IMPULSA No. 11

Revista IMPULSA de Universidad La Salle Cuernavaca
pertenencia del hombre a su grupo y a su cultura
(mismidad) y en la diferencia entre una cultura y
otra (otredad). 5
En todas estas definiciones de cultura resalta la
importancia de la pertenencia y de la exclusión, y
por lo tanto una vinculación que, velada o abiertamente
manifiesta, lleva a la comparación: somos
mejores o peores que, somos más desarrollados
o subdesarrollados, somos más evolucionados o
más primitivos. Más que entender que las diferencias
solamente son diferencias, se llevan al terreno
de la interpretación y se vinculan con representaciones
asociadas a una dimensión de valor.
Claudio Esteva Fabregat (1989, p. 65) señala la
necesidad de construir un concepto de cultura
como fundamento a los desarrollos teóricos de la
antropología cultural “fundados en la elaboración
sistemática de modelos culturales” que proporcionan
además “un foco de comprensión de la
vida humana a las demás ciencias”.
Para Fabregat (1989, p. 64) la cultura se define
como “el modo común de pensar organizado
de los individuos de una sociedad en orden a
producir actividades sociales coherentes, tanto
de acción material como de acción espiritual”. Y
aunque los principios parecen ser firmes y académicos,
ese autor menciona que “el grado de
integración de una cultura se puede medir por
el número de interacciones que son comunes
a todos los miembros de un grupo, por lo tanto
las sociedades modernas tienen menor integración
cultural que las primitivas y ágrafas (que
son culturalmente más uniformes), ya que en las
modernas la existencia de subsistemas basadas
en sexo, edad, ocupación, las hacen menos cohesionadas”.
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Zygmund Bauman (2013, pp. 13 y 14) hace reflexiones
también muy interesantes acerca del
concepto de cultura en su sentido particular cuyo
referente es un grupo refinado de miembros de
un grupo social; en el que sus gustos y elecciones
se habían caracterizado por “ser excluyentes
de otros grupos sociales en los que predominan
gustos y elecciones vulgares y carentes de sofisticación”.
Sin embargo, para Bauman (2013) el énfasis no
está en hablar de este grupo selecto, sino de su
disolución al difuminar sus límites, modificando
6. Fabergat propone una pequeña fórmula para conocer el “grado de integración cultural”: La INTEGRACIÓN CUL-
TURAL (IC) es igual al grado de interdependencia de las FORMAS CULTURALES (FC) en relación con la frecuencia de
EMPLEO INDIVIDUAL (de esas formas) (FEC):
IC=GIFC/FEC. En Berenguer, A. et al. (1984 p. 74).
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