Crónicas de la Diversidad

Crónicas de la Diversidad
Comprometida
con la defensa
de la libertad
religiosa y de
culto
Desde muy pequeña, Johanna Moncada
Pinzón, una bogotana que vivió su niñez
en Fusagasugá, trabajadora y soñadora,
comenzó a interesarse en llevar el mensaje de
amor de Jesucristo a todas aquellas personas
que la rodeaban.
Formada desde los principios bíblicos en una
familia cristiana, vivió desde sus primeros
años una mezcla de conceptos religiosos de
la que fue consciente mientras cumplía con
sus deberes en la escuela y con la visita a la
iglesia los domingos.
Aquellos eran los hombres a los que
llegó a considerar “superhéroes”, que no
hablaban español, pero que compartían sus
sentimientos a través del que ella reconoce
como “ese lenguaje que trasciende, en el que
no entiendes las palabras, pero entiendes las
acciones: el lenguaje del amor”.
Esta niña, que crecía rodeada de su familia y
de estas acciones de amor, fue conquistada
por Dios, sentía su presencia, su paz y su
amor.
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Johanna fue impactada por el amor que vio
en las personas, especialmente en aquellos
hombres que reconoció como misioneros.
Ellos venían desde Estados Unidos para
ayudar a construir iglesias en su tierra natal.
Durante su vida escolar, después de un
cambio de colegio, tuvo que presentarse en
una actividad cultural y decidió cantar. Y así
lo hizo. Cantó una canción cristiana. Y desde
ahí comenzó una conexión más fuerte con