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Cinco Amores Joaquin Trincado

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mismos padres; entonces se descubre la afinidad espiritual por la experiencia de la<br />

lucha en la vida de comunidad, al igual que el amor de esposos e hijos se descubre y se<br />

agranda por la misma fusión.<br />

Ese es el secreto de «Creced y multiplicaos» que encierra toda la gran Metafísica del<br />

amor.<br />

Ya hemos sentado los axiomas sobre este punto en la Filosofía, en el capítulo<br />

Afinidad, y aquí sólo hacemos explicarnos más que lo que se puede hacer en un texto<br />

de cursos.<br />

Nuestro ejemplo del copo de algodón lo explica todo y vamos a puntualiza un algo<br />

más este punto delicado.<br />

La afinidad existe irrompible e imborrable, y si no estuviera ese germen, no podría<br />

crecer ni mostrarse en los efectos unión de cuerpos y aun menos en los máximos<br />

efectos hijos.<br />

Pero a causa de envolverse cada espíritu en el alma embrionaria de un mundo<br />

primero, queda como borrada esa afinidad por larguísimos millones de siglos, en los<br />

que el espíritu parece que no toma parte en la vida de los cuerpos, porque está<br />

completamente anublado, envuelto en la tupidez de la materia.<br />

Esta obedece a la Ley del progreso, es decir, al espíritu; pero no puede dejar de<br />

cumplir también su destino, para lo cual tiene que atender primero a la ley de cada<br />

molécula.<br />

Como cada molécula es egoísta por la fuerza de su derecho, la otra vecina tiene el<br />

mismo derecho y reclama y todas reclaman y todas no pueden ser satisfechas de una<br />

vez, sino que todas tienen su instante marcado, pero que no lo ven, como no puede ver<br />

el hombre los puntos de su destino, y de aquí que se acometan unas a otras moléculas,<br />

unos a otros hombres y unos a otros espíritus y queda la afinidad como apagada por la<br />

pasión del antagonismo, o del odio si aquél llegó a ser una pasión de concupiscencia.<br />

¿Pero creéis que esta misma pasión no sea un arma de aquel solemne mandato<br />

«Creced y multiplicaos»?<br />

Justamente de esta pasión ha de nacer la familia, primer grado del amor, por lo cual<br />

es el más imperfecto.<br />

En un tiempo se sacia cada molécula de su derecho de ley, y ya satisfecha, sigue su<br />

satisfacción periódica sin estorbar ya a su vecina, con la que se afinizó, y se unen,<br />

cumpliendo el mandato de amarse de la inexorable ley que dice: «Si odias tendrás que<br />

amar». He aquí recopilada toda la metafísica del amor y las causas tan recónditas de<br />

los odios, que por esa metamorfosis se convierte en amor fraternal.<br />

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