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todo lo había recibido de arriba (1ª Corintios<br />
4:7; comparar con Juan 3:27) Pablo sabía<br />
en quien había creído, a quien estaba<br />
unido. Como el pámpano, de la la vid recibe<br />
vida y da fruto. Así el creyente verdadero<br />
se santifica, pues separados del Señor<br />
nada podemos hacer.<br />
LO QUE EL OJO NO VE EN CRISTO<br />
- Yo creo que se trata de Elías<br />
- No, debe ser algún otro profeta que ha<br />
resucitado<br />
- Quizá se trate de Juan el Bautista<br />
- No sé quien es pero sin duda viene de Dios<br />
Esto decían de Jesús sus contemporáneos<br />
hace muchos años, hoy lo describen como<br />
un buen maestro de moral o un revolucionario<br />
o un simple iluminado. Pero cuando<br />
Jesús preguntó a sus discípulos quién decís<br />
VOSOTROS que soy yo, Pedro contestó: “Tú<br />
eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. El<br />
ojo de Pedro, y el de todos, no veía más<br />
que a un hombre de verdad pero el Padre<br />
celestial le había revelado que Jesús era el<br />
Dios encarnado. De hecho las mismas señales<br />
(es decir ,milagros únicos que apuntan<br />
al ser divino) que Jesús hizo, daban testimonio<br />
de quien era él. Muchos podían hacer<br />
un milagro pero nadie por ejemplo convertir<br />
el agua en vino en un instante<br />
mostrando el poder que solo el creador del<br />
En la Calle Recta<br />
La segunda todo lo contrario: que no es necesario<br />
que el cristiano luche nada contra<br />
el pecado. Pero el hombre no alcanzará<br />
nunca la santidad con el solo esfuerzo personal<br />
como tampoco la alcanzará con un<br />
simple abandonarse a Dios. El secreto de la<br />
santidad según la Biblia, se encuentra y<br />
cito a Edwin H Palmer en “una actividad<br />
doble”. Se trata de la acción de Dios en<br />
nosotros y nuestra propia acción con él.<br />
Cien por cien gracia, cien por cien responsabilidad<br />
humana.<br />
Comúnmente observamos al creyente<br />
obrando para santificarse. Eso es lo que el<br />
ojo ve. Va los cultos, estudia su Biblia, escucha<br />
sermones, etc y parece que es por<br />
esas obras que se santifica y crece en el<br />
Señor. Sin duda esas actividades están incluidas<br />
en los medios de gracia estipulados<br />
por Dios pero sólo la acción interna – secreta,<br />
invisible, que el ojo no ve- del Espiritu<br />
Santo es la que da fruto de santificación<br />
autentico (Gálatas 5:22). La experiencia<br />
del apóstol Pablo nos ejemplifica esta verdad<br />
cuando testifica de sí mismo que ha<br />
trabajado, si cabe, más que todos los otros<br />
apóstoles, y añade humildemente: “pero<br />
no yo, sino la gracia de Dios que fue conmigo”.<br />
Dicho de otro modo no era Pablo sino<br />
la gracia de Dios la que merece todo el crédito<br />
de su obra. El jamás se iba a vanagloriar<br />
de nada pues era consciente de que<br />
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