Edición 105

FAMILIA
FAMILIA
Cómo hablar
de sexo
con tus
hijos
pequeños
Puede facilitar la situación para ambos que el adulto:
→ no se burle ni se ría, aunque la pregunta sea cómica, pues
el niño podría sentirse avergonzado;
→ procure no parecer avergonzado o asumir una actitud demasiado
seria hacia el tema;
→ sea breve, conteste con términos sencillos y sin entrar en
detalles, acomodándose a su capacidad de comprender;
→ sea honesto y claro, llamando a cada parte del cuerpo por
su nombre;
→ observe si el niño quiere o necesita saber más (para estar
seguro, después de responder, pregunta: "¿Resolví tu pregunta?")
→ perciba las respuestas y reacciones del niño;
→ esté dispuesto a repetir las cosas.•
Nada de silencios cobardes. En base a los consejos de
Pedro Pérez Cárdenas, Doctor en Psicopedagogía.
La sexualidad no es algo vergonzoso. En el pasado, hablar al respecto era un
asunto que se evitaba con grandes aspavientos o un tema que, si no se podía
eludir, se trataba con rodeos. Ahora se ve lo natural con naturalidad, y si
algún padre no se siente preparado para responder a sus hijos ¿De dónde vienen
los niños? (este tipo de preguntas pueden ir surgiendo a partir de los cuatro años),
cuenta con los consejos prácticos que el Dr. Pedro Pérez Cárdenas da en su libro
La educación sexual de los hijos (todas las preguntas que pueden plantear los niños
de corta edad sobre el sexo, y respuestas sencillas, concretas y prácticas adaptadas
en su expresión a la mentalidad del pequeño).
1. Sin cuentos. Cuando el hijo busca respuestas, en ningún caso hay que engañarlo
con cuentos o leyendas. “Las respuestas que se den a los niños nunca deben guardar
mentiras. El posterior desengaño podría llevar a un alejamiento”.
2. Pene y vagina. “Los órganos sexuales tiene sus nombres: pene, vagina, etc. igual
que orejas, dedos, ojos”. Hay que nombrar de manera natural a los órganos sexuales,
sin vulgaridades ni indirectas, como a otros órganos del cuerpo humano.
3. Los padres son insustituibles. La forma en que los hijos son educados es un derecho
de los padres, y en la educación afectivo-sexual “no pueden ni deben ser
suplantados por nadie”. “Ellos son los que más cuidado pondrán y los que mejor
conocen el desarrollo de los chicos”.
4. Dedicar tiempo a los hijos es la prioridad. A pesar de las situaciones de la vida
laboral, hay que encontrar la forma de hablar con ellos. Dedicar tiempo a convivir
con los hijos y a formarlos, “es urgente”.
5. No al silencio. Evitar los temas sobre sexualidad sólo hará que los hijos busquen
las respuestas en ámbitos ajenos y que
se quiebre la confianza paterno-filial.
“No debe haber ningún tema tabú... No
se puede dejar en manos de extraños o
de la calle la educación de los chicos”.
6. Cuidados. Durante los primeros años,
los padres están preocupados por la
salud de sus hijos, las vacunas, las revisiones
pediátricas, lo que comen...,
pero también necesitan nutrir “su inteligencia,
y más aún, su voluntad, sus
sentimientos y sus emociones. Los hijos
necesitan alcanzar el dominio de sí mismos,
la moderación, el respeto propio y
por el otro, la formación del carácter, el
espíritu de sacrificio, etc.”
7. Los padres son siempre los primeros
educadores, de manera natural y por derecho.
La escuela es un gran apoyo,
siempre y cuando lo que aprendan los
niños en ella esté de acuerdo y supervisado
por los padres. En cuanto a la
formación afectivo-sexual, no basta una
instrucción teórica sobre la fisiología de
los órganos sexuales. Conviene que los
padres sepan lo que van a ver sus hijos
en los libros de texto, por si hay contenidos
que no coinciden con sus propios
criterios.
Todo el contenido, incluidos los consejos de los médicos y otros profesionales de la
salud, debe considerarse sólo como opinión. Siempre busca el consejo directo de tu
propio médico en relación con cualquier pregunta o problema que puedas tener con
respecto a tu propia salud o la de los demás.
REDACCIÓN RSB
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