ECR 258 2e proef

Estudio Bíblico
BERNARD COSTER
Hebreos 12; Tercera y última
exhortación (3)
Hebr. 12 es la última parte de la tercera y
última exhortación que empezó en 10.19.
Los imperativos típicos de la exhortación
son interrumpidos dos veces: (1) en los versículos
4-11 por medio de una enseñanza y
(2) en los versículos 18-24 por medio de otra
comparación entre lo nuevo y lo antiguo.
fe de los creyentes depende exclusivamente
de él y el segundo es derivado del verbo frecuente
de perfeccionar2 y confirma que Jesús
mismo efectúa los propósitos definitivos,
escatológicos, de la historia de la salvación.
Jesús es el que inicia y concluye la salvación,
de modo que es completamente su obra.
En la Calle Recta
-1. Hebr. 12.1-3 En el capítulo anterior, la
nube de los testigos del Antiguo Testamento
ha recibido testimonio de Dios (11.5),
pero resulta que ahora ellos mismos dan
testimonio a los creyentes del Nuevo Testamento.
Estos últimos deben despojarse del
pecado, igual que los corredores en una carrera
se despojan de todo que les moleste1.
Todo el énfasis de la Epístola ha estado
en Cristo, el Hijo eterno de Dios que como
sumo-sacerdote celestial sacrifica a si mismo
por su pueblo, pero ahora, en los primeros
versículos del capítulo 12, Cristo
también es ejemplo y modelo para sus discípulos.
Los lectores deben identificarse
con él, observando e imitando su ejemplo.
Es sorprendente que la Epístola, que con
tanta atención ha comentado el sufrimiento
y la muerte del Señor, ahora por primera
vez mencione la palabra cruz (2). No es
tanto el símbolo de la salvación como en
las cartas del apóstol Pablo (1Cor. 1.18; Gál
6.14), sino más bien el instrumento cruel
de la muerte infame del Hijo de Dios.
El verbo poner los ojos (2) es prestar atención
a una realidad lejana, mientras que el
verbo considerar (3) contiene la sugerencia
de imitar y de identificar. Jesús se llama el
autor (iniciador) y perfeccionador (consumador)
de la fe. El primer título confirma que la
-2. Hebr. 12.4-11; El pasaje de Hebreos
12.4-11 está marcado por una serie de palabras
y verbos que todos tienen relación
con la pedagogía, la relación de padres e
hijos: resistir, combatir (4; ambos verbos
únicos en el Nuevo Testamento); exhortación
(5), disciplina (5,7,8,11); reprender
(5); disciplinar (6,7,10); azotar (6); soportar
(2,3,7)3; castigador (9), respetar (9),
obedecer/sujetarse (9); ejercer (11)4, fruto
(11). En Hebreos 10.32,33 la Epístola se
refirió a las persecuciones difíciles de resistir,
pero ahora en el capítulo 12 menciona
otra lucha, la lucha contra el pecado, de la
misma manera exhaustiva y fatigosa que
las persecuciones. La cita de los versículo 5
y 6 es de Proverbios 3.11 (véase también
Job 5.17; Salmo 94.12; Apocalipsis 3.19).
Es posible que los hebreos todavía no hayan
resistido con toda la fuerza necesaria el pecado.
Asimismo es posible que todavía no
hayan entendido que el sufrimiento a causa
del pecado es una disciplina de Dios también.
Por eso que la Epístola enseña que Dios
es el Padre que disciplina a sus hijos, precisamente
a aquellos que ama (5-7). Tanto la
lucha contra el pecado (4), como la disciplina
(5) es un entrenamiento doloroso (11) y
con estas palabras el autor continua a la figura
de una carrera de 12.1. No obstante, la
sujeción a la pedagogía de Dios efectúa el
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