Lámpara Minera Nº11 / Agosto 2018

El Festival ya son palabras mayores. ¿Qué puedo
añadir yo que no se haya dicho aquí, en Madrid, en
Nueva York o en Pekín? El Festival es, desde hace
años, un referente en todo el mundo. Si en vez de
en La Unión estuviera en Roma, en Londres, en
París…, en lugares donde se valora ese milagro
que es el Festival, veríamos cómo cambiarían las
cosas. Pero hay gente, de la oficialidad, de la
cultura, que aún no termina de creerse del todo que
se trata de algo irrepetible, de algo de lo que
hablarán dentro de muchos siglos. Siento verdadera
pena cuando miro en la prensa las ayudas
ridículas, como las de la propia Comunidad
Autónoma de Murcia, que se le conceden a este
Festival del que se habla en todo el mundo.Tuve
ocasión de conversar un rato con el director de cine
Carlos Saura sobre el Festival y me dijo que no
había visto nunca nada parecido, que la atmósfera
que hay a su alrededor en los días en los que se
celebra es inigualable, como sacada de un sueño…
Desde su punto de vista periodístico, ¿cómo
ve el estado de salud del Festival Internacional
del Cante de las Minas?, ¿le par ece que
este tipo de festivales son buenos para la
promoción del flamenco?
Me remito a parte de lo dicho anteriormente.
¿Cómo lo veo? Con mucho futuro, pero conviene
saber mimarlo. En los últimos años, a pesar de la
cabezonería y la poca sensibilidad de ciertas
personas a las que yo ya me he referido por escrito,
ha sido espléndido. Me encanta, durante el mes de
agosto, sentarme casi de madrugada ante el
televisor y ver cómo los informativos de todas las
cadenas cierran con unas imágenes del Festival. Es
un patrimonio de nuestra Región y yo creo que, ya
a estas alturas, de toda la nación española.
Y hay que saber cuidarlo, sin atender a ideologías,
a cuestiones políticas que poco ayudan a su
desarrollo. Da gusto ver que cada edición se supera
a sí misma, que cada año hay una grata sorpresa,
invitados muy especiales que hacen las delicias de
un público muy exigente, que entiende mucho del
asunto y que ha puesto el nivel muy alto.
¿Cómo recibe este premio Pencho Cros al
periodismo?
Ya dije que no me creo digno merecedor del
Premio Pencho Cros de periodismo. Hay media
docena de personas que también lo merecerían.
Soy un simple obrero del periodismo, un colaborador
que lleva en el oficio casi cuarenta años.
Pero he sido yo el elegido, y me ha hecho una
ilusión enorme. Como un niño con zapatos
nuevos, que se dice. Cuando me lo comunicaron,
al instante, me vino a la mente la imagen de
Asensio, la imagen del propio Pencho, apalancado
en la barra del Vinagrero, donde lo vi por primera
vez, con un chato de vino en la mano, con esa
mirada que tenía a lo John Wayne, y esa voz tan
particular, tan reposada, como si te hablara un
filósofo de la antigüedad. Y también me vino a la
mente la alegría que le iba a dar a mi amigo Pepe
Castillo, un unionense de pro, un tío grande como
su propio apellido, de corazón enorme y bondad
infinita, cuando supiera la noticia. Todo lo que
lleve el nombre de Pencho me hace ilusión, es
como prolongar su memoria a través de la memoria
de los demás. Acepto y agradezco el galardón
y lo estoy viviendo muy intensamente. Se me nota
en la sonrisa y en el brillo de los ojos. Al menos
eso es lo que me dice mucha gente. Trataré de
hacerme merecedor del premio, y de estar a la
altura de las anteriores personas que recibieron
este mismo galardón.
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