You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
PROSA<br />
De cómo cargarse a Marx<br />
(Foucault versus los discursos marxistas sobre el <strong>poder</strong>)<br />
I<br />
Primer asalto: ¿Has dicho ciencia?<br />
¿Cuánto de mal han hecho al marxismo “los marxistas después de Marx”? Si<br />
ahora mismo le pasáramos el micrófono a Michel Foucault para que responda,<br />
quizás se reiría, o rechinaría los dientes. Tan incendiario como sensato, el<br />
filósofo nacido en Poitiers tuvo numerosos disensos con el marxismo del siglo<br />
XX, aquel que se autoproclamaba “ciencia”. Ciencia, sí: de esa manera se<br />
empeñaron en etiquetar la doctrina del filósofo alemán nombres tan<br />
fulgurantes como Marcuse, Habermas o Adorno.<br />
Quizás suene pretencioso el rótulo, o bien parezca un modo efectivo de aunar<br />
este saber para propiciar una praxis efectiva. Pero fue en este punto,<br />
precisamente, en el que Foucault construyó uno de sus discursos más<br />
furibundos, no sólo para contraponerse a estos marxianos –que no marxistas–,<br />
sino también para urdir su teoría del <strong>poder</strong>.<br />
Porque si hablamos del <strong>poder</strong> en la contemporaneidad es casi una obscenidad<br />
eludir a Foucault. <strong>El</strong> francés consideró que la autodenominación de ciencia en<br />
lugar de doctrina ha hecho que el marxismo quisiera penetrar en la sociedad<br />
como una ideología, y no como lo que debería ser: un discurso. ¿Y esto qué<br />
tiene que ver con el <strong>poder</strong>? La clave está, precisamente, en el término