La_Hortelana_9_(2)

Septiembre 2017, nº9
siga, bajo el riesgo de ser alcanzados por el fuego
que, a modo de cascadas, va derramando todo
su cuerpo, rabo y tridente. Su fogueteo de luz y
ruido termina con la impresionante explosión de
la cabeza. En ese momento el fuego infernal llena
la plaza, todo son carreras. Después del último
bramido, el Diablo queda desarmado y huye,
corre y se refugia hasta el próximo año. Mientras
se oyen gritos de júbilo y alegría, aplausos y
voces de victoria se multiplican como un eco por
las laderas y barrancos de Tijarafe. El bien ha
vencido al mal.
Un año más vence la Virgen sobre Satanás.
Horas después al atardecer del día 8 la imagen
recorrerá las calles del pueblo, pasará por la plaza
donde bailó el Diablo y le hizo la venia a la puerta de
su templo.
Vestir al Diablo es un rito, un voluntario y
fornido tijarafero, es el que tiene el valor de meterse
dentro del armazón del maligno, con un peso de
unos 70 Kg. sobre su cuerpo. El vestido consta de un
ajustado pantalón de amianto, calcetines y zapatillas
negras, un casco y sobre su torso desnudo una
toalla empapada en agua y encima de todo la pesada
carcasa que lo convierte en la representación de
Satán.
Los orígenes más remotos del Diablo, según
investigaciones de José Luis García Francisco, datan
de la primera década del siglo XX y están ligadas a un
personaje llamado Cataclismo que, vestido con telas
negras, tres metros de alto y unas manos enormes
en día de fiesta corría detrás de los niños aunque
sin fuegos. A partir de 1923, los tijaraferos Antonio
Cruz, Pedro Brito y Orosio Martín, crean el personaje
del Diablo, bailando por primera vez en la víspera de
la Candelaria, el 7 de septiembre, aunque en aquella
época el armazón era de madera y cañas forradas
de telas, que luego recubrían con una lechada de cal
para protegerlo del fuego.
Molesta a muchos tijaraferos que su fiesta
“grande” se la haya denominado del Diablo, para las
personas mayores siempre han sido “las fiestas de la
Virgen Ntra. Sra. de la Candelaria”.
En crónicas del siglo XIX no aparece ninguna
referencia a la participación del Diablo en los festejos,
lo que hace pensar que su introducción coincide con
lo que se recoge por trasmisión oral que, como ya
señalábamos, data la participación del personaje de
Cataclismo en la primera década del siglo XX.
Luis León Barreto, escritor e hijo predilecto
de La Palma, nos recuerda que la Fiesta del Diablo
de Tijarafe cumplió en 2016 una edad de 93 años. A
su juicio es un evento original copiado en muchos
pueblos del archipiélago canario.
BIBLIOGRAFÍA
“La Palma, las Fiestas y Tradiciones” de María
Victoria Hernández Pérez.
La Palma y sus pueblos: Diario de Avisos.
Wikipedia: A.B.C.es.
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