Revista Vida Saludable - 5ta Edición

Muchas alteraciones de nacimiento o debidas a la falta de
madurez en las funciones pueden ser corregidas gracias a
un abordaje temprano por un profesional especializado.
La retro posición mandibular fisiológica se corrige mediante
la succión, por lo tanto, es indispensable estimular la
lactancia materna.
Ésta no sólo permite establecer un vínculo estrecho entre
madre e hijo y favorece una mejor alimentación, sino que,
mediante la succión del pezón, por sus características
anatómicas y adaptación a la boca del niño garantiza
el crecimiento armónico de las estructuras del maxilar
superior e inferior.
Recomendaciones
1. Durante la alimentación de nuestro bebé utilizar
tetina anatómica, con orificio de salida de la leche
pequeño, pero eficaz, para estimular los movimientos
de succión. Si es demasiado grande no adquirirá la
fuerza muscular necesaria.
2. Posición semisentada, de manera que la leche no
caiga por acción de la gravedad sino por la succión
del bebé, esto asegura que la cantidad de líquido
no sobrepase las posibilidades de deglución, de lo
contrario la lengua adopta una posición inadecuada
de contención del líquido. Esta posición nos sirve
también para prevenir que los líquidos se desplacen
al conducto auditivo, provocando infecciones que
puede deteriorar la audición del niño.
3. Limitar su uso al momento de la alimentación para
evitar que se instale el hábito de succión, que altera el
crecimiento y desarrollo normal de los maxilares.
4. Reemplazar el biberón por un vaso antes de los dos
años ya que en este momento comienza el traspaso de
la deglución infantil a la deglución madura,5 con todo
lo que ello implica.
Mantener el uso
del biberón retrasa
la adquisición de
patrones musculares
adecuados a una
deglución madura,
lo que favorece
la deglución
disfuncional.
5. Cuando el niño
usa chupete se
recomienda:
chupete anatómico,
tiempo de uso
mínimo diario, retirar
el chupete antes de
los 2 años, edad en
la que la relación
con el medio le
permite satisfacer
sus necesidades
y canalizar sus
ansiedades por
otros medios. La
prolongación de su
uso podría tener un
efecto nocivo.
6. La persistencia de
hábitos inadecuados,
como la succión digital, labial o de objetos, puede
ser causa primaria de maloclusión (alteraciones en la
mordida) y deformaciones de la cavidad oral, la cual
se asocia a una deglución disfuncional.
7. Promover la respiración nasal. La respiración bucal surge
como un patrón anormal motivado por la obstrucción
nasal permanente o transitoria que desencadena
un desequilibrio muscular corporal general y facial
que interfiere en los patrones motores del habla. La
dificultad respiratoria provoca hipotonía (falta de
fuerza) en la musculatura torácica, labial y lingual,
además de una modificación del posicionamiento de
la lengua en la boca, lo que dificulta la producción de
los fonemas del habla.
8. La deglución (tragar) del lactante evoluciona
mediante el proceso de maduración del sistema
neuromuscular, hasta adquirir patrones deglutorios
maduros, esperables a partir de los 4 años. Para ello
es fundamental el cambio progresivo del tipo de
alimentos y su consistencia a partir de los seis meses
de edad.
9. Al incorporar otro tipo de consistencias en la
alimentación estamos favoreciendo el desarrollo de la
musculatura y la coordinación de la misma, formando
las bases para para los futuros movimiento del habla.
Además, y no menos importante se encuentra el
aspecto sensorial de nuestro bebé, el cual es de suma
importancia para el desarrollo integral. Le daremos a
nuestro niño nuevas experiencias de texturas y sabores,
que le permitirán integrar otras funciones y facilitarán
así también el desarrollo del lenguaje.
10. Brindarle al niño una alimentación sana, variada
en sabor, consistencia y textura, siguiendo las
recomendaciones de nuestro pediatra de cabecera.
Finalmente queremos recordarles que nuestra alimentación
como seres humanos es mucho más que una función
vital, es una experiencia que está cargada de
afectividad.
A través de ella nuestro bebé recibe sus primeros
cuidados y la sensación de seguridad y contención
que necesita para crecer en plenitud.
Que en cada instancia que tengamos para este
“acto de alimentación”, seamos propiciadores de
afecto y creadores de un vínculo positivo.
Utilicemos el conocimiento para alimentar de
la mejor manera, pero también el amor para
enseñarles a nuestros niños con firmeza nuevas
experiencias sensoriales que les ayuden a desarrollar
sus capacidades perceptivas y propicien un
adecuado crecimiento craneofacial, fundamental
para el desarrollo posterior del habla.
VIDA SALUDABLE
Revista Médica
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