br />

paseaba en torno de los nueve hombres maniatados como un general que<br />

pasase revista a sus tropas, como un pequeño Napoleón vallisoletano y chulo,<br />

he pensado para mí.<br />

Al final ha dicho: Bueno, vamos terminando, que se hace tarde.<br />

DLS


Ofidio<br />

Lustroso y sibilante, repta por el suelo empedrado. Me busca y me hallará,<br />

tarde o temprano, en camisa y en la noche, me morderá un muslo y se irá. Y<br />

porque a las cosas no las somete el eje sino el torbellino, porque antes que<br />

juicio hay trueno que con su ruido ahoga apelaciones y confesiones, él no<br />

tendrá mancha y yo seré, aunque agonizante, el culpable.


Máquina<br />

A Daniel Roldán<br />

Un sistema de ruedas y engranajes. Hora tras hora. Día y noche. Desde aquí<br />

oímos el ruido: cric crac cric crac… Anda por el hecho de andar. Artefacto<br />

perfecto de perfecta inutilidad. Hay quien dice que está desde siempre y<br />

siempre estará. Desde antes de la primera lluvia y del primer abrazo, desde<br />

antes de la primera estrella y del primer amanecer. Increada, eterna, artefacto<br />

perfecto de perfecta inutilidad. Desde aquí oímos el ruido: cric crac cric<br />

crac… Hay quien dice que está desde siempre y siempre estará. Cric crac cric<br />

crac… desde antes del primer fuego y del primer viento, desde antes de la<br />

primera boca y de la primera sed. Artefacto perfecto de perfecta inutilidad.<br />

Hora tras hora. Día y noche. Cric crac cric crac…<br />

CB


Los huérfanos de Duplessis<br />

(Comentarios y recopilación de textos de JMV)<br />

<strong>El</strong> <strong>poder</strong> absoluto fue y será siempre la causa de la decadencia y de las desgracias<br />

de los pueblos, que tarde o temprano llegan a padecer los mismos reyes.<br />

Barón De Holbach<br />

<strong>El</strong> <strong>poder</strong> tiende a corromper y el <strong>poder</strong> absoluto corrompe absolutamente.<br />

Lord Acton<br />

Los puestos de responsabilidad hacen a los hombres eminentes más eminentes<br />

todavía, y a los viles, más viles y pequeños.<br />

Jean De La Bruyère<br />

Definición de PODER:<br />

<strong>El</strong> origen etimológico de <strong>poder</strong> se halla en el latín vulgar y más concretamente<br />

en el concepto posere. <strong>El</strong> uso más habitual del término refiere al control,<br />

imperio, dominio y jurisdicción que un hombre dispone para concretar algo o<br />

imponer un mandato. Este concepto, al ser utilizado en combinación con otras<br />

palabras, permite nombrar diferentes situaciones. Así, el <strong>poder</strong> absoluto, por<br />

ejemplo, describe al despotismo. Ya dijo John Stuart Mill aquello de: “Todo lo<br />

que sofoca la individualidad humana es despotismo, sea cualquiera el nombre<br />

con que vaya disfrazado.”


De la misma forma, hay que hablar de lo que es el <strong>poder</strong> de la Iglesia y la<br />

religión. Una institución o una doctrina que también tiene la capacidad para<br />

influir sobremanera sobre el ser humano. Una Iglesia, que según comenta<br />

Paola Hernández: “Desde mi punto de vista muchos eventos históricos nos dejan<br />

entrever que la iglesia a lo largo del tiempo se ha "prostituido". A mi juicio hubo<br />

un abuso del <strong>poder</strong> por parte de la Iglesia, del <strong>poder</strong> espiritual. Desde el año 800<br />

d.C. la iglesia se reorganizó para tener un mejor control, y así a través del tiempo<br />

el Papado contó con un eficaz sistema de tribunales eclesiásticos que poco a poco<br />

fortalecían la manipulación directa de tierras, no sólo de Italia sino de gran parte<br />

de Europa. Es así como la Iglesia incursionó en aspectos políticos, sociales, y<br />

espirituales, no dejando a un lado, por supuesto, los económicos, los que<br />

reclamaría en el año de 1303 d.C. el Papa Bonifacio VIII, proclamando tener el<br />

derecho de recolectar los impuestos.”<br />

<strong>El</strong> caso que a continuación nos ocupa sugiere la extrema corrupción y falta de<br />

ética absoluta que surgen cuando se alían despotismo político y el ansia voraz<br />

de ambición económica de una Institución en decadencia, se trata de la<br />

historia de unos niños de corta edad que quedaron a merced de la despiadada<br />

ambición de Maurice Duplessis, Primer Ministro de Quebec (Canadá), quien<br />

formó parte de un perverso plan para enriquecerse junto a destacados<br />

miembros de la Iglesia Católica, todo ello a costa de la salud mental de los<br />

pequeños huérfanos. <strong>El</strong> caso habla por sí mismo y he optado por limitarme a<br />

recopilar información y reagruparla de forma coherente. Y a “morderme casi<br />

literalmente la lengua” a cada párrafo, a cada línea, a cada palabra leída.<br />

En un artículo fechado el 12 de abril del 2013 Clarina Duguay, una de las<br />

supervivientes del caso de los huérfanos de Duplessis, comenta: “Un convento<br />

me puso en un hospital psiquiátrico”.


Según el artículo Clarina Duguay fue falsamente etiquetada de “retrasada<br />

peligrosa” cuando tenía 11 años.<br />

“Nací en 1936; vivíamos en un pequeño pueblo de Quebec, Cap d'Espoir. Mi<br />

madre murió de tuberculosis cuando tenía nueve años y el médico del pueblo y el<br />

sacerdote convencieron a mi padre que sería mejor para mí y para mi hermana<br />

Simone ser adoptadas por monjas. Había cinco de nosotros y mi padre no nos<br />

podían mantener. Simone y yo fuimos enviados al orfanato Soeurs de la Charité<br />

en Rimouski. Mi padre no sabía leer y escribir; él pensó que estaba haciendo lo<br />

correcto. Simone tenía 7 años, yo tenía 11. Cuando llegamos al convento<br />

lloramos mucho, pero las monjas nos dijeron que teníamos que callarnos porque<br />

estábamos molestando a los otros niños. Solían darnos baños de agua helada y<br />

nos metieron en camisas de fuerza. Nos dieron la medicina para que<br />

estuviéramos tranquilas y nos hicieron limpiar y limpiar y limpiar. Cuando tenía<br />

11 años, las monjas me escogieron a mí y a otras 10 chicas y nos dijeron que,<br />

como habíamos sido tan buenas, podríamos salir. Nos subieron a un autobús y<br />

estuvimos mucho tiempo de viaje. Cuando se detuvo frente a un edificio pensamos<br />

que este era el lugar que habíamos venido a visitar, y nos pusimos en la fila, de<br />

dos en dos. Las monjas nos agarraron por las orejas y nos obligaron a entrar por<br />

una puerta grande de hierro. Luego supe que aquel edificio era el hospital<br />

psiquiátrico de San Julián. Nos volvieron a dar duchas de agua fría y horas más<br />

tarde yo estaba atado a una cama de resortes de acero sin colchón, con un collar<br />

en el cuello y las manos y los pies atados. Durante la noche me había convertido<br />

en un paciente psiquiátrico. Me hicieron pruebas, incluyendo una para la sífilis.<br />

Las monjas tenían que justificar mi traslado a un hospital psiquiátrico; su<br />

declaración decía que mis hermanos y hermanas eran retrasados mentales, que<br />

tenía un abuelo alcohólico y que mi madre había muerto de sífilis y fue enterrado<br />

en otro hospital psiquiátrico. Esta era una mentira completa. Cuando el doctor


vio los papeles aportados por las monjas fui clasificada como retrasada profunda,<br />

peligrosa e incurable. Todavía vivo con esa etiqueta falsa aunque podría ser<br />

borrado fácilmente si el gobierno quisiera hacerlo. Dos años después, Simone<br />

llegó al hospital. Alrededor de un año más tarde la trasladaron a trabajar a un<br />

pequeño convento. Un día ella escapó. Se las arregló para esconderse en un tren y<br />

viajar las 500 millas de regreso a casa. Mi tío materno escribió al hospital sobre<br />

mí y me dejaron salir. Me inscribieron como "amélioré" ­¡Mejorada! ¡Un milagro!<br />

Me fui a vivir con mi tío, pero me daba miedo incluso a entrar en el baño, porque<br />

pensé que mi cabeza iba a ser empujada bajo el agua. Cuando cumplí 19 años,<br />

me fui a Montreal. Encontré un trabajo en una fábrica, y conocí a mi marido:<br />

tenemos cinco hijos. Yo no le dije nada acerca de mis experiencias hasta 1992,<br />

cuando los huérfanos y otros niños adoptados comenzaron a presentarse y a salir<br />

en la prensa. Sufrí durante seis años y medio. Sólo entendimos después que estas<br />

cosas fueron hechas contra nosotros para obtener ganancias financieras. Había<br />

muy poco dinero del estado para los huérfanos, pero el gobierno federal pagaría<br />

los honorarios para los niños en los hospitales psiquiátricos. Los orfanatos y<br />

guarderías comenzaron a vaciar los niños en los hospitales para recoger los<br />

subsidios federales. A algunos niños se les hicieron lobotomías y choques<br />

eléctricos. Ahora se nos conoce como los Huérfanos de Duplessis. Hemos luchado<br />

durante años para el reconocimiento y la compensación. De esto hemos logrado<br />

que una pequeña cantidad de dinero se asigne a cada huérfano que ha<br />

sobrevivido, pero la documentación que la avala la llama ayuda financiera, en<br />

ningún caso la cita como una indemnización o reparación. Nuestro caso es una<br />

vergüenza nacional y el gobierno sólo quiere enterrarlo. Todavía nadie quiere<br />

escucharnos.”<br />

Dice Alfred López en agosto del 2013 en el blog Cuaderno de Historias:<br />

“La escalofriante historia de los huérfanos de Duplessis.


Duplessis ocupó el cargo en dos periodos (1936­1939 y 1944­1959) y fue en la<br />

segunda etapa cuando se puso en práctica la estrategia ideada para conseguir<br />

más subvenciones a través de los fondos federales.<br />

Los orfanatos se estaban llenando de niños allí abandonados por miles de madres<br />

solteras que, obligadas por la vergüenza de no ser señaladas por culpa de la<br />

política ultraconservadora que se ejercía, decidían dejar a sus hijos en las<br />

instituciones públicas.<br />

<strong>El</strong> nombramiento como Primer Ministro de Canadá del quebequés Louis St.<br />

Laurent ayudó para que su gobierno central dotase de generosas subvenciones de<br />

los fondos federales a su provincia de origen, siendo de las más beneficiadas las<br />

instituciones mentales gestionadas por miembros de la iglesia católica (religión<br />

oficial y mayoritaria en Quebec).<br />

Esa generosa contribución económica desde el gobierno central para los centros<br />

mentales (que triplicaba en cuantía lo que recibían los orfanatos) hizo que se<br />

pusiera en marcha un plan con el que se traspasó durante los siguientes años y de<br />

forma gradual a miles de huérfanos hacia los hospitales psiquiátricos, de forma<br />

que cuantos más niños hubiese allí internados más dinero recibirían (aunque esa<br />

cuantía no se destinaría a ese fin, sino a enriquecer los bolsillos de Duplessis y sus<br />

socios eclesiásticos).<br />

Los huérfanos de Duplessis sufrieron todo tipo de maltratos, abusos y vejaciones.<br />

Se calcula que más de 21.000 niños sanos fueron internados en los centros<br />

mentales, diagnosticándoles falsamente enfermedades psicóticas.<br />

Debido a que periódicamente se recibía diferentes visitas por parte de inspectores<br />

provenientes de Ottawa (capital de Canadá) que comprobaban la buena marcha<br />

de las instituciones, miles de esos niños fueron sometidos a todo tipo de<br />

experimentos científicos, con el fin de dejar mermadas sus facultades y <strong>poder</strong><br />

hacerlos pasar por verdaderos enfermos mentales.<br />

Se les practicó lobotomías y múltiples sesiones de electroshock, que en un gran


número de ocasiones acabaron con la vida de las inocentes criaturas. Pero los<br />

niños fallecidos a consecuencia de esos experimentos no eran enterrados sin más,<br />

sino que seguían proporcionando pingües beneficios económicos a la institución,<br />

ya que tenían un acuerdo por el que sus cadáveres eran vendidos a las facultades<br />

de medicina con el propósito de que los estudiantes pudieran experimentar y<br />

practicar con los cuerpos sin vida de los pequeños, quedando de éstos tan solo<br />

múltiples pedazos descuartizados que finalmente eran lanzados a fosas comunes.<br />

Los huérfanos que no corrieron tal desgracia no se puede decir que tuvieran un<br />

destino mucho mejor, ya que también se cuentan por miles los que sufrieron todo<br />

tipo de abusos y vejaciones, tanto físicas como sexuales.<br />

Miles de huérfanos fueron llevados a instituciones mentales controladas por la<br />

iglesia católica. La repentina muerte en 1959 de Duplessis, a causa de un<br />

accidente cerebrovascular, destapó las atrocidades cometidas en el infame caso de<br />

los huérfanos enviados a los hospitales psiquiátricos y uno de los mayores casos<br />

de pedofilia de la historia por parte de destacados miembros de la iglesia. Un<br />

hecho que escandalizó a la sociedad quebequense, que durante cerca de dos<br />

décadas había vivido bajo una represión gubernamental, tanto a nivel social,<br />

político y laboral por culpa del catolicismo ultraconservador ejercido durante<br />

todo ese tiempo por Maurice Duplessis.<br />

No fue hasta 1990 en el que los juzgados comenzaron a tramitar y admitir<br />

demandas presentadas por cerca de 3.000 supervivientes de las atrocidades en las<br />

instituciones mentales, consiguiendo reunir las pruebas e informes médicos<br />

suficientes que demostraban todos los martirios por los que tuvieron que pasar<br />

durante sus infancias.<br />

A día de hoy todavía no se ha resuelto la totalidad en los casos de abusos, aunque<br />

un gran número de los ya conocidos como ‘los huérfanos de Duplessis’ (que<br />

todavía continúan con vida) recibieron algún tipo de compensación económica,<br />

algo que por muy cuantiosa que fuese no podrá borrar de sus cabezas los


horrores vividos durante la infancia.”<br />

Buscando más información sobre el caso encuentro un artículo escrito por<br />

Nuria Meléndez fechado en julio del 2011 en Toronto:<br />

<strong>El</strong> Vaticano accede a estudiar el caso de los abusos a los huérfanos de Quebec.<br />

Paul St. Aubin, una de las víctimas de los orfanatos, asegura que fue azotado,<br />

encadenado, encerrado en una celda e incluso obligado a tomar drogas.<br />

<strong>El</strong> Vaticano ha accedido a estudiar el famoso caso de los huérfanos de Quebec,<br />

después de que el pasado mes de abril el activista de los Huérfanos de Duplessis,<br />

Rod Vienneau, y el abogado experto en Derecho Internacional, Dr. Jonathan<br />

Levy, presentaran una querella exponiendo el caso a la Congregación de<br />

Institutos de la Vida Consagrada y Sociedades de la Vida Apostólica, con base en<br />

Roma, dirigida por el arzobispo João Braz de Aviz, quien a su vez forma parte de<br />

la Curia Vaticana y se encarga de la conducta de las órdenes católicas. <strong>El</strong> pasado<br />

jueves 7 de julio Vienneau y Levy recibieron una respuesta del Vaticano en la que<br />

se les informaba sobre la intención de la institución a estudiar e investigar el<br />

caso.<br />

La querella interpuesta por Vienneau y Levy denuncia los presuntos crímenes<br />

cometidos en los distintos orfanatos y hospitales psiquiátricos donde fueron<br />

internados miles de niños canadienses. Las ocho órdenes católicas acusadas por<br />

su supuesta implicación con los escabrosos hechos son Los Pequeños Franciscanos<br />

de María, Los Hermanos de Nuestra Señora de la Misericordia, Las Monjas<br />

Grises, Las Hermanas de la Misericordia, Las Hermanas de la Providencia, Las<br />

Hermanas de la Caridad de Quebec, Las Hermanas del Buen Pastor y Las<br />

Hermanas de Nuestra Señora Auxiliadora.<br />

Durante los años 40, 50 y 60 miles de niños fueron internados en orfanatos y<br />

hospitales psiquiátricos del país administrados por la Iglesia Católica. Estos


centros fueron considerados un lugar seguro donde los pequeños, en su gran<br />

mayoría huérfanos, eran cuidados y educados por sacerdotes, hermanos<br />

cristianos y monjas. <strong>El</strong> Gobierno canadiense destinó durante años millones de<br />

dólares a estas órdenes católicas para que pudieran albergar y mantener<br />

dignamente a los pequeños, cuyos padres habían muerto o eran incapaces de<br />

hacerse cargo de ellos.<br />

Gracias al testimonio de cerca de los 3.000 supervivientes que decidieron exponer<br />

lo que vivieron dentro de esos centros, se ha descubierto que algunos niños<br />

internados eran víctimas de vejaciones sexuales, tortura y trabajo forzado. En los<br />

internados y hospitales psiquiátricos denunciados por Vienneau y Levy también<br />

se han detectado casos de tráfico de menores y de asesinato, según se recoge en<br />

las acusaciones documentadas por el abogado y activista. Unos 100.000 niños de<br />

Quebec habrían desaparecido o sido asesinados, y miles de menores fueron<br />

diagnosticados erróneamente con retraso mental o fueron distribuidos<br />

ilegalmente en hospitales psquiátricos ubicados en toda la provincia de Quebec, el<br />

resto de Canadá y Estados Unidos.<br />

Rod Vienneau lleva desde el año 1992 luchando para que se haga justicia y se<br />

condenen los presuntos crímenes perpetrados contra todos aquellos niños, ahora<br />

ya mayores, que sufrieron de los abusos de la autoridad. En 1992, Vienneau<br />

consiguió acceder a los archivos médicos de una de las víctimas, su mujer Clarina<br />

Duguay. Desde entonces, Rod no ha dejado de investigar sobre los abusos contra<br />

los huérfanos de Quebec, además de promover marchas de protesta, campañas de<br />

denuncia y otras actividades para denunciar y mostrar al público los horrores<br />

que habrían sufrido miles de niños canadienses.<br />

Clarina ingresó en un orfanato después de que su madre Clara enfermara de<br />

tuberculosis y fuera enviada a un sanatorio. Al padre de Clarina, Joseph Fuguay,<br />

le persuadieron para que mandara a dos de sus hijas, Clarina y Simone, a un<br />

orfanato con el fin de que recibieran una buena educación. Lamentablemente,


dos años después de llegar al orfanato, las dos muchachas fueron enviadas, sin<br />

que su padre fuera informado, al hospital psquiátrico St. Julien, un manicomio a<br />

más de 1.000 kilómetros de su hogar.<br />

Allí Clarina asegura que fue testigo de cómo los responsables del centro<br />

maltrataban a los niños que se habían portado mal con castigos que iban desde<br />

arrodillarse durante horas en una postura altamente incómoda, hasta ponerles<br />

una camisa de fuerza o atarlos a la estructura de una cama sin colchón, con la<br />

cabeza inmovilizada por un collar de perro atado alrededor del cuello.<br />

Desde su experiencia en St. Julien, Clarina siente absoluto pánico cuando el agua<br />

la cubre, ya que allí les “hundían la cabeza en agua helada” y les obligaban a<br />

mantenerla dentro hasta casi ahogarse, según explica la propia afectada, quien<br />

también denuncia que sufrió asaltos sexuales durante sus días en el hospital<br />

psiquiátrico. Asimismo, las monjas de St. Julien le contaron a Clarina que su<br />

madre había muerto en otro hospital psquiátrico, cuando en realidad falleció dos<br />

años más tarde debido a la tuberculosis que padecía.”<br />

Rod Vienneau: Huérfanos utilizados como ratones de laboratorio.<br />

Según el testimonio de otras víctimas y de la documentación recopilada por<br />

Vienneau, en los orfanatos de Dufferin se administró a los niños una droga<br />

llamada chlorpromazine. Esta medicina antipsicótica cambia las acciones de<br />

químicos del cerebro y sirve para tratar condiciones psicóticas como la<br />

esquizrofrenia, el trastorno maniaco­depresivo o los problemas graves de<br />

conducta anormal entre niños.<br />

Vienneau afirma que “cada uno de los huérfanos de Quebec ha explicado la<br />

misma historia” sobre el chlorpromazine, por lo que “3.000 personas no pueden<br />

mentir”. Esta droga, además de otros estupefacientes, se empezó a dar a los niños<br />

a finales de los años 40 y continuó en la dieta diaria de los menores hasta los


años 60.<br />

Los registros médicos de los huérfanos de Quebec, así como los testimonios de las<br />

víctimas, señalan que los niños fueron usados como conejillos de indias para<br />

probar la nueva medicina chlorpromazine. También conocida en Canadá como<br />

Largactil, o Thorazine en Estados Unidos, esta droga se usó en Francia antes de<br />

la Segunda Guerra Mundial como un anestésico. Posteriormente, se ha<br />

demostrado que el chlorpromazine puede ocasionar discinesia tardía, una<br />

enfermedad que afecta al sistema nervioso central y que provoca movimientos<br />

crónicos, involuntarios y grotescos en el cuerpo y cara del afectado.<br />

Algunos de los huérfanos internados en el hospital Jean­de­Dieu recuerdan haber<br />

sido tratados por Ewen Cameron, el psiquiatra que habría llevado a cabo<br />

experimentos inhumanos en el Allan Memorial Institute de la Universidad de<br />

McGill, como parte de los programas de control mental promovidos por la<br />

Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, a principios de los años 40 y<br />

hasta los años 60.<br />

Cameron es conocido por usar chlorpromazine en sus experimentos, además de<br />

combinarlo con otras drogas, descargas eléctricas y lobotomías. Bruno Roy, el<br />

presidente del Comité de los Huérfanos de Duplessis, fue la persona encargada de<br />

examinar las grabaciones de centenares de huérfanos y afirma que el nombre de<br />

Cameron es citado por los menores en las cintas consultadas.<br />

Rob Vienneau también expone el caso de los huérfanos de Quebec al líder del<br />

NDP (Nuevo Partido democrático de Canadá), Jack Layton.<br />

Tráfico de menores<br />

<strong>El</strong> caso de los huérfanos de Quebec también denuncia el presunto tráfico de<br />

menores que hubo en centros administrados por la Iglesia Católica. <strong>El</strong> Hôspital


Miséricorde de Montreal es uno de los centros donde las Hermanas de la<br />

Misericordia ayudaron a nacer 159.000 bebés. Recientemente se ha descubierto<br />

que las monjas de este hospital engañaban a las madres solteras que acudían a<br />

dar a luz y les decían que su hijo había muerto durante el parto, pero en realidad<br />

el nuevo nacido era entregado a otra familia que pagaba una cuantiosa cantidad<br />

de dinero a cambio del bebé. Los niños se vendían a familias de Canadá y<br />

también de Estados Unidos, y los precios podían variar según la belleza del recién<br />

nacido y del <strong>poder</strong> adquisitivo de la familia que deseaba adoptarlo.<br />

Pero, además de realizar adopciones ilegales, los responsables de este hospital y<br />

otros del país también habrían datos médicos y diagnosticado a centenares de<br />

niños un falso retraso mental para enviarlos a hospitales psiquiátricos. Este es el<br />

caso de Paul St. Aubin, a quien le determinaron un falso retraso mental y lo<br />

encerraron durante 18 años en diferentes hospitales psiquiátricos de Quebec.<br />

Paul es un aborigen nativo de la reserva de Abenaki que nació en un hospital de<br />

las Hermanas de la Misericordia, pero las monjas del centro le dijeron a su madre<br />

Irene St. Aubin que el niño había fallecido durante el parto. Incrédula ante esta<br />

noticia, Irene nunca creyó que su hijo estaba muerto por lo que investigó hasta<br />

dar con él 35 años más tarde y bajo otro nombre, el de Josep Paul Forand.<br />

Durante el tiempo que Paul pasó en los hospitales psquiátricos le realizaron<br />

lobotomías, le encadenaron y azotaron, tuvo que llevar una camiseta de fuerza,<br />

fue encerrado en una celda e incluso le obligaron a tomar chlorpromazine y le<br />

dieron descargas eléctricas que le causaron daños irreparables.<br />

Ante el testimonio de Paul y el del resto de supervivientes que se han atrevido a<br />

contar lo que vivieron en manos de varias órdenes católicas y de las pruebas que<br />

se han conseguido reunir a lo largo de los años, Rod Vienneau espera que el<br />

Vaticano reconozca y condene los crímenes que se cometieron desde 1940 a 1960<br />

en los orfanatos y hospitales psquiátricos donde malvivieron los huérfanos de<br />

Quebec.


Como conclusión, y esperando que sirva como punto de inflexión y reflexión<br />

personal y/o colectiva, me sumo a lo que comenta Susana Vidal sobre Bioética<br />

y Desarrollo Humano:<br />

<strong>El</strong> Estado tiene responsabilidades indelegables con respecto a respetar las<br />

diferencias, proteger a los débiles y regular a los fuertes para que no lleven<br />

adelante abusos con el <strong>poder</strong> que cuentan. En eso precisamente consiste tanto la<br />

vigencia de los derechos humanos como la de todo el sistema democrático.<br />

Estas responsabilidades comienzan por la exigencia primordial de su respeto, es<br />

decir, que no sea el propio Estado el que los viole.<br />

La segunda exigencia al Estado es que los resguarde, es decir, que proteja a los<br />

ciudadanos para que otros no violen sus derechos y no deje librado a una<br />

supuesta libertad individual la protección de los más vulnerables respecto a los<br />

que más <strong>poder</strong> tienen y ejercen.<br />

Finalmente, el Estado debe promover su ejercicio, es decir, debe asegurar su<br />

efectivo cumplimiento.<br />

Estas tres responsabilidades del Estado deben ser llevadas a cabo de manera<br />

equitativa, participativa y sostenible.<br />

La responsabilidad respecto a los derechos humanos en esta triple modalidad<br />

debe ser asumida también por individuos, instituciones gubernamentales y no<br />

gubernamentales, públicas y privadas y organismos internacionales.<br />

<strong>El</strong>lo supone una responsabilidad compartida solidariamente en la protección de<br />

los bienes básicos de la sociedad y en el respeto por la dignidad de los seres<br />

humanos, más allá de su condición, su religión, su género, su origen étnico, edad<br />

o nacionalidad.<br />

JMV


Eternas dictaduras<br />

No existió y quizá no existirá nunca la Transición. Al menos, no en cuanto a la<br />

idea de abandonar lo “malo” para entrar en el terreno de lo “bueno”. De esta<br />

manera, sería un término que, vista la Historia, pertenece al terreno de la<br />

idealización y, en muchos casos, al de la utopía.<br />

Hace unas semanas leía un interesante artículo de Vicenç Navarro que<br />

intentaba explicar el nacimiento casi necesario y lógico del partido político<br />

español “Podemos”. Y lo hacía yendo hacía atrás. Primero, a recordar la<br />

movilización masiva del 15M, que tanta luz devolvió a la ciudadanía (aunque<br />

muchos de los que defendieron la plaza en su momento ahora se se pregunten<br />

para qué sirvió). Y segundo, a la llamada “Transición democrática” posterior a<br />

la muerte de Francisco Franco, hecho que simbolizó el final de la dictadura. Lo<br />

más interesante de su análisis estaba justo en este momento histórico del que<br />

mucho se enorgullece el país ibérico y que le abrió las puertas, los ojos y las<br />

ventanas, tras muchos años de odio, represión y ceguera.<br />

I. Dictadura compartida<br />

Cuando el Partido Popular ganó las últimas elecciones generales, me hice la<br />

ingenua pregunta: ¿Por qué lo han vuelto a votar? Una pregunta que me hice<br />

también cuando ganó el PRI la presidencia de México en 2012. ¿Por qué lo<br />

han vuelto a votar? La respuesta al primer por qué se responde haciendo otro<br />

cuestionamiento: Murió Franco pero, ¿y sus socios en el <strong>poder</strong>?<br />

Cuando estudiaba en la Universitat de Barcelona, una compañera mía, cuya<br />

familia es de Girona, siempre nos contaba que su abuela decía con total


seguridad que “con Franco se vivía mejor”, para el asombro de su nieta, mi<br />

compañera, quien no le daba mayor importancia al asunto. La dictadura<br />

española es bastante reciente. Los crímenes están abiertos, los juicios siguen<br />

sin suceder, no se terminan de encontrar a los muertos. Y la gente que<br />

sobrevivió sigue intentando estructurar un país, no a base de las cenizas de un<br />

gobierno destruido, sino a partir de estructuras tan viejas y tan sólidas como el<br />

siglo que las vio nacer.<br />

Así como la abuela de mi amiga, hay cientos y millones de personas que<br />

piensan que con Franco se estaba mejor. Pero la verdad es que el apellido del<br />

gobernante es apenas una etiqueta, un nombre detrás del que se esconden<br />

otros cientos y millones de personas que se beneficiaron y se siguen<br />

beneficiando de un <strong>poder</strong> que sigue en pie, pero que ha tenido que ser<br />

compartido. Adaptarse o morir. Y la derecha española decidió adaptarse a los<br />

nuevos tiempos allá a mediados de los setenta.<br />

Esto es explicado perfectamente por Navarro en el artículo que antes<br />

mencionaba, por lo que me permito citar un fragmento:<br />

Y es lógico y predecible que no fuera modélica, pues la Transición se hizo en<br />

términos sumamente desiguales. En un lado de la mesa de negociación estaba la<br />

derecha española (que en términos europeos era, y continúa siendo, equivalente a<br />

la ultraderecha en el abanico parlamentario europeo), heredera de los grupos y<br />

clases dominantes existentes durante la dictadura, que controlaban el Estado<br />

dictatorial y la mayoría de los medios de información y persuasión. Al otro lado<br />

de la mesa estaban las izquierdas, que habían liderado las fuerzas democráticas y<br />

que acababan de salir de la clandestinidad, de la cárcel o del exilio. No era una<br />

negociación entre iguales. Se hizo bajo el dominio de los primeros.


Los socios de la derecha siguen siendo los ciudadanos que la votan, los que<br />

han puesto a Mariano Rajoy al frente del Parlamento. No son necesariamente<br />

adeptos al Franquismo o militantes o ex socios directos de Francisco Franco,<br />

aclaro, porque además, a cuarenta años de su muerte, parece que todos los<br />

que le apoyaron ya se hubieran desvanecido por completo del planeta. Pero<br />

también, los socios de la derecha fueron quienes aceptaron trabajar un país de<br />

la mano de quienes lo construyeron. De ahí que el bipartidismo, la dupla<br />

PSOE­PP, disfrazada de alternancia de <strong>poder</strong>, continúe –para bien o para mal–<br />

al frente del Estado español, sus instituciones burocrácticas, sus servicios<br />

(Endesa, Repsol, Gas Natural, etc...) y sus votantes. Hasta que los votantes<br />

decidan lo contrario.<br />

II. Dictadura blanda<br />

Una “transición de <strong>poder</strong>” que sirve para la analogía es la mexicana, cuya<br />

estructura gubernamental es un ejemplo para todo el mundo. <strong>El</strong> aún<br />

presidente de Uruguay, José Mujica, recientemente le llamaba un “Estado<br />

fallido”. Si bien luego se retractaría de esta lapidaria declaración, creo que en<br />

cierto modo, no podría estar más de acuerdo con él porque creo que Mujica<br />

hablaba viendo el Estado desde una postura social. Es como si se hubiera<br />

puesto en el papel de ciudadano que mira con recelo a un gobierno que no<br />

puede satisfacer sus necesidades más básicas (como el derecho tan simple a<br />

vivir, vaya). Estado fallido no lo es, si uno lo ve desde la silla presidencial que<br />

sirve de trono simbólico a Enrique Peña Nieto.<br />

Peña Nieto heredó un país que fue gobernado 71 años (1939­2000) por un<br />

mismo partido, su partido, el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Es<br />

decir, por un mismo grupo de gente. Un grupo de personas que escribieron las<br />

leyes, formalizaron el comercio, inventaron la educación, organizaron los


movimientos sociales y la protesta, reglamentaron las relaciones sociales,<br />

espirituales, sexuales y políticas de un país, construyeron las viviendas, los<br />

hospitales, las carreteras, las instituciones electorales, sanitarias, culturales,<br />

deportivas, sindicales, etc. Pero el PRI también tuvo que vivir una “transición a<br />

la democracia” allá en el año 2000 cuando ganó las elecciones el Partido<br />

Acción Nacional (PAN).<br />

<strong>El</strong> PRI estaba podrido entonces y desde mucho antes de que cumpliera 71<br />

años. Estaba podrido ya cuando la matanza de Tlatelolco en el 68, cuando se<br />

levantó el Ejército Zapatista en el 94, o cuando el “Halconazo” del 71. <strong>El</strong> PAN<br />

gobernó doce años gracias a que el PRI modificó sus estructuras electorales<br />

para que las elecciones las pudiera ganar alguien más. Casi como la derecha<br />

española cuando dejó que hubiera izquierdistas en el Parlamento.<br />

Lo que llamamos transición, ¿se llama realmente cesión?<br />

Esto no responde del todo a mi segundo por qué: ¿Por qué los mexicanos<br />

volvieron a votar al PRI en 2012? Pero logra explicar un poco el juego<br />

democrático. A grandes rasgos, el PAN recibió un país con estructuras<br />

gubernamentales tan fuertes también como el siglo que las vio nacer.<br />

Sumándole a eso que es un partido de derechas y católico (y azul, ¡como el<br />

PP!) llevó al país hacia donde creyó más conveniente: el neoliberalismo, el<br />

ultra capitalismo exacerbado y una guerra financiada por los EEUU. Pero aún<br />

cuando el ultra capitalismo a la estadounidense hubiera funcionado a manos<br />

del PAN, el Estado mexicano ya estaba podrido. Yo también añadiría,<br />

retomando las palabras de Mujica, fallido. Fallido para su gente, que no para<br />

sus políticos. Las pruebas están ahí. <strong>El</strong> PRI ha vuelto al <strong>poder</strong> y los estudiantes<br />

están siendo violentados. Como en 1968. ¿Por qué? Porque pueden hacerlo.<br />

Porque ellos construyeron el país y sus símbolos y sus métodos. Porque son


ellos quienes tienen y siempre han tenido el <strong>poder</strong>.<br />

Muchos conocemos ya la postura política del Premio Nobel de la Paz y ex<br />

aspirante a la presidencia del Perú, Mario Vargas Llosa. Sin embargo, me<br />

permito referirme a una participación suya en un debate televisado a<br />

principios de los noventa donde califica al gobierno del PRI como una<br />

“Dictadura”. Y lo hace con argumentos, aún ante la presencia del también<br />

Premio Nobel de la Paz, el mexicano Octavio Paz, y sabiendo que estaba de<br />

invitado en un programa de la televisión mexicana.<br />

Vargas Llosa describe cómo el PRI ha organizado un Estado en el cual la<br />

crítica es suprimida dentro del velo de apertura, cómo se ha dado espacio a la<br />

participación política a otros partidos, y cómo incluso ha creado una retórica<br />

de izquierda que lo justifica. Y yo, añadiría aquí, y a la luz de los recientes<br />

acontecimientos de Iguala, Guerrero, la administración del descontento.<br />

III. Administrando el voto y el miedo<br />

Es importante para un gobierno dictatorial moderno, no dejar que una<br />

protesta se le salga de control. Por ello, la dupla española PP­PSOE está tan<br />

preocupada por movimientos que proponen una tercera vía (buena o mala,<br />

pero alternativa) como “Podemos”. Y es por esto que, a pesar del retroceso<br />

que significa “desaparecer” personas incómodas, el PRI lo sigue haciendo y/o<br />

lo sigue permitiendo en México.<br />

En su artículo titulado “¿Quién administrará el descontento?”, Hugo Aboites<br />

retoma los conceptos de indignación, determinación y transformación y los<br />

contrapone a los de preservación y represión:


Mientras un enorme y creciente número de mexicanos de toda edad y condición,<br />

en cuestión de semanas se está volviendo consciente de la fuerza que tiene su<br />

indignación y determinación de transformar al país, apresuradamente, y cada<br />

vez más alarmados, los actores hasta ahora encumbrados buscan afanosamente<br />

maneras de preservar las ventajas clasistas y el <strong>poder</strong> acumulado en estos últimos<br />

30 años. Se mueven en el esquema acostumbrado, que combina la represión y los<br />

intentos de administración del descontento. En 68, el movimiento amplio de<br />

estudiantes primero fue descalificado, atacado luego mediante una represión<br />

violentísima y, más tarde, administrado por un Estado que algo entendió de las<br />

causas y el dinamismo de la protesta.<br />

¿Cómo se sale del descontento y se pasa a la acción? ¿Cómo realizar una<br />

verdadera transición, ya no a la democracia, sino a la justicia? ¿Cuál es el<br />

verdadero voto útil? ¿Cómo se administra el miedo, ya no desde el gobierno,<br />

sino desde casa, en la sociedad? ¿Existe la posibilidad de terminar las<br />

dictaduras?<br />

Dicen que, en el papel, todos los sistemas de gobierno funcionan. En la teoría.<br />

Sin embargo, en la práctica, el error y las flaquezas del ser humano<br />

(básicamente, el miedo) terminan corrompiendo el trabajo y los objetivos. Tal<br />

vez, en todo caso, la sociedades están destinadas a vivir bajo dictaduras en<br />

permanente transición hacia su perpetuidad. Tan redudante como la Historia<br />

misma.


BIBLIOGRAFÍA<br />

Aboites, Hugo. “¿Quién administrará el descontento?”. Diario La Jornada. 29 de noviembre, 2014.<br />

México. http://www.jornada.unam.mx/2014/11/29/opinion/020a1pol<br />

Navarro, Vicenç. “Por qué surgió el 15­M y por qué le siguió Podemos”. Periódico Público. 5 de<br />

noviembre, 2014. España. http://blogs.publico.es/vicenc­navarro/2014/11/05/por­que­surgio­el­<br />

15­m­y­por­que­le­siguio­podemos/<br />

“Vargas Llosa: México es la dictadura perfecta”. Diario <strong>El</strong> País. 1 de septiembre, 1990. España.<br />

http://elpais.com/diario/1990/09/01/cultura/652140001_850215.html<br />

Vídeo disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=iu60OuwuZtg<br />

AO


Poder y despotismo<br />

<strong>El</strong> <strong>poder</strong>, droga dura que posee a sus acólitos desterrando cualquier signo de<br />

empatía, tolerancia, compasión. Empapa las neuronas e impulsa a cometer<br />

actos arbitrarios, despiadados, egoístas, funestos para el que sufre la dictadura<br />

de los necios.<br />

Se ejerce de tantas y tan distintas maneras, que a veces es difícil descubrir su<br />

catadura. Subyace escondido en los pliegues de la sonrisa de un bebé.<br />

Consciente del efecto que causan sus lloros, berrea sin pausa hasta conseguir<br />

el objeto de su deseo, incansable y pertinaz. Está en el despotismo que<br />

desarrolla el hermano contra el hermano cuando uno de ellos es consciente de<br />

la debilidad del otro. En el patio del colegio, semillero de futuras acciones en<br />

el campo de batalla de la vida, donde el bravucón ejerce su tiranía paladeando<br />

con fruición las mieles de la supremacía sobre los otros.<br />

No nos equivoquemos pensando que para ser <strong>poder</strong>oso y detentar la autoridad<br />

hay que pertenecer al estatus de los mandamases de los países o las empresas.<br />

Las enfermedades hereditarias dependen de un cromosoma autosómico o sexual<br />

que ya se encuentra afectado. Se llama herencia dominante cuando un gen<br />

anormal que pertenece a uno de los progenitores puede causar una enfermedad,<br />

aun uniéndose con un gen normal del otro padre; esto significa que en un par<br />

donde uno de los genes es anormal, funciona como dominante, anulando al otro.<br />

Desde su origen el individuo porta el germen que le distingue, afectando el<br />

comportamiento que desarrollará desde el nacimiento hasta la muerte. Es<br />

decir durante toda su vida.


A poco que observemos en nuestro entorno cotidiano, veremos con claridad<br />

actuar con prepotencia a diversos individuos, sin distinción de edad o sexo,<br />

condición moral o cultural, estatus económico o situación social. Se ejerce<br />

indiscriminadamente, de padres a hijos y viceversa. Entre parejas, donde el<br />

ejercicio del <strong>poder</strong> lleva a la anulación del otro. En estamentos sociales, del<br />

profesor hacia el alumno, del jefe contra el empleado. No importa si el <strong>poder</strong><br />

es económico, político, social, familiar. Todos ellos devienen del <strong>poder</strong><br />

individual, un ser capaz de dominar a otro y obtener el más preciado trofeo: <strong>El</strong><br />

dominio de vidas ajenas.<br />

Esto se extrapola en una ola ascendente que acaba arrollando sociedades<br />

cuando se convierte en corriente masiva. Un Estado que arrolla a otro Estado.<br />

Una raza <strong>poder</strong>osa que extermina a otra más débil. Dictaduras frenéticas de<br />

todos los signos encabezadas por fantoches embriagados que aniquilan y<br />

masacran. Gobernantes con disfraz de cordero que aplastan sin pudor<br />

económicamente a su pueblo.<br />

En contraposición existe otro tipo de <strong>poder</strong>, que también parte del individuo.<br />

<strong>El</strong> <strong>poder</strong> de sanar, de acariciar, de amar, de construir, de aunar esfuerzos para<br />

ayudar a los desprotegidos, de sembrar sonrisas. <strong>El</strong> <strong>poder</strong> de la comunicación,<br />

de la solidaridad, de la empatía. <strong>El</strong> <strong>poder</strong> que rompe muros y transforma<br />

sociedades. <strong>El</strong> inmenso <strong>poder</strong> de hacer mejor el mundo que nos rodea.<br />

En el primer caso ejerce una fascinación tal, que hace sucumbir en sus redes la<br />

voluntad del que lo detenta. Nunca satisfecho con el grado que posee, necesita<br />

conservar y obtener grados superiores de control. Necesita aumentar la dosis<br />

en un delirio permanente de grandeza. A costa de cualquier precio.<br />

Sacrificando sin ambages todo lo que se interponga entre él y su desvarío.


Demasiadas víctimas para satisfacer la sed de <strong>poder</strong>. Se cuenten de una en<br />

una, o por millones.<br />

MB


Sophia<br />

Quedé con el <strong>poder</strong>.<br />

Llevábamos meses, años, siglos, evitando la cita, pero las excusas se acaban.<br />

Hablamos.<br />

Me dijo que en el Palace. Le dije que no, que buscara otro sitio. Uno sin tanta<br />

alfombra. La ostentación me da sueño. Me aburre. Me aplana. Me vuelve laxa.<br />

Hacía calor.<br />

Me puse el vestido que Faye Dunawy llevó en 1977, la noche en la que recogió<br />

el Oscar a la mejor actriz femenina por su trabajo en Network.<br />

Pude sentir todas las intenciones ocultas que aún guardaba ese pedazo de tela.<br />

Dejé que me vistieran. Me acomodé dentro de ellas.<br />

Caminé hasta la casa en la que habíamos quedado. Su casa, al fin. ¿Por qué<br />

no?<br />

Nos encontramos.<br />

<strong>El</strong> <strong>poder</strong>.<br />

También vestía de negro. Se emocionó al verme. Algo en mi le conmovía. Me<br />

resultó sencillo mirarme en sus ojos.


Dijo que estaríamos mejor en el jardín. Tenía razón. Atravesamos la casa.<br />

Nuestros pasos resonaban como el redoble que anuncia una tragedia. Preparó<br />

dos Dry Martinis brillantes, bebimos al pié de la piscina. Nos acomodamos<br />

sobre las hamacas.<br />

Dije:<br />

­Nunca pensé que me recibirías así.<br />

­¿Así cómo?<br />

­Tus pendientes. Sophia Loren. Oscar Honorífico 1991.<br />

­Eres un amor ­dijo­. ¿Por qué no nos hemos encontrado antes?<br />

Uno de sus hijos llegó corriendo. Tenía una espada en la mano. Se puso frente<br />

a mí y dijo:<br />

­Princesa.<br />

He hizo una reverencia.<br />

SB


POESÍA<br />

I<br />

Contamos contigo<br />

TUS PREOCUPACIONES SON NUESTROS DESVELOS<br />

Gestionamos tu inseguridad<br />

Potenciamos tu consumo irresponsable<br />

Tu involución personal<br />

Tu atrofia física y mental<br />

DESTAPAMOS TU INFELICIDAD<br />

Garantizamos tu deformación continua<br />

Tus infraprestaciones económicas<br />

Tu derecho a un puente digno<br />

Tu integridad amoral<br />

TU INSEGURIDAD ES NUESTRO COMPROMISO<br />

Maximizamos tu tiempo perdido<br />

Tu incapacidad de decisión<br />

Satisfacemos tus falsas necesidades<br />

Afianzamos la “intranquilidad” en tus calles<br />

TIENES DE QUÉ PREOCUPARTE<br />

Perseguimos tu desestabilizad laboral<br />

La precariedad de tu jubilación<br />

Tu apatía política<br />

Tu desequilibrio emocional


VELAMOS POR TU FRAGILIDAD<br />

Frustramos tus sueños<br />

Tu independencia vital<br />

Tu calidad de vida, o no<br />

NO LO DUDES, CONTAMOS CONTIGO:<br />

Tu inseguridad es nuestra prosperidad<br />

Tus miedos nuestro mayor activo


II<br />

A joderse<br />

Los políticos nos quieren<br />

Los políticos nos quieren bien<br />

Los políticos nos quieren bien JODER<br />

Y cuando dicen: que se jodan<br />

Lo que realmente quieren decir es<br />

OS VAMOS A JODER<br />

Y por eso se pegan a nuestro culo<br />

Como hemorroides<br />

Y dan rienda suelta a su lascivia<br />

Sin pedirnos permiso<br />

Sin preguntarnos si queremos<br />

Ser sujetos pasivos de tanta fogosidad infame<br />

Los políticos NOS ESTAN JODIENDO<br />

Violando sin miramientos<br />

Los derechos por los que tan alto precio pagamos<br />

Las libertades que se cobraron tantas bajas<br />

Aplicando la amenaza vil frente a la resistencia<br />

La violencia cruenta frente a la rebelión<br />

Los políticos NOS ESTÁN JODIENDO VIVOS<br />

Abriéndonos en canal<br />

Al ritmo de los aplausos de sus poltronas<br />

De sus sonrisas ruines


De sus necias risas<br />

Aplauden las leyes que nos condenan a la miseria<br />

sus paraísos fiscales y sus SICAV<br />

Sus mentiras y su desfachatez<br />

Su hipocresía y su fraude<br />

Nuestra pasividad<br />

Su prosperidad y su impunidad<br />

Toda la mierda que han vertido<br />

Y van a seguir vertiendo sobre nosotros<br />

Eso es lo que aplauden<br />

APLAUDEN MIENTRAS SODOMIZAN<br />

Y RIEN SOBERBIOS<br />

RIEN Y APLAUDEN<br />

APLAUDEN Y RIEN<br />

Ajenos a que en la calle<br />

Frente a tanto aplauso mezquino y tanta violación<br />

Ya hace días se vienen levantando<br />

vientos de castración


III<br />

<strong>El</strong> banquete de las larvas<br />

Despiertas con la mente sudada<br />

la boca reseca.<br />

Amaneces con la ansiedad<br />

de parir una sórdida trama<br />

que engorde tus ciénagas,<br />

de cavar fosas abisales<br />

en campos de amapolas,<br />

de alzar invernaderos dantescos<br />

donde germinar la flor de la barbarie.<br />

Engrasas hasta el último de tus músculos<br />

con el veneno de la ambición.<br />

Adoras el destierro de la sangre derramada<br />

el sádico despiece de la carne usurpada<br />

corte tras corte<br />

vida tras vida<br />

Y así desfiguras las siluetas<br />

y borras los cuerpos<br />

con el ácido corrosivo de tus tórridas neuras.<br />

Disfrutas diseccionando y devorando<br />

tendones, sesos, cartílagos y vísceras<br />

que deberían saciarte hasta el hastío<br />

pero no puedes dejar de engullir


por más que vistas<br />

de Gucci, de Versace o de Armani<br />

porque eres ese sanguinario carnicero<br />

que se regocija en el hedor putrefacto<br />

de sus víctimas.<br />

Para ti no tienen nombre ni identidad,<br />

no son más que kilos de carne<br />

que sólo valen el beneficio neto<br />

de su manipulación:<br />

millones y millones de carne<br />

para consumir<br />

para trabajar<br />

o para eliminar,<br />

según convenga.<br />

Te llamas Morgan,<br />

Goldman,<br />

Rothschild,<br />

Rockefeller,<br />

Lazard,<br />

Lehman Brothers,<br />

Bilderberg,<br />

Tavistok,<br />

CFR,<br />

y otros tantos nombres<br />

pero eres el mismo carnicero<br />

el mismo verdugo,<br />

y eres Crisis


y Pandemia<br />

y Chantaje<br />

y Especulación<br />

y Extorsión<br />

y Sabotaje<br />

y Guerra<br />

y Hambre.<br />

Nada te importa<br />

más que erigirte exultante<br />

sobre la montaña<br />

de despojos de carne sacrificada<br />

como el mayor depredador del planeta<br />

como emperador de facto del holocausto caníbal:<br />

Las manos sepultadas en sangre<br />

los ojos yermos, encendidos en brasas<br />

y el vientre reventado de codicia.<br />

A tus pies las larvas bendicen el banquete.


IV<br />

No y no<br />

No pongas los pies encima de la mesa (de Bush a Asnar)<br />

no hables con la boca llena<br />

no sigas por este camino<br />

no corras<br />

no huyas<br />

no te distraigas<br />

no contestes<br />

no molestes<br />

no preguntes<br />

no opines<br />

no cuestiones<br />

no te quejes<br />

no critiques<br />

no discutas<br />

no repliques<br />

no rechistes<br />

no hables<br />

no alces la voz<br />

no chilles<br />

no pienses<br />

no me lleves la contraria<br />

no me lleves la contraria<br />

No digas No<br />

y sobre todo


no rías<br />

te digo que no rías<br />

que ser un mandado<br />

es algo muy serio.


V<br />

Palabra del Señor<br />

Os exprimiremos hasta la saciedad,<br />

y luego os llenaremos con nuestra propia esencia<br />

George Orwell, 1984<br />

No sabes<br />

de qué los conoces<br />

dónde viven<br />

ni qué rostro tienen<br />

pero su voz te resulta familiar<br />

tal vez porque su voz<br />

es la del televisor<br />

que enciendes cada día<br />

la del periódico<br />

que lees cada mañana<br />

la de la radio<br />

que escuchas cada noche<br />

la misma voz<br />

que sigues escuchando<br />

cuando vas a trabajar<br />

cuando recoges a tus hijos del colegio<br />

cuando vas a comprar al centro comercial<br />

o cuando te metes en una sala de multicines


es palabra del señor<br />

es la voz que manufactura a diario<br />

bombas de racimo de propaganda y distracción<br />

estercoleros de opinión<br />

lanzaderas de pensamiento único<br />

con los que los sicarios de la información<br />

(redactores, columnistas, tertulianos, colaboracionistas todos…)<br />

minan todos los resquicios<br />

de la conciencia<br />

es palabra del señor<br />

la voz que en silencio<br />

repite que debes hipotecar tu vida<br />

aumentar el número de tus pantallas<br />

el volumen de tus audios<br />

la potencia de tu coche<br />

las prestaciones de tu móvil<br />

la frecuencia de tus pastillas<br />

y hasta el tamaño de tus pechos<br />

o de tu polla<br />

es palabra del señor<br />

la que repica y repica<br />

las bondades de la concentración<br />

de la precarización<br />

del servilismo feudal


y del nihilismo<br />

La que silencia<br />

esa memoria que resulta hostil<br />

cómo no<br />

de otro tiro en la nuca impune<br />

es palabra del señor<br />

Es la voz que cada mañana<br />

invade tu cabeza<br />

de una patada en la sien<br />

para adoctrinarte perversamente<br />

para inculcarte sus sagrados dogmas:<br />

la identidad de los buenos y los malos<br />

de los triunfadores y los perdedores<br />

de las víctimas y los verdugos<br />

La voz del pastor<br />

de las siniestras corporaciones<br />

del panal del discurso hegemónico<br />

La voz del amo<br />

que domestica a su antojo<br />

cualquier vestigio de humanidad<br />

Es palabra del Señor:<br />

Te adoramos Manipulador<br />

MM


Si existiera<br />

Si existiera un ladrillo<br />

que carcomiera el muro<br />

como una termita de normas<br />

y convencionalismos,<br />

podríamos acoplarnos a la hilera.<br />

Pero sólo<br />

acrecentamos<br />

su estructura.<br />

Así que debemos continuar<br />

celebrando las ausencias,<br />

construyendo vacíos,<br />

tejiendo deserciones<br />

hasta que quiebre su equilibrio.<br />

Es en esos huecos<br />

donde brota la utopía.


No desgastes<br />

No desgastes tus labios<br />

intentando reblandecer la muerte,<br />

intentando oxigenar la agonía.<br />

Lo vertical<br />

sólo entiende<br />

de escalones y cifras.<br />

AGT


<strong>El</strong> baile<br />

Te mueves en mitad<br />

de la pista y<br />

mientras bailas<br />

las bocas te rodean<br />

los codos de los hombres<br />

en la barra<br />

se giran hacia afuera<br />

te apuntan<br />

desde el centro<br />

de sus vidas<br />

y lo único<br />

que piensan,<br />

con sus lenguas,<br />

es el adentro.<br />

Pero tú ni los miras,<br />

ni les lames una gota<br />

de saliva<br />

ni te rozan<br />

los pezones<br />

sus pupilas<br />

ni se asoman<br />

a tu sexo<br />

sus corduras.<br />

Tú sólo quieres bailar,<br />

bailar y arder<br />

como quien siente<br />

en el pecho


una antorcha<br />

y chapotea<br />

sobre un charco<br />

de gasolina<br />

como quien esconde<br />

bajo la cama<br />

una vela encendida<br />

y salta y baila<br />

como si el baile<br />

fuese una pieza<br />

preciosa<br />

en el mecanismo<br />

del paso<br />

como si el baile<br />

salvase y sirviese<br />

para romper<br />

las cadenas<br />

como si bailando nos mostraras a todos<br />

lo inalcanzable que eres,<br />

y lo lejos que estamos nosotros<br />

de quien queríamos ser<br />

antes de que empezara<br />

este baile.<br />

CM


<strong>El</strong> hambre<br />

En la nevera esconde la batuta de su consciencia.<br />

Perdió el último Norte en el Este perpetuo.<br />

A veces la batuta es una horca de nylon,<br />

a veces la batuta es un cuerpo en venta<br />

(o un alma<br />

o un credo,<br />

a veces la capacidad de las piernas<br />

de correr en contra del dictamen de la brújula)<br />

a veces la batuta es el puñal del jefe,<br />

el pisito de Madrid,<br />

la decadencia de mitad del siglo XX,<br />

a veces la nevera que guarda secretos inconfesables,<br />

a veces<br />

la batuta es el lastre infecundo del útero y sus adláteres<br />

la dirección sin arte del destino,<br />

a veces un juez descreído que se ahoga<br />

en la versión light de la esperanza rousseauniana.<br />

Siempre la locura de Foucault.<br />

Y el hambre.<br />

DA


<strong>El</strong> <strong>poder</strong><br />

Quiero hacer temblar la escalera,<br />

romper el hielo, el hilo, el tiempo.<br />

Quiero emerger del mismo infierno<br />

dejando una garganta abierta en el cemento,<br />

humeante y atractiva como un pastel en la ventana.<br />

Llamar a la puerta y que la propia suerte caiga,<br />

enredada en mis zapatos.<br />

Y con mi punta y mi tacón, marcar el son<br />

del baile errático de las horas.<br />

Quiero estallar como una risa, como el champán.<br />

Magnificarme y ser el eco.<br />

Y además ser el principio del fin, el desenlace a fuego lento.<br />

La puerta grande. Las tres cabezas del Can Cerbero.<br />

Ser el vértigo constante. Quiero verlos danzar.<br />

Nadie va a verme llegar porque ya se habrán perdido.<br />

Mientras hoy amanecía, las agujas del reloj de mi muñeca,<br />

poco a poco se fueron clavando en las vías de este tren frenético.<br />

Y así voy a llegar hasta dios, mirarlo de cerca y reírme<br />

entre las hojas del otoño del tiempo, que en mí queda detenido.<br />

Voy al margen de ese curso que tienen las cosas,<br />

ya que seguiré existiendo por los siglos de los siglos, Yo.<br />

Me comeré las almas de mis hermanos,<br />

seguiré el temblor que yo mismo voy dejando<br />

y los cristales van a romper de nuevo la noche.<br />

Con las manos moveré las montañas que olvidó el amor.<br />

Mis dedos tocarán todas las teclas adecuadas.<br />

Ya puedo notarlo, acá en mi pulso acelerado, crece el fruto prometido.


Van agolpándose las horas metalizadas en las sienes del delirio<br />

colapsando las arterias e invadiendo esos segundos que se quedan atrapados<br />

entre la vigilia<br />

y el sueño justo antes de dormir.<br />

Sin descanso y sin respiro, se vuelven vulnerables hasta los dioses del Olimpo.<br />

Apuntándome con el dedo en un ángulo maldito<br />

mirarán petrificados el manjar que hay en mi plato.<br />

Y cuanto más me alimento, más audaz es mi apetito.<br />

Un murmullo que crece y se convierte en alarido.<br />

Luchen unos contra otros cuando yo ya me haya ido. Llevo meses convirtiendo<br />

toda el agua en dulce vino.<br />

Y caen.<br />

Cuando alejo la luz de sus caras,<br />

caen como polillas al vacío.<br />

Así yo me voy situando entre el peón y el gatillo.<br />

Como el perfecto anfitrión que conquista a todos los vecinos.<br />

Dueño de las palabras, origen de los ríos.<br />

Esa cara que brilla en la moneda,<br />

el guante de marfil que viste al delito<br />

y lo desviste sin que sea visto.<br />

SK


PINTURA


PINTURA I


Alexander Novoseltsev


PINTURA II


Jalón de Aquiles


PINTURA III


Carlos Esteban<br />

Resano Vasilchik


FOTOG


RAFÍA


FOTOGRAFÍA I


Ludovica Bastianini


FOTOGRAFÍA II


Agustín Calvo Galán


FOTOGRAFÍA III


Caroline Huwart


FOTOGRAFÍA IV


<strong>El</strong>i Mora


ENTREVISTA<br />

Albert Lladó, por RDF.<br />

Muy interesante entrevista la que nos ofrece el periodista, escritor y<br />

dramaturgo Albert Lladó para este número sobre <strong>El</strong> <strong>poder</strong>. Es una entrevista<br />

serena y certera donde se abordan diferentes vértices de la geometría del<br />

<strong>poder</strong>. Entrevista para meditarle a lo que sea el <strong>poder</strong> y conocer un poco más<br />

de cerca a Albert Lladó. En ella además nos acerca a su libro La fábrica,<br />

publicado por La Garúa, y a su obra de teatro La mancha, obra que podremos<br />

disfrutar en junio del 2015 en el Teatro Nacional de Catalunya. Adéntrense.


ENTREVISTA a Albert Lladó<br />

Estimado Albert, para definir a grandes rasgos, pero con contundencia:<br />

¿Qué es el <strong>poder</strong>?<br />

<strong>El</strong> <strong>poder</strong> es de esos conceptos escurridizos a los que es más efectivo acercarse<br />

desde lo que no­es que desde una definición enciclopédica. También porque el<br />

<strong>poder</strong>, pese a que lo solemos identificar con las grandes esferas y con señores<br />

con copa y puro, lo ejercemos todos en algún momento. Como padres, como<br />

profesores, en el trabajo, incluso como presidentes de escalera. Qué sé yo. Lo<br />

que ha pasado con el <strong>poder</strong> es que, como no hemos sabido definir bien los<br />

límites entre autoridad y autoritarismo, ha creado mecanismos cada vez más<br />

sutiles de control. Entonces, ¿cuándo desactivamos el <strong>poder</strong>? Cuando<br />

logramos ser diferentes e iguales, cuando convivimos con esa hermosa<br />

paradoja. Somos individuos singulares, identificables en la masa, y sin<br />

embargo tenemos un compromiso adquirido con la comunidad. Ahí el <strong>poder</strong><br />

se sabe débil. Y tiembla.<br />

En este nuevo número de la revista estamos tratando de indagar en las<br />

diferentes formas de <strong>poder</strong>, desde el <strong>poder</strong> de la política para construir<br />

escenarios donde nuestra vida social se desarrolla hasta el <strong>poder</strong> de una<br />

mirada que conlleva un sometimiento. Vayamos poco a poco, ¿cómo es el<br />

<strong>poder</strong> en política?<br />

Las formas tradicionales del <strong>poder</strong> dibujan una especie de triángulo. <strong>El</strong> vértice<br />

más evidente es el <strong>poder</strong> político. Quién y cómo dice cómo organizamos la<br />

polis. La única forma de enfrentarse a él, si se quiere ser honesto y no hacer<br />

un mero intercambio de sillas, es multiplicarlo al máximo. Dividirlo. Una<br />

sociedad más justa es aquella que divide todo lo que puede los <strong>poder</strong>es, no


quien renuncia a ellos. Me parece obvio que España, donde el <strong>poder</strong> político y<br />

el <strong>poder</strong> judicial están mezclados de una manera obscena, sufre esa<br />

concentración como una de sus plagas. Otra cosa esa aquella gente que<br />

intenta convencernos, muchas veces con tono paternalista, que si ellos<br />

tuvieran el <strong>poder</strong> todo sería mejor. Que necesitan el máximo <strong>poder</strong>. Que lo<br />

deleguemos en ellos porque su idea es más pura que las otras. Es, aunque con<br />

otras máscaras, una forma más de dogmatismo. <strong>El</strong> <strong>poder</strong> deseable es una<br />

constelación de <strong>poder</strong>es, todos autónomos pero pertenecientes a una misma<br />

galaxia, no un astro único y solar.<br />

¿Por qué, actualmente, y a nivel histórico, el dinero es <strong>poder</strong>?<br />

<strong>El</strong> dinero es el segundo vértice, también evidente, del triángulo del que<br />

hablábamos. Cuando hemos convertido prácticamente todo en fetiche, el<br />

dinero es la única forma de relación. Quien tiene más, tiene más <strong>poder</strong> de<br />

relación. En eso el marxismo fue brillante. En el diagnóstico. Las soluciones,<br />

sin embargo, fueron catastróficas. Unos piden que cedamos la libertad a<br />

cambio de mayor seguridad. Otros, que cedamos la seguridad a cambio de<br />

mayor libertad. Encontrar el equilibrio es el auténtico reto de las sociedades<br />

contemporáneas.<br />

Trabajas en varios medios de comunicación y divulgación, como La<br />

Vanguardia o Revista de Letras, coméntanos por favor sobre el <strong>poder</strong> de<br />

los medios de comunicación para generar opinión, porque, consciente o<br />

inconscientemente, la generan, tienen el <strong>poder</strong> para hacerlo. ¿Cómo se<br />

gestiona este <strong>poder</strong> y cómo se relaciona con otros <strong>poder</strong>es ­el político, el<br />

económico­?


La prensa, en realidad, debe actuar como contra<strong>poder</strong>. Por eso es<br />

imprescindible en una sociedad abierta. Es una parte de la balanza. Y la<br />

justicia, no lo olvidemos, se suele representar con la imagen de la balanza.<br />

Pero evidentemente la prensa, para ser sostenible, se suele estructurar a través<br />

de empresas (públicas o privadas). Y eso hace que el juego de equilibrios sea<br />

complejo. No nos tendría que asustar. Cada medio de comunicación tiene todo<br />

el derecho –sobre todo si es privado­ de tener una línea editorial propia, una<br />

forma determinada de mirar e interpretar el mundo que le rodea. Pero otra<br />

vez la idea de límite es fundamental. Límite entre el objetivo periodístico y el<br />

interés económico o político. Si se tiene claro cuál es, si se es honesto, la<br />

diferencia garantiza la pluralidad. Si no, nos convertimos en propaganda. Por<br />

suerte, hoy las redes sociales también pueden fiscalizar eso, apuntar los<br />

excesos, y funcionar de contra<strong>poder</strong> del contra<strong>poder</strong>. Así la balanza sea hace<br />

aún más efectiva…<br />

Vayamos un poco hacia otros planos... el <strong>poder</strong> de lo erótico, del deseo de<br />

seducción, del de conquista, el <strong>poder</strong> del sexo, del desear tenerlo ¿te<br />

lanzarías con una reflexión sobre la influencia del deseo sexual sobre el<br />

deseo de obtener <strong>poder</strong>, por ejemplo político, económico, social?<br />

Hablábamos antes de dos vértices más o menos evidentes del triángulo del<br />

<strong>poder</strong>; el político y el económico. <strong>El</strong> menos evidente, el tercero, es el de la<br />

función. <strong>El</strong> rol que nos han asignado –padre, profesor, periodista, hijo, vecino,<br />

etcétera­ parece que sea nuestra identidad. Y no lo es. No únicamente. Eso es<br />

banalizar lo que en realidad somos, ciudadanos que debemos proteger nuestra<br />

libertad individual y colectiva. Tú eres mucho más que el rol que te han<br />

asignado. No puedes argumentar “Hice lo que me tocaba hacer”. Eso nos<br />

deshumaniza, nos convierte en cobardes, y en simples máquinas ejecutoras.<br />

Todo ello se puede desactivar de distintas maneras, pero el deseo y el sexo


son, sin duda, una de las estrategias más potentes. <strong>El</strong> erotismo es, en esencia,<br />

subversión de roles. Puedes ser una cosa hoy y mañana otra. Puedes dominar<br />

y ser dominado en unos roles que son, por suerte, siempre intercambiables.<br />

Puedes, en el pacto de la intimidad, ser uno y múltiple. Por ello es tan triste, y<br />

peligroso, cuando también se instrumentaliza el deseo con roles estancos,<br />

rígidos, unificadores.<br />

Una cuestión más sobre el <strong>poder</strong> antes de pasar a tu obra, a tu profesión,<br />

a tu día a día, háblanos sobre el <strong>poder</strong> de la palabra en la generación de<br />

pensamientos ­y acciones­, sobre los significados, sobre el cambio de<br />

connotaciones de una misma palabra con el paso del tiempo, con cómo se<br />

podría desde la política y los medios de comunicación ­o desde una obra<br />

de un autor...­ tratar y/o conseguir que una palabra cambie su<br />

significado. Sé que te encanta la filosofía, por favor, llévanos por ahí...<br />

Es evidente que hay una burocratización del lenguaje. Un secuestro,<br />

consciente, de determinadas palabras. Se quiere descodificarlas para vaciar su<br />

significado. Cuando según qué pájaros hablan de libertad cada día tú tienes<br />

ganas, inmediatamente, de dejar de utilizar esa palabra. Han pervertido su<br />

noción última. Es por eso que en lo que hago me interesa que sean las<br />

palabras mismas las que crean la acción, y que la acción no sea simplemente el<br />

relleno de una trama. Lo que pasa entre el inicio, el desarrollo, y la<br />

conclusión.<br />

Albert, cuando uno se mete en tu web, se encuentra con los epígrafes:<br />

Periodismo, Filosofía, Literatura y Dramaturgia. Es una pasada, la verdad,<br />

<strong>poder</strong> encontrar a alguien que se dedique a todos estos ámbitos del<br />

saber, de la comunicación y del arte, y más en estos tiempos que corren.<br />

¿Qué te ofrecen y cómo gestionas, a nivel personal, cada uno de estas


vertientes de tu vida?<br />

Son lenguajes muy distintos pero, sin embargo, me he ido dando cuenta de<br />

que lo que yo hago, sea en un artículo o en una obra de teatro, es responder a<br />

dos o tres obsesiones muy concretas. Son instrumentos, pues, para intentar<br />

responderme a mí mismo qué pienso, haciéndome preguntas que me saquen<br />

de la zona de confort. Un combate contra los propios prejuicios, en definitiva.<br />

Que no son pocos.<br />

Acabas de publicar La fábrica, con la editorial La Garúa. Aún no he tenido<br />

tiempo para leerlo, pero ya sólo por esta frase que aparece en la sinopsis<br />

lo estoy deseando: La Fábrica es el retrato de un fracaso. <strong>El</strong> de la<br />

voluntad de escribirlo todo. Es algo tremendo y que realmente te define<br />

por todos los campos en que te mueves. ¿Qué nos encontremos en la<br />

lectura de La fábrica?<br />

Es una lucha interna sobre esa burocratización del lenguaje. A mí me gusta<br />

decir que es el libro que he escrito mientras no escribía. En ese sentido, es<br />

escritura desde los márgenes. Tiene que ver con la pintura porque intento que,<br />

a través de aforismos, notas de viaje, columnas de opinión, o juegos de<br />

palabras, construir imágenes con la palabra. Y en ese sentido es donde el<br />

fracaso, que siempre nos han vendido como paralizante, se convierte en<br />

matriz, en motor de escritura. Es un fracaso premeditado porque no se intenta<br />

seguir una estructura fijada, sino que la escritura, como si fuese un organismo<br />

vivo, va dibujando la estructura a medida de que crece. Es, creo, querer creer<br />

de nuevo en el asombro.


La mancha... no digo más. ¿Qué es? Cuéntanoslo todo por favor...<br />

La mancha es una obra de teatro que, a partir de una situación aparentemente<br />

simple (una mancha de humedad que nadie quiere o saber arreglar), intenta<br />

hablar del triángulo del <strong>poder</strong> que comentábamos antes. De las posibles<br />

respuestas al <strong>poder</strong> económico, político o de función social. A través de<br />

distintos arquetipos (inquilino, propietaria, arquitecto, técnico, etcétera) los<br />

personajes ejercen el <strong>poder</strong> que supuestamente les toca. ¿Y cómo escapar de<br />

allí? Hay tres opciones, otro triángulo como respuesta, que muchas veces nos<br />

presentan como idénticas, pero que son muy distintas en realidad: la<br />

resistencia, la rebelión y la revolución. <strong>El</strong> hombre rebelde, pues, dice no, pero<br />

es consciente de sus límites. La violencia es siempre el límite.<br />

Para cerrar, y como curiosidad, ¿cómo es un día en tu vida? De la<br />

mañana hasta la noche, para conocerte.<br />

Tengo una vida bastante ordenada. Eso intento. Por la mañana trabajo en la<br />

redacción de LaVanguardia.com. Allí intento manejar el ruido de la<br />

información, jerarquizar las prioridades, pensar cómo ofrecer las noticias del<br />

día a día de manera atractiva y efectiva, y, cuando encuentro brechas, escribir<br />

temas que intenten esquivar un poco la espiral del silencio. De alguna manera,<br />

ofrecer una agenda propia. Luego, a la tarde, intento escribir una o dos horas.<br />

O editar textos en los que estoy trabajando, sean periodísticos o literarios. Y a<br />

la noche voy siempre que puedo al teatro, a alguna exposición o concierto,<br />

algo de deporte, o simplemente cenar con amigos. Y luego, disfrutar de la<br />

intimidad de la casa. No hay nada como no hacer nada para resetearnos. Para<br />

recordar que no somos simplemente lo que decimos que somos.


COLABORADORES<br />

Franco Chiaravalloti<br />

Franco Chiaravalloti (Buenos Aires, 1979). Estudió publicidad, corrección de estilo, teoría<br />

de la literatura. Vivió en Inglaterra, Argentina, Italia, Kenia. Viajó por Mongolia, India,<br />

Siberia o Japón. Trabajó de profesor de castellano en África y en Londres, también hizo de<br />

encuestador callejero, de publicista, de repartidor de pizzas, de corrector de estilo, de<br />

empleado aeronáutico, de columnista radial, de copy creativo y de muchas otras cosas. Ha<br />

coordinado proyectos para editoriales como Planeta o Círculo de Lectores. Ha publicado el<br />

libro de relatos Como un cuentagotas que se presiona suave, muy suavemente (Hijos del<br />

Hule, 2009) y la novela corta Volveré mil veces (Pulso, 2014). Hoy es escritor y profesor de<br />

cuento en la Escola d'Escriptura del Ateneu Barcelonès y escribe artículos en las<br />

publicaciones digitales Revista de Letras y Pliego Suelto.


Juan Francisco Ferré<br />

Juan Francisco Ferré Escritor y crítico literario. Es Doctor en Filología Hispánica. Entre<br />

2005 y 2011 ha ejercido como profesor invitado e investigador en la Universidad de Brown,<br />

impartiendo clases de narrativa, cine y literatura española e hispanoamericana. Ha<br />

colaborado con relatos y artículos en medios como Letra Internacional, Letras Libres, Hueso<br />

Húmero, Diario Sur, Turia, The Barcelona Review, Lateral, La Vanguardia, Quimera o Eñe.<br />

Es autor de las antologías "<strong>El</strong> Quijote. Instrucciones de uso" (2005) y "Mutantes" (2007, en<br />

colaboración con Julio Ortega). Ha publicado la colección de relatos "Metamorfosis®"<br />

(2006) y las novelas "La vuelta al mundo"(2002), "I love you Sade" (2003) y "La fiesta del<br />

asno" (2005, con prólogo de Juan Goytisolo). Ha publicado el libro de estudios literarios<br />

"Mímesis y simulacro. Ensayos sobre la realidad (Del Marqués de Sade a David Foster<br />

Wallace)". Su última novela, "Providence", fue Finalista del Premio Herralde 2009<br />

(Anagrama) y acaba de ser publicada en Francia por Passage du Nord­Ouest, con<br />

traducción de François Monti y prólogo de Julián Ríos, coincidiendo con la edición<br />

argentina de "La fiesta del asno" (Bajo la luna).


Diego Luis Sanromán<br />

Diego Luis Sanromán es profesor, editor, traductor y escritor. Acaba de publicar el libro de<br />

relatos Convertiré a los niños en asesinos (Plaza & Valdés) y Contra los pastores, contra los<br />

rebaños (Pepitas de Calabaza), una selección de artículos del anarquista francés Albert<br />

Libertad, que además ha traducido y prologado. También ha vertido al castellano la obra de<br />

autores tan dispares como Albert Cossery, Maurice Blanchot, Lewis Mumford, Francis<br />

Picabia o Gianfranco Sanguinetti.


Carlos Barbarito<br />

Autoría de la fotografía: Ileana Andrea Gómez Gavinoser<br />

http://www.ileanaaggavinoser.blogspot.com.ar/<br />

Nacido en Pergamino, Buenos Aires, Argentina, 6 de febrero de 1955) es un escritor<br />

argentino, y ha publicado libros de poesía y de crítica de artes plásticas.<br />

Poesía quebrada (Mano de Obra, Buenos Aires, 1984).<br />

Teatro de lirios (Fundación Alejandro González Gattone, Pergamino, 1985).<br />

Éxodos y trenes (Último Reino, Buenos Aires, 1987).<br />

Páginas del poeta flaco (Filofalsía, Buenos Aires, 1988).<br />

Caballos y otros poemas (Hojas de Sudestada, La Plata, 1990)<br />

Parte de entrañas (Arché, Buenos Aires, 1991).<br />

Bestiario de amor (<strong>El</strong> primer siglo, Centro de Publicaciones de la Universidad Nacional<br />

del Litoral, Santa Fe, 1992).<br />

Viga bajo el agua (Ediciones del Dock, Buenos Aires, 1992).<br />

Meninas/Desnudo y la máscara (Poesía. Ganadores del Concurso Nacional de Poesía<br />

Enrique Pezzoni 1992. Centro de Estudiantes Facultad de Filosofía y Letras de la<br />

Universidad de Buenos Aires, Último Reino, Buenos Aires, 1992).<br />

<strong>El</strong> peso de los días (Ediciones <strong>El</strong>ectrónicas Altamira, Buenos Aires, 1995).<br />

La luz y alguna cosa (Último Reino, Buenos Aires, 1998).<br />

Desnuda materia (Ediciones del Árbol, Buenos Aires, 1999).


Puntos de fuga (Colectivo ZonAlta, Toluca, 2002).<br />

La orilla desierta (Andrómeda, San José de Costa Rica, 2003).<br />

Piedra encerrada en piedra (Hespérides, La Plata, 2005).<br />

Les minutes qui passent (Poietes, Foetz, 2005).<br />

Figuras de ojo y sombras (Bermingham Edit., Donostia, 2006).<br />

Música humana y de paramecio (Colección Manija, San José de Costa Rica, 2008)<br />

Un fuego bajo un cielo que huye (Baile del Sol, Tenerife, 2009)<br />

Cenizas del mediodía (Praxis, México D.F., 2010)<br />

Feu sous un ciel en fuite Traducción de Patrick Cintas (Le Chasseur Abstrait Éditeur,<br />

2010)<br />

<strong>El</strong> lugar de las apariciones (en preparación, prólogo de Carlos M. Luis y dibujos de<br />

Mónica Goldstein, Libros del Innombrable, Zaragoza)


José Manuel Vara<br />

Nacido en 1965.<br />

LIBROS PUBLICADOS:<br />

Ego Pervertum, junto a Denisse Sánchez. Neurótika Books, 2010.<br />

Daño Selectivo. Neurótika Books, 2011, <strong>Excodra</strong> Editorial, 2013.<br />

La habitación roja. Neurótika Books, 2011.<br />

Poesía bastarda de saldo, Neurótika Books 2012.<br />

Dead Zone, poesía de Lucía de Fraga y José Manuel Vara. Neurótika Books, 2012.<br />

Pecados capitales y emociones asociadas. Neurótika Books, 2013.<br />

La zona muerta, <strong>Excodra</strong> Editorial, 2014.<br />

FANZINES, ANTOLOGÍAS, ETC.:<br />

Resaca, Hank Over, un homenaje a Charles Bukowski. Ed, Caballo de Troya. Vinalia<br />

Trippers, Plan 9 del espacio exterior. Viscerales. Ediciones del Viento. Esto no rima,<br />

antología de poesía indignada. Editorial Origami. Una navidad de muerte. Editorial<br />

Origami. Vinalia Trippers, Trippers from the Crypt. Vinalia Trippers, Spanish Quinqui.<br />

Underground Boys. Neurótika Books.<br />

Gestiona: Editorial Neurótika Books: http://issuu.com/varaneurotika<br />

Blog: http://atrocityexhibitionfanzine.blogspot.com.es/


Ale Oseguera<br />

Ale Oseguera (Guadalajara, 1982) es periodista, locutora de radio y actriz. Ha colaborado<br />

en la antología periodística 'Tú y yo coincidimos en la noche terrible' (NAR, 2012) y en<br />

ellibro 'Cuentos para sonreír' (Hipálage, 2009). Sus relatos y artículos han aparecido en<br />

varias publicaciones tanto en México como en Colombia y España. Como actriz y poeta, es<br />

parte del elenco habitual de los espectáculos 'Prostíbulo poético' y 'Expendeduría poética'.<br />

Es fundadora de la compañía Dramarama, que estrenó en 2014 la obra de teatro 'La Musa<br />

Suicida' que ella escribió, dirigió y en la que actúa. Actualmente trabaja como redactora y<br />

editora freelance, y como periodista para la agencia de noticias holandesa Zoomin.TV.


Maica Bermejo Miranda<br />

Nace en Guadix (Granada) en 1951 y reside en Madrid desde 1957.<br />

Escritora autodidacta y compulsiva. Escribe poemas, relatos y cuentos, refleja con un<br />

lenguaje directo y sencillo vida y sentimientos como una necesidad vital "Nada hay más<br />

fascinante que dejar la palabra en libertad dueña absoluta de su destino".<br />

Su poesía, parte fundamental de su obra, se mueve entre luces y sombras.<br />

A través de las redes sociales y diversos blogs literarios conecta con distintos grupos de<br />

escritores que enriquecen potencian y dan un impulso definitivo a su creación.<br />

Colabora en la antología Seda y Fuego y en las revistas literarias Hankover, Acantilados de<br />

Papel, Culturamas.<br />

Actualmente forma parte del Proyecto "Escritores Perdidos" en el Largometraje documental<br />

“Perdidos. Un lugar para encontrar” ­ Un retrato directo y frontal sobre la generación<br />

perdida de la literatura española.


Mag Márquez<br />

Compositor de versos con vocación oral y marcado acento social, agitador de conciencias,<br />

rapsoda con nocturnidad, guionista e intérprete de performances, cortos y espectáculos<br />

funambulistas. Ha participado y participa en todos aquellos recitales a los que ha sido<br />

invitando (a lo largo y ancho de la geografía peninsular, insular e interplanetaria) en<br />

solitario y como integrante del duo Poetílicos Sobrios y de los colectivos Xarxa de Poesía<br />

Urbana de Barcelona, Bio­lentos y 6 en Raya. Ha intervenido en festivales, certámenes y<br />

encuentros poéticos tales como la Semana de Poesía de Barcelona, el Festival de Polipoesía<br />

de Barcelona, Voces del Extremo en Moguer o Preferiría no vociferar en Valencia. Es<br />

coautor del primer poemario de Poetílicos Sobrios y algunos de sus poemas han aparecido<br />

publicados en la revista literaria de la Universidad del País Vasco Iguazu y en la antologías<br />

de Poetas del 15 M y del Colectivo Bio­lentos. Detesta profundamente las estadísticas, y<br />

cualquier sistema que tenga como fundamento la explotación del hombre. No cree pero<br />

alberga esperanza.


Sonia Barba<br />

Actriz, escritora, agitadora cultural.<br />

Directora de la compañía InterFans y del Prostíbulo Poético en Barcelona.<br />

Sus textos han aparecido en Literata, Dulce Arsénico y en Revista <strong>Excodra</strong>.


Alberto García Teresa<br />

Alberto García­Teresa (Madrid, 1980) es doctor en Filología Hispánica con Poesía de la<br />

conciencia crítica (1987­2011) (Tierradenadie, 2013), y ha publicado también Para no<br />

ceder a la hipnosis. Crítica y revelación en la poesía de Jorge Riechmann (UNED, 2014). Ha<br />

sido coordinador de la revista de crítica sobre ficción especulativa Hélice, codirector de<br />

Jabberwock, antología anual de ensayos sobre literatura fantástica, y redactor jefe de la<br />

revista Solaris. Ha escrito y escribe crítica literaria y teatral en diferentes medios: Diagonal<br />

­en el cual ha coordinado la sección de «Libros»­, Culturamas ­donde ha dirigido los<br />

contenidos de poesía­, Ínsula, Espéculo, Castilla. Estudios de literatura, Verba Hispanica,<br />

Quimera, Nayagua, Artes Hoy, Literaturas.com, <strong>El</strong> Viejo Topo, Viento Sur, cnt, Rebelión, La<br />

República Cultural, Ariadna­RC, Bibliópolis, Gigamesh o Prospectiva, entre otros.<br />

Es autor de los poemarios Hay que comerse el mundo a dentelladas (Baile del Sol, 2008),<br />

Oxígeno en lata (Baile del Sol, 2010), Peripecias de la Brigada Poética en el reino de los<br />

autómatas (Umbrales, 2012) y Abrazando vértebras (Baile del Sol, 2013), así como de la<br />

plaqueta Las increíbles y suburbanas aventuras de la Brigada Poética (Umbrales, 2008).<br />

También ha publicado el libro de microrrelatos Esa dulce sonrisa que te dejan los gusanos<br />

(Amargord, 2013). Sus poemas han sido traducidos al inglés, al francés, al serbio, al<br />

rumano y al macedonio. Ha coordinado ciclos de recitales y acciones poéticas para<br />

diferentes espacios (Traficantes de Sueños, La Marabunta, La Libre de Barrio...).


Cysko Muñoz<br />

Concibo la poesía como necesidad vital y eso determina que mis textos tengan casi siempre<br />

un tinte existencial. Escribo fundamentalmente sobre la vida y el tiempo pero sobretodo<br />

sobre cual es nuestra actitud frente a estos. Mi dedicación a la poesía es variopinta y he<br />

colaborado en proyectos multidisciplinares tales como "La Maldita Música y la Puta Poesía",<br />

grupo musico poético (poesía ­ piano ­ canción de autor) donde la poesía se entrelazaba<br />

con gipsy swing, tango, rock, canción de autor, baladas heavys, etc. Actualmente también<br />

colaboro con la fotógrafa Ana Lagos explorando la unión de la imagen y la poesía en un<br />

proyecto que se constituye como una acción poética urbana, Versos de Pizarra. Como actor<br />

soy miembro de la Compañía L'Equilibri con la que alcanzamos en 2011 la semifinal de la<br />

Mostra de Teatre de Barcelona.


Sofía Krysiak<br />

Nací en Buenos Aires y a la edad de 9 años ya estaba viviendo en tierras gallegas. Desde<br />

entonces, España fue mi hogar. En concreto, Madrid desde hace unos meses. Estudié<br />

psicología en Santiago, aunque me convertí en profesora de inglés, guía turística y en<br />

general, buscavidas con el objetivo de convertirme algún día en poeta.


Diana Álvarez<br />

Poeta nacida en Canarias el 13 de marzo de 1978. Lectora y escritora precoz que dejó la<br />

escritura y la retomó hace un año y medio. Ha tardado mucho en decidirse a intentar<br />

publicar siendo más por apoyo e insistencia de los lectores, aunque ya ha publicado en<br />

revistas digitales como en <strong>Excodra</strong>, Tarántula, Admirabilia y en Círculo de Poesía.<br />

Sus poemarios publicados son "La disyuntiva de los amantes", y “Nanas de la muñeca de<br />

papel”, <strong>Excodra</strong> Editorial, 2014. Además gestiona la interesantísima y divertida web:<br />

www.diana­alco.com.


Alexander Novoseltsev<br />

My name is Alexander Novoseltsev. I am an illustrator and conceptual artist. I have been<br />

working as a professional artist since 2007. I love to create traditional art and digital<br />

concepts in different styles.


Jalón de Aquiles<br />

Nacido en Barcelona... un 31 de julio de 1982. Prematuramente destaco su interés por el<br />

Color. Tras finalizar sus estudios básicos, sabia bien cual era el camino a seguir, así tuvo<br />

lugar su entrada en una escuela de arte, allí transcurrieron cinco años de su vida, durante<br />

los cuales sus creaciones adquirieron personalidad propia.<br />

Con un estilo pictórico influenciado mayormente por el surrealismo el modernismo y el<br />

impresionismo, sus obras muestran mundos fantásticos y situaciones cotidianas. <strong>El</strong> color es<br />

el protagonista en sus obras, lo cual hace que haya gran variedad de temas. La música es<br />

uno de los principales factores de inspiración en su obra.<br />

Hoy en día con exposiciones varias, profesor de pintura, diseñador, ilustrador y muralista<br />

urbano persiste su pasión por la pintura...


Carlos Esteban Resano Vasilchik<br />

Carlos Esteban Resano Vasilchik. Buenos Aires 22 de octubre de 1956. Vive en Buenos Aires<br />

hasta 1976. Se traslada a Mar del Plata, provincia de Buenos Aires donde estudia<br />

arquitectura. Obtiene el título de arquitecto en 1982 y comienza la tarea profesional. Dicta<br />

cursos de dibujo arquitectónico para la ASOCIACIÓN DE ARQUITECTOS DE MAR DEL<br />

PLATA. Exposiciones colectivas de arquitectura y dibujo artístico. Colaboración con revista<br />

de arte i cultura (INTEGRARTE). Se traslada a Barcelona en 1988. Fija su domicilio en <strong>El</strong><br />

MASNOU, província de Barcelona.Desarrollat la tarea profesional juntamente acon la<br />

plástica.Colaboración con publicaciones del àmbito local (Castelldefels) y de Argentina<br />

(INTEGRARTE). Exposición Colectiva EL ARTE EN EL CÓMIC\" en Sant Pol de Mar, Galeria<br />

Sant Pol Art (2003)Exposición Individual restaurant EL BLAU, <strong>El</strong> Masnou (2004)Exposició<br />

Individual restaurant EL BLAU, <strong>El</strong> Masnou (2009)Exposició Colectiva \" RECORDANDO A<br />

GENIA\", en Sant Pol de Mar, Galeria Sant Pol Art (2010). Exposición permanente en<br />

Espacio de arte de ARQNOU scp. Exposición Indiv¡dual Sala Leix del Raval, Febrer/2011.


<strong>El</strong>i Mora<br />

<strong>El</strong>i Mora. Nacida en Barcelona en 1984, licenciada en Biología. En la actualidad se está<br />

perparando para doctorase en biología evolutiva. Fotográfa Amateur des de 2008, ha<br />

colaborado con diferentes revistas y medios de comunicación. Puedes ver su trabajo aquí<br />

www.elimoraphotography.com


Agustín Calvo Galán<br />

Barcelona, 1968. Ha publicado los libros de poemas: Letras transformistas, una selección de<br />

sus poemas conceptuales y visuales (2005), Otra ciudad (libro objeto, 2006) Poemas para<br />

el entreacto (2007) y A la vendimia en Portugal, (2009). Y, desde el colectivo Labcrom di<br />

Sol, ha promovido la publicación de homenajes a poetas experimentales contemporáneos.<br />

Su obra como poeta visual ha sido recogida en diferentes antologías especializadas como<br />

Poesía experimental española (19632004) Ed. Marenostrum (2004), Breviario de poesía<br />

experimental y mailart. Ed. Corona del Sur (2006). Poesía visual española (antología<br />

incompleta) Ed. Calambur (2007), Fragmentos de entusiasmo, poesía visual española<br />

(19642006) Ayuntamiento de Guadalajara (2007). Esencial visual Instituto Cervantes de<br />

Fez (Marruecos, 2008). Ojos que sí ven, antología de poetas experimentales de México y<br />

España Ed. Corona del Sur (2010), etc. En marzo de 2008 participó como ponente en el I<br />

encuentro con la poesía española contemporánea en la Universidad de Bari (Italia).<br />

Colabora habitualmente en revista y publicaciones de poesía. Desde noviembre de 2006<br />

hace crecer un blog de interconexión entre poetas españoles llamado [las afinidades<br />

electivas]. Exposiciones: Por otro lado, ha participado en numerosas exposiciones colectivas<br />

con sus poemas visuales, además, ha realizado exposiciones en solitario: “Letras<br />

transformistas”, poemas visuales y collages, junio de 2003, Centre Cívic Drassanes<br />

(Barcelona), “Fotopoemas”, diciembre de 2006, La Vaquería (Tarragona), “Proyecto<br />

Desvelos”, abril de 2008, Sala Valentina (Barcelona), "Poemas y objetos" octubre de 2008,<br />

Ateneu Igualadí (Igualada, Barcelona), "Fotopoemas" julio de 2010, Centre Cívic Ca<br />

l'Herrero, Portbou (Girona) y "Paisatges i poemes visual" abril de 2011, Ripollet.


Caroline Huwart<br />

I'm a photograph amateur that has been hooked a couple of years ago. I first watched<br />

other people pictures on different photo groups. It took me quite a while before finding the<br />

courage of posting that first picture on one of them. I discovered a new way of expression<br />

and feelings. I'm passionate, it feeds my soul. I learned to see things with a different eye.<br />

Minimalism, is what I enjoy the most for the moment. My camera is like a second skin,<br />

always with me. I don't know anything about technic. ( I know I should put some effort in it<br />

) but what drives me is what my eye catches and the feelings I get out of it.


Ludovica Bastianini<br />

Ludovica Bastianini es Licenciada en la Facultad de Conservación del Patrimonio Artístico,<br />

realizó los Cursos de Dibujo y de Ilustración en la Escuela Comix de Nápoles y<br />

publicó con las Editoriales "L'isola dei ragazzi" y "Larcher editore", además fue premiada en<br />

el Concurso Fotográfico "Cucu tete", sobre la relación entre la ciudad y los niños. Ahora<br />

estudia la especialización universitaria de Historia del Arte Contemporáneo en la<br />

Universidad Suor Orsola Benincasa de Nápoles, participando también en el Curso<br />

Profesional de Fotografía de Autor en el Instituto Idep de Barcelona. Parte de sus obras<br />

pueden ser vistas aquí: http://www.ludovicabastianini.com/Home.html


Albert Lladó<br />

Fotografía de Meritxell Gutiérrez<br />

Albert Lladó (Barcelona, 1980) es licenciado en Filosofía (UB), posgrado en Periodismo de<br />

Proximidad (UAB) y máster en Estudios Comparados de Literatura, Arte y Pensamiento<br />

(UPF). Se ha formado en Dramaturgia en el Obrador (Sala Beckett) y en el Seminario<br />

Internacional Panorama Sur (Buenos Aires).<br />

Director de las revistas Secundèria y L’Hiperbòlic (VIII Premi AJC) durante tres años, y<br />

fundador de Diari Maresme y de Sísifo, ha escrito, entre otras publicaciones, en Benzina,<br />

Qué Leer, Quimera, Revista Ñ (diario Clarín) y <strong>El</strong> Ciervo.<br />

Ha publicado los libros de relatos Podemos estar contentos y Cronopios propios, el ensayo<br />

Encuentros fortuitos, la recopilación de entrevistas Paraules, el libro de aforismos La<br />

realidad es otra, y la novela La puerta.<br />

En la actualidad, coordina la sección de Cultura de la LaVanguardia.com, es editor de<br />

Revista de Letras, y colaborador del suplemento Cultura/s.


Su último libro publicado es La Fábrica, y ha sido seleccionado por el Teatre Nacional de<br />

Catalunya para estrenar su primera obra de teatro, La mancha.<br />

Es director de la Escuela de Periodismo Cultural y docente del posgrado internacional<br />

Escrituras, en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.<br />

Imagen de portada: Alexander Novoseltsev


EL PODER<br />

NÚMERO <strong>XXI</strong><br />

NOVIEMBRE 2014<br />

REVISTA EXCODRA<br />

http://www.excodra.com

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