VENTANAL 53

El Director, Jorge Taboada, ausente por baja médica, envió su mensaje
de despedida que fue leído por el profesor Coordinador de Bachillerato
Roberto García. De su contenido extractamos:
Hoy celebráis con
ilusión y con cierta
nostalgia el culmen
de una etapa
de vuestra vida. Y
lo celebráis rodeados
de gente que
a lo largo de estos
años ha contribuido
en gran manera
a que hayáis crecido
como personas.
Me refiero a vuestros
padres, familiares,
educadores. Y
el denominador común
de todas estas
personas que os han
acompañado hasta
hoy es el cariño. Sí,
digo bien, el cariño.
Con todos los aciertos
y los errores que hayamos podido tener, podéis estar seguros de
que os hemos querido, y por eso habéis crecido, ya que no puede
existir educación sin amor. Habéis recorrido un camino de quince
años en el colegio la mayoría de vosotros, os habéis hecho mayores,
supongo que un poco más maduros… Seguiréis creciendo y
madurando... Seguiréis tropezando y levantándoos, debéis comprometeros
a seguir construyendo sendas… “Comienza a manifestarse
la madurez cuando sentimos que nuestra preocupación es mayor
por los demás que por nosotros mismos” (Einstein). Que sea éste el
termómetro para medir vuestra madurez.
Hemos comenzado el curso recordando a vuestros padres y a vosotros
que en un colegio de la Compañía pretendemos educar alumnos
capaces (o competentes), compasivos, conscientes, COM-
PROMETIDOS con la transformación de la sociedad que les toca
vivir. Y hoy quiero detenerme precisamente en ese compromiso al
que en nombre de todos vuestros educadores os invito.
Os pedimos compromiso porque sois capaces de ello y os hemos
invitado y motivado para ello en múltiples ocasiones: tutorías, convivencias,
en las mismas sesiones de clase... Me atrevo a afirmar
que no existe compromiso duradero, estable, si no hay una sólida
formación. Parafraseando al pensador Hessel, podemos indignarnos
con la sociedad que nos rodea, pero el compromiso es algo
más que el sentimiento momentáneo de la indignación... Sé que os
será difícil esta actitud porque probablemente muchos de vosotros
no vais a tener a vuestros “pesados” padres y “pesados” educadores
al lado como hasta ahora para que os inviten a pensar, a reflexionar,
a actuar… Sé que no os será fácil mantener vuestro compromiso
en una sociedad de memoria frágil y que quiere todo de inmediato.
Las tragedias nos movilizan, las historias silenciosas y con frecuencia
interesantes, pasan desapercibidas. Comprometeos con alguna
causa en vuestra vida, pero no sensibleramente, ya que un clamor
sensiblero que grita por cualquier causa es tan ineficaz como la indiferencia.
Mantener y hacer crecer vuestras profundas convicciones
es lo que os va a llevar a comprometeros con personas concretas
y con causas concretas.
Por qué os pedimos compromiso desde el colegio. Si me permitís
os voy a enumerar algunas razones:
- Por fraternidad: hay un vínculo entre los seres humanos. Desde la
fe decimos que somos hijos de Dios, y por lo tanto somos hermanos
y como tales no podemos ser indiferentes los unos a los otros.
- Por proximidad: prójimo es aquella persona más próxima a mí
que me necesita, tal como refleja Jesús en la parábola del Buen
Samaritano, que atiende al herido que se cruza en su camino sin
plantearse ni su procedencia ni sus creencias.
- Porque la vida es para darla desde tu misma libertad: el compromiso
tiene sentido en la medida en que la generosidad sea una
opción libre de vuestra vida.
- Compromiso por justicia y por amor: esa justicia que antepone a
los más rotos, a los más débiles de nuestra sociedad, y ese amor
que es una manera de mirar y concebir el mundo, a la historia, a
las personas…
- Comprometeos porque sois personas agradecidas: la gratitud es
un ingrediente importante de la felicidad. Hay quien bastante tiene
con sobrevivir, pero vosotros tenéis múltiples motivos para
agradecer, y por justicia debéis sentiros en la obligación de devolver
tantos dones que habéis recibido y que estáis recibiendo.
- Finalmente, en este querido colegio de Jesuitas de León, os pedimos
compromiso por pura coherencia. Os hemos intentado educar
también en el sentido de trascendencia, en la fe; y la fe no puede
quedarse en puras palabras. La fe que no lleva al compromiso
no es fe. Como dice S. Ignacio de Loyola en los EE. EE: “El amor
ha de ponerse más en las obras que en las palabras”.
Sed, pues, fuertes, creced en todos los sentidos, comprometeos. Y
sabed que este sigue siendo vuestro colegio y el de vuestras familias.
Sabed que todos y cada uno de los educadores que os hemos
acompañado os recibiremos siempre con los brazos abiertos.
Parafraseando a Antonio Marina, me podéis, - nos podéis - preguntar
a cada uno de nosotros cuál es la gran felicidad que un educador
puede experimentar. Y os responderemos con toda sinceridad:
una de las mayores felicidades para un educador es el escuchar la
canción de cada uno de vosotros que se aleja y camina libre por la
vida después de habernos preguntado cuál es el camino, y antes de
desaparecer nos decís adiós con una sonrisa. Es tiempo de volar.
Volad con altas miras.
QUE TENGÁIS UN FELIZ FUTURO. MUCHAS GRACIAS.
24 En este trimestre