IMPULSA No. 11
Revista de Investigación publicada por La Salle Cuernavaca
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Revista <strong>IMPULSA</strong> de Universidad La Salle Cuernavaca<br />
the nature of things. Their concrete reality,<br />
simultaneously perceived by the five senses,<br />
is deadened by the “noise” of the show that<br />
invades all places. More than a<br />
representation of reality, the show of its<br />
permanent monitoring is its simulation by<br />
weight-, smell-, by weightless, odorless and<br />
tasteless sensory ghosts.<br />
There is another critical point beyond which<br />
the monitoring of sensible reality can<br />
paralyze all genuine action in the material,<br />
concrete and sensible world.<br />
Key words: Surveillance, vernacular peace,<br />
promethean shame, quantitative leap that<br />
becomes qualitative, limits, the age of show,<br />
the panopticon.<br />
El discurso es conocido: la seguridad exige<br />
control, surveillance: cámaras de video visibles<br />
u ocultas, micrófonos para que, como<br />
reza el dicho francés: les murs aient des<br />
oreilles, los muros tengan oídos y ojos.<br />
atrás de las cuales no falten observadores<br />
(Jacobs, J., 20<strong>11</strong>; 1961).<br />
Los que creen que los aparatos electrónicos<br />
de control e “imágenes” en pantallas puedan<br />
sustituir los ojos de vecinos inmersos en la<br />
realidad concreta, la que no sólo se puede<br />
ver y oír, sino también tocar, saborear y oler,<br />
cometen un error fundamental. <strong>No</strong> ven la diferencia<br />
entre, por un lado, la pretensión de<br />
la gente de arriba de garantizar la seguridad<br />
mediante sistemas de control dotados de<br />
sensores remotos y, por otro, la paz de las<br />
calles construida desde abajo por vecinos<br />
con los cinco sentidos despiertos. A lo largo<br />
de la historia, estos vecinos prójimos han sabido<br />
mantener la paz en su barrio –jamás a<br />
la perfección–, pero mejor que todas las policías<br />
modernas con sus sensores. En otras<br />
palabras, los que por su posición dominante<br />
contemplan la sociedad desde arriba como<br />
si fuera con binoculares, no entienden esta<br />
verdad de sentido común que esta paz de<br />
la gente, es decir desde abajo, solo puede<br />
florecer cuando las actividades de un barrio<br />
se desenvuelven bajo la mirada de vecinos<br />
interesados en mantenerla.<br />
Uno de los argumentos de quienes promueven<br />
el proyecto no muy útil e impuesto del Los que en las cúpulas son estructuralmente<br />
ciegos a esta evidencia pasan por alto la<br />
mega-aeropuerto en el oriente del Estado de<br />
México, es que la proliferación de los aparatos<br />
de control en los que fueron los pueblos maras de video (confundir cámaras con ojos<br />
diferencia abismal entre ojos humanos y cá-<br />
rurales de la región (Atenco, Chimalhuacán, es tan tonto como llamar una computadora<br />
Temascalapa, Tlalpizahuac, entre otros), dará “cerebro” electrónico). Olvidan que los vecinos<br />
cuyos ojos observaban la calle estaban<br />
a sus habitantes una seguridad que nunca<br />
gozaron antes. Comparemos este argumento<br />
con los de la urbanista Jane Jacobs sobre carnal y dispuestos a actuar en ella. Equipa-<br />
inmersos en la realidad concreta, material y<br />
los factores que, en un barrio urbano, garantizan<br />
la seguridad sin necesidad de policías: dos sistémicos, las fuerzas que pretenden<br />
das con ojos electrónicos y sometidas a man-<br />
1. que existan claras demarcaciones entre ahora sustituirlos monitorean “imágenes” y,<br />
los espacios públicos y los privados; 2. que mediante ellas, “actúan” sobre una “realidad”<br />
en cada momento, los motivos de los transeúntes<br />
por estar en la calle sean diversos, que ha perdido su concretud. Sin embargo,<br />
inmaterial y desencarnada, una “realidad”<br />
y 3. (que es el que nos interesa aquí) que existe una especie de horror vacui que reviste<br />
las calles tengan ojos en forma de ventanas, estos fantasmas con un simulacro de carne.<br />
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