Alegraos 15

Alegraos
¿Cómo
surge este proyecto?
Surge por iniciativa de la
Santísima Virgen de Fátima. En una
etapa de nuestra vida, mi esposa y yo
estábamos en crisis y la Virgen nos
convirtió como parte de una
experiencia que vivimos en Fátima;
Ella nos encomendó un proyecto
para matrimonios y lo llevamos a
cabo después de unos catorce años
que sucedieron estos
acontecimientos.
¿Cómo se inserta esta asociación
en la Iglesia?
Hablamos con el Obispo de Málaga, Mons. Jesús Catalá, y él
nos redirigió a la pastoral familiar donde estamos trabajando desde
hace seis años aproximadamente. A lo largo de este tiempo el proyecto
se ha hecho diocesano e informamos constantemente de su evolución
tanto en Málaga como en otras diócesis donde también ha empezado a
funcionar, como es el caso de Madrid, donde ya hay nueve grupos de
matrimonios que están siguiendo este itinerario que ha sido adaptado a
las catequesis de S. Juan Pablo II. También hay catorce grupos en
Barcelona, dos grupos en Córdoba, un grupo en Sevilla, donde hay
mucho interés. Se va extendiendo por otras ciudades por la gracia de
Dios.
¿En qué otras diócesis están trabajando?
Ya tenemos el beneplácito del Arzobispo de Sevilla, y
recientemente hemos tenido una reunión con el Obispo de Córdoba,
que nos mostró todo su apoyo y nos animó a hacer algún retiro
también en su diócesis a lo largo de este curso.
¿Cuál es el objetivo de “Amor conyugal”?
El objetivo de proyecto Amor conyugal es recuperar la verdad
del matrimonio como Dios lo pensó, como Dios lo quiso; nos anima a
trabajar en este campo de la fidelidad del matrimonio la belleza del
matrimonio. Nosotros en su día, cuando estuvimos viendo la manera
de arreglar nuestro matrimonio, estuvimos buscando un camino que
nos ayudara en esta necesidad y lo encontramos en san Juan Pablo II
con las audiencias de los miércoles llamadas “la teología del cuerpo” o
“la verdad del amor humano”. Nos mueve haber descubierto la belleza
de nuestra vocación; siempre hay que encontrar la belleza, encontrar el
tesoro, para decidirnos a venderlo todo y comprar el campo donde está
ese tesoro. San Juan Pablo II nos ha ayudado a descubrir el tesoro de
nuestra vocación y esto es lo que nos mueve a luchar por nuestro
matrimonio y a ayudar a otros matrimonios que lo están pasando mal;
los entendemos porque nosotros también lo hemos pasado mal, pero
casi sufrimos más porque sabemos lo que se están perdiendo: el
Espíritu ha querido que vivamos un
poquito, solo un poquito, de esta belleza
que tiene nuestra maravillosa vocación; y
paladearla un poquito es más que suficiente
para desear dar la vida por vivir esta
vocación como Dios quiere.