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Un Obsequio de Amor Corrección Final

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1<br />

<strong>Un</strong> <strong>Obsequio</strong><br />

De amor<br />

Cómo poner fin al nefasto bullying que<br />

<strong>de</strong>struye las relaciones sociales<br />

Autor<br />

Freddy Sánchez<br />

Cuarenta años <strong>de</strong> trayectoria periodística en<br />

temas sociales


2<br />

Apacible y tranquilo, respirando ca<strong>de</strong>nciosamente, Ricardo Montero se<br />

encontraba durmiendo sobre su cama en una habitación con vista a la calle en<br />

un segundo piso.<br />

Como era su costumbre en las noches <strong>de</strong> primavera su cuerpo estaba cubierto<br />

por una sábana ligera. Aunque poco refrescante el ambiente exterior lo<br />

ayudaba a conciliar un sueño profundo.<br />

El reposo llegó pronto, sin tener que temer a los molestos mosquitos <strong>de</strong> otra<br />

época <strong>de</strong>l año en la que había que encerrarse a piedra y lodo para impedir el<br />

acceso <strong>de</strong> esos insectos que <strong>de</strong> sólo escuchar su típico zumbido a Ricardo le<br />

costaba trabajo dormir.<br />

Varias veces se levantaba a iluminar su cuarto mirando con inquietud techo y<br />

pare<strong>de</strong>s tratando <strong>de</strong> cazar con periódico en mano a esos intrusos nocturnos.<br />

Sin esa enfadosa tarea que realizar horas antes, a las cuatro <strong>de</strong> la madrugada<br />

la tranquilidad <strong>de</strong> su mente en reposo, repentinamente se interrumpió.<br />

<strong>Un</strong>a pesadilla lo sacó <strong>de</strong> su trance reparador. Los latidos <strong>de</strong> su corazón se<br />

aceleraron <strong>de</strong> súbito. Algo aterrador asaltaría su inconsciencia.<br />

Sería testigo <strong>de</strong> su propia muerte.


3<br />

Todo comenzó una tar<strong>de</strong> lluviosa en un lugar escalofriante: una capilla<br />

funeraria. Cinco difuntos eran los huéspe<strong>de</strong>s transitorios <strong>de</strong> ese<br />

establecimiento, ubicado en las proximida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> varios centros comerciales y<br />

restaurantes.<br />

En la calle el tránsito vehicular y peatonal era abundante. Las dos <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong><br />

marcaba el reloj. Gente ajena al dolor <strong>de</strong>l luto llevaba su vida en forma<br />

habitual.<br />

Algunos <strong>de</strong> buen ánimo, otros inexpresivos y algunos más, inquietos e<br />

irascibles por sus prisas o <strong>de</strong>bido a sus pesadas cargas emocionales, que <strong>de</strong><br />

plano los hacían actuar como energúmenos.<br />

En la funeraria otra era la dinámica conductual. Algo típico en circunstancias<br />

semejantes.<br />

Bullicio mo<strong>de</strong>rado en la cafetería, voces casi inaudibles en el caminar <strong>de</strong> las<br />

personas por los corredores y sólo discretas murmuraciones en alguno que<br />

otro punto estaban presentes como siempre ocurre en estos actos luctuosos.<br />

<strong>Un</strong>a impresión <strong>de</strong> hondo pesar se notaba en los que sentían en el alma la<br />

pérdida <strong>de</strong> un ser querido. Sus conocidos simplemente se esmeraban en<br />

adoptar una imagen <strong>de</strong> condolencia.


4<br />

La inevitable mezcla <strong>de</strong> dolor auténtico con la frivolidad <strong>de</strong> ciertos visitantes<br />

y la hipocresía doliente <strong>de</strong> otros, que suele ser lo que le da ese toque <strong>de</strong><br />

lúgubre colorido a la ocasión.<br />

En tanto aquello narrado sucedía, Ricardo cobró conciencia <strong>de</strong> su condición<br />

cuando una voz con don <strong>de</strong> mando le or<strong>de</strong>nó.<br />

-Levántate a corregir lo que hiciste mal-.<br />

La tapa <strong>de</strong> aquella caja mortuoria comenzó a subir lentamente.<br />

Segundos <strong>de</strong>spués Ricardo abrió sus párpados y miró al techo.<br />

Con atención observó un parpa<strong>de</strong>o luminoso reflejado en una superficie<br />

ligeramente corrugada. A<strong>de</strong>más, dos líneas apenas visibles <strong>de</strong> color negro<br />

que subían verticalmente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquellos puntos don<strong>de</strong> sobrepuestos en<br />

estructuras metálicas se hallaban cuatro cirios encendidos.<br />

Los rezos armoniosos <strong>de</strong> familiares y amigos se escuchaban con claridad.<br />

-Padre Nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre…-.<br />

En un acto <strong>de</strong> levitación el cuerpo <strong>de</strong> Ricardo salió <strong>de</strong>l féretro y se plantó<br />

junto a los dolientes.<br />

Doña Lupita, con rosario en mano, vistiendo el luto acostumbrado, conducía<br />

la oración <strong>de</strong> los concurrentes a la velación.


5<br />

Casi todos vestían en ropa <strong>de</strong> color <strong>de</strong> negro. Algunas damas con gafas<br />

oscuras y velo. Su semblante <strong>de</strong>notaba un gesto <strong>de</strong> seriedad. Cuatro personas<br />

ro<strong>de</strong>aban el féretro haciendo guardia. Los <strong>de</strong>más que seguían a su inductora<br />

rezaban al unísono.<br />

-Madre <strong>de</strong> misericordia, madre castísima, madre bondadosa, ruega por él y<br />

por nosotros los pecadores a la hora <strong>de</strong> nuestra muerte, amén-.<br />

La oración <strong>de</strong> siete misterios continuaba.<br />

Ricardo intentó llamar la atención. Caminó un par <strong>de</strong> metros para ubicarse<br />

don<strong>de</strong> pudiera ser visto para <strong>de</strong>cir.<br />

-Por favor: escúchenme. No estoy muerto. Mírenme: soy yo. Todavía vivito y<br />

coleando-.<br />

Su inconsciente quizás lo hizo imaginarse que <strong>de</strong> ese modo daría por<br />

terminado aquel sueño mortificante, pero se equivocó. Nadie se percató <strong>de</strong> su<br />

presencia ni escuchó sus palabras.<br />

Fue entonces que se apartó <strong>de</strong>l grupo que oraba y en dos sillones ubicados<br />

en una esquina <strong>de</strong> la sala notó que dos señoras, una <strong>de</strong> ellas su comadre, se<br />

encontraban cómodamente sentadas y muy quitadas <strong>de</strong> la pena en vez <strong>de</strong><br />

rezar se preguntaban y comentaban con <strong>de</strong>sparpajo.<br />

-¿A ver cómo les va a ir a los holgazanes <strong>de</strong> sus hijos y su mujer?...<br />

acostumbrados a tantos lujos y comodida<strong>de</strong>s-, dijo una <strong>de</strong> ellas.


6<br />

En respuesta escuchó.<br />

-Mi compadre regresó con ellos para darles a manos llenas, pero se le olvidó<br />

enseñarlos a valorar lo que tenían-.<br />

La conversación seguía.<br />

-Tal vez porque quiso compensarlos por el tiempo que los abandonó-.<br />

-Pues sí, pero los aprovechados se dieron vuelo sacándole dinero-.<br />

-Y ahora van a saber lo que es amar a Dios en tierra <strong>de</strong> indios-.<br />

- Bien merecido se lo tienen por baquetones y buenos para nada-.<br />

-¡Ya paren ese carro... par <strong>de</strong> buitres!-, espetó con molestia en ese momento<br />

Ricardo.<br />

Pero, refrescando su memoria sacó a cuentas la situación en la que se<br />

encontraba y una vez más pudo cerciorarse <strong>de</strong> que entre los presentes,<br />

algunos <strong>de</strong> ellos que parecían realmente lamentar su pérdida y los que sólo<br />

estaban ahí murmurando y fingiendo pena, ninguno lo podía ver ni escuchar.<br />

Muchas i<strong>de</strong>as difusas <strong>de</strong> su pasado comenzaron a darle vueltas en la cabeza<br />

hasta que en su mente fluyó con nítida claridad el recuerdo <strong>de</strong>l banquete <strong>de</strong><br />

boda <strong>de</strong> su prima Margarita.<br />

No sabía en ese momento por qué estaba recordando un evento en el que ni<br />

siquiera había estado presente, por motivos <strong>de</strong> trabajo.


7<br />

Pero, el recuerdo <strong>de</strong> algo que sucedió en aquella ocasión, se recreó en su<br />

memoria al evocar el relato que le hiciera su tío Luis, el padre <strong>de</strong> la novia que<br />

tiempo atrás lo puso al tanto <strong>de</strong> los <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> la tertulia y las palabras que<br />

había dicho durante el festejo matrimonial.<br />

Fue entonces que en la mente <strong>de</strong> Ricardo, se reprodujo con precisión lo<br />

acontecido una tar<strong>de</strong> soleada <strong>de</strong> domingo como si hubiera sido un testigo<br />

más <strong>de</strong> lo que el relato <strong>de</strong> su pariente le había revelado.<br />

En un jardín en el que se colocaron mesas y sillas, adornos <strong>de</strong> flores, botellas<br />

conteniendo licor, pequeñas charolas con dulces y los cubiertos a<strong>de</strong>cuados<br />

para el banquete, algunos <strong>de</strong> los convidados seguían llegando al lugar <strong>de</strong>l<br />

festejo.<br />

<strong>Un</strong> espacio agradable, con vasta vegetación, en un área <strong>de</strong> mil metros<br />

cuadrados, estacionamiento para vehículos, servicio <strong>de</strong> vallet-parking, amplia<br />

cocina, dos baños, pista <strong>de</strong> baile y una superficie cubierta por mármol<br />

<strong>de</strong>stinada a colocar las mesas para los comensales, bajo <strong>de</strong> una carpa<br />

gigantesca que los protegería <strong>de</strong>l sol o <strong>de</strong> la lluvia si fuera el caso.<br />

Ciento cincuenta invitados fueron convocados al ágape. Pocos faltaron o<br />

llegaron tar<strong>de</strong>. La concurrencia presente bebía, platicaba, algunas parejas<br />

bailaban y <strong>de</strong> repente, la música <strong>de</strong>l sonido se interrumpió para que los<br />

convidados recibieran la invitación <strong>de</strong>l maestro <strong>de</strong> ceremonias.


8<br />

-Señores y señoras, les pedimos un momento <strong>de</strong> su atención para escuchar al<br />

padre <strong>de</strong> la novia.<br />

Luis González se levantó <strong>de</strong> su silla y emprendió el camino entre miradas<br />

expectantes hacia el lugar don<strong>de</strong> tendría que hablar.<br />

Al día siguiente en una charla con su sobrino Ricardo le confió lo que<br />

pensaba en ese trance.<br />

-Pero, qué les digo. No se me ocurre nada. Y la verdad no quisiera hacer uso<br />

<strong>de</strong> esas frases <strong>de</strong> cliché. Bueno, aunque siempre hay palabras indicadas para<br />

toda ocasión-, se <strong>de</strong>cía asimismo el padre <strong>de</strong> la novia al <strong>de</strong>splazarse<br />

lentamente por un espacio libre entre las mesas, a fin <strong>de</strong> llegar hacia aquel<br />

lugar don<strong>de</strong> lo esperaba un micrófono.<br />

<strong>Un</strong> silencio casi total, salvo el murmullo <strong>de</strong> algunas voces<br />

inaudibles<br />

precedió el momento en que Luis se plantó frente a los familiares y amigos.<br />

Segundos antes, <strong>de</strong> la memoria <strong>de</strong> aquel hombre brotaron los recuerdos <strong>de</strong><br />

aquello que alguna vez escuchó <strong>de</strong>cir en una fiesta <strong>de</strong> quince años.<br />

En ese otro jolgorio, un hombre <strong>de</strong> cincuenta años, rechoncho y canoso,<br />

vestido con traje azul marino, camisa blanca y corbata roja, con un escrito que<br />

había preparado con esmero para su lectura, estaba diciendo.<br />

-Hija <strong>de</strong> mi vida: como un capullito que brota por primera vez, ahora tú estás<br />

entrando en sociedad-.


9<br />

Orondo y orgulloso continuó.<br />

-Por eso voy a darte el consejo <strong>de</strong> un padre que te ama y <strong>de</strong>sea que esa flor<br />

tan hermosa que eres, jamás pierda su belleza y se conserve siempre fresca y<br />

lozana.-<br />

Después apuntó.<br />

-Hago votos pues, princesita y amor <strong>de</strong> mis amores: para que tu vida transite<br />

al abrigo generoso <strong>de</strong> una esplendorosa primavera, en la que<br />

jamás se<br />

marchiten tus más caros y lindos sueños. Y por lo tanto <strong>de</strong>bo <strong>de</strong>cirte con<br />

cariño infinito que….-.<br />

En aquel instante, el padre <strong>de</strong> la novia se reprimió con un reproche.<br />

-¡No, por favor, eso no!… <strong>de</strong> plano algo tan cursi y plagado <strong>de</strong> florituras que<br />

quieren <strong>de</strong>cir mucho y no dicen nada, no puedo <strong>de</strong>cirlo. Capaz que mi hija<br />

me “mata” con la mirada. Pero, qué podría <strong>de</strong>cir entonces-, volvió a<br />

preguntarse.<br />

Luis finalmente asumió una postura erguida frente a la gente y al disponerse<br />

a externar su pensamiento, halló en su mente las palabras que a muchos<br />

<strong>de</strong>jaron pensando.<br />

El relato que un día <strong>de</strong>spués le haría a su sobrino Ricardo sobre lo que había<br />

dicho en aquel evento continuó en estos términos.


10<br />

-Estimados familiares y amigos: primero que nada les agra<strong>de</strong>zco compartir<br />

con nosotros este momento especial en nuestras vidas. Como es natural los<br />

padres nos sentimos alegres <strong>de</strong> festejar el matrimonio <strong>de</strong> nuestros hijos y es<br />

muy grato contar con su compañía.-<br />

Hizo una pausa y prosiguió.<br />

-Cuando me encaminaba hacia acá, les confieso que no sabía realmente qué<br />

<strong>de</strong>cir. Lógicamente pensé que siempre existen palabras idóneas para<br />

referenciar algún acontecimiento. Digamos por ejemplo en aquellos felices<br />

reencuentros con un ser amado que regresa <strong>de</strong> un largo viaje, los quince años<br />

<strong>de</strong> una hija, el aniversario <strong>de</strong> una boda entre dos seres que refrendan su<br />

compromiso <strong>de</strong> amor <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> muchos años <strong>de</strong> matrimonio, la graduación<br />

<strong>de</strong> un hijo, en fin incluso para momentos <strong>de</strong> dolor que afortunadamente no<br />

es el caso comúnmente hay palabras a<strong>de</strong>cuadas-.<br />

El orador se dio tiempo para respirar y siguió diciendo.<br />

-Así que hoy podría <strong>de</strong>cirles a los novios lo que suele escucharse en<br />

momentos felices como estos, pero <strong>de</strong> muy <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l alma me viene el <strong>de</strong>seo<br />

<strong>de</strong> expresar algo diferente-.<br />

Luis se <strong>de</strong>tuvo un instante antes <strong>de</strong> continuar.<br />

-Apren<strong>de</strong>r a <strong>de</strong>cir las palabras apropiadas para cada circunstancia, sin duda es<br />

importante, pero lo es más saber qué palabras no <strong>de</strong>cir jamás…-.


11<br />

Postuló <strong>de</strong> inmediato.<br />

-Y es que cada palabra que sale <strong>de</strong> nuestra boca pue<strong>de</strong> ser tan dulce como la<br />

miel o amarga como la hiel-.<br />

-Por eso no <strong>de</strong>bemos recurrir a palabras ofensivas que hieran<br />

susceptibilida<strong>de</strong>s y menos entre seres que se <strong>de</strong>ben respeto y<br />

consi<strong>de</strong>raciones.-<br />

-No siempre las cosas que suce<strong>de</strong>n nos ponen contentos. Antes al contrario,<br />

pue<strong>de</strong>n irritarnos con extraordinaria facilidad. Y si algo nos <strong>de</strong>sagrada<br />

solemos expresar ese enojo con palabras que lastiman.-<br />

-Por <strong>de</strong>sgracia, muchas veces a los que lastimamos, son seres queridos con<br />

los que compartimos el techo, quienes trabajan con nosotros, aquellos con los<br />

que nos encontramos habitualmente y si ambos asumimos <strong>de</strong> manera<br />

recurrente un comportamiento hostil, estaremos sembrando una semilla que<br />

dará frutos amargos e infelices que nos causarán dolor y amargura-.<br />

Luis entonces afirmó.<br />

-Por lo mismo, es tanto o más importante que recurrir a las palabras correctas<br />

en algún momento, no <strong>de</strong>cir otras palabras en ninguna ocasión.<br />

-Las personas po<strong>de</strong>mos tener razón al <strong>de</strong>cir alguna cosa, pero no tenemos<br />

<strong>de</strong>recho a <strong>de</strong>cirlo con el ánimo <strong>de</strong> ofen<strong>de</strong>r.-


12<br />

-La palabra es un don cuando se usa para reconciliar a las personas y<br />

mantener la armonía. Tener conciencia <strong>de</strong> ello, ayuda a limar asperezas,<br />

replantear acuerdos y resolver conflictos-.<br />

-Pero, si uno usa las palabras como armas <strong>de</strong>structivas, tar<strong>de</strong> o temprano el<br />

daño que pueda causar, en particular a uno mismo, será irreparable-.<br />

-Digámonos pues, lo que tengamos que <strong>de</strong>cirnos, siempre con respeto y<br />

cortesía-.<br />

-<strong>Un</strong> consejo que sin ánimo <strong>de</strong> ofen<strong>de</strong>r me permito humil<strong>de</strong>mente no solo<br />

aportar a los recién casados, sino a todos los que aquí presentes-.<br />

Luis dijo para concluir.<br />

-Y ahora los invito a brindar por la felicidad <strong>de</strong> los que han contraído<br />

matrimonio y las bonda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> una comunicación comedida que favorece una<br />

sana convivencia entre las personas-.<br />

<strong>Un</strong>a vez concluido aquel mensaje que su tío le comentó haber expresado,<br />

Ricardo caviló pretendiendo enten<strong>de</strong>r lo que le estaba pasando.<br />

-Creo que eso <strong>de</strong>be ser. Regreso a la vida para en<strong>de</strong>rezar lo que <strong>de</strong>jé chueco y<br />

aprovechar la oportunidad para no ir a parar con mis huesos al infierno-,<br />

pensó.<br />

-Bueno, pero y ahora por dón<strong>de</strong> empiezo-, se inquirió.


13<br />

Para su asombro en un sillón <strong>de</strong> aquella sala funeraria, una mujer a la que<br />

veía sentada con la cabeza cubierta con un velo, a un metro <strong>de</strong> distancia <strong>de</strong>l<br />

féretro don<strong>de</strong> su cuerpo permanecía exánime, justo en ese instante volteó a<br />

verlo y lo llamó con un a<strong>de</strong>mán sutil.<br />

Su brazo <strong>de</strong>recho que <strong>de</strong>scansaba sobre una pierna junto a su regazo lo<br />

levantó suavemente para exten<strong>de</strong>rlo y ofrecerle la palma <strong>de</strong> su mano al<br />

tiempo <strong>de</strong> regalarle una sonrisa gentil y amorosa.<br />

Y como no, si se trataba <strong>de</strong> Alicia. Su segunda esposa que tres años antes<br />

había fallecido por un mal cardiaco.<br />

Aquel terrible acontecimiento en la vida <strong>de</strong> Ricardo y la soledad que sintió<br />

durante varios meses lo obligaron a regresar al viejo hogar conyugal. Su ex<br />

esposa Carmela y sus hijos Juan Antonio y Alejandra, lo convencieron. Más<br />

por conveniencia para ellos que por una motivación afectiva.<br />

Los recientes años en la vida <strong>de</strong> Ricardo con su antigua y a la vez nueva<br />

familia, se caracterizaron por una relación distante y escasamente cálida,<br />

<strong>de</strong>bido a continuos reclamos <strong>de</strong> dinero, alegatos viscerales y conflictos<br />

<strong>de</strong>rivados <strong>de</strong> una conducta displicente <strong>de</strong> sus hijos, <strong>de</strong>dicados más a la fiesta<br />

que al estudio o el trabajo.<br />

Después <strong>de</strong> irrumpir bruscamente en su memoria ese recuerdo mortificante,<br />

en cuanto llegó al encuentro <strong>de</strong> Alicia escuchó palabras que lo aliviaron.


14<br />

-Querido Ricardo, me agrada tanto verte que disfruto como no te imaginas<br />

este mágico momento-.<br />

-Y yo más. Te lo juro. No sabes cuánto he pa<strong>de</strong>cido tu ausencia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquel<br />

triste día <strong>de</strong> tu fallecimiento. Y ahora que te veo, me siento feliz. Pero, dime<br />

por favor, ¿acaso los dos estamos muertos?-.<br />

-Te lo diré <strong>de</strong> esta manera. Estoy aquí porque vine para ayudarte--<br />

¿Ayudarme?-.<br />

-Sí. Apenas hace uno momento, recordaste lo que te comentó tu tío Luis. ¡De<br />

eso se trata!-.<br />

-Cómo. No entiendo-.<br />

-Ambos tenemos una misión.-<br />

-Pero, qué misión. Te ruego que me expliques-.<br />

-Es necesario hacer ver a nuestros seres amados, lo importante que es <strong>de</strong>purar<br />

nuestro espíritu <strong>de</strong> toda esa inmundicia que nos lleva a <strong>de</strong>cir cosas horribles-.<br />

- O callar otras que <strong>de</strong>bimos <strong>de</strong>cir-.<br />

-Eso también, por supuesto-.<br />

-Y me pregunto que será más grave. ¿Recurrir a palabras hirientes u omitir las<br />

que alimentan el amor entre las personas?-.<br />

-Lo primero sin duda-.


15<br />

Ricardo se disculpó entonces con su amada Alicia.<br />

-Quisiera aprovechar este momento para darte una explicación sobre el<br />

regreso con mi familia anterior-.<br />

-No hace falta, pero si lo <strong>de</strong>seas, te escucho-.<br />

-La convivencia con tu madre, sin tu mediación reconfortante al haber <strong>de</strong>jado<br />

este mundo, me obligó a tomar distancia y <strong>de</strong>spués la tristeza y soledad a<br />

buscar el cobijo <strong>de</strong> una familia, aunque esto último en realidad ha sido otro<br />

insoportable martirio-.<br />

-Mis hijos y su mamá sólo me ven como el medio económico para su<br />

comodidad. Y ni siquiera son comedidos con sus exigencias. Habitualmente<br />

recurren a un lenguaje que me lapida el corazón-.<br />

-Pues ese es el punto-.<br />

-¿El punto?-.<br />

-Sí. Voy a explicarme-.<br />

-Te lo suplico. Dime <strong>de</strong> qué se trata todo esto-.<br />

-Quizás te suene familiar aquello <strong>de</strong>: Dios dame paciencia para soportar lo<br />

que no puedo cambiar, valor para cambiar lo que <strong>de</strong>bo y la inteligencia para<br />

distinguir la diferencia-.<br />

- Claro que sí, pero… ¿y entonces?-


16<br />

-Tendremos que regresar al pasado para tratar <strong>de</strong> remediar muchas cosas que<br />

no se hicieron bien-.<br />

-¿ Cómo podríamos hacer eso?.<br />

-Para Dios no hay imposibles. ¿No me vez acaso aquí contigo?-.<br />

-¿Estoy soñando o es verdad lo que suce<strong>de</strong>?-.<br />

-Ricardo, amor. No cuestiones, simplemente dame la mano y acompáñame-<br />

-¿A dón<strong>de</strong>… qué haremos?-.<br />

-Qué te parece si empezamos aquel día en que te sentiste mal <strong>de</strong> salud y mi<br />

madre te ofendió con algunas <strong>de</strong> esas palabras crueles que han salido <strong>de</strong> su<br />

boca-.<br />

Alicia preguntó <strong>de</strong>spués.<br />

-¿Recuerdas el inci<strong>de</strong>nte?-.<br />

-Cómo olvidarlo. Fue una <strong>de</strong> esas veces en que <strong>de</strong> plano se pasó <strong>de</strong> la raya-.<br />

Aquellos dos personajes <strong>de</strong>saparecieron súbitamente <strong>de</strong> la funeraria cuando<br />

una luz con <strong>de</strong>stellos multicolores invadió el espacio y al verse <strong>de</strong> nuevo a los<br />

presentes en el velorio, Ricardo y Alicia se habían ido.<br />

Las hojas en un calendario regresaron rápidamente años atrás.<br />

Entrada la tar<strong>de</strong>, un mes <strong>de</strong> octubre una pertinaz lluvia caía a cántaros. <strong>Un</strong><br />

ventanal que separaba la cocina <strong>de</strong> un patio interior junto al <strong>de</strong>sayunador


17<br />

recibía el embate agresivo <strong>de</strong>l torrencial aguacero. Sobre el vidrio nublado se<br />

oían los estentóreos golpes <strong>de</strong> agua y granizo. El ruido aunado al alto<br />

volumen <strong>de</strong>l televisor dificultaba escuchar cualquier otro sonido ambiental.<br />

Salvo para un pequeño animalito y celoso guardián <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> Ricardo y<br />

Alicia. <strong>Un</strong> perro maltés <strong>de</strong> ensortijado y negro pelambre que a pesar <strong>de</strong> su<br />

longeva vida, no había perdido su agu<strong>de</strong>za auditiva y en cuanto la puerta <strong>de</strong><br />

entrada al domicilio se abrió comenzó a ladrar y mover la cola anunciando la<br />

llegada <strong>de</strong> quien invariablemente era recibido con alegría por ese animalito.<br />

Alicia con su madre y dos sobrinas estaban comiendo.<br />

-Seguro es mi marido. Esa forma <strong>de</strong> ladrar <strong>de</strong>l perro es diferente cuando llega<br />

alguien <strong>de</strong>sconocido-.<br />

<strong>Un</strong> instante <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l comentario <strong>de</strong> Alicia, se confirmó su dicho.<br />

Ricardo se presentó ante ellas, tras una momentánea estancia en la cocina.<br />

<strong>Un</strong>os segundos se <strong>de</strong>tuvo para correspon<strong>de</strong>r a la entusiasta recepción <strong>de</strong>l<br />

maltés, permitiendo que como era su costumbre posara sus patas sobre su<br />

pantalón para aceptar los cariños <strong>de</strong> su amo con palmaditas sobre su cabeza y<br />

agitando <strong>de</strong> <strong>de</strong>recha a izquierda su cola como alegre muestra <strong>de</strong><br />

complacencia.


18<br />

<strong>Un</strong>a vez concluido ese acto ritual <strong>de</strong> mutuo afecto, el ánimo <strong>de</strong> Ricardo que<br />

por un momento lo hizo olvidar una dolencia que traía cargando, pronto<br />

volvió a <strong>de</strong>caer <strong>de</strong>notando <strong>de</strong>sencajamiento.<br />

-Hola…qué tal. Cómo están…buenas Tar<strong>de</strong>s-, dijo con voz entre cortada a las<br />

comensales.<br />

-Bien, ¿y tú… cómo estás?-.<br />

-Qué tal tío-.<br />

Exclamaron sus sobrinas y Alicia le propuso.<br />

-Siéntate, daddy… Todavía estamos comiendo-.<br />

Sin respon<strong>de</strong>r al saludo, su suegra con su acostumbrada brusquedad,<br />

inquirió.<br />

- ¿Va a querer que le sirva o usted se da <strong>de</strong> comer?.<br />

-La verdad es que no tengo apetito. Hace más <strong>de</strong> una hora que me siento mal-.<br />

Varias preguntas surgieron <strong>de</strong> inmediato.<br />

-¿Qué tienes?.<br />

¿Comiste algo en la calle?-.<br />

-¿Quieres que busque alguna medicina?.<br />

Ante esto último, Ricardo asintió con la cabeza para preguntar.


19<br />

-¿Qué podría tomar?-.<br />

Y luego comentó.<br />

-Tengo malestar en el estómago, una especie <strong>de</strong> bloqueo en el pecho, me<br />

duele la cabeza. Me siento angustiado-.<br />

Fue entonces que surgió aquel comentario <strong>de</strong>moledor.<br />

-No se le vaya ocurrir morirse ahora, porque no tenemos dinero para<br />

enterrarlo-.<br />

Ricardo, ignorando el agravio y con<br />

notoria pesadumbre abandonó el<br />

comedor para subir por una escalera con intención <strong>de</strong> recostarse en su cama<br />

en espera <strong>de</strong> recibir algún medicamento que aliviara su dolencia.<br />

A su malestar físico se agregó un dolor intenso <strong>de</strong>l alma.<br />

Fue por ello que pensó.<br />

-Cómo es posible que alguien pueda ser tan <strong>de</strong>sconsi<strong>de</strong>rado para <strong>de</strong>cir lo que<br />

me dijo mi suegra-.<br />

En su ausencia se <strong>de</strong>sató la tormenta.<br />

-¡Caray madre!... cierre su bocota. Nada más habla para fastidiar-, reprochó<br />

Alicia.<br />

-Tú siempre eres la misma pen<strong>de</strong>ja, por andar cuidando al hombre ese-.<br />

-Ya Abuela…tranquila-, pidió una <strong>de</strong> las nietas <strong>de</strong> la señora.


20<br />

Entrada en cólera y en plan <strong>de</strong> abierto reto le inquirió.<br />

-¿Qué… tú también te vas a poner en mi contra por ese cabrón?-.<br />

Alicia no pudo más y respondió.<br />

-Usted está enferma. Loca <strong>de</strong> atar, diría yo. Por eso nadie quiere tenerla en su<br />

casa. Ya me voy. Ahí qué<strong>de</strong>se con su veneno-.<br />

Ricardo y Alicia, observaron esa escena estando <strong>de</strong> pie como dos<br />

participantes más en esa reunión familiar, pero sin ser vistos por las sobrinas<br />

y la madre <strong>de</strong> Alicia. Esta última dijo tras lo sucedido.<br />

-Eso fue lo que ocurrió <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que te fuiste aquel día-.<br />

-Era <strong>de</strong> imaginarse, pero y ahora, qué hacemos…-<br />

-Tengo que regresar en el tiempo para enmendar lo que hice mal-.<br />

-¿Volver al pasado?...¿Po<strong>de</strong>mos hacer eso?-.<br />

-Sí. Yo me encargo-.<br />

Alicia volvió a estar <strong>de</strong> nueva cuenta en aquella mesa y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> ver salir<br />

<strong>de</strong> la cocina a su esposo Ricardo le dijo a su madre.<br />

-A ver mamá, por favor escúcheme-.<br />

Enseguida recordó.


21<br />

-Apenas hace unos días, usted se <strong>de</strong>svaneció a causa <strong>de</strong> su enfermedad<br />

cardiaca y todo mundo la colmó <strong>de</strong> palabras <strong>de</strong> aliento. Incluso Ricardo lo<br />

hizo, a pesar <strong>de</strong> todas esas veces que usted probablemente sin darse cuenta<br />

lo ha ofendido, y aun así, él no le dijo nada que la martirizara-.<br />

-La invito respetuosamente a que sea más cuidadosa con sus palabras y<br />

aprovecho para pedirle perdón por cualquier cosa ofensiva que le haya dicho<br />

en el pasado olvidando que nuestros seres amados merecen<br />

respeto y<br />

consi<strong>de</strong>raciones en cualquier circunstancia y más cuando uno se enoja por<br />

nimieda<strong>de</strong>s -.<br />

Alicia continuó.<br />

-Todos esos disgustos que hemos tenido me ha hecho recapacitar. Y por eso<br />

pienso que uno <strong>de</strong>bería arrepentirse <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir lo que <strong>de</strong>bió callar tanto como<br />

<strong>de</strong> haber callado lo que <strong>de</strong>bió <strong>de</strong>cir-.<br />

-Así que también madre le ofrezco disculpas por no haberle dicho antes, lo<br />

mucho que la quiero y le agra<strong>de</strong>zco la ayuda que por tantos años nos ha<br />

dado-.<br />

Después <strong>de</strong> eso, Ricardo y Alicia aparecieron sentados frente a una mesa en el<br />

restaurante en el que muchas veces habían estado. En espera <strong>de</strong> acomodo los<br />

integrantes <strong>de</strong> varias familias se arremolinaban en un pequeño espacio <strong>de</strong><br />

entrada. <strong>Un</strong>a y otra vez alguien acudía a ver la lista <strong>de</strong> espera.


22<br />

Era una mañana <strong>de</strong> domingo. La terraza don<strong>de</strong> se encontraban Alicia y<br />

Ricardo estaba repleta <strong>de</strong> comensales. Cinco meseros paseaban<br />

constantemente entre las mesas para hacer la entrega <strong>de</strong> los platillos<br />

solicitados.<br />

Interrogantes y respuestas se dieron simultáneamente.<br />

-Qué pasó. Cómo fue que llegamos aquí-.<br />

-¿No es acaso el lugar <strong>de</strong> tus preferencias?.<br />

-Si lo es, pero qué sucedió. Estábamos…-.<br />

-Tranquilo. Recuerda que tengo más tiempo que tú en estos menesteres y<br />

puedo echar mano <strong>de</strong> ciertas habilida<strong>de</strong>s-.<br />

-¿Con tu mente pue<strong>de</strong>s hacer que ambos viajemos en el tiempo y vayamos <strong>de</strong><br />

un lugar a otro?-.<br />

-Algo así-.<br />

Ricardo procedió a <strong>de</strong>cir.<br />

-Ya me dirás más tar<strong>de</strong> cómo lo haces, pero ahora lo que <strong>de</strong>seo es comentarte<br />

que al escuchar lo que le dijiste a tu madre, un recuerdo doloroso asaltó mi<br />

memoria, a causa <strong>de</strong> lo que <strong>de</strong>bí <strong>de</strong>cirles y nos les dije a mis padres-.<br />

<strong>Un</strong> mesero interrumpió su conversación.


23<br />

-Lo <strong>de</strong> siempre: ¿cafecito con leche, nata y dos conchitas recién salidas <strong>de</strong>l<br />

horno?-.<br />

-Por favor si eres tan amable Rubén-, respondió Ricardo.<br />

-¡Esto parece muy real!-, exclamó.<br />

-Lo es Ricardo. Como la misión que <strong>de</strong>bemos cumplir-.<br />

-Por eso quisiera sacarme esa espina que llevo clavada en mi alma hace<br />

muchos años-.<br />

Alicia escucharía su comentario.<br />

-Porque lo que hiciste con tu madre me lleva a la convicción <strong>de</strong> que las<br />

omisiones <strong>de</strong> amor son tan aberrantes como las expresiones <strong>de</strong> odio-.<br />

Después recordó un acontecimiento.<br />

-<strong>Un</strong>a tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> jueves, sucedió algo que jamás le había contado a nadie. Mi<br />

madre llamó por teléfono para pedirme que la visitara antes <strong>de</strong>l domingo-.<br />

Respiró hondo antes <strong>de</strong> seguir hablando con dolor.<br />

-Me excusé y ofrecí hacerlo la siguiente semana, pero como bien sabes su<br />

repentino <strong>de</strong>ceso me obligó a estar con ella. Tuve que <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> lado los<br />

planes que postergaron el solicitado encuentro materno-.<br />

-Las palabras <strong>de</strong> cariño que quizás mi madre hubiera querido escuchar, en su<br />

último aliento <strong>de</strong> vida, tardíamente llegué a <strong>de</strong>círselas con profunda pena,


24<br />

besando una <strong>de</strong> sus mejillas, antes <strong>de</strong> que su cuerpo fuera incinerado en una<br />

funeraria.<br />

-Eso me <strong>de</strong>jó una lesión dolorosa y ahora comprendo que las manifestaciones<br />

<strong>de</strong> afecto hacia los seres amados jamás hay que posponerlas para evitar que<br />

este <strong>de</strong>scuido llegue a ser la causa <strong>de</strong> un hondo remordimiento-.<br />

Apacible y atenta, Alicia siguió escuchando.<br />

-He <strong>de</strong> confesarte también otro inci<strong>de</strong>nte familiar que me atormenta siempre<br />

que lo recuerdo: mi padre que tantas veces nos dio su apoyo económico,<br />

lamentó una tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> sábado no po<strong>de</strong>r ir a beber un café todas las mañanas<br />

en el restaurante <strong>de</strong> su agrado como podía hacerlo cuando estaba <strong>de</strong>dicado a<br />

los negocios-.<br />

Ricardo se reprochó.<br />

-Pero, qué bruto: cómo no se me ocurrió <strong>de</strong>cirle sin dilación alguna. Por favor<br />

papá toma este dinero para que puedas seguir tomando tu café. Considéralo<br />

un pequeño acto <strong>de</strong> reciprocidad por todas las muestras <strong>de</strong> cariño que tanto<br />

yo como mi esposa recibimos <strong>de</strong> ti durante mucho tiempo. Era la ocasión<br />

propicia. Tenía los medios para hacerlo y no lo hice, cosa que lamento como<br />

no te imaginas-.<br />

Alicia rompió el silencio para hablar.


25<br />

-Algo he <strong>de</strong>cirte al respecto: consuélate pensando que nunca los ofendiste con<br />

palabras que tuvieras que reprocharte haberles dicho.-<br />

-Por fortuna, así fue. Omití <strong>de</strong>cirles lo mucho que los quería, en un momento<br />

que era necesario hacerlo, pero al menos, jamás les dije nada que los<br />

lastimara-.<br />

-Como tristemente ocurrió entre mi madre y yo hasta el día <strong>de</strong> hoy que pu<strong>de</strong><br />

enmendar esa falta-.<br />

Ricardo preguntó.<br />

-¿Podría hacerlo lo mismo?-.<br />

-¿Lo crees necesario?-.<br />

-Mi madre nos dijo varias veces: Si quieren atenciones, tienen que dar<br />

atenciones y si quieren amor, tienen que dar amor-.<br />

-Mucha razón tenía, sin lugar a dudas-, recalcó Alicia.<br />

-Por eso lamento tanto haber callado lo que <strong>de</strong>bí <strong>de</strong>cirles a mis padres<br />

estando con vida-.<br />

-En tal caso programemos un encuentro con ellos como parte <strong>de</strong> nuestra<br />

misión. ¿Qué te parece?-.<br />

-Perfecto, pero si antes <strong>de</strong>bemos hacer otra cosa, sólo dime que soy todo<br />

oídos-.


26<br />

-Nuestra prioridad <strong>de</strong>ben ser los entuertos que llevan al <strong>de</strong>samor-<br />

-Esos agravios que envenenan el alma-.<br />

-Causa común <strong>de</strong> enfrentamientos terribles-.<br />

-Y por ello tenemos que trasmitir aquella conseja que dice: “si no tienes nada<br />

bueno que <strong>de</strong>cir, mejor no digas nada”-.<br />

-Mucho habrá que hacer en ese aspecto, pero antes <strong>de</strong> volver a viajar al<br />

pasado, qué te parece si disfrutamos nuestro <strong>de</strong>sayuno como todos esos fines<br />

<strong>de</strong> semana que pasamos juntos en este mismo lugar-.<br />

-Si <strong>de</strong> comer se trata, bien sabes que ese ha sido uno <strong>de</strong> mis pecados<br />

favoritos. Así que “provechito” como <strong>de</strong>cía aquella mesera que conocimos en<br />

otro restaurante-.<br />

Ricardo se apuró a cortar por la mitad uno <strong>de</strong> los panes sobre la mesa y<br />

comenzó a untarle una generosa cantidad <strong>de</strong> la nata que había en un plato.<br />

Alicia dio un<br />

sorbo a su café y <strong>de</strong> repente las siluetas <strong>de</strong> ambos se<br />

<strong>de</strong>svanecieron. La pareja reapareció viajando en un carro <strong>de</strong>l metro.<br />

Se les veía como a tantos otros pasajeros, prestos a salir apresuradamente<br />

hacia el andén en cuanto se abriera la puerta en la siguiente estación.<br />

La multitud se agolpaba con la ansiedad <strong>de</strong> siempre. A lo largo <strong>de</strong>l corredor<br />

en don<strong>de</strong> se esperaba el arribo <strong>de</strong>l vehículo articulado, la mayoría parecía<br />

absolutamente dispuesta para la “guerra”. Bueno, algo parecido,<br />

porque


27<br />

para entrar o salir <strong>de</strong> un carro hay que alistarse en pos <strong>de</strong> dar y recibir<br />

empujones y codazos a diestra y siniestra. El mal cotidiano en “las horas<br />

pico” <strong>de</strong>l Servicio <strong>de</strong> Transporte Colectivo.<br />

Atrás <strong>de</strong> Ricardo, varios pasajeros lo tenían prácticamente pegado como<br />

calcomanía al cristal <strong>de</strong> la puerta, en espera <strong>de</strong> que ésta se abriera para salir<br />

en estampida, lo que le hizo preguntar.<br />

-¿Esto es necesario…. No podríamos llegar directamente a don<strong>de</strong> tenemos<br />

que ir?-.<br />

-Espera a ver lo que suce<strong>de</strong>rá en un momento y sabrás porque teníamos que<br />

pasar por este trance-.<br />

<strong>Final</strong>mente la muchedumbre entró y salió trompicándose apresuradamente<br />

como habitualmente suce<strong>de</strong> al abrirse las puertas <strong>de</strong> los carros <strong>de</strong> este<br />

trasporte.<br />

Madre e hija se rezagaron <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más para entrar en acalorada discusión <strong>de</strong><br />

la que Ricardo y Alicia serían testigos.<br />

La jovencita en voz alta maltrataba a su progenitora y ésta le replicó.<br />

-A mí no me grites ni me digas groserías, chamaca infeliz que te voy a<br />

romper el hocico por pelada-.<br />

Enseguida, la iracunda mujer usó su bolso para golpear la cabeza <strong>de</strong> su hija.


28<br />

Las ofensas entre ambas se multiplicaron incesantemente.<br />

Ante la recreación <strong>de</strong> esa grotesca escena <strong>de</strong> su pasado, Ricardo dijo.<br />

-Ahora sé cuál es el motivo <strong>de</strong> estar aquí-.<br />

-Yo también-.<br />

-En aquel momento observamos con cierto morbo lo sucedido antes <strong>de</strong><br />

alejarnos y seguir nuestro camino-.<br />

-Sólo me limité a <strong>de</strong>cir: una mujer que ofen<strong>de</strong> y grita <strong>de</strong> esa manera, no<br />

pue<strong>de</strong> esperar que su hija le dé un trato amable, siendo algo tan distinto lo<br />

que enseña su ejemplo-, recordó Alicia.<br />

-Y lo que <strong>de</strong>bimos haber hecho es intentar poner la paz entre ambas-.<br />

-Posiblemente sus insultos nos habrían alcanzado-.<br />

-Con esa justificación suele uno ignorar los pleitos ajenos y <strong>de</strong>jar que la gente<br />

se agreda-.<br />

-Cuando que quizás uno podría con la <strong>de</strong>bida sutileza intervenir procurando<br />

calmar las agitadas aguas <strong>de</strong> la confrontación entre personas que no <strong>de</strong>berían<br />

insultarse jamás-.<br />

-Habría sido lo correcto-.<br />

-Pero, no lo hicimos y nada po<strong>de</strong>mos hacer para reparar esa falta,-sentenció<br />

Alicia.


29<br />

-Por qué no-.<br />

-Solo po<strong>de</strong>mos regresar en el tiempo para apersonarnos en diferendos con<br />

familiares, amigos y vecinos-.<br />

-¿Solamente en esos casos?-.<br />

-Así tiene que ser, aunque recordar ésta experiencia será <strong>de</strong> provecho para<br />

revivir aquellos hechos <strong>de</strong>l pasado en los que <strong>de</strong>bimos hacer lo correcto y no<br />

lo hicimos-.<br />

-Eso me recuerda una omisión lamentable-, dijo Ricardo.<br />

El tiempo regresó y ambos observaron un conflicto.<br />

Ricardo salió <strong>de</strong> su casa y cruzó la calle hacia la acera <strong>de</strong> enfrente, siendo<br />

abordado por una vecina que le <strong>de</strong>mandó <strong>de</strong> sopetón.<br />

-Necesitamos que nos acompañe a la manifestación <strong>de</strong>l domingo. Porque no<br />

po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>jar que esos ladrones sigan hipotecando al país. Hay que hacer<br />

algo para <strong>de</strong>tener sus bribonerías. Si no actuamos van a arruinar el futuro <strong>de</strong><br />

nuestras familias y no lo po<strong>de</strong>mos permitir. Así que no me diga que no pue<strong>de</strong><br />

ir. Sería imperdonable su ausencia. Venga con nosotros-.<br />

Ricardo intentó exponer su punto <strong>de</strong> vista, pero otra vecina se lo impidió con<br />

estas palabras.


30<br />

-Ni caso le hagas a ésta pinche vieja loca, que dice puras pen<strong>de</strong>jadas. Si<br />

tuviera una pistola le daba un balazo en el culo-.<br />

El revire vino <strong>de</strong> inmediato.<br />

-Estúpida, imbécil… seguro eres <strong>de</strong> esas flojas, que esperan que su marido<br />

les lleve <strong>de</strong> tragar. Y no te importa lo que pasa en el país. Pero, déjame <strong>de</strong>cirte<br />

que por gente tarada como tú nos están robando muchos políticos corruptos-.<br />

-Vete al <strong>de</strong>monio y lárgate <strong>de</strong> aquí mitotera <strong>de</strong> quinta. No vengas a fastidiar-,<br />

respondió la aludida.<br />

Más gritos e insultos precedieron lo que parecía un inminente agarrón a<br />

golpes.<br />

Ricardo comentó a Alicia al haber recordado aquella escena vecinal.<br />

-Después <strong>de</strong> eso, cometí un error-.<br />

-Lo único que dije fue: saben qué. Ahí las <strong>de</strong>jo con sus discusiones. Yo <strong>de</strong><br />

plano me voy y me fui-.<br />

Alicia le propuso.<br />

-Retornemos pues a ese pretérito mi querido Ricardo y haz lo que <strong>de</strong>biste-.<br />

<strong>Un</strong>a vez <strong>de</strong> regreso en aquel momento <strong>de</strong> su pasado, al calor <strong>de</strong> la discusión<br />

entre sus vecinas, Ricardo hizo valer su presencia con estas palabras.


31<br />

-Por favor señoras. No se ofendan más. Sin importar quién <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s tenga<br />

la razón, <strong>de</strong>berían mostrarse respeto. Cada una está en su <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> pensar<br />

lo que mejor le parezca, pero no <strong>de</strong> repartir insultos como lo han hecho-.<br />

Después pidió amablemente.<br />

-Por eso les ruego <strong>de</strong> la manera más atenta, que se retiren a sus casas.<br />

Reflexionen sobre lo que piensan y si <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>n hacer cualquier cosa,<br />

propónganlo a los <strong>de</strong>más, sin recurrir a presiones ni medios ofensivos que<br />

solo pue<strong>de</strong>n crear conflictos-.<br />

Después <strong>de</strong> la tempestad vino la calma. Las contendientes se tranquilizaron.<br />

No hubo más agravios. Las señoras optaron por una actitud <strong>de</strong> silencio, a<br />

manera <strong>de</strong> disculpa por su arrebato y cada una tomó rumbo a su domicilio.<br />

Acto seguido, Alicia obsequió un gesto amoroso a Ricardo diciendo.<br />

-Seguramente te sientes reconfortado-.<br />

-Lo estoy por haber modificado una mala conducta que se sumaba a algunas<br />

más <strong>de</strong> las que me arrepiento-.<br />

Intempestivamente, los dos estaban <strong>de</strong> regreso en la capilla funeraria.<br />

Sentados en dos confortables sillones fueron testigos <strong>de</strong> un hecho dramático,<br />

que creó <strong>de</strong>sconcierto entre los dolientes.<br />

Alejandra, la hija <strong>de</strong>l difunto, apareció en la capilla con un llanto estri<strong>de</strong>nte<br />

y <strong>de</strong>sgarrador.


32<br />

Entre gritos y sollozos exclamó a las cuatro pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la sala.<br />

-Por qué te moriste, papá...Por qué nos <strong>de</strong>jaste-.<br />

Después con hondo <strong>de</strong>sconsuelo y lágrimas <strong>de</strong> angustia<br />

surgieron estas<br />

palabras <strong>de</strong> su boca.<br />

-No…por favor, no te mueras. No nos <strong>de</strong>jes. Despierta padre... Despierta. Yo<br />

te quiero mucho. No te vayas-.<br />

La chica enseguida se <strong>de</strong>jó caer al piso y como una plañi<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> antaño<br />

contratada ex profeso para la ocasión, siguió llorando <strong>de</strong>sconsoladamente.<br />

Ricardo hizo éste comentario.<br />

-¡Que ironía!. Apenas hace dos días me espetó sin consi<strong>de</strong>ración alguna que<br />

era un vil tacaño. Que estaba harta <strong>de</strong> mí por ser tan miserable y que si en ese<br />

plan iba a seguir, mejor <strong>de</strong>bería <strong>de</strong>jarlos solos como antes. Todo porque le<br />

negué cincuenta mil pesos que me pedía para viajar a Europa con unos<br />

amigos. Ahora me llora y creo que con mucho dolor-.<br />

-Bien dice el dicho: nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido-, dijo<br />

Alicia.<br />

-Como ha sido el caso <strong>de</strong> tu madre, que mucho <strong>de</strong>be lamentar tu ausencia-.<br />

-Sus otros hijos, se ocupan lo menos que pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong> ella. Inclusive uno <strong>de</strong><br />

ellos se atrevió a echarla <strong>de</strong> su casa. En cierta ocasión que tu mamá se daba


33<br />

vuelo con sus altanerías, la corrió a empujones y le dijo que se buscara otro<br />

lugar don<strong>de</strong> vivir-.<br />

-Para ponerme al tanto <strong>de</strong> la historia me habló por teléfono aquella vecina<br />

que acostumbraba contar vida y milagros <strong>de</strong> todo el mundo-<br />

El relato <strong>de</strong> Ricardo se interrumpió por una duda.<br />

-Aunque, ahora <strong>de</strong>bo preguntarte una cosa-, dijo al frotarse en círculo la<br />

barba <strong>de</strong> su rostro.<br />

Y planteó.<br />

-¿Acaso lo que le dijiste la hizo <strong>de</strong>poner su actitud irascible y grosera para<br />

convertirse en una mejor persona y eso cambió los hechos que acabo <strong>de</strong><br />

contarte?-.<br />

-Eso no lo sé. Nuestra misión consiste en tratar <strong>de</strong> influir en las personas para<br />

que se <strong>de</strong>n cuenta <strong>de</strong> lo que no están haciendo bien, pero no po<strong>de</strong>mos saber<br />

si nos harán caso-.<br />

-Qué objeto tiene entonces hacer lo que hacemos-.<br />

-Como tú lo pensante al recordar las palabras <strong>de</strong> tu tío Luis en aquel<br />

banquete <strong>de</strong> bodas: es una oportunidad para librarnos <strong>de</strong>l suplicio eterno en<br />

la hoguera <strong>de</strong>l infierno-.<br />

-No prejuzgaré más y sigamos a<strong>de</strong>lante-.


34<br />

-Juntos intentaremos ahora lo que podría ser un acto <strong>de</strong> telequinesis-.<br />

Tras un instante, sus cuerpos agitados e incómodos atados por un cinturón <strong>de</strong><br />

seguridad se podían ver <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un carrito <strong>de</strong> la Montaña Rusa en<br />

Chapultepec.<br />

En plena bajada en la pendiente más tormentosa <strong>de</strong> ese juego, asustado e<br />

intranquilo Ricardo exclamó.<br />

-Pero, qué diantres hacemos montados en estos fierros. Tú sabes que solo una<br />

vez lo hice en el pasado y te dije que jamás lo volvería a intentar. Por piedad<br />

has algo para bajarnos <strong>de</strong> aquí-.<br />

-Eso intento, aunque necesito <strong>de</strong> tu ayuda-.<br />

-Dime qué <strong>de</strong>bo hacer-<br />

-Deja que tu mente colabore-.<br />

-¿Mi mente?-.<br />

-Sí. Porque llegamos hasta aquí, a causa <strong>de</strong> que nuestros pensamientos no se<br />

coordinaron para trasladarnos a don<strong>de</strong> realmente te quería llevar-.<br />

-Pues llévame a don<strong>de</strong> sea, pero sácame <strong>de</strong> este jueguito en<strong>de</strong>moniado.<br />

Porque, mira: nos acercamos a otra canija bajada <strong>de</strong> esas que <strong>de</strong> plano me<br />

crispan los nervios-.<br />

-¡Ya está!-, comento Alicia.


35<br />

Y añadió.<br />

-Al fin pu<strong>de</strong> retomar el control <strong>de</strong> nuestros pensamientos y ahora vayamos a<br />

nuestra antigua casa-.<br />

En la mente <strong>de</strong> ambos, simultáneamente se reprodujo lo sucedido una tar<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong> lunes, siete años atrás.<br />

<strong>Un</strong>a sobrinita jugaba sobre la cama con unas muñecas.<br />

El timbre <strong>de</strong> la puerta se escuchó y Alicia acudió a abrir.<br />

Era la mamá <strong>de</strong> la niña.<br />

La pequeña al verla corrió a abrazarla.<br />

-Ya vine por ti, mi amor. Cómo te portaste-.<br />

-Bien, ¿verdad tía?-.<br />

-Alicia asintió con la cabeza y luego comentó a su prima.<br />

-Ah, pero déjame <strong>de</strong>cirte lo que me preguntó Ana Lucía-.<br />

-Qué-, inquirió su parienta.<br />

-¡Agárrate¡… me dijo que si era cierto que tu mamá era una bruja, porque eso<br />

le aseguró su otra abuela-.<br />

-¿Y tú qué le dijiste?-.


36<br />

-Lógicamente que la bruja era tu suegra y que en esa familia había gente<br />

mala, porque la señora era una alcohólica y sus hijos drogadictos y<br />

<strong>de</strong>lincuentes-.<br />

Tras testimoniar aquel nuevo viaje al pasado, Ricardo comentó a su<br />

compañera.<br />

-Me imagino que querrás enmendar la falta, ¿no es así?-.<br />

-Tengo que hacerlo, porque lo a<strong>de</strong>cuado habría sido haberle dicho algo muy<br />

distinto a esa pequeñita.<br />

De regreso en su hogar, al volver a escuchar la pregunta <strong>de</strong> su sobrina, Alicia<br />

respondió.<br />

-No es verdad, lo que dijo tu abuelita. Hay personas que cuando se enojan<br />

dicen lo que no <strong>de</strong>ben <strong>de</strong>cir. Recurren a mentir para poner en mal a otras<br />

personas con las que tienen problemas-.<br />

Y estando consciente <strong>de</strong> que era una niña a la que tenía enfrente, luego<br />

externó.<br />

-Pero, tú estás muy chica para enten<strong>de</strong>r los conflictos <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s. Sólo<br />

recuerda que uno nunca <strong>de</strong>be ofen<strong>de</strong>r a los <strong>de</strong>más si se enoja con ellos por<br />

cualquier motivo-.<br />

Corregido el error, estando una vez más con Ricardo en la funeraria, Alicia<br />

manifestó.


37<br />

-Ahora puedo <strong>de</strong>cirte con absoluta certeza que involucrar a los niños en<br />

conflictos <strong>de</strong> los mayores, es una infamia tan gran<strong>de</strong> como la <strong>de</strong> incubar en<br />

ellos sentimientos <strong>de</strong> odio.-<br />

-Por cierto, un acontecimiento semejante llega a mi memoria -, comentó<br />

Ricardo para añadir<br />

-<strong>Un</strong>a y otra vez, un escolapio había sido llevado por distintas maestras a la<br />

oficina <strong>de</strong>l director. La causa: haber salido <strong>de</strong> su boca un lenguaje procaz<br />

contra sus compañeros <strong>de</strong> clase. La más común <strong>de</strong> las prácticas <strong>de</strong>l bullying-.<br />

Siguió contando.<br />

-Y ahora déjame contarte que el día que la madre <strong>de</strong> aquel menor acudió a la<br />

escuela para manifestar su molestia por una suspensión <strong>de</strong> tres días para su<br />

hijo, a causa <strong>de</strong> su mala conducta, salió a relucir el motivo <strong>de</strong>l incorrecto<br />

comportamiento <strong>de</strong> su crío <strong>de</strong> apenas ocho años <strong>de</strong> edad-.<br />

-Cada una <strong>de</strong> las palabras ofensivas, usadas por el niño para agraviar<br />

verbalmente a los alumnos <strong>de</strong>l plantel, las utilizó su progenitora con la<br />

intención <strong>de</strong> injuriar a maestros y directivos escolares-.<br />

Aseguró <strong>de</strong>spués.<br />

-Y eso me lleva a una conclusión: que un menor aprenda y diga malas<br />

palabras, a causa <strong>de</strong> sus contactos fuera <strong>de</strong> casa, no es algo bueno, pero que


38<br />

uno <strong>de</strong> sus padres le <strong>de</strong> cátedra para <strong>de</strong>spotricar contra la gente, es una<br />

monstruosidad-.<br />

Alicia lo secundó al revelar un inci<strong>de</strong>nte más <strong>de</strong> nociva inducción hacia los<br />

niños.<br />

Dijo entonces.<br />

-Hablando <strong>de</strong> malas influencias paternas comparto contigo lo que sucedió en<br />

un salón <strong>de</strong> fiestas infantiles. <strong>Un</strong>a señora con su hijo y varios compañeros <strong>de</strong><br />

clase llegaron al establecimiento una tar<strong>de</strong> y ella a grito pelón <strong>de</strong>cretó: ¡aquí<br />

sí pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>struir todo lo que quieran!-.<br />

-El dueño <strong>de</strong>l negocio, alarmado por su dicho, la llamó a la oficina y al<br />

recordarle que había firmado un contrato que la obligaba a reparar daños a<br />

las instalaciones <strong>de</strong>l inmueble, la invitó a firmar en blanco un pagaré<br />

bancario que garantizara el pago por cualquier <strong>de</strong>sperfecto que pudieran<br />

causar aquellos escolapios-.<br />

-Qué reacción tuvo la señora-, interrogó Ricardo.<br />

-Encaró <strong>de</strong> inmediato a todos los niños para advertirles: pórtense bien<br />

chamacos o se acabó la fiesta-.<br />

-Pero, justamente en el mismo salón, otro día ocurrió algo distinto y digno <strong>de</strong><br />

encomio-, siguió platicando Alicia al dar cuenta <strong>de</strong> lo que le había comentado<br />

el propietario.


39<br />

-La directora <strong>de</strong> un kín<strong>de</strong>r, llegó con sus alumnos y padres <strong>de</strong> familia y lo<br />

primero que hizo fue colocar sobre las pare<strong>de</strong>s dos gran<strong>de</strong>s cartulinas que<br />

<strong>de</strong>cían lo siguiente-.<br />

-Queridos niños: recuer<strong>de</strong>n que venimos a divertirnos y <strong>de</strong>bemos hacerlo con<br />

buen trato hacia nosotros y respeto para este lugar. Y uste<strong>de</strong>s papitos: no<br />

olvi<strong>de</strong>n que <strong>de</strong>bemos cuidar a los niños para evitar acci<strong>de</strong>ntes. Tenemos que<br />

<strong>de</strong>mostrar nuestra buena educación-.<br />

-Algo como eso, justamente, es lo necesario para encausar como es <strong>de</strong>bido el<br />

comportamiento infantil y también el <strong>de</strong> sus padres -, postuló Ricardo.<br />

<strong>Un</strong>a remembranza lo hizo añadir.<br />

- Y otra cosa <strong>de</strong>bo <strong>de</strong>cir: en la educación a nuestros hijos tenemos que ser<br />

suaves en la forma y duros en el fondo. Jamás usar palabras crueles para<br />

repren<strong>de</strong>rlos, pero tampoco doblar las manos cuando es menester ser firmes<br />

e inflexibles-.<br />

-Te quiero mucho, hijito <strong>de</strong> mi vida, pero no pue<strong>de</strong>s ver el televisor, porque<br />

primero tienes que hacer tu tarea. Recurrir a palabras como esas, siempre será<br />

más conveniente para fomentar una buena educación familiar, que incurrir<br />

en exabruptos altisonantes y procaces que preten<strong>de</strong>n educar para <strong>de</strong>spués<br />

ce<strong>de</strong>r a las peticiones <strong>de</strong> un niño renuente a hacer lo que <strong>de</strong>be-.


40<br />

-Algo así me dijo un amigo alguna vez y <strong>de</strong>biendo conce<strong>de</strong>rle la razón, no<br />

cabe duda acerca <strong>de</strong> lo bueno que sería reconstruir el tejido familiar<br />

procediendo a reeducar a padres e hijos-, afirmo Ricardo.<br />

-<strong>Un</strong>a tarea que podríamos intentar al menos entre familiares y amigos. ¿No<br />

crees?-.<br />

-En efecto. Sin embargo, quizás tomarnos un<br />

pequeño <strong>de</strong>scanso sería<br />

saludable para nuestra mente y tal vez….-.<br />

-Ricardo: en nuestra situación, no po<strong>de</strong>mos hacer eso que estás pensando-.<br />

-Fue sólo una <strong>de</strong> esas i<strong>de</strong>as que uno tiene <strong>de</strong> repente-.<br />

-Olvídalo y a seguir con la misión-.<br />

-Tú or<strong>de</strong>nas y yo obe<strong>de</strong>zco-.<br />

Su viaje en el tiempo prosiguió.<br />

En el domicilio <strong>de</strong> una tía <strong>de</strong> Alicia ocurriría uno <strong>de</strong> tantos conflictos<br />

repetidos a cada rato en ese hogar.<br />

Se festejaba el cumpleaños <strong>de</strong> doña Carmen. Familiares y amigos <strong>de</strong>partían<br />

con buen ánimo. Julia la hija <strong>de</strong> la señora, que recién había llegado a la<br />

reunión, junto con su esposo y su hijo <strong>de</strong> tres años, hizo un comentario a su<br />

madre.


41<br />

-No quería <strong>de</strong>círtelo, pero la verdad no me siento <strong>de</strong>l todo a gusto en tu casa.<br />

El trato que me dan no es nada agradable y por eso vengo lo menos que<br />

puedo. Y hoy sólo viene para que luego no me digas que soy una ingrata y me<br />

pongas en mal con todos diciéndoles que ni siquiera en fechas especiales te<br />

visito-.<br />

Y la rebambaramba se armó en gran<strong>de</strong>.<br />

-Mírame, pen<strong>de</strong>jita. Yo no necesito que vengas y es más: ahora mismo te me<br />

largas <strong>de</strong> aquí.-<br />

-Por eso no vengo. Me revienta el hígado venir para que me insultes-.<br />

-Pues ésta es mi casa y hago lo que se me hinche la gana. Y ya te dije: vete al<br />

carajo-.<br />

La hija enfurecida le <strong>de</strong>mando a su esposo.<br />

-¡Vámonos Juan!... corre por el niño y dile que nos tenemos que ir <strong>de</strong> esta<br />

pinche pocilga-.<br />

Con rabia hasta los huesos su madre respondió.<br />

-¡Pocilga!...taruga, ya quisieras tener una casa como ésta-.<br />

-Pues ni falta que me hace-.


42<br />

-Qué bueno, porque una cosa sí te advierto: no vas a recibir <strong>de</strong> mí ni un<br />

quinto cuando me muera y no vengas con tus lágrimas <strong>de</strong> cocodrilo a<br />

llorarme. De ahora en a<strong>de</strong>lante estás muerta. No te quiero volver a ver jamás-.<br />

Los convidados al ágape enmu<strong>de</strong>cidos por el escándalo se quedaron<br />

petrificados. Nadie dijo ni hizo nada.<br />

Alicia como todos los <strong>de</strong>más fue un testigo <strong>de</strong> palo.<br />

Así que una vez recreado con toda su cru<strong>de</strong>za aquel reparto <strong>de</strong> agravios vino<br />

la reacción.<br />

-No me digas que preten<strong>de</strong>s meterte a la boca <strong>de</strong>l lobo-, preguntó Ricardo al<br />

<strong>de</strong>sparecer <strong>de</strong> la mente <strong>de</strong> ambos aquella crispante escena familiar.<br />

-Creo que fui una cobar<strong>de</strong> al no intentar apaciguar a mi tía-.<br />

-Créeme que ella como tu madre son como esas tempesta<strong>de</strong>s que cuando se<br />

<strong>de</strong>satan nadie pueda contenerlas con nada…así que yo que tú…-.<br />

-Sé a lo que puedo enfrentaré, pero voy a correr el riesgo. Por favor, no<br />

intentes cambiar mi <strong>de</strong>cisión-.<br />

-Está bien. Vamos <strong>de</strong> regreso a aquel día. Te acompaño y que Dios te agarre<br />

confesada-.<br />

En plena discusión colérica, Alicia se levantó <strong>de</strong> su asiento y les pidió a las<br />

pleitistas.


43<br />

-Deténganse un momento…sólo un momento: se los suplico-.<br />

Después expresó.<br />

-Hace dos meses en casa <strong>de</strong> una amiga, ocurrió algo parecido. Por un<br />

problema que se podía resolver hablando y no a gritos, su marido se exaltó a<br />

tal grado que terminó por <strong>de</strong>cirle a su hijo: ya lárgate <strong>de</strong> aquí-.<br />

Siguió diciendo.<br />

-La respuesta <strong>de</strong> aquel chico fue imperdonable: tú también te vas a largar y<br />

muy pronto-.<br />

Y en efecto una semana <strong>de</strong>spués, su padre murió <strong>de</strong> una enfermedad terminal<br />

que lo tuvo postrado varios meses-.<br />

-El día <strong>de</strong>l velorio, si lo recuerdan…el hijo <strong>de</strong> mi amiga sufrió como nadie la<br />

pérdida <strong>de</strong> su padre y se daba <strong>de</strong> bofetadas contra su boca por haber dicho lo<br />

que dijo-.<br />

-Así que por amor a Dios: querida familia. No se ofendan más. Sin<br />

apasionamientos traten <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rse. Platiquen lo que les <strong>de</strong>sagrada y<br />

procuren resolver sus diferencias aceptando sus errores-.<br />

Y reflexionó.


44<br />

-Sólo <strong>de</strong> ese modo po<strong>de</strong>mos mantener una relación cordial entre familiares.<br />

Así que no más resentimientos, que equivalen a traer todo el tiempo una<br />

carga insoportable <strong>de</strong> dolor-.<br />

-Uff…pensé que te iba ir como en feria, pero dime qué pasó <strong>de</strong>spués-,<br />

preguntó Ricardo.<br />

Enseguida añadió.<br />

-Apenas terminaste <strong>de</strong> hablar y volvimos <strong>de</strong> regreso a la funeraria. Cuéntame:<br />

¿el pleito se acabó con una reconciliación o tu tía la emprendió contra ti<br />

también y te puso como lazo <strong>de</strong> cochino?-.<br />

Alicia contestó.<br />

-No olvi<strong>de</strong>s que en cuanto hayamos hecho lo que tenemos que hacer, no será<br />

posible saber si pudimos o no cambiar el pasado-.<br />

-Y ahora me vas a repetir que no cuestione, ¿verdad?-.<br />

-Sería mejor saber en qué consistió tu aprendizaje <strong>de</strong> esto que intenté<br />

subsanar-.<br />

-Te lo diré así: para solucionar en buena lid cualquier diferencia, hay que<br />

echar mano <strong>de</strong> palabras edificantes y no <strong>de</strong>structivas, porque “el que siembra<br />

tormentas recoge tempesta<strong>de</strong>s”-.<br />

Agregó.


45<br />

-<strong>Un</strong>a sola palabra pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nar agresiones familiares terribles y<br />

<strong>de</strong>spués recuerdos tormentosos-.<br />

-Por <strong>de</strong>sgracia mi tía, es <strong>de</strong> esas personas que recurren a la agresividad para<br />

imponer su autoridad. Y sus hijos han crecido en la violencia y se han hecho<br />

más violentos que ella-.<br />

-“Hijo <strong>de</strong> tigre pintito”, creo que dice el refrán-.<br />

-Así es querido Ricardo-.<br />

-Por eso es indispensable una comunicación comediada para alentar el<br />

comedimiento <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más, en vez <strong>de</strong> caer en el error <strong>de</strong> recurrir a la<br />

violencia que genera violencia-.<br />

-La amabilidad pavimenta las relaciones entre las personas y permite labrar<br />

buenos acuerdos-.<br />

-<strong>Un</strong> ejemplo podría ser lo que hizo uno <strong>de</strong> tus jefes. Aquel que les corrigió la<br />

plana <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> muchas horas <strong>de</strong> trabajo que les resultaron inútiles. ¿Lo<br />

recuerdas?-.<br />

-Des<strong>de</strong> luego que sí. Dos días ni siquiera dormimos para estructurar la<br />

propuesta que tendríamos que entregar el domingo por la mañana y lo que<br />

sucedió fue memorable -.<br />

-Primero los colmó <strong>de</strong> elogios y terminó por hacerles ver que su trabajo no<br />

era lo que esperaba. ¿No es así-.


46<br />

-Justamente: <strong>de</strong> cada punto sugerido en el programa <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s, su<br />

comentario inicial siempre fue <strong>de</strong> reconocimiento por el tiempo <strong>de</strong>dicado, el<br />

esfuerzo, el compromiso, la entrega al servicio y <strong>de</strong>spués con extraordinaria<br />

sutileza nos corrigió-.<br />

-Leyó paso a paso lo que proponíamos y tras externar su aparente aprobación,<br />

nos <strong>de</strong>cía algo así: me parece bien lo que plantean, los felicito. Sé cuánto se<br />

han esmerado en este trabajo, así que sólo me permitiría sugerirles unos<br />

pequeños ajustes como estos. Y prácticamente cambió todo lo que hicimos,<br />

pero en ningún momento nos dijo una palabra que pudiera hacernos sentir<br />

ofendidos, sino más bien apapachados sin merecerlo por los <strong>de</strong>satinos<br />

cometidos-.<br />

-Mano <strong>de</strong> hierro con guante <strong>de</strong> terciopelo-.<br />

-Igual que un gran maestro hace valer su autoridad sin aspavientos-.<br />

-Eso hizo mi tía Gabriela con sus pequeños hijos-.<br />

-La <strong>de</strong>sesperación al ver que su casa no tenía or<strong>de</strong>n, la llevó a adoptar una<br />

solución eficaz-.<br />

-Qué hizo-.<br />

-Invitó a sus hijos al restaurante para <strong>de</strong>sayunar y les propuso un trato:<br />

regalarles un viaje al lugar que quisieran, a cambio <strong>de</strong> no <strong>de</strong>jar sus útiles<br />

escolares, la ropa y platos o vasos regados por toda la casa-


47<br />

-Y hubo algo más-, añadió Alicia.<br />

-Se llegó al acuerdo <strong>de</strong> que cualquier cosa mal puesta, iría a parar a un bote<br />

que mi tía colocó en un pasillo junto a las recámaras. Y lo primero que<br />

sucedió fue que ese bote se llenó a más no po<strong>de</strong>r, pero cansados <strong>de</strong> tener que<br />

buscar en aquel cilindro metálico lo que abandonaban en cualquier parte,<br />

esos niños optaron por cambiar <strong>de</strong> hábitos y se volvieron muy or<strong>de</strong>naditos-.<br />

-No hicieron falta gritos ni insultos para corregirlos. Simplemente: dulzura<br />

para <strong>de</strong>mandar y firmeza para hacer cumplir lo <strong>de</strong>mandado-, señaló Ricardo.<br />

-Ahora que dices eso, recuerdo lo que hacía el dueño <strong>de</strong> una empresa para<br />

instruir sobre sus obligaciones a los empleados <strong>de</strong> la compañía.<br />

Sus mentes volvieron al pasado.<br />

En un edificio <strong>de</strong> doce pisos el tránsito <strong>de</strong> las personas en la planta baja era<br />

continuo. <strong>Un</strong>os entraban y otros salían. Frente a tres elevadores se hacía cola<br />

para subir. Dos damas con uniforme <strong>de</strong> seguridad se encargaban <strong>de</strong> revisar el<br />

contenido <strong>de</strong> bolsos y portafolios <strong>de</strong> los recién llegados.<br />

Don Gregorio Urrutia recibiría a su jefe <strong>de</strong> personal en el último piso.<br />

En una superficie <strong>de</strong> ochocientos metros cuadrados ro<strong>de</strong>ada <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s<br />

ventanales la vista exterior ofrecía las siluetas <strong>de</strong> otros gran<strong>de</strong>s inmuebles<br />

para oficinas, bajo un cielo azulado <strong>de</strong> escasa nubosidad.


48<br />

Al interior <strong>de</strong> la mole <strong>de</strong> concreto en la parte central un acuario rectangular<br />

con especies marinas <strong>de</strong> distintos tipos impactaba la vista <strong>de</strong> los visitantes.<br />

La oficina <strong>de</strong> mayor tamaño, con un diseño arquitectónico mo<strong>de</strong>rnista hecho<br />

en cancelería <strong>de</strong> aluminio, gruesos vitrales y puertas en ma<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> cedro,<br />

ocupaba más <strong>de</strong> cien metros cuadrados.<br />

En la recepción se observan dos escritorios con un extraordinario or<strong>de</strong>n sobre<br />

su cubierta.<br />

-Martita, ya estoy por acá. Me mandó llamar el jefe. ¿Puedo pasar a su<br />

oficina?-.<br />

-Sí claro, inmediatamente. Le urge verlo-, respondió la secretaria particular <strong>de</strong><br />

don Gregorio al ser abordaba por el visitante.<br />

Con el pulgar <strong>de</strong> su mano diestra, Marta oprimió un botón electrónico<br />

colocado sobre su escritorio y abrió la puerta que daría acceso al jefe <strong>de</strong><br />

personal.<br />

-Buenos días, don Gregorio. ¿Algún problema?-.<br />

-Por qué siempre lo malo <strong>de</strong> por medio y no lo bueno-.<br />

-Déjeme preguntarle entonces: ¿me gané alguna felicitación?-.<br />

Tras una sonrisa dibujada con mo<strong>de</strong>rado sarcasmo, don Gregorio hizo la<br />

invitación.


49<br />

-Siéntese. Tenemos que hablar-.<br />

Después dijo.<br />

-<strong>Un</strong> colega me comentó que a los empleados, invariablemente hay que<br />

orientarlos con buenos modos sobre sus <strong>de</strong>beres. Y hay que hacerlo: una, dos<br />

y hasta tres veces, pero <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> eso, si <strong>de</strong> plano no entien<strong>de</strong>n o <strong>de</strong>sacatan<br />

ór<strong>de</strong>nes, con mucha amabilidad hay que darles las gracias con su cheque <strong>de</strong><br />

liquidación. ¿Qué opina <strong>de</strong> eso?-.<br />

-Estoy enteramente <strong>de</strong> acuerdo-.<br />

-Permítame hacerle esta pregunta: cuántas veces le he dicho que necesitamos<br />

mejorar la capacitación <strong>de</strong> nuestros mensajeros.-<br />

-Dos veces, Don Gregorio. Mañana mismo comienza un nuevo programa que<br />

seguramente nos dará resultados positivos-.<br />

-Confió mucho en usted y sobre todo en que sepa contar. Vaya sin más<br />

<strong>de</strong>mora a echar a<strong>de</strong>lante este tercer intento <strong>de</strong> hacer lo que le pedí. Buen día<br />

y gracias por venir-.<br />

De súbito, Ricardo y Alicia se encontraron sentados en la banca <strong>de</strong> un parque.<br />

Era el ambiente típico <strong>de</strong> estos lugares. Hombres y mujeres caminando o<br />

corriendo en ropa <strong>de</strong>portiva. Tras una fuente se podía ver a una veintena <strong>de</strong><br />

personas haciendo gimnasia a la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> su instructora. El calor matinal y la<br />

ejercitación física surtían sus primeros efectos <strong>de</strong> fatiga entre los concurrentes


50<br />

al parque. <strong>Un</strong> ven<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> jugos se esforzaba en aten<strong>de</strong>r a sus sedientos<br />

clientes. Algunos niños jugaban a la pelota. Otros subían y bajaban <strong>de</strong> los<br />

juegos metálicos. <strong>Un</strong>o que otro ciclista y paseantes con perros<br />

complementaban la ambientación <strong>de</strong>l lugar.<br />

-¡Oye!... estos repentinos cambios <strong>de</strong> ubicación, sin previo aviso me sacan <strong>de</strong><br />

concentración-.<br />

-Perdón, pero tienes que acostúmbrate. Algunos <strong>de</strong> nuestros recuerdos<br />

<strong>de</strong>saparecen inesperadamente-.<br />

Ricardo expresó su comprensión elevando y extendiendo lentamente las<br />

manos que tenía sobre sus piernas al tiempo <strong>de</strong> hacer lo mismo con su cabeza<br />

para mirar al cielo y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>jarla caer hasta casi pegar la barbilla a su<br />

pecho para <strong>de</strong>cir.<br />

-Ni hablar mujer. Menos quejas y más acción-.<br />

Procedió pues a externar.<br />

-Y sobre eso que vimos, me parece absolutamente cierta una cosa: si uno<br />

quiere que sus asuntos caminen bien, es preciso orientar como es <strong>de</strong>bido a los<br />

responsables <strong>de</strong> hacerlo y también estar dispuesto a sancionar sin actuar con<br />

insolencia procaz-.<br />

Inmediatamente agregó.<br />

-Porque efectivamente: lo cortés no quita lo valiente-.


51<br />

-<strong>Un</strong> dicho popular con gran sabiduría-, apuntó Alicia.<br />

-Alguna vez leí que un hombre, encargado <strong>de</strong> aplicar la pena <strong>de</strong> muerte a los<br />

con<strong>de</strong>nados a morir, solía comportarse con tanta amabilidad que aquellos<br />

que serían ejecutados por su verdugo, antes <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar este mundo lo colmaban<br />

<strong>de</strong> bendiciones.-<br />

-Cuesta trabajo creer que eso pudiera suce<strong>de</strong>r, pero no tengo duda <strong>de</strong> que las<br />

sanciones que uno recibe por sus omisiones o <strong>de</strong>sviaciones <strong>de</strong> conducta,<br />

motivan menos resentimiento para el sancionador, en la medida en que su<br />

actitud conlleva misericordia y no una alta dosis <strong>de</strong> crueldad-.<br />

Alicia añadió.<br />

-Por eso es que antes <strong>de</strong> corregir, hay que corregirse uno mismo. El buen juez<br />

por su casa empieza, ¿no crees?-.<br />

-Claro que sí. La sabiduría popular <strong>de</strong>l refranero suele ser inequívoca. Como<br />

en aquello <strong>de</strong> “zapatero a sus zapatos”. ¿No te parece?-.<br />

-¿Por qué lo dices?.-<br />

-Es que en honor a la verdad <strong>de</strong>bo <strong>de</strong>cirte que eso <strong>de</strong> ser viajero <strong>de</strong>l tiempo,<br />

<strong>de</strong> plano no se me da. Adolezco <strong>de</strong> habilidad para conducir nuestros viajes. Y<br />

temo que un recuerdo equivocado nos ponga los pelos <strong>de</strong> punta por irnos a<br />

meter don<strong>de</strong> no <strong>de</strong>bemos- .


52<br />

-Ricardo, mi amor: sólo inténtalo una y otra vez. Y total: si nos metemos un<br />

buen susto. Ya estaré retomando el control para echar reversa y asunto<br />

arreglado.-<br />

-A ver pues: ahora sí, seré yo el que dirija y que pase lo que tenga que pasar-.<br />

Las mentes <strong>de</strong> ambos se trasportaron casi simultáneamente a varios<br />

escenarios.<br />

A unos pasos <strong>de</strong>l antiguo domicilio <strong>de</strong> Ricardo y Alicia, un vecino salió <strong>de</strong> su<br />

casa y al ver que un vehículo bloqueaba su cochera, <strong>de</strong>spotricó.<br />

-Me lleva el tren, que gente tan necia caramba. Acaso no ven el letrero que<br />

puse en mi puerta o les vale un carajo-.<br />

Justo antes <strong>de</strong> las ocho <strong>de</strong> la mañana, la calle estaba repleta <strong>de</strong> automóviles y<br />

transeúntes. Padres e hijos corrían para llegar a una escuela ubicada unos<br />

metros a<strong>de</strong>lante. La chicharra que avisaría el inicio <strong>de</strong> las clases empezaría a<br />

sonar en un par <strong>de</strong> minutos. Desesperados por falta <strong>de</strong> lugares para<br />

estacionar sus vehículos, los conductores con <strong>de</strong>scaro se estacionaban frente a<br />

las cocheras <strong>de</strong> varias resi<strong>de</strong>ncias.<br />

Por eso en cada tramo <strong>de</strong> la reja, dividida en dos tantos, en la casa <strong>de</strong> aquel<br />

vecino iracundo se observan sendos letreros con la misma leyenda.<br />

“Ni un momento, ni tantito, ni un segundo ponga su carro en mi cochera o le<br />

poncho una llanta”.


53<br />

<strong>Un</strong>a amenaza, que aquel hombre notoriamente irritado al observar el bloqueo<br />

<strong>de</strong> su entrada vehicular por un pequeño auto <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>lo reciente procedió a<br />

cumplir sin miramiento alguno al <strong>de</strong>cir.<br />

-Espero que con esto entien<strong>de</strong>n estos <strong>de</strong>sgraciados-.<br />

Ante la mirada expectante <strong>de</strong> varios transeúntes el hombre echó mano <strong>de</strong> una<br />

herramienta para consumar su amago.<br />

<strong>Un</strong> minuto <strong>de</strong>spués, dos llantas <strong>de</strong> aquel auto estaban <strong>de</strong>sinfladas.<br />

Las mentes <strong>de</strong> Ricardo y Alicia dieron un vuelco para recordar otro<br />

acontecimiento.<br />

En un book <strong>de</strong> apuestas se suscitó una pelea entre dos clientes.<br />

El establecimiento se localizaba <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una plaza comercial. En dos<br />

monitores se podía observar una carrera <strong>de</strong> caballos y otra <strong>de</strong> perros a punto<br />

<strong>de</strong> comenzar. Varios hombres con semblante <strong>de</strong> <strong>de</strong>sesperación se levantaban<br />

<strong>de</strong> sus asientos para apostar.<br />

<strong>Un</strong>o <strong>de</strong> ellos <strong>de</strong>jó la silla en la que estaba sentado para dirigirse a la caja. A su<br />

regreso se percató <strong>de</strong> que el asiento que ocupaba no estaba disponible. <strong>Un</strong><br />

hombre corpulento se había sentado.


54<br />

La molestia <strong>de</strong>l <strong>de</strong>spojado no se hizo esperar.<br />

-Quítate güey que yo estaba ahí sentado-.<br />

-Aquí no hay apartados. Siéntate en otro lado o quítame la silla, a ver si<br />

pue<strong>de</strong>s-.<br />

-Pues no podré méndigo gordo-.<br />

-Gorda la más vieja <strong>de</strong> tu casa, flaco muerto <strong>de</strong> hambre-.<br />

Sin más palabras, ambos individuos se trenzaron en feroz golpiza.<br />

<strong>Un</strong> recuerdo distinto <strong>de</strong> Ricardo se hizo presente.<br />

En alguna parte <strong>de</strong> la ciudad, en una avenida saturada <strong>de</strong> vehículos en<br />

circulación, sucedió en cuestión <strong>de</strong> segundos un hecho fatal.<br />

El conductor <strong>de</strong> un taxi entró al carril en el que circulaba un automóvil<br />

particular y lo rebasó.<br />

Al volante <strong>de</strong> su coche, Ricardo justo atrás <strong>de</strong> los vehículos en cuestión,<br />

observó con estupefacción lo que suce<strong>de</strong>ría posteriormente.<br />

Indignado el tripulante <strong>de</strong>l coche le dio alcance al taxista y haciendo uso <strong>de</strong>l<br />

claxon <strong>de</strong> su vehículo lo insulto. El ofendido hizo lo mismo y metros a<strong>de</strong>lante<br />

cuando la luz roja <strong>de</strong>l semáforo los obligó a <strong>de</strong>tenerse, uno <strong>de</strong> ellos usó un<br />

arma y mató al otro.<br />

Inmediatamente <strong>de</strong>spués, un recuerdo más surgió en la mente <strong>de</strong> Ricardo.


55<br />

Otra mañana minutos antes <strong>de</strong> la ocho horas, en la calle don<strong>de</strong> el vecino le<br />

ponchó dos llantas al auto que invadía su cochera, un transeúnte con navaja<br />

en mano ralló la carrocería <strong>de</strong> una camioneta que se encontraba estacionada<br />

frente a ese domicilio, ocupando la mitad <strong>de</strong> la banqueta.<br />

Ricardo fue testigo <strong>de</strong> que el vecino afectado, salió a reclamarle el daño al<br />

agresor, con estas palabras.<br />

-Piche ojete, porque rallaste mi camioneta-.<br />

Su respuesta fue ésta.<br />

-Para que aprendas, cabrón. Y tú también respetes. El otro día le ponchaste<br />

dos llantas a mi carro por bloquear tu cochera y mira lo que haces: pones tu<br />

camioneta a media banqueta y no <strong>de</strong>jas pasar a la gente. Así que si no te<br />

gustó, aquí te espero y nos rompemos el hocico…-.<br />

Otro inci<strong>de</strong>nte recordado por Ricardo vino a su mente.<br />

Los hechos ocurrieron en el estacionamiento <strong>de</strong> una plaza comercial. Al<br />

circular sin precaución, un señor estuvo a punto <strong>de</strong> atropellar con su coche a<br />

otro hombre <strong>de</strong> avanzada edad.<br />

Este último le gritó. -fíjate pen<strong>de</strong>jo-.<br />

El agraviado por las palabras <strong>de</strong>l anciano bajó con un tubo <strong>de</strong> su automóvil y<br />

le golpeó la cabeza. Enseguida, los familiares <strong>de</strong>l agredido tomaron <strong>de</strong>squite.


56<br />

Con piedras y palos a la mano, tundieron hasta medio matar al agresor. Todo<br />

en cuestión <strong>de</strong> minutos.<br />

Ese otro <strong>de</strong>saguisado sangriento, provocó una reacción <strong>de</strong> Alicia que la incitó<br />

a <strong>de</strong>cir a Ricardo.<br />

-Por favor. Ya no traigas más recuerdos como esos a tu mente. Me haces sentir<br />

como si estuviera en uno <strong>de</strong> esos carritos “chocones” <strong>de</strong> la feria. Recibiendo<br />

embestidas <strong>de</strong> todas partes-.<br />

-Lo siento. Es como te dije: todavía no sé controlar mis recuerdos y muchas<br />

cosas vienen a mi memoria en forma abrupta y <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nada-.<br />

-Démonos ahora sí un merecido <strong>de</strong>scanso. ¿Qué te parece si recordamos<br />

juntos algo relajante?-.<br />

-Como estar plácidamente sentados a un lado <strong>de</strong> la alberca en uno <strong>de</strong> esos<br />

lindos hoteles <strong>de</strong> gran turismo, disfrutando <strong>de</strong> una buena botana y una<br />

bebida <strong>de</strong> las que tanto nos gustaban. ¿Te parece bien?.<br />

-Esplendido. Aunque, permíteme ser la guía, no vaya a ser la <strong>de</strong> malas que<br />

aparezcamos en medio <strong>de</strong> la noche en una calle solitaria y unos pelafustanes<br />

nos quieran asaltar-.<br />

-Dos rones con refresco <strong>de</strong> cola y cacahuates. Y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> quince minutos les<br />

traigo sus hamburguesas. Que tengan buen provecho-


57<br />

Dicho eso, el mesero que los atendía <strong>de</strong>jo a Ricardo y Alicia recostados en<br />

traje <strong>de</strong> baño en dos camastros frente a la alberca y la pareja se dispuso a<br />

brindar con entusiasmo.<br />

-Salud mi amor. Por el gusto <strong>de</strong> volver a estar juntos-.<br />

-Este encuentro ha sido un regalo <strong>de</strong>l cielo-.<br />

-Disfrutemos y recuperemos fuerzas para continuar con la misión-.<br />

-Está bien, pero creo que tendrás que ser tú la que siga guiando nuestros<br />

viajes-, expuso Ricardo.<br />

-Solo hasta que tú te sientas seguro <strong>de</strong> controlar a dón<strong>de</strong> exactamente hay que<br />

ir-, mi amado Ricardo.<br />

-Por lo pronto <strong>de</strong>bo <strong>de</strong>cirte que todos esos acontecimientos violentos que<br />

recordamos hace un momento tienen semejanza en sus orígenes-.<br />

-Por qué lo piensas-.<br />

-En cada caso se dieron flagrantes violaciones <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos ajenos con el<br />

uso <strong>de</strong> fuerza y prepotencia-.<br />

Después añadió.<br />

-Mi padrino Genaro <strong>de</strong>cía con vehemencia: el <strong>de</strong>recho tiene dos lados. El<br />

<strong>de</strong>recho propio y el <strong>de</strong>recho ajeno-.


58<br />

-Y por lo mismo, tenemos que saber dón<strong>de</strong> termina uno y dón<strong>de</strong> comienza el<br />

otro, a fin <strong>de</strong> preservar los dos, puesto que ningún <strong>de</strong>recho vale más que<br />

otro. Su valor es idéntico, aunque comúnmente dos <strong>de</strong>rechos no se pue<strong>de</strong>n<br />

ejercer al mismo tiempo, <strong>de</strong>bido a que cada <strong>de</strong>recho tiene su lugar-.<br />

-Cómo saber entonces, qué <strong>de</strong>recho reconocer y respetar en un momento<br />

dado,-interrogó Alicia.<br />

-<strong>Un</strong>o tendría que saber, en un acto <strong>de</strong> conciencia a dón<strong>de</strong> están los límites <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>recho propio para no atropellar el <strong>de</strong>recho ajeno, y en caso <strong>de</strong> controversia,<br />

someterse sin más alegatos ni ofuscadas resistencias a lo que <strong>de</strong>termine una<br />

instancia competente con atribuciones legalmente conferidas-.<br />

-Eh ahí la causa <strong>de</strong> incontables conflictos: dado el ejercicio a la ligera <strong>de</strong><br />

supuestos <strong>de</strong>rechos propios sin <strong>de</strong>tenerse pru<strong>de</strong>ntemente a pensar en los<br />

posibles <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más-.<br />

-Y si a eso le agregamos los malos modos <strong>de</strong> ejercer y reclamar un <strong>de</strong>recho,<br />

entrar en constantes disputas violentas suele ser el lamentable resultado-.<br />

-Como sucedió en esos casos que recordarse, en los que estuvieron<br />

involucradas distintas personas que no fueron capaces <strong>de</strong> encontrar una<br />

solución civilizada a sus diferencias por su comportamiento incorrecto y sus<br />

reacciones viscerales-.<br />

-Algo que suele ocurrir constantemente-, afirmó Ricardo.


59<br />

-A consecuencia <strong>de</strong> traer el ánimo <strong>de</strong> confrontación a flor <strong>de</strong> piel-.<br />

-Qué fácil es caer en la trampa <strong>de</strong> la violencia. Y más tar<strong>de</strong> tener que sufrir<br />

sus consecuencias-.<br />

-<strong>Un</strong>a reflexión que todo ser humano <strong>de</strong>bería hacer al menos <strong>de</strong> vez en<br />

cuando-.<br />

-Por cierto, permíteme <strong>de</strong>cirte que en cierta ocasión un taxista me sorprendió<br />

al darme una lección <strong>de</strong> pru<strong>de</strong>ncia para evitar conflictos-, señaló Ricardo.<br />

Y se explicó.<br />

-Le había dicho que en opinión <strong>de</strong> mucha gente algunos <strong>de</strong> su gremio tenían<br />

fama <strong>de</strong> cafres porque se metían<br />

<strong>de</strong> un carril a otro con sus unida<strong>de</strong>s,<br />

obligando a los <strong>de</strong>más a frenar el paso <strong>de</strong> sus autos-.<br />

-Sin molestarse me dijo: es verdad, pero le aseguro que ese hábito lo tienen<br />

también muchos conductores <strong>de</strong> vehículos particulares. Y lo que es peor, sin<br />

gran pericia para conducir. En cambio, los taxistas que tenemos años en esto,<br />

hacemos el intento <strong>de</strong> pasar y si vemos que nos echan un auto encima,<br />

simplemente nos <strong>de</strong>tenemos. A<strong>de</strong>más, difícilmente usamos el claxon para<br />

insultar.-.<br />

-Podría pensarse pues, que ciertos operadores <strong>de</strong>l servicio público, solamente<br />

abusan <strong>de</strong> su <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> tránsito, si no encuentran oposición-, comentó<br />

Alicia.


60<br />

-Otra hipótesis sería que los taxistas precavidos se <strong>de</strong>tienen a tiempo para<br />

evitar un encontronazo-.<br />

-Cosa que muchos no hacen en su vida diaria, a fin <strong>de</strong> evitar choques contra<br />

los <strong>de</strong>más. -.<br />

-Y la verdad es que los conflictos en familia y sociedad serían menos<br />

frecuentes, si una <strong>de</strong> las partes tuviera la cautela <strong>de</strong> no ir más allá <strong>de</strong> lo que<br />

podría ser invadir arbitrariamente el espacio <strong>de</strong>l otro, y <strong>de</strong> ese modo evitar<br />

confrontaciones violentas-.<br />

-¿Pue<strong>de</strong>s ponerme un ejemplo <strong>de</strong> lo que estas planteando?-.<br />

-Sí, pero…-.<br />

-No te preocupes, piensa en algo y yo me encargo <strong>de</strong> transportarnos en el<br />

tiempo-, ofreció Alicia.<br />

Los dos aparecieron haciendo fila en la ventanilla <strong>de</strong> un cine, en espera <strong>de</strong> su<br />

turno para comprar sus boletos para la función <strong>de</strong> las cinco <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>.<br />

Había trascurrido casi media hora <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su llegada. <strong>Un</strong>a película <strong>de</strong> estreno<br />

convocó a cientos <strong>de</strong> interesados en verla. Familias <strong>de</strong> tres y hasta siete<br />

personas estaban ahí. Lo mismo que parejas o personas solitarias. La<br />

inquietud hacia presa a la mayoría.<br />

El tránsito <strong>de</strong> compradores <strong>de</strong> boletos para la función era lento, pero el turno<br />

<strong>de</strong> Ricardo y Alicia estaba por llegar.


61<br />

Solo les faltaba una persona para po<strong>de</strong>r acce<strong>de</strong>r hasta una <strong>de</strong> las cajas, cuando<br />

un menor sorpresivamente eludió el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> espera y se a<strong>de</strong>lantó para<br />

<strong>de</strong>cirle a su mamá.<br />

-Mira mami: ya po<strong>de</strong>mos comprar nuestros boletos-.<br />

Para asombro <strong>de</strong> muchos, la señora se acercó a su hijo y lo invitó con<br />

cordialidad a <strong>de</strong>poner su actitud.<br />

-Por favor Carlitos, ven conmigo a esperar nuestro turno.<br />

Eso que estás<br />

haciendo es incorrecto. Otras personas llegaron antes que nosotros y no<br />

po<strong>de</strong>mos hacer lo que pi<strong>de</strong>s. Sería un abuso. Así que regresemos a la fila-.<br />

Y luego les dijo a los que estaban formados.<br />

-Les ofrezco una disculpa. Los niños a veces cometen impru<strong>de</strong>ncias-.<br />

Después, en la casa que habitaron Alicia y Ricardo, una pequeña llegó con<br />

sus papás y estando lo cuatro adultos platicando en la sala, las piezas <strong>de</strong><br />

porcelana que se observaban sobre una mesa <strong>de</strong> centro llamaron la atención<br />

<strong>de</strong> la niña.<br />

La hija <strong>de</strong> sus vecinos caminó unos pasos y tomó entre sus manos la figura <strong>de</strong><br />

un Buda.<br />

-Qué gordito y lindo está. Yo quiero un muñequito como éste-, dijo en ese<br />

momento la pequeña.


62<br />

Ipso facto, uno <strong>de</strong> los padres le pidió.<br />

-Mi amor con mucho cuidado <strong>de</strong>ja en su lugar lo que tomaste. Recuerda que<br />

uno no pue<strong>de</strong> tocar nada en una casa en la que está <strong>de</strong> visita-.<br />

-Niños al fin. No se preocupen-, exclamó Ricardo.<br />

-Gracias por su compresión, pero mi hija sabe que eso que hizo no está bien<br />

y tengo que recordárselo-.<br />

<strong>Un</strong> acontecimiento más apareció en su mente.<br />

<strong>Un</strong>a noche en la resi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l tío Luis, Ricardo y Alicia habían sido<br />

invitados para cenar. En cuanto llegó a casa su anfitrión se disculpó.<br />

-Les ofrezco mil disculpas por haber llegado <strong>de</strong>spués que uste<strong>de</strong>s. <strong>Un</strong>a<br />

llamada telefónica inesperada me obligó a retrasar mi salida-.<br />

-Solo fueron unos minutos. No hay problema-, comentó Ricardo.<br />

-Sí que lo hay porque uno <strong>de</strong>be respetar el tiempo <strong>de</strong> las personas<br />

atendiendo con la <strong>de</strong>bida formalidad sus compromisos. Por eso vuelvo a<br />

disculparme-.<br />

<strong>Un</strong>a vez más en la funeraria, Alicia comentó.<br />

-Esos ejemplos <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>ración por lo <strong>de</strong>más a manera <strong>de</strong> evitar que las<br />

relaciones entre las personas se <strong>de</strong>scompongan, me parecieron perfectos-.<br />

Enseguida añadió.


63<br />

-Aunque no siempre se recurre a métodos sutiles para hacer ver a otros lo que<br />

están haciendo mal.<br />

-En eso tienes mucha razón-, respondió Ricardo.<br />

Y otro recuerdo llegó a su memoria.<br />

En un restaurante <strong>de</strong>l centro <strong>de</strong> la ciudad, Ricardo se reunió con un amigo<br />

que era jefe <strong>de</strong> grupo en la policía y éste le daría una fulminante reprimenda<br />

a su ayudante que llegaría diciendo.<br />

-Buenos días jefe. Buenos días don Ricardo. Voy a estar afuera por si me<br />

necesitan-.<br />

-Oye, oye… no te vayas, pedazo <strong>de</strong> soquete. Ven acá-, le or<strong>de</strong>nó con voz<br />

autoritaria el comandante.<br />

Para interrogarlo <strong>de</strong>spués.<br />

-A qué hora te dije que nos veríamos aquí-.<br />

-Como a las nueve, ¿no jefe?-.<br />

-Te equivocas. Dije a las nueve. No como a las nueve. O sea que llegaste diez<br />

minutos tar<strong>de</strong>-.<br />

Y luego le advirtió.<br />

-Que sea la última vez que me <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>ces. Porque imagínate que por tu<br />

retraso hubiera llegado tar<strong>de</strong> con el alto mando. Lo más seguro es que me


64<br />

habrían corrido. Así que no se te olvi<strong>de</strong> que uno tiene que ser puntual y no<br />

hay pretexto que valga para justificar lo contrario-.<br />

-Más claro ni el agua. Como parte <strong>de</strong>l respeto por los espacios ajenos, llegar a<br />

tiempo para aten<strong>de</strong>r un compromiso, es indispensable-, dijo Alicia.<br />

-Justo ahora recuerdo algo que tiene que ver con la<br />

impuntualidad que<br />

pue<strong>de</strong> llegar a tener graves consecuencias-.<br />

-Solo piensa a dón<strong>de</strong> ir y vamos-, propuso Alicia.<br />

Eran las ocho cincuenta y siete <strong>de</strong> la mañana y Ricardo junto con varios<br />

proveedores, se encontraban en una oficina gubernamental a la espera <strong>de</strong> que<br />

diera inicio una licitación pública para la contratación <strong>de</strong> servicios <strong>de</strong><br />

mantenimiento para equipos <strong>de</strong> oficina.<br />

<strong>Un</strong>o <strong>de</strong> los presentes, <strong>de</strong> traje gris con camisa azul tenue y corbata azul<br />

marino, observó su reloj y preguntó.<br />

-Qué no ya es hora <strong>de</strong> cerrar la puerta-.<br />

Otro hombre corpulento, que vestía ropa informal, recalcó.<br />

-Las bases <strong>de</strong> la licitación establecían que a las nueve en punto tendría que<br />

dar comienzo la revisión <strong>de</strong> documentos y quien no estuviera presente<br />

quedaría <strong>de</strong>scalificado-.<br />

El funcionario a cargo <strong>de</strong>l procedimiento, señaló.


65<br />

-Señores justo ahora son las nueve. Proce<strong>de</strong>ré a cerrar la puerta y<br />

comenzamos-.<br />

Menos <strong>de</strong> diez segundos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> consumado el acto <strong>de</strong> impedir el acceso<br />

<strong>de</strong> otras personas a la oficina, varios golpecillos fueron dados sobre esa<br />

puerta. Y casi <strong>de</strong> inmediato varios más.<br />

-Si están <strong>de</strong> acuerdo, simplemente le diré al que llegó tar<strong>de</strong> que ya no pue<strong>de</strong><br />

participar-.<br />

<strong>Un</strong>a jovencita muy atractiva apareció con ésta disculpa.<br />

-Sólo me retrasé unos segundos. El ascensor se <strong>de</strong>scompuso y tuve que subir<br />

corriendo las escaleras, pero ya estoy aquí-.<br />

El funcionario volteó su rostro hacia los proveedores para preguntar.<br />

-¿Uste<strong>de</strong>s <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>n?-.<br />

-Las reglas son las reglas-, dijo uno.<br />

-Para otra vez levántate más temprano-, secundo uno más.<br />

-Por mí no hay problema, pero lo que diga la mayoría-, comentó Ricardo.<br />

-Lo siento, querida. Ya no pue<strong>de</strong>s entrar-, <strong>de</strong> inmediato <strong>de</strong>cretó una dama.<br />

-Por favor no sean así. No me hagan eso-, con furtivas lágrimas en los ojos<br />

pedía la jovencita que había llegado tar<strong>de</strong>.


66<br />

Los gestos <strong>de</strong> <strong>de</strong>saprobación para que entrara fueron abrumadoramente<br />

mayoritarios y la puerta se cerró.<br />

Después <strong>de</strong> aquel recuerdo Alicia exclamó.<br />

-¡Qué barbaridad!... ¡Que inflexibles!-.<br />

-Así fue. Aquella chica aprendió que unos cuantos segundos <strong>de</strong> retraso<br />

pue<strong>de</strong>n acarrear severas consecuencias para el que no tenga conciencia <strong>de</strong><br />

que en esta vida hay quienes exigen puntualidad con garrote en mano y sin<br />

misericordia alguna-, postuló Ricardo.<br />

-Me parece que se excedieron al sancionar a esa muchacha, pero como lo leí<br />

en un libro alguna vez: la escuela <strong>de</strong> la vida es la que ven<strong>de</strong> más caras sus<br />

lecciones, pero la única en la que apren<strong>de</strong>n los insensatos-.<br />

La sala don<strong>de</strong> se velaba el cuerpo <strong>de</strong> Ricardo había quedado sola.<br />

-Ya todos se fueron. Ni siquiera mi ex esposa y mis hijos están aquí-.<br />

-Signo <strong>de</strong> los tiempos. Antes los consanguíneos acostumbran velar el cuerpo<br />

toda la noche. Hoy en día no es así. Y menos en estas agencias-.<br />

-Pero, como dice el dicho: más vale solo que mal acompañado-.<br />

-Querido Ricardo cuida tus palabras. Acaso no estoy en tu compañía-.<br />

-Mi amor eso es distinto. Tu y yo….-.<br />

-Estamos muertos.-


67<br />

-Entonces no es un sueño, ¿verdad?-.<br />

-Deja <strong>de</strong> pensar en eso y recuerda que nuestra misión <strong>de</strong>be ser culminada-.<br />

-Está bien, pero dime: ¿tienes algún plan <strong>de</strong> lo que <strong>de</strong>bemos hacer<br />

exactamente <strong>de</strong> ahora en a<strong>de</strong>lante-, preguntó Ricardo.<br />

-Qué te parece si para <strong>de</strong>cidirlo nos ponemos cómodos en algún lugar y…-.<br />

-Siempre sí. La verdad es que yo francamente ardo en <strong>de</strong>seos <strong>de</strong>…-.<br />

-Vuelvo a <strong>de</strong>cirte que eso que estás pensando es imposible-.<br />

-Ni hablar mujer. No insistiré más. ¿ A dón<strong>de</strong> vamos?-.<br />

Segundos <strong>de</strong>spués, ambos estaban sentados en las butacas <strong>de</strong> la sala <strong>de</strong> un<br />

cine.<br />

-¡Muy bien!... si vamos a ver una película antes <strong>de</strong> seguir viajando, la i<strong>de</strong>a me<br />

encanta, pero espérame tantito. ¿Dón<strong>de</strong> están las palomitas y el refresco?-.<br />

-Qué olvido <strong>de</strong> mi parte. Cómo pu<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> traer al cine lo que para ti es<br />

más importante que disfrutar una espléndida trama <strong>de</strong> acción o una divertida<br />

comedia-.<br />

-Pues eso sí, porque sin palomitas <strong>de</strong> plano el cine no se me antoja para nada-<br />

.


68<br />

<strong>Un</strong>a caja gigante con rosetas <strong>de</strong> maíz, dos perros calientes y sendos refrescos<br />

<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una charola empotrada entre los asientos que ocupaban los<br />

cinéfilos aparecieron al momento.<br />

-Ahora sí mi querida Alicia, que te parece si antes <strong>de</strong> darle gusto al gusto me<br />

pones al tanto <strong>de</strong> lo que vamos a hacer para continuar con la misión-.<br />

-Mejor, primero comemos, porque ya te conozco. En un <strong>de</strong>scuidito me <strong>de</strong>jas<br />

sin nada-.<br />

-Que exagerada, pero está bien: sólo déjame hacerte una pregunta: ¿qué<br />

película vamos a ver?-.<br />

-¿Te has dado cuenta que los únicos en la sala somos nosotros?-.<br />

-Sí, naturalmente. ¿Tiene que ver acaso con los pendientes?-.<br />

-Así es. En esa pantalla aparecerán distintas escenas <strong>de</strong> nuestra vida.<br />

Conductas <strong>de</strong> nuestro pasado que <strong>de</strong>bemos corregir-.<br />

-O sea que ya tenías todo planeado. Fechas y lugares <strong>de</strong> nuestro regreso en el<br />

tiempo.-<br />

-Te equivocas. No tengo la menor i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l giro retrospectivo que darán<br />

nuestras vidas. Lo único que se me confió fue que tendríamos que estar aquí.<br />

En la misma sala que tantas veces visitamos para estar en condiciones <strong>de</strong><br />

recordar y po<strong>de</strong>r enmendar nuestros errores-.


69<br />

El cronómetro <strong>de</strong> sus vivencias comenzó a retroce<strong>de</strong>r. Comida y bebidas<br />

fueron consumidos en menos <strong>de</strong> un suspiro. Las luces <strong>de</strong> la sala se apagaron<br />

y dio comienzo el rodaje <strong>de</strong> la cinta que verían los viajeros en el tiempo.<br />

En aquella casa que ambos habitaron, el timbre <strong>de</strong> la puerta se escuchó por<br />

tercera ocasión en menos <strong>de</strong> un minuto.<br />

-Me lleva el tren. Otras vez están tocando, ¿quién será ahora?-, dijo Ricardo al<br />

verse obligado a levantarse <strong>de</strong> un sillón en el que se encontraba<br />

confortablemente sentado leyendo una revista.<br />

Caminó varios metros hasta el baño que formaba parte <strong>de</strong> la recámara en el<br />

segundo piso <strong>de</strong>l inmueble y asomó la cabeza por la ventana para percatarse<br />

<strong>de</strong> que una prima <strong>de</strong> su esposa y sus dos hijos eran los que habían hecho<br />

sonar el timbre dos veces en tres distintas ocasiones.<br />

-<strong>Un</strong> momento. Voy a bajar para abriles-, ofreció <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo alto <strong>de</strong>l inmueble.<br />

En el camino se quejó.<br />

-Caramba. Hay gente abajo y ninguno se digna abrir la puerta-.<br />

Al darles el paso a los visitantes, sin saludar ni dar la bienvenida secamente<br />

comentó.<br />

-Están en la cocina. Pasen-.<br />

Después volvió a subir a su recámara refunfuñando.


70<br />

-Qué molestia con esa gente. Como me purga verlos. Nada más vienen a<br />

pasársela muy cómodos y jamás traen nada. Son unos gorrones y a<strong>de</strong>más se<br />

pavonean como si estuvieran en su casa. Y eso sí, ningún con<strong>de</strong>nado se<br />

levanta para abrir cuando alguien toca a la puerta-.<br />

Alicia propuso entonces.<br />

-Qué tal si regresamos a alguno <strong>de</strong> esos momentos y hacemos lo que <strong>de</strong>bimos<br />

hacer-.<br />

Ricardo junto con su esposa y varios familiares se encontraban reunidos en<br />

torno a la mesa <strong>de</strong>l comedor.<br />

-Mamá, tíos, primos y hermanos. Queremos hacerles una respetuosa<br />

invitación-.<br />

Enseguida secundó Ricardo.<br />

-Les pedimos que no tomen a mal, lo que vamos a <strong>de</strong>cirles. No se trata <strong>de</strong><br />

ningún reproche. Nadie por favor se sienta agraviado. Esto es para nosotros<br />

mismos, porque lo que preten<strong>de</strong>mos es que nuestra relación <strong>de</strong> familia<br />

funcione mejor-.<br />

-Por eso hemos pensado que sería correcto que <strong>de</strong> ahora en a<strong>de</strong>lante, siempre<br />

que visitemos la casa <strong>de</strong> un familiar, nadie asuma comportamientos que<br />

causen incomodidad o molestia a los anfitriones-.


71<br />

-Los jóvenes que son más ágiles podrían ponerse <strong>de</strong> acuerdo para levantarse<br />

en turnos <strong>de</strong> sus sillas y acudir a la puerta para abrirle al que pueda tocar, los<br />

adultos podríamos dividirnos obligaciones como las <strong>de</strong> lavar los platos,<br />

recoger la mesa y limpiar y or<strong>de</strong>nar los espacios que ocupemos durante<br />

nuestras reuniones-.<br />

Alicia añadió.<br />

-<strong>Un</strong>a cosa más: me parece que si todos asumimos una actitud <strong>de</strong> cortesía y<br />

disposición para cooperar con los gastos y las obligaciones que implica una<br />

visita familiar, al final nadie podría sentirse agobiado por cargas excesivas y<br />

eso sin duda alentará una convivencia más agradable-.<br />

-Para que un encuentro en familia sea grato, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> saludarnos con afecto<br />

y respetarnos tratando <strong>de</strong> no hacer ni <strong>de</strong>cir lo que pueda causar <strong>de</strong>sagrado a<br />

alguien, es necesario reconocer que la cooperación mutua nutre las buenas<br />

relaciones entre las personas-.<br />

<strong>Un</strong>a escena distinta surgió en la pantalla <strong>de</strong>l cine.<br />

Sentado frente a su computadora, en una página <strong>de</strong> internet Ricardo encontró<br />

una fotografía <strong>de</strong> un viejo conocido. Se trataba <strong>de</strong> quien por muchos años<br />

había sido el sacerdote <strong>de</strong> una parroquia. Alguien que un día sin previo aviso<br />

<strong>de</strong>jó el templo y los fieles supieron que al colgar la sotana casó con una dama<br />

y procreó un hijo.


72<br />

En el pie <strong>de</strong> foto estaba escrito un mensaje que se refería a lo feliz que le<br />

hacía vivir con su compañera y su pequeño <strong>de</strong> tres años.<br />

-La verdad nunca me imaginé que abandonara los hábitos. Lo veo y siento<br />

una sensación <strong>de</strong> rechazo hacia su nueva vida. ¿Tú qué opinas?-, preguntó<br />

Ricardo a su cónyuge al mostrarle lo que halló en el “face”.<br />

-Pienso lo mismo. Cuando me lo platicaron no lo creía. Después sentí una<br />

especie <strong>de</strong> <strong>de</strong>silusión. No sé exactamente, quizás más bien indignación,<br />

porque creo que hizo mal al botar la sotana y <strong>de</strong>jarnos a todos con un palmo<br />

<strong>de</strong> narices-.<br />

-Eso que hacen algunos curas es la causa <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sconfianza en el sacerdocio-,<br />

afirmó Ricardo.<br />

-¿Cuánto tiempo nos engañaría con el cuento <strong>de</strong> su celibato?-, inquirió Alicia.<br />

-Obviamente sus relaciones con la que ahora es su esposa <strong>de</strong>bieron comenzar<br />

antes <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar la iglesia-.<br />

-Si hubiera sido honesto al hablar con la verdad, quizás nadie lo criticaría-.<br />

Ricardo y Alicia recapacitaron sobre aquella vivencia y su reacción los llevó a<br />

enmendar sus juicios lapidarios.<br />

<strong>Un</strong>a noche en su casa, su antiguo conocido con su esposa y su pequeño hijo,<br />

cenaban con ellos y llegó la hora <strong>de</strong> un brindis.


73<br />

-Gracias por aceptar la invitación. Se preguntarán porque <strong>de</strong>moramos tanto<br />

en proponerles un encuentro y voy a ser sincero-, dijo Ricardo.<br />

Y luego prosiguió.<br />

-Nos costó trabajo aceptar el cambio <strong>de</strong> vida <strong>de</strong> usted, mi amigo<br />

padre…bueno ahora más bien papá. Y lo que quisiera <strong>de</strong>cirles es que al fin<br />

comprendimos que nadie <strong>de</strong>be actuar como juez <strong>de</strong> horca y cuchillo para<br />

juzgar y mucho menos con<strong>de</strong>nar a otro por sus <strong>de</strong>cisiones personales-.<br />

Con atención y avi<strong>de</strong>z por saber lo que diría a continuación, los invitados<br />

permanecieron en silencio.<br />

-A<strong>de</strong>más estamos ciertos, una vez que cavilamos hasta el cansancio sobre lo<br />

sucedido, que servir a Dios no solo es posible <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el altar. Recordamos<br />

a<strong>de</strong>más que algunos <strong>de</strong> los compañeros <strong>de</strong> Cristo tenían mujer e hijos y no<br />

por eso <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>votos creyentes y practicantes <strong>de</strong> su fe. Por lo tanto<br />

pues…-.<br />

Alicia intervino.<br />

-Perdón por interrumpir, lo que ambos <strong>de</strong>seamos ofrecerles, con el corazón en<br />

la mano, es una disculpa y por eso les hicimos ésta invitación. Queremos<br />

a<strong>de</strong>más expresarles nuestro afecto y sobre todo el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> que su vida<br />

familiar sea muy feliz y se<br />

mantenga siempre cercana a esa fe que<br />

profesamos, más allá <strong>de</strong> lo que hagamos o <strong>de</strong>jemos <strong>de</strong> hacer-.


74<br />

Ricardo reafirmó.<br />

-Las personas <strong>de</strong> bien como uste<strong>de</strong>s siempre hallarán la forma <strong>de</strong> seguir<br />

sirviendo a los fines <strong>de</strong> Dios. Brin<strong>de</strong>mos por eso y por favor amigos nuestros<br />

tengan la certeza <strong>de</strong> que en esta casa son y serán bienvenidos-.<br />

El calendario retrocedió muchos años atrás.<br />

Ricardo recibió con estupefacción dos noticias.<br />

-Estoy embarazada y voy a abortar-, le dijo Sofía.<br />

-¿Cómo que vas a abortar?-<br />

-Sí. Mañana me esperan en una clínica-.<br />

-¿Te acompaño?-.<br />

-No. ¿Para qué?... será algo rápido y te aviso que nuestra relación se terminó.<br />

No me busques más-.<br />

Ricardo se quedó paralizado y en el parque don<strong>de</strong> se había encontrado con su<br />

novia, simplemente la vio alejarse sin <strong>de</strong>cir nada.<br />

Alicia comentó.<br />

-A<strong>de</strong>lante, mi amor: vayamos a aquel día en el que callaste lo que <strong>de</strong>biste<br />

haber dicho-.<br />

Ricardo asumió una conducta distinta al enterarse <strong>de</strong> las dos noticias que su<br />

novia le había dado.


75<br />

-Mira, te pido que tomemos las cosas con calma. Sé que tus padres me van a<br />

<strong>de</strong>cir hasta <strong>de</strong> lo que me voy a morir. Y tú no te escaparás <strong>de</strong> una tremenda<br />

reprimenda-.<br />

Después añadió.<br />

-Pero eso que quieres hacer, no es lo correcto. <strong>Un</strong> aborto podría poner en<br />

peligro tu vida. Y francamente <strong>de</strong>bo <strong>de</strong>cirte que haber engendrado un hijo no<br />

planeado, no justifica que le quitemos la posibilidad <strong>de</strong> vivir-.<br />

-Podríamos casarnos. Hacer el intento <strong>de</strong> sacar a<strong>de</strong>lante el matrimonio. Tengo<br />

trabajo. Tú podrías trabajar. Ambos solicitar ayuda económica a nuestros<br />

padres. Cualquier cosa antes que recurrir al aborto o en el peor <strong>de</strong> los casos,<br />

dar en adopción al bebé. Piénsalo y mañana platicamos, ¿qué te parece?-.<br />

Al <strong>de</strong>svanecerse la imagen en la pantalla <strong>de</strong>l cine, Alicia comentó.<br />

-<strong>Un</strong>a omisión menos qué lamentar, querido Ricardo-.<br />

-Me pregunto si eso hubiera hecho recapacitar a aquella novia que tuve; si el<br />

bebé habría vivido; si eso hubiera cambiado el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong>l matrimonio que<br />

<strong>de</strong>spués contrajimos y terminó por ser un fracaso-.<br />

-De lo único que po<strong>de</strong>mos estar ciertos, es <strong>de</strong> que estamos en este lugar,<br />

nuevamente juntos, con la oportunidad <strong>de</strong> cambiar lo que en nuestro pasado<br />

no hicimos a<strong>de</strong>cuadamente-.<br />

En la pantalla <strong>de</strong>l cine vieron la recreación <strong>de</strong> otro hecho pasado.


76<br />

<strong>Un</strong> viernes por la mañana, Ricardo se disponía a salir <strong>de</strong>l hogar cuando Alicia<br />

le hizo saber.<br />

-Allá afuera te está esperando, Roberto. Dice que quiere hablar contigo-.<br />

-Algo ha <strong>de</strong> querer. Júralo. Porque <strong>de</strong> otro modo, ni siquiera se acuerda <strong>de</strong><br />

hablar para saludarnos-.<br />

En cuanto el ex colaborador <strong>de</strong> Alicia, en un empleo que había tenido, tuvo<br />

ante sí a quien se proponía ver pronto fue al grano.<br />

-Cómo estas Ricardo. No había venido, porque no te necesitaba, pero ahora si<br />

necesito tu ayuda-.<br />

-¡Qué cínico <strong>de</strong> lo peor, es éste amigo!-.<br />

Tras pensar eso, Ricardo le preguntó.<br />

-¿Para qué soy bueno?-.<br />

-Échame la mano con los <strong>de</strong>l sindicato. Quiero que me <strong>de</strong>n una comisión. Y tú<br />

que me pue<strong>de</strong>s ayudar. Por eso vine a verte.-<br />

-La verdad es que no conozco al lí<strong>de</strong>r. Lo más que puedo hacer es darte una<br />

tarjeta y diles que somos amigos. A ver si <strong>de</strong> algo te sirve-.<br />

Ricardo sacó <strong>de</strong> su cartera lo prometido y <strong>de</strong> inmediato se disculpó.<br />

-Y ahora tengo que irme-.<br />

Subió a su coche y se retiró.


77<br />

Alicia le dijo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> recordar aquel momento.<br />

-En este caso los dos tenemos que proce<strong>de</strong>r como <strong>de</strong>bimos hacerlo-.<br />

Tras la petición a Roberto, vino una invitación.<br />

-Pasa a la casa. Antes <strong>de</strong>bemos hablar-.<br />

Alicia sirvió café para ambos en la mesa <strong>de</strong>l comedor y se dispuso a escuchar.<br />

-Así que estás aquí para pedir ayuda. Me veo entonces en la necesidad <strong>de</strong><br />

hacerte un comentario. Mi intención no es criticarte ni mucho menos. Pero es<br />

importante que hagas conciencia <strong>de</strong> que en la vida uno <strong>de</strong>be granjearse las<br />

amista<strong>de</strong>s-.<br />

Y luego señaló.<br />

-Por esa razón, no está bien que a los amigos se les vea nada más para<br />

pedirles favores. De vez en cuando es precio mantener el contacto con ellos<br />

para saber cómo están y refrendarles nuestro aprecio y consi<strong>de</strong>raciones-.<br />

Alicia intervino.<br />

-Alguien me dijo que una amistad que se <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> cultivar más <strong>de</strong> seis meses,<br />

se pier<strong>de</strong>. Y no es reproche, sólo <strong>de</strong>seo compartirte lo que hace posible<br />

mantener siempre abiertas las puertas <strong>de</strong> nuestras amista<strong>de</strong>s-<br />

Ricardo aportó.


78<br />

-Porque, si he <strong>de</strong> ser franco estimado Roberto: a tu edad cometí el mismo<br />

error al pensar que las personas que conocía tenían que ayudarme sin<br />

llamarles al menos <strong>de</strong> vez en cuando por teléfono para saludarlos y tenerlos<br />

presentes en fechas especiales como en su cumpleaños, navidad y el año<br />

nuevo-.<br />

-Craso error cometemos olvidando que las gran<strong>de</strong>s amista<strong>de</strong>s subsisten<br />

gracias a pequeños <strong>de</strong>talles-, aseguró Alicia.<br />

-Así que atendiendo a tu <strong>de</strong>seo hablaré con el lí<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l sindicato y te doy mi<br />

tarjeta para que se la lleves. Espero que te sea <strong>de</strong> utilidad tanto como el<br />

consejo <strong>de</strong> amigos que con mucho aprecio te hemos dado-.<br />

De regreso en el cine, Ricardo externo.<br />

-Otra cuenta saldada en nuestra lista <strong>de</strong> pendientes-.<br />

Simultáneamente, apareció en pantalla un acontecimiento más.<br />

Ambos se disponían a disfrutar <strong>de</strong> la comida, en el comedor <strong>de</strong> su casa,<br />

aprovechando la quietud <strong>de</strong> su hogar.<br />

Alicia puso sobre la mesa un plato con lechuga, pequeños cortes <strong>de</strong> jícama y<br />

trocitos <strong>de</strong> jitomate con un ligero rociado <strong>de</strong> a<strong>de</strong>rezo sabor zanahoria.<br />

De una jarra conteniendo agua <strong>de</strong> Jamaica, Ricardo vertió cuidadosamente<br />

un cuarto <strong>de</strong> litro en cada uno <strong>de</strong> los dos vasos que tenía a su alcance.


79<br />

-Y ahora viene el plato fuerte-, comento su compañera al complementar sus<br />

alimentos con un guiso <strong>de</strong> carne <strong>de</strong> res hervida en porciones rectangulares <strong>de</strong><br />

buen tamaño acompañado por un caldo con hierbas <strong>de</strong> olor y leve sabor<br />

picante.<br />

-Gracias por tu esmerada tarea culinaria, mi amor. Dispongamos a <strong>de</strong>gustar<br />

con placer <strong>de</strong> lo que tuviste a bien cocinar-.<br />

Ricardo se aprestaba a dar el primer bocado cuando un ruido estremecedor<br />

aturdió sus oídos.<br />

-¿Qué no íbamos a estar solos?-, preguntó.<br />

-Eso pensé, pero obviamente no. Allá arriba está Guillermo con su<br />

estruendosa batería-.<br />

-Invítalo entonces a comer. Así nos evitaremos escuchar ese <strong>de</strong>sagradable<br />

escándalo-.<br />

Alicia subió por una escalera metálica hasta el cuarto don<strong>de</strong> se encontraba<br />

tocando la batería su sobrino y lo que vio le causó profunda molestia.<br />

Guillermo y tres amigos a los que había permitido entrar a la casa, sin el<br />

permiso <strong>de</strong> sus tíos, se habían alcoholizado con <strong>de</strong>senfreno. Sobre el piso<br />

estaba una botella vacía <strong>de</strong> ron y cinco <strong>de</strong> cerveza.<br />

-Qué pasa con uste<strong>de</strong>s muchachos. Acaso todo esto se bebieron. Mira<br />

Guillermo: la verdad<br />

me <strong>de</strong>cepcionas y estoy muy molesta. Así que por lo


80<br />

pronto, que tus amigos se vayan a su casa y tú te vas a la recámara. Porque mi<br />

casa no es cantina-.<br />

Conforme los chicos <strong>de</strong>jaban el cuarto la reprimenda continuaba.<br />

-Eso que has hecho es un abuso <strong>de</strong> confianza que no tiene perdón,<br />

Guillermo. Mañana mismo te regresas con tus padres. No quiero que <strong>de</strong>spués<br />

me digan que por estar viviendo con nosotros te echaste a per<strong>de</strong>r. Y si no te<br />

gusta lo que te digo, y quieres irte en este momento, vete. Yo no tengo<br />

necesidad <strong>de</strong> estar batallando contigo.-<br />

De regreso en el cine, Ricardo comentó.<br />

-Mi omisión en ese caso fue ver, oír y callar. De modo que regresemos a<br />

corregir lo que hicimos mal-.<br />

Guillermo y sus amigos habían sido invitados a comer y en la sobre mesa<br />

llegó el momento <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirles.<br />

-Bueno muchachos, espero que les haya gustado la comida, y ahora si me lo<br />

permiten les queremos dar a todos un consejo-.<br />

-Nosotros también fuimos jóvenes y tuvimos experiencias que nos obligan a<br />

prevenirlos.-, aseguró Alicia.<br />

-No queremos sermonearlos ni hacerlos sentir mal. Sólo se trata <strong>de</strong> invitarlos<br />

a que recapaciten. Son menores <strong>de</strong> edad. Beber como lo han hecho les pue<strong>de</strong><br />

crear un mal hábito. Por otro lado, no es correcto que lo hagan a escondidas-.


81<br />

-Comprendan que al estar en nuestra casa, nos comprometen y no es justo.<br />

Podría llegar a pensarse que nosotros los estamos induciendo al vicio. Y si<br />

algo les pasa al salir <strong>de</strong> aquí y sus padres se enteran <strong>de</strong> que estuvieron<br />

bebiendo en nuestro domicilio, podrían pensar mal y venir a reclamarnos con<br />

toda razón-.<br />

-La inmo<strong>de</strong>ración en el consumo <strong>de</strong>l alcohol suele llevar a las adicciones <strong>de</strong><br />

otro tipo y posteriormente a una vida llena <strong>de</strong> conflictos. Por eso los<br />

invitamos a reflexionar. Y si no quieren aten<strong>de</strong>r nuestra recomendación, por<br />

favor les pedimos que respeten nuestra casa.-<br />

-<strong>Un</strong>a mancha menos, querida Alicia, pero qué otro hierro habrá que<br />

enmendar-, dijo Ricardo <strong>de</strong> regreso en el cine.<br />

En la pantalla apareció una escena más.<br />

La lectura <strong>de</strong> un libro capturaba la atención <strong>de</strong> Ricardo, que a lo largo <strong>de</strong> hora<br />

y media había estado sentado en un sillón frente a la puerta <strong>de</strong> entrada <strong>de</strong> la<br />

casa en el que vivía con Alicia cuando la vio llegar y escuchó su queja.<br />

-Qué gente, caray. Vengo muy molesta-.<br />

-¿Cuál es la causa?-, inquirió Ricardo.<br />

-La vecina que habita la casa <strong>de</strong> atrás me habló para quejarse porque otra vez<br />

se estuvo escurriendo agua sobre una <strong>de</strong> las pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> su patio, <strong>de</strong>bido a la<br />

fuga <strong>de</strong>l tinaco que tiene Juan. Le expliqué que el responsable habita el


82<br />

<strong>de</strong>partamento <strong>de</strong> abajo y <strong>de</strong>cidí darle el número telefónico <strong>de</strong> su mamá para<br />

que le expusiera el problema y qué crees-.<br />

-Cuéntame, por favor-.<br />

-Cuando bajé <strong>de</strong>l auto recibí la llamada <strong>de</strong> la madre <strong>de</strong> Juan, que sin saludar<br />

siquiera me reclamó: oye Alicia te pido que no le an<strong>de</strong>s dando mi número <strong>de</strong><br />

teléfono a cualquier persona para que me moleste. Ah, pero la puse en su<br />

lugar. Le dije que no tengo porque estar aguantado quejas por los <strong>de</strong>scuidos<br />

<strong>de</strong> su hijo.-<br />

-Sobre aquel día que también <strong>de</strong> nuestro tinaco se <strong>de</strong>sperdició agua por no<br />

haber apagado la bomba y Juan tuvo que apagarla, ¿no te dijo nada?-.<br />

-Sí claro. Me comentó que tan <strong>de</strong>scuidados éramos nosotros como su hijo. Y<br />

que ella no tenía necesidad <strong>de</strong> escuchar quejas por las tontería <strong>de</strong> otros. Así<br />

que <strong>de</strong> plano me hice la indignada y le dije: si eso piensas ni caso tiene<br />

seguir hablando, porque como dices. Si alguien actúa con indolencia, que los<br />

afectados vayan y molesten al responsable.<br />

-Estuvo bien. Que cada quien se rasque con sus uñas. A<strong>de</strong>más, nosotros no<br />

tenemos la obligación <strong>de</strong> dar la cara por problemas <strong>de</strong> otros. Y eso justamente<br />

le hice ver a la vecina que se quejó por lo <strong>de</strong>l agua-.<br />

-No me habías dicho nada-.


83<br />

-Resulta que ayer me habló por teléfono para pedirme que por favor le dijera<br />

a tu sobrino que mandara a los albañiles que construyeron un cuarto en su<br />

azotea, a efecto <strong>de</strong> limpiar todos los escombros que arrojaron al jardín <strong>de</strong> su<br />

casa y le comenté que ese asunto lo <strong>de</strong>bería tratar con tu hermana porque yo<br />

no tenía tiempo <strong>de</strong> hacerlo y menos sabiendo que ante cualquier reclamo se<br />

irrita con mucha facilidad-.<br />

Ricardo y Alicia, voltearon a verse al estar sentados nuevamente en las<br />

butacas <strong>de</strong> aquel cine y pronto reaccionaron.<br />

-Vayamos pues al pasado a hacer lo correcto-.<br />

-Yo me encargo-, respondió Alicia.<br />

El tiempo retrocedió nueve años.<br />

Los anfitriones se esmeraban en aten<strong>de</strong>r a sus invitados.<br />

-El cafecito es veracruzano. De los mejores que he probado. Espero les guste-,<br />

dijo Ricardo.<br />

-Y estos panecillos recién horneados son una receta familiar. Ojalá sean <strong>de</strong> su<br />

agrado-, añadió Alicia.<br />

En la casa <strong>de</strong> ambos, sentados en torno a un comedor Luis XV, ocupando ocho<br />

sillas, se encontraban reunidos sus vecinos y familiares.<br />

Sonia y Jacinto se apresuraron a dar su parecer.


84<br />

-El café realmente está exquisito-.<br />

-Los panes son una <strong>de</strong>licia-.<br />

Otros comentarios elogiosos se escucharon.<br />

-Creo que mis tíos se merecen un diez-, comentó Carlos.<br />

Su madre agregó.<br />

-Gracias a los dos por sus atenciones-.<br />

Pero, no todo fue miel sobre hojuelas.<br />

-La verdad yo no soy <strong>de</strong> palabras cariñositas-, exclamó Luis.<br />

-Pues entonces mejor “chitón”, hijito-, respondió su mamá.<br />

-Creo que este es el momento propicio para explicarles el motivo <strong>de</strong> nuestra<br />

invitación-, manifestó Ricardo.<br />

-Se trata <strong>de</strong> una disculpa para todos uste<strong>de</strong>s-, postuló Alicia.<br />

Después externó.<br />

-Como saben hemos tenido algunos problemas y la forma en que nosotros<br />

recurrimos a tratarlos, no fue la a<strong>de</strong>cuada-.<br />

-Yo <strong>de</strong>bí hablar personalmente con la mamá <strong>de</strong> Juan para ponerla al tanto <strong>de</strong><br />

los inconvenientes <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong> las fugas <strong>de</strong> agua <strong>de</strong> nuestros tinacos para


85<br />

tratar <strong>de</strong> encontrar una solución y no simplemente hacerme a un lado<br />

pretendiendo negar nuestra responsabilidad-.<br />

Ricardo abundó.<br />

-Y por lo que a mi concierne, les ofrezco un disculpa a los vecinos aquí<br />

presentes por no haber tenido la disposición <strong>de</strong> platicar con mi sobrino y mi<br />

cuñada respecto a los escombros que los albañiles que contrataron <strong>de</strong>jaron en<br />

su jardín con motivo <strong>de</strong> la obra que realizaron recientemente-.<br />

-Porque la buena vecindad y el sano <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las relaciones <strong>de</strong> familia<br />

requieren darles el tiempo que merecen. Y sobre todo: estar siempre atentos a<br />

asumir el compromiso <strong>de</strong> reparar cualquier falta cometida-.<br />

Alicia agregaría.<br />

-En cierta ocasión, el color <strong>de</strong> la pintura que <strong>de</strong>cidimos ponerle a la contra<br />

pared <strong>de</strong> nuestra casa, <strong>de</strong>sentonaba notoriamente con la fachada <strong>de</strong>l<br />

inmueble <strong>de</strong> mi hermana. Ella me pidió amablemente que lo cambiara y<br />

aunque tuvimos que hacer un doble gasto, lo hicimos pensando que un acto<br />

<strong>de</strong> solidaridad con la familia contribuye al buen entendimiento-.<br />

Ricardo volvió a intervenir para <strong>de</strong>cir.<br />

-Algo indispensable para la paz y la sana convivencia. De modo que con el<br />

comedimiento <strong>de</strong>bido los invitamos a procurarnos el mejor trato posible<br />

como vecinos y familiares-.


86<br />

Después recalcó.<br />

-Porque si todos fuéramos consi<strong>de</strong>rados y amables como nos gustaría que los<br />

<strong>de</strong>más fueran con nosotros, seguramente nuestros problemas se resolverían<br />

fácilmente y nadie tendría que sentirse agraviado-.<br />

En la pantalla <strong>de</strong>l cine una secuencia <strong>de</strong> varias imágenes inconexas apareció<br />

<strong>de</strong>spués.<br />

Ricardo escribía unas notas sentado en la mesa <strong>de</strong>l comedor <strong>de</strong> su casa y en<br />

ese momento escuchó las voces <strong>de</strong> quienes se acercan <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cocina.<br />

Tres jovencitas y su sobrino caminaron pausadamente para dirigirse a la<br />

puerta <strong>de</strong> salida sin voltear a verlo.<br />

-Caramba estos muchachitos no tienen educación. Tan siquiera <strong>de</strong>berían<br />

saludar-, pensó Ricardo.<br />

Tras el tercer sonido <strong>de</strong>l timbre, Alicia suspendió las tareas <strong>de</strong> limpieza en su<br />

recámara y emprendió camino hacia la escalera para bajar a ver quién tocaba.<br />

En bata <strong>de</strong> baño y sin los arreglos propios <strong>de</strong>l embellecimiento femenino, al<br />

ver que su sobrino Guillermo estaba sentado en la sala en un sillón pulsando<br />

imperturbablemente su teléfono celular, le preguntó.<br />

-¿Podrías abrir?-.<br />

Al no escuchar respuesta, disgustada aguijoneó.


87<br />

-Creo que ya te quedaste sordo-.<br />

Y volvió a preguntar.<br />

-¿Pue<strong>de</strong>s abrir?-.<br />

Tres palabras escuchó en tono molesto.<br />

-Sí. Ya voy-.<br />

-Y todavía se enoja “el angelito”. Cuando que lo correcto sería ir a ver quién<br />

toca, siendo él quien está más cerca <strong>de</strong> la puerta-, exclamó Alicia <strong>de</strong> regreso<br />

en su recámara.<br />

<strong>Un</strong>a tar<strong>de</strong> ella misma comía en la casa <strong>de</strong> su hermana.<br />

Sobre la mesa había tres platos rebosantes <strong>de</strong> arroz y mole. Dos recipientes<br />

recién sacados <strong>de</strong>l horno, uno con frijoles refritos y el otro con rajas a la<br />

crema. A<strong>de</strong>más, una botella familiar <strong>de</strong> refresco <strong>de</strong> cola y medio kilo <strong>de</strong><br />

tortillas calientitas a disposición <strong>de</strong> las comensales.<br />

Alicia escuchó <strong>de</strong> labios <strong>de</strong> su sobrina una airada queja contra su hermana.<br />

-Si estoy gorda es por tu culpa. Des<strong>de</strong> niña siempre nos diste <strong>de</strong> comer todas<br />

esas porquerías que nos suben <strong>de</strong> peso-.<br />

-A mí no me culpes, que yo no te meto a la boca todo eso que te tragas-.<br />

Ricardo leía el periódico esperando a su primo José, en una cafetería.<br />

Era una mañana <strong>de</strong> copiosa lluvia.


88<br />

Al llegar su invitado lo saludo.<br />

-Que tal primo. Perdón por llegar tar<strong>de</strong>, pero la lluvia me retrasó-.<br />

-Y sí que está cayendo un buen aguacero. Por cierto: ¿qué paso con el carro<br />

que te vendí a buen precio?. ¿Le mandaste reparar la capota por don<strong>de</strong> se<br />

metía el agua?-, preguntó Ricardo.<br />

-No primo. La verdad es que lo vendí y me gane una buena lana. Le pedí a un<br />

vecino el doble <strong>de</strong> lo que te pague sin <strong>de</strong>cirle lo <strong>de</strong>l problema-.<br />

-Con estos días lluviosos, seguramente se dio cuenta. ¿Acaso no te reclamó?-.<br />

-Sí, pero <strong>de</strong> inmediato le dije: estás pen<strong>de</strong>jo. Cuando yo te entregué el coche<br />

todo le funcionaba muy bien y si lo <strong>de</strong>scompusiste llévalo a arreglar. Ese no<br />

es mi problema. Porque el auto ahora es tuyo-.<br />

<strong>Un</strong>a tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> domingo por la mañana, Ricardo aguardaba al volante <strong>de</strong> su<br />

coche, la salida <strong>de</strong> Alicia <strong>de</strong>l domicilio conyugal. Ambos irían a comprar<br />

tamales y atole para regresar a casa y ver la final <strong>de</strong>l partido <strong>de</strong> futbol <strong>de</strong> la<br />

copa <strong>de</strong>l mundo.<br />

El día anterior habían propuesto a dos sobrinos y sus respectivas parejas que<br />

juntos <strong>de</strong>sayunaran para <strong>de</strong>spués po<strong>de</strong>r ver el juego en su televisor. Ninguno<br />

quiso porque ya tenían sus propios planes.<br />

En cuanto subió al auto, Alicia se quejó.


89<br />

-No cabe duda que estos muchachitos son unos egoístas y <strong>de</strong>sconsi<strong>de</strong>rados-.<br />

Ricardo que acababa <strong>de</strong> poner en marcha su vehículo, escucharía la causa <strong>de</strong>l<br />

disgusto.<br />

-Diez minutos antes <strong>de</strong> salir nuestros sobrinitos me pidieron el auto y como<br />

les dije que no podíamos prestárselo, porque <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l partido iríamos a<br />

comprar la <strong>de</strong>spensa <strong>de</strong> la semana, se hicieron los ofendidos y ni siquiera se<br />

<strong>de</strong>spidieron <strong>de</strong> mí-.<br />

-Que sucedió exactamente-, inquirió Ricardo.<br />

-Ellos estaban sentados en la sala cuando iba yo saliendo y les ofrecí una<br />

disculpa en estos términos: por favor, discúlpenos por no prestarles el auto,<br />

pues tener que andar cargando bolsas con mandado en plena calle en busca<br />

<strong>de</strong> un taxi, no es nada cómodo. Así que les pido su compresión y que tengan<br />

un bonito día-.<br />

-Qué te respondieron-.<br />

-Nada. Los dos voltearon a verme con una <strong>de</strong> esas miradas que matan y se<br />

quedaron mudos-.<br />

La luz amarilla <strong>de</strong>l semáforo prendió en ese momento y Ricardo disminuyó la<br />

velocidad <strong>de</strong> su automóvil para <strong>de</strong>tenerse en la siguiente esquina.<br />

Segundos <strong>de</strong>spués, las luces <strong>de</strong> la sala <strong>de</strong> cine se encendieron y la pantalla<br />

quedó en blanco.


90<br />

Ricardo y Alicia comentaron.<br />

-Qué bárbaros. Cuantas cosas <strong>de</strong>bimos hacer y no hicimos-.<br />

-La indiferencia ante conductas incorrectas <strong>de</strong> la familia y nuestros amigos<br />

nos hace responsables en buena medida <strong>de</strong> esas faltas-.<br />

-Pensar en las omisiones en que incurrimos, francamente me asusta-, dijo<br />

Alicia.<br />

-Qué podríamos hacer para remediar esa indolente actitud <strong>de</strong> nuestro pasado-<br />

, inquirió Ricardo.<br />

<strong>Un</strong>a vez más las luces <strong>de</strong>l cine se apagaron y en la pantalla comenzó a correr<br />

una cinta.<br />

Familiares <strong>de</strong> la pareja habían sido convocados a una notaría.<br />

La madre <strong>de</strong> Alicia, la ex esposa <strong>de</strong> Ricardo y sus dos hijos, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> varios<br />

sobrinos, primos y hermanos <strong>de</strong> ambos se encontraban sentados en <strong>de</strong>rredor<br />

<strong>de</strong> una mesa rectangular con doce sillas.<br />

El notario apareció ante ellos, procediendo a sentarse en una <strong>de</strong> las cabeceras<br />

y enseguida comentó.<br />

-Bienvenidos sean todos uste<strong>de</strong>s. Antes <strong>de</strong> dar lectura al testamento que<br />

tengo en mis manos, les informo que siendo la última voluntad <strong>de</strong> los<br />

testadores, lo que en un momento les comunicaré, <strong>de</strong>bo <strong>de</strong>cirles que si


91<br />

alguno cree tener razones para impugnar el contenido <strong>de</strong> este documento,<br />

está en su <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> hacerlo recurriendo a la instancia legal<br />

correspondiente-.<br />

Después añadió.<br />

-Aunque, es mi <strong>de</strong>ber prevenirlos sobre una <strong>de</strong> la condiciones <strong>de</strong> los<br />

testadores: ellos fueron explícitos al estipular en su testamento, que si alguno<br />

<strong>de</strong> los here<strong>de</strong>ros procediera a inconformarse, per<strong>de</strong>ría todo <strong>de</strong>recho a heredar<br />

y la parte legada a su favor se <strong>de</strong>berá entregar a una institución <strong>de</strong><br />

beneficencia <strong>de</strong>bidamente señalada <strong>de</strong> común acuerdo por los testadores-.<br />

Continúo diciendo el notario.<br />

-Les propongo por lo tanto, que si alguno tiene dudas en relación a lo<br />

dispuesto en el testamento, en una <strong>de</strong> las hojas blancas que tienen a la<br />

disposición cada uno <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s en su respectivo lugar, haga las anotaciones<br />

pertinentes y al final <strong>de</strong> la lectura <strong>de</strong>l texto quien tenga algo que manifestar<br />

lo haga <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más para que proceda a dar la respuesta necesaria-.<br />

Enseguida el fedatario público, tras i<strong>de</strong>ntificar por sus nombres y apellidos a<br />

los testadores, dio a conocer el contenido <strong>de</strong> los acuerdos testamentarios.<br />

-En pleno uso <strong>de</strong> sus faculta<strong>de</strong>s físicas y mentales, los señores Ricardo y<br />

Alicia <strong>de</strong>cidieron que previamente a la entrega <strong>de</strong> los bienes heredados a sus<br />

familiares, todos los here<strong>de</strong>ros <strong>de</strong>berán dar lectura a este libro que se les


92<br />

entregará a cada uno para que en una segunda sesión, antes <strong>de</strong> conocer el<br />

inventario <strong>de</strong> los bienes que les fueron heredados, los distintos beneficiarios<br />

<strong>de</strong> la herencia <strong>de</strong>signada expongan ante los <strong>de</strong>más una reflexión personal<br />

sobre el contenido <strong>de</strong>l texto-.<br />

El notario comentó.<br />

-Antes <strong>de</strong> dar formal cumplimiento a esta parte <strong>de</strong>l testamento, <strong>de</strong>bo leer una<br />

carta que dice textualmente lo siguiente-.<br />

El funcionario notarial se aclaró la garganta para dar lectura a la misiva.<br />

-Queridos familiares: lo que escucharán a continuación, se <strong>de</strong>be a que algo<br />

insólito sucedió en nuestras vidas. Alicia y yo, tuvimos un sueño semejante,<br />

una misma noche. Ambos soñamos nuestra muerte, en un acci<strong>de</strong>nte<br />

automovilístico. Fue por eso que acudimos a una notaría pública para hacer<br />

nuestro testamento. En el documento formulamos dos volunta<strong>de</strong>s<br />

testamentarias. <strong>Un</strong>a <strong>de</strong> estas es la que conocerán, si como finalmente sucedió,<br />

nuestro sueño llegaba a hacerse realidad como se hizo. Porque, justamente<br />

Alicia y yo, como bien saben morimos en un percance automovilístico-.<br />

La redacción <strong>de</strong>l documento seguía diciendo.<br />

-Por tal motivo, antes <strong>de</strong> darles a conocer los bienes que <strong>de</strong>cidimos<br />

heredarles, es nuestra voluntad que ese libro que tendrán en sus manos, lo<br />

lean con <strong>de</strong>tenimiento y hagan conciencia <strong>de</strong> todo eso que nos hizo


93<br />

recapacitar sobre las buenas y malas <strong>de</strong>cisiones que tomamos estando el vida-<br />

.<br />

-Después <strong>de</strong> aquel sueño trágico, ambos nos pusimos a pensar que en<br />

diversos momentos <strong>de</strong> nuestra existencia <strong>de</strong>jamos pasar la oportunidad <strong>de</strong><br />

hacer lo correcto. Nos disgustamos por los malos tratos, pero también<br />

incurrimos en ellos. No tuvimos la voluntad ni el tacto para procurar que<br />

nuestras relaciones <strong>de</strong> familia evitaran caer en confrontaciones y<br />

resentimientos a causa <strong>de</strong> querer ver solo una y no todas las partes que <strong>de</strong>ben<br />

ser valoradas en circunstancias <strong>de</strong> conflicto familiar o amistoso-.<br />

Seguía exponiendo la carta.<br />

-Habitualmente criticamos la conducta <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más, pero pocas veces<br />

buscamos la manera <strong>de</strong> dialogar acerca <strong>de</strong> lo que pue<strong>de</strong> evitar tensiones y<br />

conflictos, tratando <strong>de</strong> ponernos en la posición <strong>de</strong> los otros a fin <strong>de</strong> no darles<br />

un trato ofensivo o <strong>de</strong>sconsi<strong>de</strong>rado que por supuesto a ninguno nos resulta<br />

agradable recibir <strong>de</strong> nuestros familiares y amigos-.<br />

-Sintiendo molestia por una u otra causa, reaccionamos con ira. Ofen<strong>de</strong>mos y<br />

lastimamos con nuestras palabras y actitu<strong>de</strong>s, en lugar <strong>de</strong> ser pru<strong>de</strong>ntes y con<br />

la <strong>de</strong>bida mo<strong>de</strong>ración exponer lo que a nuestro juicio podría ser injusto,<br />

estando dispuestos a escuchar lo que la otra parte tenga que <strong>de</strong>cirnos-.


94<br />

-Creer tener la razón en todo momento <strong>de</strong> nuestra vida, suele llevarnos a<br />

cometer graves injusticias. No siempre lo que pensamos que está bien,<br />

necesariamente es correcto. Preten<strong>de</strong>r imponer nuestra verdad a toda costa,<br />

pue<strong>de</strong> ser un abusivo atropello contra la verdad en la que otros creen-.<br />

-Por eso tenemos que hacer consciencia <strong>de</strong> algo muy importante: nadie es<br />

poseedor <strong>de</strong> la verdad absoluta. Y menos si consi<strong>de</strong>ramos que hay tres clases<br />

<strong>de</strong> verda<strong>de</strong>s. La que uno quiere ver, la que otro preten<strong>de</strong> que veamos y la que<br />

nadie pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> ver-.<br />

-Esta última, la que se sustenta en juicios objetivos e imparciales, pue<strong>de</strong> ser la<br />

más cercana a la verdad auténtica. Y precisamente, por ese motivo, las<br />

personas no <strong>de</strong>bemos casarnos con nuestras i<strong>de</strong>as con el arbitrario propósito<br />

<strong>de</strong> pisotear las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más.-<br />

-En las relaciones <strong>de</strong> las personas, es preciso alentar un<br />

intercambio <strong>de</strong><br />

opiniones, respecto a lo que cada uno piensa que está bien o mal hacer o<br />

<strong>de</strong>cir, procurando respetar el parecer ajeno y pidiendo amablemente que se<br />

respete el propio-.<br />

-Ahora que tratándose <strong>de</strong> situaciones en las que lo que uno hace o dice pue<strong>de</strong><br />

estar afectando los intereses o la tranquilidad <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más, es <strong>de</strong> elemental<br />

sentido común ponerse en los zapatos ajenos y pensar que para evitar malos<br />

tratos y <strong>de</strong>sconsi<strong>de</strong>raciones, es preciso no andar por la vida atropellando la<br />

dignidad y los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> otros, y menos cuando los afectados se merecen


95<br />

nuestra verda<strong>de</strong>ra amistad o el amor fraterno como condición fundamental<br />

para el mantenimiento <strong>de</strong> la armonía familiar-.<br />

-Aquella frase célebre <strong>de</strong>l Benito Juárez: “el respeto al <strong>de</strong>recho ajeno es la<br />

paz”, repetida hasta el cansancio y pocas veces puesta en práctica,<br />

inequívocamente fue un sensato exhorto a la pru<strong>de</strong>ncia para evitar abusos<br />

que llevan a la confrontación y la violencia o lo que la moda ha dado en<br />

llamar el “bullying”. <strong>Un</strong>a mala conducta tan común como nefasta que<br />

<strong>de</strong>teriora las relaciones personales y es causa <strong>de</strong> todo tipo <strong>de</strong> conflictos-.<br />

-Así que muy queridos familiares, lean el libro que les entregará el notario y<br />

<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> veinte días, vuelvan a este lugar para comunicar sus reflexiones y<br />

entonces cada uno <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s conocerá nuestra voluntad testamentaria-.<br />

La carta concluyó <strong>de</strong> la siguiente manera.<br />

-Para terminar queremos darles las gracias por los buenos momentos que nos<br />

regalaron y pedirles perdón por los malos que les hayamos hecho pasar y<br />

ahora sólo nos resta expresar el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> que Dios les <strong>de</strong> la inteligencia y<br />

sabiduría para encontrar la felicidad que normalmente buscamos fuera y no<br />

somos capaces <strong>de</strong> hallar <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> nosotros don<strong>de</strong> se anidan los más nobles o<br />

insanos sentimientos y nadie más que nosotros mismos po<strong>de</strong>mos discernir<br />

cómo liberarnos <strong>de</strong> aquello que nos enferma y acogernos a lo que nos alivia<br />

para ser felices y <strong>de</strong>jar atrás todo lo que pudiera causarnos infelicidad.-


96<br />

Ricardo y Alicia volvieron a aparecer en la funeraria, justo en el momento en<br />

que cuatro hombres cargaban sobre sus hombros el féretro para dirigirse al<br />

lugar <strong>de</strong> la incineración <strong>de</strong>l cuerpo.<br />

La sala lucía con ese típico toque sepulcral que suele causar estremecimiento.<br />

La mayoría <strong>de</strong> familiares y amigos <strong>de</strong>l difunto guardaban silencio ante el<br />

pausado andar <strong>de</strong> los empleados <strong>de</strong> la funeraria en camino al horno<br />

crematorio.<br />

<strong>Un</strong>os dolientes cercanos al difunto no pudieron contener un idéntico llanto al<br />

que a intervalos a lo largo <strong>de</strong> la noche los tuvo agobiados por la pena <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>ceso.<br />

La notoria seriedad <strong>de</strong> algunos, en contraste con las exclamaciones <strong>de</strong> dolor<br />

<strong>de</strong> otros, se hacían presentes cuando el sombrío y estremecedor ambiente <strong>de</strong>l<br />

lugar cambio diametralmente.<br />

La escasa iluminación <strong>de</strong> la sala <strong>de</strong>sapareció en forma repentina. Por una<br />

ventana entró con todo su esplendor una luz intensa <strong>de</strong> color entre amarillo y<br />

blanco que modificó el entorno para darle una relajante paz al escucharse al<br />

mismo tiempo el tenue sonido <strong>de</strong> música instrumental.<br />

Pero, el éxtasis <strong>de</strong> esa trasformación reconfortante sólo pudo ser<br />

experimentado por Ricardo y Alicia.<br />

Fue entonces que ella exclamó.


97<br />

-Querido Ricardo. La hora ha llegado-<br />

Ricardo volteó su rostro para verla con ternura y con estas palabras le dijo.<br />

-No me digas que tienes que irte, amada mía-.<br />

-Así tiene que ser-.<br />

-Por favor, no te vayas-.<br />

-Tengo que hacerlo-.<br />

-No sé cómo podré soportar tu nueva ausencia. A<strong>de</strong>más, todavía tenemos<br />

pendientes-.<br />

Ricardo preguntó.<br />

-Quién va a escribir el libro que ofrecimos darles a nuestros familiares-.<br />

-Ya está escrito y entregado. Su contenido son esas experiencias que<br />

recordamos durante nuestros viajes al pasado durante tu sueño-.<br />

Alicia añadió.<br />

-Y lo que haya pasado posteriormente en la notaria, como bien sabes, no<br />

podremos saberlo. Nuestra misión se cumplió como estaba previsto. Nada<br />

más-.<br />

-Se te olvida una cosa. Las disculpas que tenía que darles a mis padres-, dijo<br />

Ricardo.


98<br />

La respuesta no tuvo tiempo <strong>de</strong> llegar.<br />

En la cama don<strong>de</strong> dormía, el sueño <strong>de</strong> aquella madrugada, se interrumpió<br />

entonces.<br />

Ricardo abrió los ojos y se dio cuenta <strong>de</strong> que había <strong>de</strong>spertado.<br />

<strong>Un</strong> suspiro profundo lo hizo recobrar la conciencia <strong>de</strong> su situación y con la<br />

mano diestra retiró <strong>de</strong> su cuerpo la sábana que lo cubría.<br />

Y luego dijo.<br />

-<strong>Un</strong> sueño…todo fue un sueño-.<br />

Tres golpecillos se escucharon sobre la puerta <strong>de</strong> la habitación.<br />

Ricardo se levantó <strong>de</strong> la cama para disponerse a abrir.<br />

Enfundó en sus pantuflas sus pies <strong>de</strong>scalzos y caminó con lentitud.<br />

-<strong>Un</strong> momento…enseguida abro-, ofreció.<br />

Dio varios pasos y con la mano <strong>de</strong>recha giró la perilla <strong>de</strong> la puerta.<br />

Para su asombro, Alicia volvió a aparecer ante su mirada.<br />

Sin más preámbulo le dijo.<br />

-Mi amor. Tu <strong>de</strong>seo será concedido-.<br />

Enseguida, los padres <strong>de</strong> Ricardo con una imagen cálida y amorosa se<br />

presentaron ante él.


99<br />

Alicia comentó.<br />

-Aquí los tienes. Ahora pue<strong>de</strong>s <strong>de</strong>cirles lo mucho que los amas-.<br />

Los tres se trenzaron en un abrazo efusivo.<br />

No hubo necesidad <strong>de</strong> externar ninguna palabra.<br />

Solo <strong>de</strong>spués, Ricardo preguntó.<br />

-Esto no es un sueño, ¿verdad?-.<br />

Con la mano izquierda indicando hacia la cama, Alicia lo invitó a observar al<br />

<strong>de</strong>cirle.<br />

-No Ricardo. Los cuatro tenemos una cita en otro lugar. Llegó el tiempo <strong>de</strong><br />

partir-.<br />

<strong>Un</strong> grito angustioso se escuchó en ese momento.<br />

Alejandra, la hija <strong>de</strong> Ricardo se percató <strong>de</strong>l fallecimiento <strong>de</strong> su progenitor<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> intentar <strong>de</strong>spertarlo sin éxito.<br />

<strong>Un</strong>a y otra vez posó con <strong>de</strong>sbordada angustia la palma <strong>de</strong> su mano diestra<br />

sobre uno <strong>de</strong> los hombros <strong>de</strong> su padre hasta convencerse <strong>de</strong> la absoluta<br />

pérdida <strong>de</strong> sus signos vitales.<br />

Ricardo había expirado.<br />

Y la inevitable reacción <strong>de</strong> su hija fue gritar con agobio y estri<strong>de</strong>nte llanto.


100<br />

-¡Mamá…mamá!. Mi padre está muerto. Mi… pa-pi-to… se murió.<br />

Después hizo una reflexión sólo para sus a<strong>de</strong>ntros.<br />

-Y ni siquiera pu<strong>de</strong> pedirle perdón por las feas palabras que le dije ni darle<br />

las gracias por su amor-.<br />

<strong>Un</strong>a <strong>de</strong> tantas faltas cometidas por las personas que no han podido hallar en<br />

su interior la cura a los males <strong>de</strong>l alma.


101

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