Excodra XXIII: El dolor
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
ÍNDICE<br />
Editorial<br />
Prosa<br />
<strong>El</strong> <strong>dolor</strong> de una lata de cerveza, Carolina Gómez Pelegrín<br />
Mecánica lúdica del <strong>dolor</strong>, José Manuel Vara<br />
Las montañas, Carlos Moya<br />
Duele, Montserrat Gonzalvo Soro<br />
Poesía<br />
Papá y los colores (I), Héctor Hernández Montecinos<br />
Ceremonia privada + Zen + Autobús, Noé Lima<br />
Dolor incierto + Punto cero, Estela Aguilar<br />
Aguas muertas + La misma llama + Quiere salvarme, Tomás Soler Borja<br />
Hace unas semanas tu corazón se fue de vacaciones, Andrea Zecca<br />
La casa del <strong>dolor</strong> + Cuervo, Amparo Arróspide<br />
¿<strong>El</strong> reto, llegar a salvo al otro lado...? + Un súbito <strong>dolor</strong> en la muñeca<br />
izquierda…, Carlos Barbarito<br />
Dejadme, José Manuel Vara<br />
Duele, Laura Vaíni
Fotografía<br />
Giuseppe Santagata<br />
Jenn Violetta<br />
Pintura<br />
Leonardo Faillace<br />
Carolina Gómez Pelegrín<br />
Entrevista<br />
Álex Chico
EDITORIAL<br />
Nuevo número de la Revista <strong>Excodra</strong>, sobre <strong>El</strong> <strong>dolor</strong>, en él os encontraréis con<br />
textos muy potentes que te golpean y otros tiernos que te acarician, con el<br />
<strong>dolor</strong> como telón de fondo y con imágenes que reflejan, con muchísimo<br />
talento, los diferentes rostros que nuestra mirada muestra cuando el sufrir nos<br />
colapsa la vida entera o un instante que el infinito abarca, pero nos enmarca<br />
bajo su oscuro lienzo de profunda grieta en nuestros días, muy, muy bonito ha<br />
quedado este número, la verdad.<br />
Es un tema complicado para indagarlo, porque el <strong>dolor</strong>, tan personal, va<br />
mostrando los límites de cada uno en su vida, tanto a nivel emocional como<br />
físico. Yo diría que el <strong>dolor</strong> es una frontera, la frontera, en nuestra relación<br />
con el mundo, con la vida, con el entorno, el principal signo de alerta sobre<br />
nuestra supervivencia.<br />
En cualquier caso, que la vida os duela lo justo y necesario y sobre todo,<br />
disfrutar de este <strong>Excodra</strong> <strong>XXIII</strong> y de vuestros días, a placer.
PROSA<br />
<strong>El</strong> <strong>dolor</strong> de una lata de cerveza<br />
Todo <strong>dolor</strong> acaba siendo una lata de cerveza abierta en la nevera, se disipa el<br />
burbujeo de alfileres y las aristas se redondean con el contacto del aire<br />
cargado de freón y olvido. La densidad de la espuma apenas nos cubre los<br />
labios y de vez en cuando nos sorprende de nuevo la risa. Y ahí queda, en un<br />
rincón del último estante, custodiado el sufrimiento por un frasco de<br />
pepinillos dulces y una tintineante jarra de limonada en los domingos de sol.<br />
Pero hay penas que constituyen un último legado donde uno desearía<br />
aferrarse como a la última sonrisa de la infancia, y te niegas a canalizar el<br />
<strong>dolor</strong>, aprovechar el último poso de esa lata para condimentar un tierno guiso,<br />
chuparse los dedos borrando cualquier herida. Y en cada movimiento que<br />
haces, esos viajes nocturnos a la cocina, abrir la nevera, ¿para qué?. Ese gesto<br />
reflejo para ahuyentar quizá la soledad, esa cálida luz procedente del interior,<br />
y pensar en aquel patio de luces que habitaba el interior de la casa de tu<br />
abuela, pero ella murió y ahora algo de esas tardes, esa luz inalcanzable de<br />
cielo apresado, allí arriba, aquí, junto a media docena de huevos, y su pelo de<br />
plata y el <strong>dolor</strong>, o algo así como <strong>dolor</strong>, o se trata de nostalgia, porque hace<br />
demasiados años de aquellos días de patios y cuentos, de decepciones,<br />
tortazos, el mundo que se hundía, un desamor que ahora recuerdas con<br />
ternura, y la lata abierta. Y siempre esa voz, alguien, un coro surgido de la<br />
nada, repitiendo al unísono: que pasará, que el tiempo lo cura todo. Pero mira<br />
por dónde que esta vez: No. La pérdida del <strong>dolor</strong> es la última pérdida y te<br />
empeñas en cuidarlo, y le obligas a beber como mínimo dos litros de agua, y lo<br />
coges de la mano y sales de paseo, y camináis a una velocidad media de 6 km<br />
la hora (mirad, ahí van: ella y su <strong>dolor</strong>), y para concluir el día, un festín de
yogur desnatado y cereales ricos en fibra. Fruta y verdura cinco veces por<br />
semana. Pero resulta que el mayor problema es reducir su estrés, y a veces se<br />
queja de las lumbares y los días de lluvia sufre de melancolía y migraña. Y en<br />
eso que se te ocurre marcharos unos días, una breve estancia a orillas del mal<br />
menor. Porque allí, cuando la luz cae, el ánimo se aplasta, y una legión de<br />
males pequeñitos pasea a sus anchas bordeando el discurrir de un mar<br />
encharcado y herido. Y mirarse a los ojos. Aquel <strong>dolor</strong> y tú. No más dudas ni<br />
efervescencia disipada. Algo en tu estómago, ese hueco preciso que se abrió<br />
cuando te dieron la fatal noticia, parece aferrarse con una intensidad distinta,<br />
se agarra con uñas y dientes, estruja las entrañas hasta pinzar el corazón. <strong>El</strong><br />
primer verano sin él, la hija que grita por las noches, aquella bicicleta de<br />
cintas rosadas bajo las ruedas de un coche, un suspenso en un examen crucial,<br />
aquel tío remoto que desapareció a orillas del Ebro y es ahora una sonrisa en<br />
sepia y un peto de pana de bajos acampanados. Aquel no. Y de vuelta a la<br />
cocina, abrir la nevera, ¿para qué? La soledad, no abrir más latas, dejar el<br />
<strong>dolor</strong> expuesto a la vista de todos, pagarle el alquiler, cercarlo con luces de<br />
neón rojo, abrazarlo y mimarlo en un mediodía de cielo apresado, apartar de<br />
un manotazo el tiempo y el olvido con ese gesto de desdén con el que se<br />
ahuyenta una mosca molesta y brindar por él con tintineante limonada en los<br />
domingos de sol.<br />
CGP
Mecánica lúdica del <strong>dolor</strong><br />
<strong>El</strong> <strong>dolor</strong> era oscuro. De alguna manera llevaba mucho tiempo anclado allí, en<br />
la trastienda que daba paso al cerebro. Se había hecho imprescindible,<br />
inevitable, como un elemento químico más de mis conexiones neuronales. <strong>El</strong><br />
<strong>dolor</strong> cambiaba de forma en función del álgebra caótica de mis pensamientos;<br />
la pulsión de muerte a veces empujaba con rabia y convertía el <strong>dolor</strong> en<br />
animal enfurecido, bestia enclaustrada en un imaginario de violencia física y<br />
psíquica, una descarga de malsanidad en estado puro, un arrebato de furia<br />
donde Tanathos daba rienda suelta a sus instintos más abyectos. Desiertos<br />
vacíos de cualquier emoción, infiernos carnales diluidos en forma de droga<br />
líquida en mezquina aguja hipodérmica, que acabará inyectándose en algún<br />
punto perdido cerca del hipotálamo; luego, desaparecía el hombre para mutar<br />
en bestia: La bestia del desgarro uterino, la bestia del desgarro anal, la Bestia<br />
del Apocalipsis… la Bestia agazapada en los límites de la cordura, que era<br />
sodomizada mientras miles de ganchos de carnicero se clavaban<br />
violentamente en su piel. La cordura, ese amasijo infecto de neuronas, que se<br />
teñían del rojo corrupto de las primeras menstruaciones de chicas violadas por<br />
sus padres; así era la Bestia henchida de ácido: Un animal violento sin<br />
conciencia, que cercenaba afectos y ternuras con la perfección del cirujano<br />
cortando tejido humano vivo con su bisturí de fiebres. Fiebre de violentar,<br />
fiebre de matar todo lo que apestara a emocional. Bestia sin piedad y sin<br />
compasión. Un infierno puro hecho a medida para cada víctima, decorado con<br />
tapices de crueldad. Sadomasoquismo express, rutinas de laceración, cortes<br />
con cuchillas y quemaduras de primer grado. Despellejamientos, cortes,<br />
amputaciones y desmembramientos. Violencia, violencia y violencia. Violencia<br />
bajo una lluvia torrencial de gotas de caos y un murmullo agónico como un<br />
aullido demente amamantado por fieras sanguinarias clonadas con genes de<br />
odio visceral. Luego, la droga desaparecía en los retretes inmundos del
trauma, que se agazapaba en solitarias habitaciones de un pensamiento<br />
deteriorado y blasfemo, como el aliento frío de un aprendiz de Diablo. Al final,<br />
tú seguías allí, desnudo en mitad del cuarto, medio bestia, medio humano y el<br />
cuerpo tirado en el suelo sobre un charco de sangre hemoglobínicamente<br />
chillona como las voces que gritaban en tu cerebro, una y otra vez,<br />
desgarrando, agrietando, rompiendo, reptando, quemando, mientras te follas<br />
a un dios vestido con medias de red de millones de prostitutas. Y es entonces<br />
cuando la cara de la muerta se asemeja a la del payaso; ese que te persigue<br />
desde tus pesadillas infantiles. Una mujer payaso que te mira lascivamente<br />
mientras tu miembro sigue goteando sangre como grifo de ducha mal cerrado,<br />
mutando en oscuro el color del <strong>dolor</strong>, ese <strong>dolor</strong> que, de alguna manera,<br />
llevaba mucho tiempo anclado allí, como una mala bestia. La Bestia del <strong>dolor</strong><br />
inmundo.<br />
JMV
Las montañas<br />
Ya hace días que una lluvia persistente se ha afianzado sobre el valle, al fondo<br />
del cual se halla la ciudad de piedra gris y verdeante musgo. Lágrimas que<br />
rezuman constantes desde las paredes.<br />
Hacia poniente se distingue una escasa franja de cielo azul, que corona de<br />
cintas las cimas de montes lejanos. A la precisa hora exacta de la puesta del<br />
sol, será cuando ese músico de perezosos gestos, recoja todas y cada una de<br />
las monedas que le han depositado en el cesto. Levantará su cuerpo del suelo,<br />
pero no alzará la mirada. Derrotada la tarde inicia la retirada. Pronto la noche<br />
extenderá su oscuro manto sobre los tejados que guardan los sueños. Poco a<br />
poco menguarán los habituales ruidos del ajetreo. Resuenan algunos discretos<br />
pasos sobre la gastada roca negra. Los taconeos apresurados del retorno a casa<br />
me llegan amortiguados y silenciosos cuando penetran por la entreabierta<br />
ventana de la torre escuadrada con palabras, alzada entre letras sobre la plaza<br />
porticada. Observo y me amarillean la mirada los reflejos de las luces urbanas.<br />
Sólo el constante observador desde la privilegiada atalaya de la mesa, conoce<br />
la verdad. Llueve desde hace tantas semanas que ya se han mojado varios<br />
meses. Parece que nadie se ha percatado de las fechas. Les vi llegar una<br />
mañana soleada, él se quedó sentado en el escalón, ella le dio un beso largo,<br />
de corta despedida y le dijo: Espérame que vuelvo enseguida. Y pasó la<br />
jornada y él, fiel a lo acordado, aguardaba. Amaneció un esplendoroso día<br />
nuevo, esplendoroso pero ella no volvía. Y luego les siguieron muchos más<br />
soleados. Hasta que alguien, el del comercio aledaño, depositó compadecido el<br />
instrumento sobre su regazo. De inmediato rebotaba su triste canto sobre la<br />
plaza, propagándose por toda la ciudad, descendía hasta el puente del río a<br />
través de las estradas. Al poco rato, desde las colinas del ocaso, el cielo se fue<br />
tiñendo de un oscuro gris de acero. <strong>El</strong> viento se asomó a escuchar y se quedó<br />
quieto, muy muy quieto, inmóvil y pesado. <strong>El</strong> orballo templado y manso
comenzó a caer, de verano, calmo, reposado y constante. Hacía meses que el<br />
sol se demoraba jugando con la arena, en la playa. Otrora de las montañas. <strong>El</strong><br />
tiempo se ha detenido en un otoño permanente y ella no vuelve. Mañana<br />
seguro que de nuevo duele. En cuanto pase la madrugada y se sienta acordar<br />
las escalas retomará esa su canción rimada entre notas de soledad. Y gemirá<br />
en un río de sones, rebotando uno detrás de otro, hasta el puente viejo. Llueve<br />
<strong>dolor</strong> sobre la ciudad de piedra gris y verdeante musgo. Llora el cielo sobre<br />
Santiago.<br />
CM
Duele<br />
¿Me añoras?<br />
Suelo fantasear con este pensamiento. Y desde lo más profundo del alma te<br />
llamo. Pero no sé si me escuchas.<br />
Me gusta recordarte para tenerte cerca, mas odio cuando solamente siento tu<br />
silencio.<br />
Y entonces, grito, ¡GRITO! ¡Te estoy gritando ferozmente! ¡¿Qué no me oyes?!<br />
Quiero lanzarte platos a la cabeza, quiero que sientas cuánto duele. Quiero<br />
morderte como la más feroz de las bestias, y no soltarte nunca.<br />
Y lo único que hago es ahogar los gritos en la almohada.<br />
Y ni tan siquiera eso, ¿qué hago mintiendo? A quien grito es tan sólo a mí.<br />
¿Quién escucha, si no yo, mis gritos internos? ¿Quién te pide que la escuches,<br />
si no soy yo misma, escuchándome pedírtelo?<br />
MGS
POESÍA<br />
Papá y los colores<br />
I<br />
Papá morí en el río.<br />
<strong>El</strong>los fueron.<br />
No los niños.<br />
Esos juncos malvados me ofrecieron estas piedras.<br />
Me dijeron que eran mágicas.<br />
Yo les creí y me lancé al río.<br />
Papá ellos me engañaron.<br />
No fue mi culpa morirme.<br />
Los niños me decían que no les hiciera caso.<br />
Huye.<br />
Huye.<br />
Huye de esos juncos me gritaban.<br />
Pero yo quería hablar con ellos como hablo con las abejas.<br />
Los juncos son malvados papá.<br />
No hables con ellos.<br />
Querrán empujarte al río y morirás como yo.<br />
Te darán unas piedras y te dirán que son mágicas pero no lo son.<br />
No quiero que te mueras papá.<br />
Ya no podrás dormir junto a mí.<br />
Es culpa de esos malvados juncos.<br />
Desde el fondo del río me pareces hermoso.<br />
<strong>El</strong> sol brilla en tu cabeza y tiritas como la corriente del agua.
Bailas en el cielo.<br />
No grites más mi nombre.<br />
Ya me morí.<br />
Tú no me ves y corres despavorido.<br />
No conozco a esa gente que te acompaña.<br />
¿Son luciérnagas?<br />
¿Son cigarras?<br />
¿Son libélulas?<br />
Papá diles que no se posen en los juncos.<br />
Son malvados.<br />
Diles que vuelen más allá del río.<br />
Hay un bosque muy fresco.<br />
Y más allá hay unas montañas con una nieve rosada.<br />
Papá tus manos se ven tan grandes.<br />
Das manotazos en el agua.<br />
Casi me tocas pero estoy en el fondo del río y no me alcanzas.<br />
Estoy feo.<br />
Hinchado y lleno de manchas.<br />
Mi piel se puso blanda y se deshizo.<br />
Estoy feo papá.<br />
Mejor no me busques más.<br />
Dile a mamá que me fui con las abejas.<br />
<strong>El</strong>la sabe que también hablo con las flores y nos creerá.<br />
No quiero que me regañe.<br />
No le digas que le hice caso a los juncos.<br />
No le digas que creí que estas piedras eran mágicas.<br />
No le digas que eres hermoso.<br />
Mamá no es mamá.<br />
A mamá se la llevaron los coyotes.
Yo vi cuando vinieron y se fue con ellos.<br />
Los besó en la boca y les dio de comer.<br />
Eran tres coyotes.<br />
Tenían los ojos rojos y hablaban raro.<br />
Mamá sacó una rata de su entrepierna y se las dio.<br />
Los coyotes la despedazaron.<br />
No.<br />
No era una rata.<br />
Era un conejo.<br />
Sí.<br />
Eran decenas de conejos.<br />
Los coyotes olieron toda la casa.<br />
Yo estaba escondido debajo de las cascaras de patatas.<br />
No pudieron verme.<br />
Mamá los invitó a la cama y se movieron con ella.<br />
La mordían y mamá gritaba.<br />
Yo quería ayudarla pero mamá levitaba y no la podía alcanzar.<br />
Más conejos caían de la cama.<br />
Estaban ciegos y de su boca salía vino.<br />
Esos conejos no eran conejos papá.<br />
Eran corderos.<br />
No tenían patas.<br />
Eran feos y yo tenía miedo.<br />
Mamá seguía levitando y los coyotes aullaban.<br />
Mamá te dirá que no es cierto.<br />
Te dirá que los coyotes eran mis amigos y que yo dormí con ellos.<br />
No es verdad.<br />
No creas en sus palabras.<br />
Te dirá que te sigo cuando vas al río.
Te dirá que me desnudo cuando te desnudas.<br />
Pero no le creas papá.<br />
<strong>El</strong>la duerme con los coyotes.<br />
Créeme a mí.<br />
Los juncos me dijeron que esas piedras eran mágicas.<br />
Por eso fui con ellos.<br />
Me engañaron.<br />
Al tomar las piedras se hicieron grandes y caí al río.<br />
Eran dos piedras.<br />
Tenían pelos y eran suaves como la piel.<br />
Las besé papá.<br />
Tú estabas sobre mí.<br />
Los juncos son malvados.<br />
Los coyotes volvieron una vez más.<br />
Mamá cortaba la leña que tú no cortas.<br />
Los árboles sangraban y ella se reía.<br />
Tenía dos hachas.<br />
Una en cada mano.<br />
Arrancaba los árboles de raíz.<br />
Estaba loca.<br />
En eso llegaron los coyotes.<br />
Bebieron la sangre de los árboles y también rieron papá.<br />
Yo los vi.<br />
Mamá no es mamá.<br />
<strong>El</strong>la te dirá que me fui con los niños y que no me busques más.<br />
Estoy en el fondo del río y no me ves.<br />
No te acerques a los juncos.<br />
Son malvados.<br />
No me busques donde acaba el camino.
Los coyotes aparecerán y querrán comerte.<br />
No regreses a casa porque mamá no es mamá.<br />
Vete con las abejas.<br />
Te darán miel.<br />
Te gustará como me gusta a mí.<br />
La hacen las flores cuando sueñan.<br />
Papá anochece.<br />
No me busques más.<br />
Estoy feo.<br />
Mi cabello se desprende y se va con el río.<br />
Ya no tengo ojos pero aun así te veo papá.<br />
Vete antes que aparezcan los coyotes.<br />
Vete con esas cigarras.<br />
Vete con esas libélulas.<br />
No vuelvas a casa.<br />
Toma papá.<br />
Toma estas piedras por si aparecen los coyotes.<br />
Coge papá estas piedras.<br />
Son piedras mágicas.<br />
Eso papá.<br />
Abre tu mano.<br />
Acércate un poco.<br />
Acércate un poco más.<br />
HHM
1<br />
Ceremonia privada<br />
<strong>El</strong> barrio es una carcajada<br />
una pálida fotografía del túnel escarbado recientemente<br />
quebrada rumiando escamas por los anémicos rayos del sol<br />
el barrio es la ceniza descalza después de la tormenta<br />
lengua desatada en cada calle<br />
muro deletreado con cada disparo<br />
sobre el albañil asesinado ayer al mediodía<br />
una viuda que le era infiel con el panadero<br />
y tres niños dicen<br />
ha dejado<br />
el funeral es un ecuestre desfile<br />
de máscaras glaciales<br />
nadie sabe quién es el dueño de la sombra<br />
llorando al pie de la tumba<br />
nadie lo sabe<br />
para evitar el próximo balazo.
2<br />
Zen<br />
A Maurice Echeverría.<br />
Dicen que los huesos<br />
aprendieron a carcajearse<br />
desde que el sol<br />
enseñó por primera vez<br />
su dentadura postiza<br />
su minúsculo fuego<br />
en los cañones<br />
el desnudo tacto de la muerte<br />
esa musa inolvidable<br />
con su mineral caricia<br />
aprendió a enseñarnos<br />
desde niños<br />
el olor<br />
de la carne<br />
ese aliento de mina salada<br />
al exhumar en gajos las arterias<br />
abrazadas a las paredes de la tierra<br />
no en vano<br />
nuestras fronteras<br />
han navegado alrededor de la sangre<br />
esa palabra exacta en el oficio
esa pequeña isla<br />
que es la prolongación de la rosa<br />
de la saliva coagulando<br />
los poemas en las piedras<br />
la guerra es una mierda<br />
lo sé<br />
desde que la luna quedó en cinta<br />
y procreó a los poetas<br />
con su labranza en el desvelo<br />
con las babas de los noticieros<br />
el tintero de los periódicos<br />
la guerra es una mierda<br />
pero se sobrevive a ser poeta.
3<br />
Autobús<br />
“Te digo que no sabés a quién estás<br />
apuntando con esa pistola”<br />
Le dije al asaltante<br />
Mientras<br />
la mirada de todos los pasajeros<br />
llevaba el ruido de los temporales en las retinas<br />
la sal del asfalto rodando por las mejillas tullidas<br />
y en cada boca un incensario nombrando a sus muertos<br />
<strong>El</strong> autobús<br />
tiene el aroma del óxido de todos los inviernos<br />
cada pedazo de lámina es un cromo pegado al homicidio<br />
mi protección<br />
un libro de Celan bajo el brazo<br />
Solamente recuerdo una caída<br />
una braza palpitando al lado izquierdo del corazón<br />
un ángel ingrávido con todo el peso del mundo<br />
alas rotas con la palabra mutilada en ese poema sin acabar<br />
en medio del libro que creí podría salvarme<br />
la cara tiznada del asesino de doce años<br />
“No sabés a quién le estás apuntando”<br />
Le dije al atravesarme el escozor de la bala
Y desde entonces comprendí<br />
que nada puede salvarte de ser poeta.<br />
NL
1<br />
Dolor incierto<br />
Mi alma hoy está triste hasta el cuerpo.<br />
Todo yo me duelo, memoria, ojos y brazos.<br />
Fernando Pessoa<br />
Mi silueta me contiene,<br />
aunque nubla mi conciencia<br />
la aflicción. Bola de plomo es mi cabeza.<br />
Cien orugas roen mis vísceras<br />
y percibo más lejos<br />
de los filamentos descompuestos<br />
que afloran con la tensión de mis nudillos.<br />
Mis huesos recelan su presencia en las articulaciones<br />
y así, tristemente<br />
observo que soy y estoy.<br />
Pero no entiendo por qué<br />
me duele fuera de mis límites,<br />
ni si me engaña una leve amargura de alma,<br />
como las terminaciones nerviosas<br />
acusan con <strong>dolor</strong><br />
un miembro inexistente<br />
más allá del muñón.
2<br />
Punto cero<br />
Punto cero.<br />
Vaciarme<br />
sin horadar<br />
<strong>dolor</strong> deshuesado<br />
redimir el centro<br />
desaguar lagunas<br />
disolver ruinas<br />
calma chicha<br />
anestesia de frío<br />
ausencia de hiel<br />
aire punzante, esquelético<br />
sobrevivir al revés<br />
reescribir un comienzo<br />
resucitar sin morir<br />
descarnar los sesos<br />
olvido de migraña<br />
piloto automático<br />
motor girando, rasgando<br />
silencio.<br />
Punto muerto.<br />
EA
1<br />
Aguas muertas<br />
Me revuelvo, inquieto<br />
sudo<br />
braceo<br />
e intento huir.<br />
Me amarran por la cintura<br />
también las piernas.<br />
Estoy atrapado<br />
no hallo escapatoria<br />
éstas no son sábanas<br />
es una mortaja<br />
y la cama mi tumba.<br />
Y tiemblo<br />
frío frío frío<br />
todo yo soy un escalofrío<br />
y no hay salvación:<br />
nada de abrigo<br />
nada que oponer<br />
nada.<br />
Deliro<br />
debe de ser la fiebre.<br />
Esa mano<br />
por su frente:<br />
Dios toma la temperatura
a mamá.<br />
Y está fría, fría<br />
blanca<br />
entera helada.<br />
Hoy he vuelto a soñar con ella.<br />
Y no está, ya no<br />
nunca más.<br />
Al despertar:<br />
ausencia, desconsuelo, frío.<br />
Tengo frío<br />
en los huesos, por mis venas<br />
frío<br />
mordiendo la desnudez de mi carne.<br />
Y a la vez ardo<br />
donde la memoria es herida:<br />
de <strong>dolor</strong>, de pena<br />
sin ella<br />
sin ella.<br />
Y con esta realidad<br />
vieja<br />
de años y noches de pesadilla<br />
por debajo de los 37 grados.<br />
Está viva<br />
aquí<br />
sigue tan viva en mi cabeza
y es mi cuerpo<br />
el que exuda aguas muertas.
2<br />
La misma llama<br />
De una herida<br />
que sangra cada luna<br />
la luz<br />
que se presta a ser sombra<br />
que camina.<br />
Buscando la noche<br />
ya desde el primer soplo<br />
pasos, pasos<br />
y temiendo llegar.<br />
Y luego no quieren<br />
que escueza<br />
que duela ser carne.<br />
Pero si la llama<br />
que alumbra<br />
es la misma que consume<br />
la cera del tiempo.<br />
Cómo de oscura<br />
será la nada.<br />
Y frío.<br />
Y miedo.<br />
Y nada.
3<br />
Quiere salvarme<br />
Me quiere salvar<br />
del viento<br />
de la lluvia<br />
del frío.<br />
Como tantas otras<br />
madres<br />
agarradas a su instinto<br />
quiere rescatarme<br />
del invierno<br />
y sus noches a la intemperie.<br />
Quiere<br />
y sale ahí afuera a por mí<br />
y lucha<br />
y se empapa<br />
y calada hasta los huesos<br />
siente los colmillos<br />
de todos mis demonios.<br />
Quiere salvarme<br />
pero desde aquella orfandad temprana<br />
nadie puede hacerlo,<br />
ni yo mismo.<br />
Porque en mí anida el rayo<br />
y el trueno,
la lluvia y el frío<br />
que no conoce abrigo.<br />
Porque yo soy la tormenta.<br />
TSB
Hace unas semanas tu corazón se fue de vacaciones<br />
Hace unas semanas tu corazón se fue de vacaciones,<br />
y me dejaste tirado en un rincón de tu alma fraudulenta.<br />
¿Por qué piensas tan mal de este chico?<br />
Ya será la vida a donarle lo que merece.<br />
Despierto en medio de la noche<br />
cristalizo tus recuerdos a través del humo.<br />
No puedo sufrir la poesía española de hoy en día:<br />
Todo se reduce a una metáfora vacía.<br />
Tú eres puta.<br />
Puta como la madre que te parió.<br />
Puta como la colilla de mi cigarrillo que sigue apagando su llama<br />
como si fuera una lámpara al neón nunca acabándose de encender.<br />
Malditamente bella como el veneno que surge de mi boca cada vez,<br />
cada vez, cada vez que te vuelvo a prender.<br />
Quemas un rato nuestros sueños de vidas gloriosas<br />
que van apagándose como carbón<br />
bajo las manos de un parrillero de mentiras,<br />
al alejarse del jefe de cocina.<br />
AZ
1<br />
La casa del <strong>dolor</strong><br />
Es posible que el <strong>dolor</strong> sea una casa<br />
de techo altivo y puerta con cerrojo,<br />
donde estás tan a gusto, a veces,<br />
que no escuchas el filo del acero<br />
rasgando los tapices,<br />
suspenso por el aire perfumado:<br />
es heliotropo mezclado con azufre,<br />
busca posarse en los rincones;<br />
la ventana se alza<br />
entre el límite y tú.<br />
Arduo paseo, en el silencio las escuchas,<br />
voces de otros tiempos,<br />
leña para el <strong>dolor</strong><br />
siempre hambriento de ti,<br />
exigente como un recién nacido.<br />
Ya lo amas.<br />
La puerta se entreabre y tú la cierras:<br />
No hay nada que temer.
2<br />
Cuervo<br />
Lejos del tiempo, lejos:<br />
Érase una vez<br />
un demonio alado<br />
que había venido a rondarnos<br />
y a robarnos la irrealidad<br />
No fue amor<br />
el rebullir de plumas, la vorágine negra,<br />
la gravedad<br />
hasta subir al mundo que no reconocimos<br />
hasta llegar un invierno una noche<br />
a una puerta<br />
Y allí posarnos<br />
sobre el busto sin alas, justo encima del dintel<br />
de una alcoba envuelta en humo<br />
Y allí quedarnos, para siempre quedarnos<br />
sobre el pálido busto sin alas<br />
frente a Él, desafiantes,<br />
y a su llanto, su <strong>dolor</strong> que de insultos nos cubría<br />
responder en un eco<br />
desgranarse en un mantra:<br />
Nunca más,<br />
Nunca más...<br />
AA
1<br />
¿<strong>El</strong> reto, llegar a salvo al otro lado...?<br />
¿<strong>El</strong> reto, llegar a salvo al otro lado de la calle?<br />
¿Y el prometido lugar para el tendón del ave,<br />
la augurada conjunción de cifra y mística,<br />
la anunciada conversión en luz de la piedra?<br />
¿Y al llegar, qué? ¿Repetir<br />
la misma escena ante un público diferente,<br />
los mismos roídos huesos, la misma y curvada espalda,<br />
el mismo <strong>dolor</strong> en el órgano más profundo?
2<br />
Un súbito <strong>dolor</strong> en la muñeca izquierda…<br />
A Claudio González Baeza<br />
A Juan Luis Giménez Victorica<br />
Un súbito <strong>dolor</strong> en la muñeca izquierda.<br />
Un beso apurado en una mañana de truenos.<br />
Una frase, dicha u oída, interrumpida por sirenas y bocinas.<br />
Un pelo que queda, con cada despertar, en la almohada.<br />
Pétalos blancos en el agua, la infancia.<br />
La sarga, el rojo y el negro, la muselina.<br />
Un olor a creosota en los pasillos, un caracol sobre el vidrio.<br />
Hojas resecas o estremecidas y siempre el viento.<br />
Edimbugo, donde nunca estuve.<br />
Cierta página de Rimbaud, de Nerval.<br />
Bandadas de teros a medianoche, una moneda de Suiza, oxidada.<br />
La tarde que se azula, cierto perfil que, de a poco, se disipa.<br />
Un quiero estar solo y, enseguida, un por favor, no me dejen.<br />
CB
Dejadme<br />
<strong>El</strong> tiempo ya se ocuparía de hacernos la vida más amable,<br />
más soportable, más llevadera y, quizá, más vida.<br />
<strong>El</strong> tiempo quizá dejaría de pervertirnos con su prisa<br />
para concedernos el instante eterno<br />
buscado con desesperación por fotógrafos de corte emocional,<br />
un fragmento de realidad capaz de reflejar la esencia,<br />
el alma pura de un ser humano en medio de un bosque de caos<br />
irreverente,<br />
un espíritu libre que nos hiciera pensar<br />
que todo esto valió alguna vez la pena.<br />
Dejadme un minuto para que mi delirio sea<br />
la ingenuidad aparente,<br />
dejadme un pequeño oasis de positividad absurda<br />
con la que navegar a contracorriente<br />
de un mundo, en esencia, deshonesto,<br />
de un mundo gobernado por timadores de feria,<br />
adictos a la droga del poder, metanfetamina económica<br />
que prostituye a los predicadores de la banca,<br />
sumisos abyectos de la nueva religión,<br />
la del consumismo caníbal e innecesario,<br />
innecesario como los minutos desperdiciados pensando en ello,<br />
pensando en la marea humana<br />
que malvive en las entrañas de mundo matadero,<br />
vendiendo su alma a cambio de bolsas de suero del olvido<br />
cocinado por narcotraficantes de sueños inducidos<br />
por una violencia gratuita,
donde las madres paren a sus hijos entre atroces <strong>dolor</strong>es<br />
inmisericordes,<br />
como la blasfemia de un grito hediondo contra el creador<br />
en la trastienda de un fracaso con regusto a bilis:<br />
Tal es la textura anímica del escritor alcoholizado<br />
por la desidia de un universo que no alcanza a comprender,<br />
y, algo más allá, van surgiendo los monstruos de la abulia,<br />
que dinamitan la fragilidad del pensamiento soñador,<br />
que sueña esperanzado con cascadas de emoción<br />
que disminuyan la fiereza de un <strong>dolor</strong> ajeno<br />
ingerido por error.<br />
Dejadme un minuto para que mi delirio<br />
sea la ingenuidad aparente,<br />
dejadme un pequeño oasis de positividad absurda<br />
con la que navegar contracorriente,<br />
dejadme apenas un minuto para mentirme a mí mismo<br />
y creer que los cabrones no lo fueron,<br />
y que los pinte con pieles de cordero:<br />
Dejadme que me mienta una y otra vez<br />
hasta que la sangre mane por mis oídos<br />
para no escuchar esta verborrea de necios<br />
prometiendo falsos cielos inversos.<br />
Dejadme,<br />
dejadme,<br />
dejadme morir en paz.<br />
Dejadme.<br />
JMV
Duele<br />
Duele,<br />
en el mar<br />
de estos huesos rotos,<br />
en la conciencia<br />
de mil noches vacías,<br />
en la humedad del manto de la luna.<br />
La tarde agoniza<br />
y escucho sus pasos,<br />
la veo caer de rodillas<br />
ante lo absoluto<br />
de lo oscuro.<br />
Y me duele este ocaso,<br />
lo siento en la sangre<br />
que es su sangre,<br />
derramada en mi horizonte,<br />
diluyéndose en lágrimas<br />
salobres como el mar.<br />
LV
FOTOGRAFÍA
FOTOGRAFÍA I
Giuseppe Santagata
FOTOGRAFÍA II<br />
Jenn Violetta
PINT
URA
PINTURA I
Leonardo Faillace
PINTURA II<br />
Carolina Gómez Pelegrín
ENTREVISTA<br />
Álex Chico, por RDF.<br />
En <strong>Excodra</strong> <strong>XXIII</strong>, <strong>El</strong> <strong>dolor</strong>, entrevistamos a Álex Chico, profesor, miembro del<br />
consejo de redacción en Quimera y poeta. Nos ha encantado poder<br />
entrevistarle, pues Álex Chico tiene en sus manos la llave hacia una poesía<br />
introspectiva, reflexiva, hacia el retorno de la poesía que es también filosofía,<br />
que busca las raíces de los sucesos, que va más allá de mostrar nuestro sentir<br />
presente, ya sea sobre nuestro entorno o nuestro interior, y no se contenta con<br />
la mera impresión que nos deja el fluir de los días y sus estímulos e indaga,<br />
busca y muestra nuevos caminos para el entendimiento. Ha sido un placer<br />
tenerlo como entrevistado. Disfrutralo.
ENTREVISTA a Álex Chico<br />
•<br />
Álex Chico<br />
Estaré conectado a las 8, va bene? Abrazote.<br />
•<br />
<strong>Excodra</strong> Literatura<br />
¡Álex! Te escribí por el mail, acabo de llegar a casa, venga, si me das 15<br />
minutos, nos ponemos ¡Hasta ahora!<br />
•<br />
Álex Chico<br />
Genial, ¡te espero!<br />
•<br />
<strong>Excodra</strong> Literatura<br />
Ole, venga, a las ocho y media empezamos, ¡gracias compai!<br />
•<br />
Álex Chico<br />
Guay, ¡tranqui!<br />
•<br />
<strong>Excodra</strong> Literatura<br />
¡Álex! Ya estoy por aquí medio descansado del curro. ¿Qué tal todo, por
cierto?<br />
•<br />
Álex Chico<br />
Ya estoy por aquí, ¡perdona!<br />
Todo bien, tío.<br />
•<br />
<strong>Excodra</strong> Literatura<br />
jajajaj no probs, voy haciendo, en cuanto me digas empiezo a acostarte a<br />
preguntas, tómalas con calma, no hay prisa, con el tiempo que necesites, y<br />
vamos charlando sobre el <strong>dolor</strong>, tu literatura y lo que se nos ocurra entre<br />
tanto.<br />
•<br />
Álex Chico<br />
Pasando unos días en Plasencia.<br />
Genial, amigo. Cuando quieras.<br />
•<br />
<strong>Excodra</strong> Literatura<br />
Me alegra que todo bien, yo súper estresado del curro pero voy haciendo.<br />
•<br />
Álex Chico<br />
Eso está bien, jaja<br />
Ir haciendo.
•<br />
<strong>Excodra</strong> Literatura<br />
Acosarte a preguntas... quise decir jajajaja<br />
•<br />
Álex Chico<br />
jajaja<br />
•<br />
<strong>Excodra</strong> Literatura<br />
Sí, la cosa es sentirse uno que está en ahí, en la vida, en fin, es bonito todo<br />
incluso cuando hay lío jaja<br />
•<br />
Álex Chico<br />
jaja ¡y que lo digas!<br />
•<br />
<strong>Excodra</strong> Literatura<br />
Venga compai, empecemos, que tengo algunas preguntas ahí, para empezar,<br />
lo de siempre y empiezo por la temática del número en cuestión: ¿Qué es el<br />
<strong>dolor</strong>?<br />
•<br />
Álex Chico<br />
Yo diría que es una pregunta con explicación, pero sin respuesta. A lo sumo,<br />
me parece, podemos aproximarnos a la idea del <strong>dolor</strong>, porque el <strong>dolor</strong> en sí
exige un vocabulario distinto. <strong>El</strong> lenguaje no nos basta, es insuficiente.<br />
Por eso me resulta imposible definirlo.<br />
•<br />
<strong>Excodra</strong> Literatura<br />
Ok, es complicado la verdad darle una estocada a su definición, pero a nivel<br />
emocional, por ejemplo, cómo lo sientes, es decir, sin tratar de definirlo,<br />
digamos por ejemplo, ¿cómo sientes que tus padeceres gobiernan o no tu<br />
vida, tus días, tus momentos de creación? ¿Cuánto hay del <strong>dolor</strong> en tu día a<br />
día y en tus momentos de creación poética?<br />
•<br />
Álex Chico<br />
Puede que la escritura, al menos en mi caso, sea una forma de rebajar ese<br />
<strong>dolor</strong>. Quien explica un suceso <strong>dolor</strong>oso comienza a sanar, te diría un médico.<br />
Yo creo que es una visión acertada. <strong>El</strong> <strong>dolor</strong>, por otro lado, forma parte<br />
consustancial de los seres humanos. Tal vez la literatura nos ayuda a convivir<br />
con él, nos ayuda a aceptarlo. Consciente o inconscientemente, es un<br />
sentimiento que guía buena parte de lo que escribimos.<br />
•<br />
<strong>Excodra</strong> Literatura<br />
Ahí está la catarsis, claro, ese despojarnos de lo sentido, la descarga. En tu<br />
literatura, en tu poesía, por supuesto se siente que hay una búsqueda de la<br />
compresión, de la indagación, hacia los sucesos que nos dejan mella o que<br />
podrían dejarla de haberlos vivido..., a mí hay un poema que me gusta mucho,<br />
tuyo, te lo pongo por aquí:
“Ciudad del hombre<br />
me pregunto<br />
por qué sé describir tan justamente<br />
ese país en el que nunca he estado.<br />
Juan Antonio González Iglesias<br />
Volvería a este lugar<br />
si lo hubiese habitado.<br />
Buscaría mi exacta conciencia,<br />
recordando nuevamente mi rostro<br />
en cada esquina.<br />
Ocuparía el atardecer<br />
para que la ciudad me retomara,<br />
rescatándome desde la tierra,<br />
si pudiera,<br />
como a un hijo suyo.<br />
Si perteneciera a este paisaje,<br />
plegado entre los valles que la concentran,<br />
la voz de algún pariente me reconocería,<br />
y volvería a hablar conmigo.<br />
Yo me sentiría un ser prolongado,<br />
asumido entre su especie.<br />
Pero nunca he habitado este lugar,<br />
mi paso por aquí no es más que un espejismo.<br />
No he construido esta tierra,<br />
ni puedo ocupar —es imposible— el silencio que la nombra.<br />
Las aguas que la circundan no me pertenecen<br />
y las voces que creí escuchar de mis parientes<br />
anuncian, en otra ciudad, el final de este viaje.”
Y siguiendo, por continuar indagando y tal vez darle alguna respuesta, ¿por<br />
qué nos ayuda la literatura a vivir con el <strong>dolor</strong>?<br />
•<br />
Álex Chico<br />
Está bien visto lo de la búsqueda de la comprensión en mi poesía. Es el<br />
resultado de una indagación que busca, en último término, ese fin. Con<br />
respecto a lo segundo, a por qué la literatura nos ayuda a vivir con el <strong>dolor</strong>,<br />
remitiré a un texto que acabo de escribir. En él hablo de la literatura que surge<br />
a partir de los campos de concentración, principalmente la de los autores que<br />
estuvieron en Auschwitz. No sabría decirte si la escritura les ayudó a mitigar<br />
esa experiencia terrible. Lo que sí puedo decirte es que sería peor si no<br />
hubieran escrito después de su reclusión, después de su paso por los Lager. La<br />
escritura se convierte, entonces, en una condena, pero una condena que,<br />
paradójicamente, puede ayudar a liberarte lentamente de todo lo que resulta<br />
inexplicable.<br />
•<br />
<strong>Excodra</strong> Literatura<br />
Es como la manera de darle explicación a lo que en un momento no<br />
comprendimos, de racionalizar, tal vez, claro, lo que dices, lo inexplicable.<br />
Luego estaría saber por qué lo inexplicable nos causa <strong>dolor</strong> jaja es curioso<br />
todo, entonces, se me ocurre, ¿qué autor o qué libro te ha mostrado tanto<br />
<strong>dolor</strong> que te haya ayudado a llevar mejor tus días, a comprenderlos mejor?<br />
•<br />
<strong>Excodra</strong> Literatura<br />
Por cierto, ¡ganas de leer ese texto!
•<br />
Álex Chico<br />
Gracias, Rubén. Saldrá en breve, en la revista Quimera.<br />
•<br />
<strong>Excodra</strong> Literatura<br />
Ole.<br />
•<br />
Álex Chico<br />
Sobre la pregunta... Volveré a citarte a esos autores de los que acabo de<br />
hablar. Por ejemplo, Kaddish por el hijo no nacido, de Imre Kertész. Es como<br />
un grito sordo que es capaz de hacerte estallar los oídos. Un silencio sonoro,<br />
como diría Juan de la Cruz. De una magnitud casi insoportable. La primera<br />
vez que lo leí supe que estaba delante de un libro al que debía volver de tarde<br />
en tarde. Yo creo que es, extrañamente, un libro útil en ese sentido. No sé si<br />
me ayuda a llevar mejor mis días. Tal vez, sí, a soportarlos cuando las cosas no<br />
vienen de cara.<br />
•<br />
<strong>Excodra</strong> Literatura<br />
Dan ganas de leerlo compañero, ojalá tenga pronto ocasión. Para salirnos un<br />
poco del tema, ¿qué tal está yendo con tu nueva publicación Habitación en W?<br />
Que también hay muchas ganas de leerla... y además otra pregunta que se me<br />
ha venido de antes ¿por qué sientes que el escribir sea también condena?
•<br />
Álex Chico<br />
Yo creo que de eso te das cuenta precisamente cuando no escribes. En el<br />
complejo de culpabilidad que surge si te pasas días sin escribir o sin pensar en<br />
algo que se traduzca en un poema o en un relato o qué sé yo. Habitación en W<br />
va encontrando poco a poco su camino. Un camino en el que el autor apenas<br />
interviene. Eso es quizás lo más maravilloso de publicar: Que el libro siga sus<br />
propios pasos, más allá del autor que lo ha escrito.<br />
•<br />
<strong>Excodra</strong> Literatura<br />
Ya te digo, el viaje de un libro es increíble, sólo él sabe su ruta según la va<br />
haciendo... y me encanta que te sientas mal cuando no escribes, así podemos<br />
disfrutarte más jaja a todo esto, ¿qué tal está yendo la aventura Quimera?<br />
Cuéntanos un poco sobre el día a día ahí, por favor, y con cómo lo compaginas<br />
con los momentos de escribir.<br />
•<br />
Álex Chico<br />
Después de dos años, puedo decir que la experiencia en Quimera es muy<br />
positiva. Te permite entrar en contacto con gente y aprender en el proceso. No<br />
siempre, es obvio, pero en líneas generales es más lo que aporta que lo que<br />
pueda restarte. Por otro lado, al menos en mi caso, se compagina bien. Ten en<br />
cuenta que detrás hay un grupo de amigos, con estéticas distintas, pero con<br />
ideas bastante similares. Si funciona, es porque nos lo pasamos bien, sobre<br />
todo en las reuniones.
•<br />
<strong>Excodra</strong> Literatura<br />
Imagino, me alegra mucho qué grupo de inquietudes tan diversas estáis<br />
reunidas en Quimera, hay muy fuertes personalidades ahí. Aún tengo una<br />
pregunta para retomar un poco sobre el <strong>dolor</strong>, si te anima, por conocerte y<br />
explorar ¿qué es lo que sientes que más <strong>dolor</strong> te causa? Para escribir con<br />
calma sobre ello, mostrarte un poco más.<br />
•<br />
Álex Chico<br />
<strong>El</strong> <strong>dolor</strong> ajeno. Sé que suena a tópico, pero yo no tengo ninguna duda de que<br />
en mi caso es así. Lo paso mal, me inquieta, me desestabiliza, me absorbe casi<br />
por completo. Por <strong>dolor</strong> ajeno no me refiero al <strong>dolor</strong> universal, sino a casos<br />
muy concretos de gente muy concreta. Conocida o no, conste. A veces basta<br />
una imagen o una historia que en nada te atañe para que te cause, si no el<br />
mismo <strong>dolor</strong>, sí al menos algo no muy distinto a lo que podría generarte una<br />
persona próxima. Creo que me afecta más que si me ocurre algo a mí mismo,<br />
quizás porque lo que me pueda suceder a mí lo tengo más al alcance de mi<br />
mano.<br />
•<br />
<strong>Excodra</strong> Literatura<br />
Qué bueno, me gusta mucho tu respuesta querido amigo, al final todo es un<br />
poco un círculo, si al principio comentábamos sobre la búsqueda de<br />
compresión, aquí ya das el sentido, ese desconocimiento o ese no poder actuar<br />
de primera mano sobre él, no sé, de comprender se trata... Agradecido de tu<br />
respuesta. Venga, que quiero tirarte más de la lengua, cuéntanos un poco por
favor, sobre con qué libro tuyo has sentido que te reflejabas mejor, por dejarte<br />
comentar, a placer sobre cada una de tus creaciones publicadas...<br />
•<br />
Álex Chico<br />
No caeré en la frase hecha y diré que con el último, aunque en parte lo sienta<br />
así. Todos han tenido un momento, un lugar y un camino propio. Hay poemas<br />
del primer libro que podría haber escrito ahora. Sobre todo por lo que, me<br />
parece, proponía. O insinuaba. Mira, te cuento algo que me ha pasado hace un<br />
rato. Acabo de revisar una pequeña publicación mía en una edición que sacó<br />
la Editora Regional de Extremadura. Se trataba de unos nueve textos cortos, a<br />
medio camino entre el poema y el aforismo. Ahí decía que para mí el universo<br />
era una habitación vacía. Había olvidado por completo haber escrito algo así<br />
hace unos años. Y sin embargo esa es una de las ideas fundamentales del libro<br />
que acabo de publicar. Uno nunca escapa de sus obsesiones.<br />
•<br />
Álex Chico<br />
Para bien o para mal.<br />
•<br />
Álex Chico<br />
Amigo, tengo que dejarte en breve que me están esperando. ¿Te parece si<br />
continuamos mañana? ¿O me anotas alguna pregunta más y te la respondo lo<br />
más rápidamente posible?
•<br />
<strong>Excodra</strong> Literatura<br />
Me encanta la frase que comentas <strong>El</strong> universo es una habitación vacía... como<br />
si el universo fuera algo por completar, rellenar, con nuestra presencia. Por<br />
cierto ese poemario sí que viene muy bien al hilo de este número: La tristeza<br />
del eco. Y para terminar, Álex, háblanos un poco de cómo se encamina tu<br />
futuro en las letras, cómo te sientes en él, como escritor, ¿hasta dónde sientes<br />
que puedes llegar o hasta dónde te gustaría llegar?<br />
•<br />
<strong>Excodra</strong> Literatura<br />
Ahí va la última pregunta jaja<br />
Gracias compañero, ¡ha estado genial!<br />
La temática se las trae, pero bueno, hemos ido haciendo como podíamos,<br />
¡gracias por aceptar!<br />
•<br />
Álex Chico<br />
Esa es una pregunta que te haces casi desde el inicio. ¿Hasta dónde? ¿Por qué<br />
motivo? Etc. Al principio es una cuestión casi sociológica. Después se convierte<br />
en algo mucho más profundo. Tengo la suerte de no saber exactamente hacia<br />
dónde voy. A mí, al menos, ese ir sin brújula me parece afortunado. Siendo un<br />
poco más concretos, hoy por hoy me siento cada vez más atraído por el poema<br />
en prosa, por su forma híbrida, y por las posibilidades que genera. Lo mismo<br />
me sucede con la nouvelle, ese tipo de texto breve, de nuevo híbrido. Tengo la<br />
impresión de que ahí voy a estar durante algún tiempo.
•<br />
Álex Chico<br />
Ahí está la última respuesta. Ha estado genial, amigo. ¡Mil gracias por contar<br />
conmigo! Se agradece. Ojalá ayude en algo a un número muy chulo de<br />
<strong>Excodra</strong>. Ahora me retiro, que me están poniendo mala cara, jajaja. ¡Abrazote<br />
grande!<br />
•<br />
<strong>Excodra</strong> Literatura<br />
jajajaja gracias Álex, sí, ha estado genial. Un fuerte abrazo. Hablamos pronto,<br />
¡gracias por animarte!
COLABORADORES<br />
Carolina Gómez Pelegrín<br />
Nombre: Carolina. Apellidos: Gómez Pelegrín. Fecha y lugar de nacimiento: 16 de febrero<br />
de 1977, Vilanova i la Geltrú. Nacionalidad: española. Sexo: mujer. Estado civil: soltera,<br />
dos hijos. Profesión: camarera. Datos personales, dicen algunos, donde acaban estos justo<br />
empiezo yo.<br />
Licenciada por la Facultat de Formació del Professorat de la UB. Diversos estudios<br />
realizados en creación literaria y guión cinematográfico. Ganadora del Premi Francesc<br />
Candel en la modalidad de relato en el 2006, finalista un año después en el Premio Julio<br />
Cortázar de la Universidad de Murcia. Autora del libro “21 nombres y tú”, Ediciones<br />
Oblicuas, 2014 (obra finalista en los VII Premios Narraciones Oblicuas).
José Manuel Vara<br />
Nacido en 1965.<br />
LIBROS PUBLICADOS:<br />
Ego Pervertum, junto a Denisse Sánchez. Neurótika Books, 2010.<br />
Daño Selectivo. Neurótika Books, 2011, <strong>Excodra</strong> Editorial, 2013.<br />
La habitación roja. Neurótika Books, 2011.<br />
Poesía bastarda de saldo, Neurótika Books 2012.<br />
Dead Zone, poesía de Lucía de Fraga y José Manuel Vara. Neurótika Books, 2012.<br />
Pecados capitales y emociones asociadas. Neurótika Books, 2013.<br />
La zona muerta, <strong>Excodra</strong> Editorial, 2014.<br />
FANZINES, ANTOLOGÍAS, ETC.:<br />
Resaca, Hank Over, un homenaje a Charles Bukowski. Ed, Caballo de Troya. Vinalia<br />
Trippers, Plan 9 del espacio exterior. Viscerales. Ediciones del Viento. Esto no rima,<br />
antología de poesía indignada. Editorial Origami. Una navidad de muerte. Editorial<br />
Origami. Vinalia Trippers, Trippers from the Crypt. Vinalia Trippers, Spanish Quinqui.<br />
Underground Boys. Neurótika Books.<br />
Gestiona: Editorial Neurótika Books: http://issuu.com/varaneurotika<br />
Blog: http://atrocityexhibitionfanzine.blogspot.com.es/
Carlos Moya<br />
Con los pies en Ávila, ciudad elegida para una dilatada vida profesional de técnico inmerso<br />
en la lógica de las máquinas. Y con el corazón anclado en el Finisterre. Donde a menudo<br />
acude en busca refugio e inspiración. Este tímido orensano nacido en Madrid, cumplidos los<br />
sesenta años, pinta malos lienzos y escribe peores relatos, desde hace mucho tiempo. Sin<br />
haber expuesto cuadros, ni publicado nunca un cuento, llega hasta esta revista, con idéntica<br />
ilusión de quien emprende la soñada aventura de su vida.
Montserrat Gonzalvo Soro<br />
Mi nombre es Montserrat Gonzalvo Soro y nací el 27 de febrero de 1992 en la ciudad de<br />
Tarragona. En mi infancia me eduqué en dos tipos de colegios distintos: el primero de ellos<br />
fue público y el segundo concertado. Este último ha marcado gran parte de mi vida debido<br />
a las experiencias que viví en él. Los sentimientos se pueden ver en los escritos. Cursé el<br />
bachillerato humanístico en el Vidal i Barraguer, y gracias a mi profesora de literatura<br />
universal acabé estudiando la carrera universitaria de Estudis Literaris en la Universitat de<br />
Barcelona, actualmente. Colaboré el año pasado en amical wikimedia (viquipèdia) como<br />
correctora de artículos.
Héctor Hernández Montecinos<br />
Santiago, Chile, 1979. De su proyecto total, Arquitectura de la Mentalidad, que consiste en<br />
tres monumentales trilogías, dos ya han sido publicadas, La Divina Revelación (Ciudad de<br />
México: Aldus, 2011) y Debajo de la Lengua (Santiago: Cuarto Propio, 2009). A los 19 años<br />
recibe el Premio Mustakis a Jóvenes Talentos. A los 29, el Premio Pablo Neruda que le<br />
otorga la fundación homónima por su destacada trayectoria tanto en Chile como en el<br />
extranjero. Su trabajo poético ha sido distinguido también por el Instituto Nacional de la<br />
Juventud (2000), la Facultad de Letras de la PUC (2000 y 2002), la Fundación Andes<br />
(20052006), el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (2006) y el Programa de<br />
Residencias Artísticas para Creadores de Iberoamérica y de Haití en México de FONCA y<br />
AECID (2010). Se han publicado libros suyos en una decena de países. Aparece en<br />
Cantares. Nuevas voces de la poesía chilena (Santiago: LOM, 2004), Poesíaañicos y<br />
sonares híbridos. Doce poetas de Latinoamérica (Berlín: Instituto Cervantes/Sukultur,<br />
2007), Cuerpo plural. Antología de la poesía hispanoamericana reciente (Valencia: Pre<br />
Textos, 2010) y Hallucinated Horse. New Latin American Poets (Brighton: Pighog Press,<br />
2012). Es el compilador de 4M3R1C4: Novísima poesía latinoamericana (Santiago: Ventana<br />
Abierta, 2010).
Noé Lima<br />
(Ahuachapán, EL Salvador, 1971). Escritor, poeta y pintor. Fue miembro fundador del<br />
grupo literario Tecpán y desde 1994 participa en diversos encuentros poéticos, dentro y<br />
fuera de su país, entre ellos pueden citarse: Manifestarte, Barrilete, Industrial (Guatemala),<br />
VIII Encuentro Internacional de Escritores Eunice Odio (San José, Costa Rica) , II Festival<br />
Internacional de Poesía <strong>El</strong> Turno del Disidente (Tegucigalpa, 2012), al VIII Festival<br />
Internacional de Poesía de Quetzaltenango (Guatemala, 2012) y C.A6 (Managua,<br />
Nicaragua, 2012).<br />
Fue miembro del equipo coordinador del suplemento cultural “Altazor” del diario <strong>El</strong> Mundo<br />
de <strong>El</strong> Salvador. En su haber tiene los libros Efecto Residual (Ediciones Mundo Bizarro,<br />
Guatemala; 2004) y próximos a publicarse: Pabellón Psiquiátrico, ERÓGENA EN 3D y<br />
Zumbido.
Estela Aguilar<br />
Nací en Granada en 1974. Licenciada en Derecho, trabajo en Hacienda. Escribo en mi blog<br />
de poemas Hambre de Letras (http://hambreletras.blogspot.com.es/). He participado en las<br />
antologías “Vivir Mutando”, edición digital de Mabele ediciones y “La Luna en Verso”, libro<br />
editado en el marco de la Noche en Blanco de Granada. Algunos de mis poemas han<br />
aparecido en la revista <strong>Excodra</strong>, en tres de sus números, en el blog de poesía erótica<br />
Erosionados, en Crepusculario Siglo XXI, revista Culturamas, Nido de poetas y cuentistas, la<br />
Fancine, Fosfatina, Escritorio Mutante y Programa Cultural La Esfera. También he<br />
participado en la iniciativa poética “Poema en la Luna”, en varios Jam de poesía en la<br />
Tertulia y alguna que otra vez he leído en noches literarias de “<strong>El</strong> Vaso Roto”, la Qarmita y<br />
la Noche en Blanco de Granada.
Tomás Soler Borja<br />
Tomás Soler Borja. (acróbata) Águilas, 1973.<br />
Autor del poemario: “Papel, lápiz y soledad”. Groenlandia, 2014. Cuenta con distintas<br />
participaciones en antologías de ámbito nacional e internacional:<br />
“La luna en verso”; “Libertad tras las rejas”; “<strong>El</strong> camino del corazón solidario”.<br />
También ha participado en distintos recitales de su localidad, región y comunidades<br />
cercanas, como por ejemplo el II encuentro de las Letras del Mediterráneo, o el Festival<br />
Internacional de Poesía Grito de Mujer. Además de contar con distintas colaboraciones en<br />
revistas digitales: Gatos y Mangurrias, Gealittera, La Galla Ciencia (en su sección de<br />
recitales con un audiopoema). Y publicar con asiduidad en redes sociales (Facebook,<br />
Twitter), como en sus blogs:<br />
http://tsacrobata.blogspot.com.es/<br />
http://frentealsilencio.blogspot.com.es/<br />
http://diariodeunaexistenciaacrobata.blogspot.com.es/
Carlos Barbarito<br />
Autoría de la fotografía: Ileana Andrea Gómez Gavinoser<br />
http://www.ileanaaggavinoser.blogspot.com.ar/<br />
Nacido en Pergamino, Buenos Aires, Argentina, 6 de febrero de 1955) es un escritor<br />
argentino, y ha publicado libros de poesía y de crítica de artes plásticas.<br />
Poesía quebrada (Mano de Obra, Buenos Aires, 1984).<br />
Teatro de lirios (Fundación Alejandro González Gattone, Pergamino, 1985).<br />
Éxodos y trenes (Último Reino, Buenos Aires, 1987).<br />
Páginas del poeta flaco (Filofalsía, Buenos Aires, 1988).<br />
Caballos y otros poemas (Hojas de Sudestada, La Plata, 1990)<br />
Parte de entrañas (Arché, Buenos Aires, 1991).<br />
Bestiario de amor (<strong>El</strong> primer siglo, Centro de Publicaciones de la Universidad Nacional<br />
del Litoral, Santa Fe, 1992).<br />
Viga bajo el agua (Ediciones del Dock, Buenos Aires, 1992).<br />
Meninas/Desnudo y la máscara (Poesía. Ganadores del Concurso Nacional de Poesía<br />
Enrique Pezzoni 1992. Centro de Estudiantes Facultad de Filosofía y Letras de la<br />
Universidad de Buenos Aires, Último Reino, Buenos Aires, 1992).<br />
<strong>El</strong> peso de los días (Ediciones <strong>El</strong>ectrónicas Altamira, Buenos Aires, 1995).<br />
La luz y alguna cosa (Último Reino, Buenos Aires, 1998).
Desnuda materia (Ediciones del Árbol, Buenos Aires, 1999).<br />
Puntos de fuga (Colectivo ZonAlta, Toluca, 2002).<br />
La orilla desierta (Andrómeda, San José de Costa Rica, 2003).<br />
Piedra encerrada en piedra (Hespérides, La Plata, 2005).<br />
Les minutes qui passent (Poietes, Foetz, 2005).<br />
Figuras de ojo y sombras (Bermingham Edit., Donostia, 2006).<br />
Música humana y de paramecio (Colección Manija, San José de Costa Rica, 2008)<br />
Un fuego bajo un cielo que huye (Baile del Sol, Tenerife, 2009)<br />
Cenizas del mediodía (Praxis, México D.F., 2010)<br />
Feu sous un ciel en fuite Traducción de Patrick Cintas (Le Chasseur Abstrait Éditeur,<br />
2010)<br />
<strong>El</strong> lugar de las apariciones (en preparación, prólogo de Carlos M. Luis y dibujos de<br />
Mónica Goldstein, Libros del Innombrable, Zaragoza)
Andrea Zecca<br />
Nacido en Ancona (Italia) en 1985. Después de formarse como Técnico Químico, y<br />
teniendo ganas de visitar otros lugares, se matricula en la Universidad de Bologna en el<br />
2004 para estudiar Biotecnología. En el 2008, para seguir trabajando como Biólogo, se<br />
desplaza hasta Alemania por un año y en septiembre del 2010, se encamina hacia<br />
Barcelona donde actualmente se prepara para doctorarse.<br />
Escribe poesías y relatos desde pequeño participando en varios concursos literarios. Y así,<br />
entre experimentos y cervezas, intentar seguir escribiendo.
Amparo Arróspide<br />
Poeta y filóloga, nacida en Argentina. Ha publicado dos plaquettes y dos poemarios, así<br />
como poemas, relatos, traducciones y artículos de crítica literaria y cine en antologías y<br />
revistas nacionales e internacionales,como The Guardian Poster Poems, Linden Lane<br />
Magazine, Concrete, Cuadernos Hispanoamericanos, Voces Nuevas viii, Vasos<br />
Comunicantes, Narrativas, Piedra del Molino, Nayagua, Alhucema, La Galla Ciencia, Zurgai.<br />
Coeditora de la revista digital Poetry Life and Times y del volumen en castellano de<br />
Phoenix Rising from the Ashes, antología internacional de sonetos. Ha traducido a Margaret<br />
Atwood, James Stephens, Stevie Smith y al inglés a Francisca Aguirre, Guadalupe Grande y<br />
Javier Díaz Gil, entre otros autores.
Laura Vaíni<br />
Laura Vaíni 1968, Montevideo, Uruguay. Su padre, desde muy pequeña, la inició en el<br />
mundo literario, leyéndole a los grandes escritores y haciéndole amar la poesía. Comenzó a<br />
escribir en su adolescencia relatos y cuentos cortos que nunca tuvo interés en publicar. Ha<br />
concurrido a talleres literarios y a encuentros de escritores donde la han conminado a<br />
editar su primer poemario, llamado "LUMBRE" que estará en librerías en abril.
Álex Chico<br />
Álex Chico (Plasencia, 1980) es licenciado en Filología Hispánica y DEA en Literatura<br />
Española. Ha publicado los libros de poemas Habitación en W (La Isla de Siltolá, 2014), Un<br />
lugar para nadie (de la luna libros, 2013), Dimensión de la frontera (La Isla de Siltolá, 2011)<br />
y La tristeza del eco (Editora Regional de Extremadura, 2008), además de las plaquettes<br />
Escritura, Nuevo alzado de la ruina y Las esquinas del mar. Sus poemas han aparecido en<br />
varias publicaciones (Turia, Espiral, Cuaderno ático o Paralelo Sur, entre otras), y en<br />
diferentes antologías (Punto de partida. Jóvenes poetas en España, UNAM; Martiz desposeída.<br />
Últimas voces de la poesía extremeña, <strong>El</strong> Brocense). Ha ejercido la crítica literaria en diversos<br />
medios, como Ínsula, Cuadernos Hispanoamericanos, Nayagua, Revista de Letras, Clarín, o Ex
Libris. Fue cofundador de la revista de humanidades Kafka. En la actualidad ejerce de<br />
profesor en un instituto de <strong>El</strong> Prat (Barcelona) y forma parte del consejo de redacción de<br />
Quimera. Revista de Literatura.<br />
Imagen de portada: Giuseppe Santagata
EL DOLOR<br />
NÚMERO <strong>XXIII</strong><br />
MARZO 2015<br />
REVISTA EXCODRA<br />
http://www.excodra.com